Tras finalizar Pablo una profunda alabanza (la hemos expuesto y analizado en los 3 estudios anteriores), ahora (y hasta el final del capítulo 1) va a comenzar una profunda oración intercesora a favor de los destinatarios, donde nos incluimos nosotros, los que hemos puesto nuestra fe y descansamos EN Cristo.
Más adelante, en el Capítulo 3 de Efesios, versículos 14-21, Pablo realizará otra oración intercesora.
Primeramente alabó a Dios, ahora va a orar a ÉL, con el firme propósito de que los lectores experimenten en sus propias vidas todos los beneficios y las verdades mencionadas en los versículos anteriores; y que, antes de eso, reciban revelación para saber qué tienen EN Cristo.
Una vez dadas a conocer (mediante la gran alabanza a Dios de los versículos 1:3-14) las bendiciones del Dios Trino en la Redención, ahora va a pedirle a ÉL Mismo que nos ilumine para el conocimiento y la comprensión de aquellas bendiciones ya dadas, para que podamos asimilar Quién es Dios y qué ha hecho ÉL por nosotros y para Su Gloria.
Pablo sabía y reconocía que los efesios NO serían capaces de comprender ni asimilar las verdades espirituales que dió en los versículos anteriores (1:3-14), SALVO QUE EL ESPÍRITU DE DIOS ACTÚE PARA ABRIR LOS OJOS ESPIRITUALES E ILUMINE EN EL CONOCIMIENTO DE DIOS.
El hombre natural NO las puede percibir ni entender, para él son locura y necesita discernimiento espiritual (1ª Corintios 2:14)
Si bien es cierto que Pablo al momento de escribir esta profunda carta se hallaba en prisión, no deja de ser menos cierto que para él NO fue impedimento ni obstáculo, pues aún en la más oscura prisión, él usaba una de las armas más poderosas, la ORACIÓN.
Efesios 1:15-23 «Por esta causa (por todo lo expuesto en los versículos anteriores, Efesios 1:3-14, el Plan Eterno de Redención del Dios Trino) también yo (Pablo), habiendo oído (Pablo recibe buenas noticias y un buen informe sobre los efesios, tras varios años desde que partió de allí) de vuestra fe (fe genuina salvífica y santificadora) en el Señor Jesús (objeto, medio y canal de la fe), y de vuestro amor (un amor proyectado a los demás, como consecuencia del Amor de Dios derramado en abundancia en nosotros. Ver Juan 13:34-35, 1ª Juan 4:16-18,4:20 y 5:1) para con todos (sin distinción, ni categorías, debemos amar va nuestros hermanos por el hecho de serlos) los santos (los fieles creyentes), NO ceso de dar gracias por vosotros (Pablo NO sólo oraba por las dificultades de ellos, sino que lo hacía además por las cosas positivas), haciendo memoria de vosotros en mis oraciones (el Apóstol Pablo era un gran hombre de oración, y sus cartas así lo demuestran), para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de Gloria (El Padre glorioso, revestido de toda Gloria), os dé (petición en la oración) Espíritu de sabiduría y de revelación (la fuente de ambas es el Espíritu Santo) en el conocimiento de ÉL (Pablo ora para que ellos pudieran comprender, captar y asimilar la esperanza, la herencia en Cristo y el Poder operante), alumbrando los ojos de vuestro entendimiento (Pablo oraba para que el corazón mismo pueda recibir la luz y la iluminación de Dios para comprender verdades tan profundas y espirituales. Ver 1ª Corintios 2:9-10. El corazón es el epicentro y el núcleo de la vida, donde salen los deseos, pensamientos e impulsos), para (triple motivo de la oracion intercesora) que sepáis cuál es la esperanza a que ÉL os ha llamado (¿Para qué nos llamó? Ver Romanos 8:29 y 1ª Juan 3:2), y cuáles las riquezas de la gloria de SU Herencia en los santos (hoy somos Su Iglesia, un día nos reclamará cómo Su Herencia y reinaremos con ÉL. Ver Apocalipsis 5:10. El E.S. es la garantía de tal herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable), y cuál la supereminente (incomparable e inconmensurable) grandeza de SU Poder (un Poder espiritual y activo, que NO se alberga en nuestra finita mente y en nuestro limitado conocimiento) para con nosotros los que creemos (de SU Poder operante y actuante en favor de los creyentes), según («en la misma medida que», o «en el grado exacto que») la operación (eficacia y operación soberana) del Poder de SU Fuerza, la cual (Pablo va a dar 3 grandes ejemplos y evidencias del Excelso Poder de Dios, el mismo que opera en un creyente) operó en Cristo, resucitándole de los muertos ( 1.- Resurrección de Cristo) y sentándole a SU Diestra (lugar supremo de honor, honra, dignidad y autoridad. Esto implica la satisfacción y el Amén del Padre por el sacrificio expiatorio de Cristo) en los Lugares Celestiales (2.-Ascensión de Cristo en el Reino espiritual donde ÉL es la Suprema Autoridad), sobre todo Principado y Autoridad y Poder y Señorío (alude a las autoridades gobernantes en los reinos visibles e invisibles), y sobre todo Nombre que se nombra, NO sólo en este siglo (muy por encima de quién por entonces se hacía ser el señor, el Kuryos, es decir, el César de Roma), sino también en el venidero (cualquier nombre, título, persona, rey); y sometió Todas las cosas bajo Sus Pies (3.- Superexaltación de Cristo, Ver Filipenses 2:9-11, Hebreos 2:8, Efesios 1:10 y Salmos 8:6 y 110:1), y lo dio por cabeza sobre Todas las cosas a la Iglesia (Cristo es ya cabeza de Su Cuerpo, y un día absolutamente Todas las cosas reconocerán Su Señorío, y estarán unidas bajo Cristo, sujetas a Su autoridad), la cual es Su Cuerpo (Ver 1ª Corintios 12-12-27), la Plenitud de Aquel que Todo lo llena en Todo (la Iglesia NO llena a Cristo, Éste llena a Su Glorioso Cuerpo).»
Pablo comienza agradeciendo por la fe y el Amor de los efesios, que junto con la esperanza, son la evidencia de una comunión genuina con Dios; pero no sólo da las gracias por ellos, sino que va a hacer algo más, va a ORAR POR ELLOS.
En la Iglesia de Cristo debiera predominar fundamentalmente la Oración, aun por hermanos que no conocemos, como hacía Pablo de forma tan habitual.
Desde este versículo 15 hasta el final del primer capítulo de Efesios, Pablo hace una gran e intensa ORACIÓN, pidiendo conocimiento, para que sepan y puedan (sepamos y podamos apreciar) las consecuencias y el alcance de las bendiciones espirituales ya recibidas por Dios, EN Cristo y mediante el Espíritu Santo, esto es, el Plan Eterno desde los siglos de los siglos.
Necesitamos al Espíritu de Dios para comprender el Plan Eterno y Universal de Dios, y para conocer de ÉL.
La filosofía le dice al hombre «conócete a ti mismo», el Evangelio nos dice «conoce a Dios»
NO sé se trata de una oración intercesora general, sino de una muy concreta que Pablo hace delante del Señor, donde No pide por bendiciones materiales, sino más bien enfatiza muy por encima de estás, las bendiciones espirituales.
Y para ello hace una triple petición, es decir, que podamos conocer 3 VERDADES CON LA AYUDA DE LA ILUMINACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO, QUIEN NOS HACE CONOCER LO PROFUNDO DE DIOS:
1.- LA ESPERANZA DEL LLAMADO.
¿Hay algo más esperanzador y más seguro que el mismo Dios Creador que todo lo sustenta con Su Palabra, y que ni aún los cielos de los cielos pueden contenerlo te llame y te dé promesas seguras?
Dios nos ha llamado a través de SU Palabra a nosotros, y es con SU Palabra expuesta, abierta y predicada que podemos oírla, y al oírla es que podemos creerla (pues la fe viene como resultado de creer la Palabra de Dios), y creyendo es que eres salvo (aunque no lo he mencionado, siempre hay una acción vivificadora del Espíritu Santo en el proceso de salvación)
La 1ª Petición de Pablo es para que comprendamos la relevancia e importancia que tiene el llamamiento de Dios para nuestras vidas (ya sea presente como futuro), pues ese llamamiento produce un cambio radical (y positivo) en nosotros, y a ello es a lo que se refiere el propio Pablo en el inicio de la parta práctica de esta carta, a partir de Efesios 4:1.
ÉL nos ha llamado a ser Santos, a ser de Jesús, a seguirlo y a tener comunión con ÉL.
Romanos 8:24 «Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya NO es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?»
Tenemos una meta por delante, con una corona esperándonos, y eso nos anima a seguir, a proseguir en el camino (Cristo) con la ayuda y fortaleza del Espíritu Santo, a pesar de los baches que hayan en ese camino.
2.- LAS RIQUEZAS DE SU GLORIOSA HERENCIA.
Nuestra herencia es el final, el cual el Espíritu Santo es la plena y certeza garantía que se llevará a cabo EN Cristo.
Nosotros, los que creemos en ÉL somos herederos y coherederos con Cristo, siendo (cómo los levitas en el Antiguo Testamento) ÉL mismo nuestra heredad, nuestra herencia.
Enfatiza más bien a la Herencia de Dios, no a la nuestra; es decir, nosotros, los santos redimidos, somos la Herencia de Dios, y por ello «en los santos» significa que dicha herencia de Dios se encuentra o consiste en personas, personas que han puesto su fe en Jesús, el Salvador, y han sido redimidas.
Cuando ÉL regrese pasaremos de una esfera o reino terrenal y físico a uno espiritual (Apocalipsis 5:10, 2ª Timoteo 4:18), a una Herencia Eterna.
Está herencia, preparada por Dios desde antes que el mundo fuera y adquirida y comprada por Cristo, a precio de sangre, es la que Pablo presentó en los versículos anteriores (Efesios 1:11-14)
3.- LA GRANDEZA DE SU PODER OPERANDO EN NOSOTROS.
Pablo NO oró para que el Poder de Dios fuera dado a los creyentes, sino más bien para que nosotros, los creyentes, fuéramos plenamente conscientes del Poder que ya poseemos EN Cristo, y para ello emplea palabras superlativas (hipérbole) para definir un poder extraordinario e indescriptible, y que excede de nuestra mente y comprensión (de ahí la oración).
Un Poder que se experimenta por estar vinculado, arraigado e injertado en Aquel de quien procede, en Aquel en quien habita toda la Plenitud de la Deidad (Colosenses 2:9)
Ésto nos debería de dar una paz, una tranquilidad y un gozo fuera de lo normal, pues el mismo Dios que lo prometió es más que poderoso para llevarlo todo a cabo.
¿Creemos hoy en el Poder de Dios para nosotros?
¿Creemos en nuestros días en la Resurrección de Jesús?
El cristianismo es una religión de Poder, y por ello está fundamentada en la Resurrección, Ascensión y Exaltación de Cristo (como ahora veremos), así como en el derramamiento del Poder de lo alto, del Espíritu Santo.
Un cristiano NO tiene que buscar en ningún otro lado cualquier cosa necesaria para esta vida, pues todo, absolutamente todo lo que necesita está EN CRISTO (y NO necesitamos buscar nada más).
NO se trata de un Poder para hacer milagros, exorcismos, «magia», etc, sino más bien para vivir piadosamente, tratando de segur y agradar a Dios en un mundo de maldad
Para hacernos una idea de lo que Pablo quiere expresar, de la Palabra PODER («Dunamys») extraemos dínamo y dinamita, y de la palabra GRANDEZA («Mégethos) extraemos la palabra megatón, que se emplea para valorar la potencia de las bombas atómicas.
Efesios utiliza más palabras que aluden al Poder que ninguna otra de las cartas del NT; es más, sólo en Efesios 1:19 aparecen 4 palabras distintas para expresar el concepto de ese «Poder»
Es un Poder de tal magnitud, que es incalculable e ilimitado, que Pablo para que entendamos qué Poder operó, opera en nosotros y está a nuestro alcance (Ver Efesios 3:20), va a dar 3 evidencias o ejemplos de ese Poder
¿CUÁLES SON LAS MANIFESTACIONES O EVIDENCIAS DEL PODER DE DIOS QUE OPERA EN NOSOTROS?
A-. RESURRECCIÓN DE CRISTO
Si la muerte de Cristo es la demostración suprema del Amor de Dios, la Resurrección de Cristo es la demostración suprema de Su Poder (además de ser la gran prueba de la veracidad del Evangelio); un Poder que operó en nosotros, y que está disponible para nosotros, y Pablo ora por ello, para que conozcamos tal poder (y sobre todo, tal Dios Todopoderoso) y para que sepamos que ese mismo poder operó en nosotros.
Su Resurrección es una inauguración (la primera, as primicias) de nuestra gloriosa y futura resurrección.
1ª Corintios 15:20-24 «Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en Su Venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.»
B.- ASCENSIÓN DE CRISTO
El mismo Poder que levantó a Jesús y lo ascendió a la Diestra de Dios es el mismo que obra en nosotros.
Salmos 110:1 «Jehová dijo a mi Señor: «Siéntate a Mi Diestra, hasta que ponga a Tus enemigos por estrado de Tus Pies.»
Este versículo, por algo será, es el más referido en el Nuevo Testamento a todos los versículos del Antiguo Testamento.
C.- SUPEREXALTACIÓN DE CRISTO, QUIEN ES CABEZA DE LA IGLESIA (SU CUERPO)
Salmos 8:6 «Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies»
Filipenses 2:9-11 «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.»
Hablar de gobierno, autoridad, poder, dominio y nombres NO es otra cosa que recalcar y enfatizar más aún la Total y Sublime Victoria de Cristo sobre cada uno de ellos, sobre cualquier mínimo atisbo de poder o autoridad, humana, angelical, satánica, visible o invisible, ahora o para siempre.
Cuando Pablo escribe esta carta, la máxima autoridad humana es el César de Roma, y en la Resurrección de Jesús el Ángel rodó la piedra del sepulcro, el cual estaba precintado y sellado con el sello del mismísimo César; pero NO sólo eso; esto es, no sólo NO pidió permiso a él, sino que se sentó encima de ella.
DIOS HA ORDENADO Y ESTABLECIDO QUE EL NOMBRE DE JESÚS RESUENE TRIUNFALMENTE SOBRE CUALQUIER OTRO NOMBRE
Sea cual sea el poder que haya o exista (por mínimo que éste sea), todos están sujetos a Cristo, todos han sido derrotados (en la Cruz, a tenor de Colosenses 2:15 ver estudio Detalamanera: https://detalmanera.com/vii-cristo-y-la-ley-colosenses-211-17/ ), y sometidos a ÉL; y aunque ahora NO lo veamos, Efesios 1:10 describe que será así en el cumplimiento del Tiempo Perfecto, cuando TODO quede sujeto, sometido a ÉL y reconozcan Su Señorío.
Actualmente sólo se ve que Cristo es Señor y Cabeza de SU IGLESIA, esto es, Su Cuerpo (ver 1ª Corintios 12:1-27); y ésta es el Pleroma (plenitud) de Cristo, NO porque le llene, sino porque ÉL llena y dirige a ella.
Es cierto que NO hay rey sin reino (súbditos), ni cabeza sin cuerpo, pero ÉL es quien lo llena todo, y nunca viceversa.
De hecho la Iglesia Primitiva se fundamentó, se cimentó y se consolidó bajo un lema: «¡JESUCRISTO ES EL SEÑOR!»
Hablar de la Iglesia (sentido general, colectivo y corporativo) como un Cuerpo, es hablar de ella como un organismo espiritual vivo (que crece, avanza, sufre, …) y NO como una organización meramente humana e institucionalizada
NO DEBEMOS OLVIDARNOS DEL PROPÓSITO, y es que Pablo ha orado fervientemente para que comprendamos tal magnitud de Poder, y para que podamos actuar y vivir nuestra vida EN Cristo conforme a ese Poder, y además para que entendamos también la autoridad y quiénes somos en ÉL, al pertenecer a ÉL, y al estar unidos e injertados en SU Cuerpo, la Iglesia, ya que su jefe y Cabeza es nada más y nada menos que el SEÑOR DE TODO, EL SEÑOR DE LA GLORIA.
En ÉL, con SU poder podremos sobrepujar ante cualquier oposición.
NO se trata de una nueva Obra del Espíritu Santo, sino que se trata de la experiencia para todo cristiano de la Obra Reveladora del Espíritu Santo, que nos lleva a un cada vez más profundo conocimiento de Dios.
El Espíritu Santo no sólo es sello y garantía de o que tendremos algún día EN Cristo (ver estudio referente Detalmanera: https://detalmanera.com/v-la-bendicion-del-espiritu-santo-efesios/), sino que desde ese mismo instante ÉL empieza a obrar en nosotros, y una de sus funciones es revelarnos e iluminarnos a las verdades del Dios Trino.
CRISTO, LA CABEZA, REINA EN EL UNIVERSO POR MEDIO DE SU CUERPO, LA IGLESIA; Y AVANZA MEDIANTE ELLA HACIA ESE TIEMPO DONDE TODO QUEDE EN ÉL, POR ÉL Y PARA ÉL.
En definitiva, todo el Poder empleado para la Resurrección y Glorificación de Cristo (mucho más grandioso que el Poder empleado en la creación de la nada «ex nihilo») es el mismo Poder que operó en nosotros (Conversión y Regeneración), que opera en nosotros (Santificación), y que está a nuestro alcance, pero que veces es obstaculizado por nosotros mismos (nunca por el Dios que nos ha entregado Todo, desde a SU Hijo, hasta el Espíritu Santo), por nuestra incredulidad, por nuestros pecados, por la inmadurez, por la carnalidad; y, también, por no comprender ni entender este inconmensurable Poder (y de ahí viene esta oración de Pablo por nosotros, para que empecemos a entenderlo)
Ese Poder de Dios en nosotros debiera capacitarnos para predicar fielmente el Evangelio (ver: https://detalmanera.com/plan-salvacion-evangelio/,) e ir dando testimonio a un Mundo caído y depravado que hay solución EN Cristo, que hay una herencia y que ÉL nos llama a reconciliación para someternos a SU Señorío.
De no ser por el Espíritu Santo, desde Pentecostés hasta hoy, tal tarea resultaría infructuosa por nuestras capacidades, pero ¡Gloria a Dios! que ÉL nos ha provisto de tal Poder embajadores de Paz, como si Dios rogase a través nuestra (por SU Espíritu Santo), ¡RECONCILIAOS CONMIGO, LA DEUDA ESTÁ PAGADA, MI HIJO LO PAGÓ TODO POR TI!
ÉL nos ha llamado, ÉL nos ha dado una herencia, y como garantía plena que se llevará a cabo, nos ha dado al Espíritu Santo
NO DEBEMOS DE PREOCUPARNOS DE NADA, EXCEPTO DE SEGUIR A CRISTO
Romanos 8:31-39 «¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.»