En estos 2 capítulos, el Señor nos prepara para Su próxima venida, cuando ÉL regresará como Rey a reclamar lo que es legítimamente suyo, y con autoridad para juzgar.
A tenor del Sermón o discurso escatológico de Jesús en el Monte de los Olivos, podemos destacar varios puntos muy importantes en cuanto al papel o rol de la nación de Israel en el devenir de los últimos días. Se trata de un sermón a una audiencia privada (sus discípulos) que Jesús da al final de Su Ministerio. Allí tras salir del impresionante y majestuoso Templo con los Suyos (Mt. 24:1), y contemplando una preciosa panorámica, tiene lugar un importante anuncio para ellos. Al igual que en libro de Ezequiel, la Gloria de Dios (Col. 2:9) abandonó el Templo para irse al Monte de los Olivos. No entendieron que la gloria de Dios estaba junto a ellos en el Hijo, no en un edificio hecho de manos humanas.
Los primeros 3 versículos nos marca el contexto inmediato de este escena, en la que unos discípulos maravillados por la opulencia y grandiosidad del Templo reciben una desconcertante respuesta que para nada esperaban, y es que toda esa hermosura que sus ojos ven será destruida, y con ella sus falsas expectativas mesiánicas de la inminente implantación del Reino. Nos encontramos en el martes de la conocida «semana santa», donde el Maestro está dando las últimas enseñanzas a los Suyos. Ante su concepto de que ese Reino estaba a punto de instaurarse, las palabras de destrucción de la pieza central, el Templo, resultó una tremenda decepción para ellos, unos eufóricos discípulos. En los versículos finales del capítulo anterior, Jesús tuvo un confrontante choque contra los líderes religiosos de su época que rechazaron al Mesías anunciado, donde condenó enérgicamente su egoísmo, celo erróneo, legalismo extremo y falta de espiritualidad interna.
Mientras, sus discípulos anhelaban una figura política-militar al más puro estilo David, quien recuperaría todo lo perdido debido al exilio en el extranjero, y que será inminente. Ni de lejos se imaginaban que su amado maestro debía entregarse a morir para establecer un reino espiritual que, en el futuro, tendría pleno desarrollo físico y material. Los recientes sucesos vividos desde la entrada triunfal el domingo, habían estimulado en ellos la inminencia del establecimiento de Su Reino.
Tales palabras de Jesús en Mateo 24:2 tuvieron un inmediato cumplimiento parcial apenas 37 años después cuando el General romano Tito destruyó e incendió Jerusalén y el Templo (mucho peor que Nabucodonosor 600 años antes, en el 586 aC). Con el Templo derribado, desaparecieron los escribas, fariseos, diezmos, sumo sacerdote, sacrificios,… Hoy allí sólo quedan algunos cascotes y piedras, conocido como el Muro de las Lamentaciones.
Este suceso, que ya de por sí es escatológico, bien pudiera ser una premonición de lo que acontecerá al mundo, según leemos en Apocalipsis 21. Tras escuchar tales palabras que resultaron chocantes para ellos, estos le lanzan 3 importantes y cruciales preguntas al maestro que van a marcar la estructura de todo este discurso:
- CUÁNDO (ver Lc. 21:20-24)
- SEÑAL DEL REGRESO (ver Mt. 24:33-51)
- SEÑALES DEL FIN (ver Mt. 24:9-22)
I.- PRINCIPIO DE DOLORES DE PARTO (Mt. 24:4-8)
Estos eventos, que irán creciendo en intensidad y frecuencia, son conocidos como los “dolores de parto”, los cuales como así indica su nombre en el caso de un parto, prepara a la madre para el evento en sí del nacimiento de su bebé. Estos dolores son ocasionados por las contracciones de los músculos y la presión sobre el cuello uterino. De hecho, el dolor de parto es el único dolor que no tiene relación con algo que no anda bien en nuestro cuerpo, pero a medida que se acerca la hota del alumbramiento, los dolores aumentan en intensidad y frecuencia. Los dolores de parto no ocurren ni en la concepción, ni a lo largo del embarazo, sino inmediatamente antes del parto. Los eventos mencionados en los versículos 4-7 son el inicio o comienzo de los dolores:
- Irrupción de falsos y engañadores cristos o mesías, como consecuencia directa de la ignorancia bíblica. Será un gran engaño satánico que se hará notar, ya que el poder restrictivo del Espíritu Santo ha sido quitado.
- Guerras y rumores de guerras. Naciones se levantarán y conquistarán, por la fuerza, a otras naciones. Si la 1ª Venida vino precedida de paz, esta 2ª irá de guerras.
- Como consecuencia de esto, habrá una devastación en todo el mundo, con pestes, mártires, iniquidad, hambres y terremotos en diferentes lugares y a la vez. Será un desastre humanitario y mundial. Es igualmente inevitable y necesario que todo esto acontezca
Todo lo descrito en Mateo 24:4-8 es descrito en los 4 primeros sellos de Apocalipsis 6. Aunque muchos estudiosos y teólogos engloban estos eventos en el mismo inicio de la Tribulación, lo cierto es que, y puesto que la iglesia aún estará en el mundo, estos eventos no son sino la preparación para la Tribulación, la cual dará comienzo en el versículo 9, una vez que los santos redimidos, que la Iglesia haya sido arrebatada en un abrir y cerrar de ojos. Es importante destacar y enfatizar que la Iglesia no pasará ni sufrirá la ira de Dios en la Tribulación:
- La Iglesia no tuvo parte en las 69 semanas anteriores de la profecía de Daniel (Dn. 9:24-27, Jer. 30:7), como tampoco tendrá lugar en la semana septuaginta, la 70 (Apoc. 3:10, 1 Ts. 1:10 y 5:9)
- En el libro de Apocalipsis, que nos marca el devenir de una manera ordenada y cronológica, más de 20 veces es nombrada la Iglesia en los primeros 3 capítulos, pero en cuanto a los capítulos que aluden a la Ira de Dios,a la Tribulación (Ap. 4-19), la Iglesia no se menciona ninguna vez. Es más, en los mensajes de Apocalipsis 1-3 a las 7 iglesias, se repite la frase “el que tenga oídos, oiga lo que el espíritu dice a las Iglesias”, pero en los capítulos referentes a los juicios de la tribulación la frase es “si alguno tiene oídos, oiga”.
- 1ª Tesalonicenses exige, en su interpretación fiel del contexto de la carta, un arrebatamiento pretribulacional
- Según Mateo 24:37-39, el Señor mismo hace una comparación o símil con los días de Noé, en los cuales al igual que Noé y su familia no pasaron por aquella tribulación (Gn. 6:5-8) así mismo la Iglesia. No tendría sentido usar ese símil que podría atraer confusión y que sería totalmente opuesto.
La Tribulación es un periodo de Ira, de juicio para los gentiles incrédulos, pero sobre todo, y de manera colectiva, para la nación de Israel. Escogida por Dios, siendo la más insignificante de todas, y con un enfoque evangelístico para dar a conocer y revelar al Dios único y verdadero al mundo, así como ser la nación o canal por la cual vendría el Mesías, la simiente prometida que traería redención al mundo (Gn. 3:15). Ellos debieron ser una nación santa, luz al mundo, a las naciones (Éxodo 19:6) y, desde Abraham, recibieron, por la gracia de Dios, promesas no tan espirituales, sino más bien físicas y materiales que, de seguro, se cumplirán (una innumerable descendencia, una tierra física desde el río Nilo hasta el Eufrates, un trono y una dinastía eterna). Pero Israel falló y cumplió con su llamado al mundo, de ahí los mensajes de juicio de los profetas y, sobre todo, los propios juicios en forma de exilios y cautiverios. Con la llegada de Jesús, la simiente y el Mesías profetizado, pero rechazado, se inauguró el tiempo de los gentiles, anunciándoles éste, que vendrían juicio para Israel, su pueblo.
Pablo (Rm. 9-11) lo expresó en términos del olivo silvestre, razonando en 11:25-26, que ahora, en el presente, están temporal y parcialmente endurecidos hasta la plenitud de los gentiles, para provocarles a celos y, después, el remanente fiel de Israel será salvo. Escatológicamente, Israel ya ha cumplido parte de su implicación, y lo ha hecho a través del nacimiento de Jesús, el Mesías y salvador del mundo, pero aún queda la función de llevar y dirigir a las naciones del mundo a la adoración del Dios verdadero, tal y como dice Isaías 2:2-4. Antes deberán pasar por el juicio de 7 años de la Tribulación, por el “tiempo de angustia para Jacob”
II.- PERIODO DE TRIBULACIÓN Y SEÑALES DEL FIN (Mt. 24:9-22)
Si leemos Mateo 24:9, debemos tener claro que la Iglesia ya acaba de ser arrebatada por su Señor para estar en el cielo junto a ÉL (1ª Cor. 15:50-54, Tit. 2:13, Jn. 14:1-3, Ap. 3:10 y 4:1), y todo cuanto se diga desde Mateo 24:9, será para el mundo incrédulo, y para la nación de Israel, que afrontará un período de juicios sin igual durante 7 años. Es la semana 70 de Daniel 9:25-27, para Israel. Pudiera haber tenido un cumplimiento parcial alrededor del año 70 dC, pero no es ni mucho menos aquello, lo que aquí se nos narra, donde habrá un cumplimiento total, y sin igual.
Este conjunto de versículos Mt. 24:9-22, bien se pudiera leer junto con Apocalipsis 7-19, donde se nos especifica más y con mayor profundidad la totalidad de lo que aquí se dice de una manera más genérica.
El inicio de este período de juicio de Dios arrancará, paradójicamente, con una falsa declaración de paz por parte del Anticristo para con Israel. Una paz que a mitad del tiempo, esto es, a los 3 años y medio será rota quebrantada y anulada dicha paz. Debido a ese tratado o acuerdo de protección y seguridad, Israel con un nuevo templo en pie en el Monte Moriah, restaurará los sacrificios y hará de ese lugar su epicentro. Rechazaron al Príncipe de Paz, y escucharon al impostior que les ofrecía una falsa paz.
¿Qué caracterizará, en rasgos generales, este período?
- Intensa persecución a quien creyese, y se identifique con Cristo. Una vez arrebatada la Iglesia serán 144.000 judíos sellados (12.000 por tribu) quienes tratarán de evangelizar en el difícil contexto de la tribulación, pero lo harán en una situación de tremenda persecución a escala mundial.
- Los santos padecerán como nunca.
- Gran apostasía y traición a la fe por parte de los falsos profesantes (2 P. 2-3). Tras ser arrebatada la Iglesia redimida, en la tierra quedarán los inconversos y falsos profesantes de la fe. La persecución a la fe provocará la deserción de los que nunca fueron realmente creyentes genuinos. El precio a pagar por la fe será muy alto, el engaño será igualmente muy alto y el deseo y tentación por el pecado, también será muy alto.
- Falsos profetas, que serán verdaderos ministros de Satanás. Al igual que habrá falsos creyentes, así también falsos profetas.
- Aumento considerable de la maldad en el mundo, y el enfriamiento de la caridad y el amor. Habrá un desenfreno del pecado, el vicio y la corrupción del hombre.
A pesar de todo; del engaño de falsos cristos y profetas, guerras, aumento de la maldad , pestes, apostados… habrá una proclamación del Reino y su mensaje de luz en este oscuro y caído mundo. El Dios misericordioso nunca deja sin testigos y sin verdad a nadie.
El versículo 15 de Mateo 24 marca el punto de inflexión y la señal más importante de la Tribulación, el inicio de la 2ª mitad, la gran Tribulación, la cual será más intensa aún y viene precedida por el quebrantamiento o ruptura de ese pacto de paz en la cual se dará la grotesca situación de la abominación desoladora, mucho más grave que el episodio de Antíoco Epífanes o incluso la destrucción por parte de Tito en el 70 dC ( 2 Ts. 2:3-4, Ap. 13:14-15, Dn. 9:24-27 y 12:11). El Anticristo, en medio del Templo y profanándolo, afirmará ser dios, a la vez que comenzará una persecución y masacre contra todo lo que se levante a favor del único y verdadero Dios. Esa siempre ha sido la intención del engañador y falsificador, del imitador de Dios (Is. 14:12-17), desplazar a Cristo y destronar al Padre. Según leemos en Apocalipsis 13, una multitud le seguirá, ya que actuará con señales, poder, autoridad y credenciales de Satanás. El epicentro del escenario será Jerusalén, aunque las consecuencias impliquen a la entera humanidad.
A continuación, los versículos 16 en adelante, se limitan a registrar cómo será la situación en Palestina durante esa terrible gran tribulación, la cual ni ha habido ni habrá jamás en el mundo (Mt. 24:21-22). Por una lado la ira de Dios desatada, pero por otro, la intensificación de la actividad satánica y demoníaca. Habrá un holocausto, de ahí la exhortación a huir. Resultará inútil, ⅔ de los judíos en Tierra Santa morirán bajo la curia de Satanás, pero sobre todo, bajo la Ira del Dios Soberano. Aunque muchas personas se salvarán durante este periodo de tribulación, la inmensa mayoría de la humanidad (los que quedan vivos), no solo no se arrepentirán, sino que en su grado más perverso de depravación, se rebelarán y blasfemarán contra Dios.
Se trata de 21 terribles y devastadores juicios en un periodo de 7 años, donde aún tratando de buscar la muerte como aliado y fin al dolor y al sufrimiento, no lo lograrán. De no ser acortados los días, debido a fenómenos cósmicos, nadie podría salvarse, y nadie podría encontrar el anhelado consuelo de la muerte.
III.- SEÑALES DE SU VENIDA (Mt. 24:23-51)
Nuevamente se menciona y enfatiza los falsos cristos que reclamarán para así la hegemonía espiritual aún a costa y acompañado de grandes señales y prodigios, pero Dios guardará a los suyos. Habrá un auge de engañadores, aún dentro de los que traten de escapar de allí, pues se infiltrarán en ellos para engañarles. El engaño, la falsedad y la mentira caracterizará esta epoca dominada y orquestada por el usurpador y mentiroso, Satanás.
Para disipar y desechar cualquier declaración de autoproclamación mesiánica, el Espíritu Santo nos ha dejado plasmado en las Escrituras que la venida del Hijo de Dios será repentina e inminente. Para su 2ª Venida no habrá un Juan «El Bautista» que lo anuncie, publique y lo proclame señalándole con el dedo, sino que será pública, visible, notoria y evidente para todos y en todas partes del mundo; es decir no necesitará presentación alguna. En medio de ese periodo de reinado de la bestia, y después de los siete años de tribulación que empiezan a contar desde el arrebatamiento de la Iglesia, es que será la venida del Hijo del hombre precedida por cataclismos a escala cósmica y planetaria, profetizados por Ezequiel, Joel o Isaías. Esta situación de desorden, caos y sacudimiento universal, provocará miedo a la humanidad, que a su vez se transformará en ira y blasfemias contra Dios, pero también en duelo, dolor interno y muchas lágrimas porque rechazaron durante mucho tiempo al que fue traspasado por ellos, como dice Zacarías 12:11.
Este será el clímax de todos los tiempos: Jesús, el Hijo de Dios, vendrá con su ejército celestial (Dn. 7:13-14). La señal en sí misma de su venida será Cristo mismo en Su Gloria perfecta, iluminando con su refulgente luz en medio de la caótica oscuridad de los cataclismos que se vivirán por entonces. A su llegada “sobre las nubes del cielo”, donde pondrá el pie en el Monte de los Olivos para partirlo en 2, serán reunidos los elegidos del remanente fiel de Israel por ángeles.
A partir del versículo 32 de Mateo 24, el Señor nos lanza las implicaciones prácticas de esta venida: velad y estar en alerta, esperar y prepararse con fidelidad, pues su venida será para estos, quienes la esperan y velan con fidelidad un motivo de extrema felicidad, pero para los negligentes y descuidados que no prepararon este momento, será una espantosa noticia que causará un miedo, pánico y pavor terribles y sin igual.
Mateo 24 nos da un breve resumen de los 21 juicios progresivos y crecientes en daño e intensidad que describe Apocalipsis 6-19 que sucederán durante los 7 años de Tribulación, los cuales no estará la ya arrebatada Iglesia del Señor: 7 sellos, 7 trompetas y 7 copas, 2 fieles testigos de Dios odiados y perseguidos por el mundo del Anticristo que serán asesinados por ellos, pero resucitados y llevado con Dios, 2 bestias (Anticristo y el falso profeta) con autoridad satánica, un sistema político, económico y religioso mundial que, liderado por el Anticristo, tratará de usurpar a Dios pero que caerá como paja ante el Soberano Dios (Ap. 18).
La reacción de la gente en estos años será de mayor incredulidad e impenitencia, hasta el punto de reunirse en ejército para tratar, inútilmente, de combatir (batalla de Armagedón) contra Aquel que desciende en jinete blanco, Cristo mismo. A Su gloriosa venida como Juez, le seguirá el Reino milenial de 1.000 años, donde todas las promesas dadas a Israel tendrán, por fin, su pleno y literal cumplimiento. Mediante este angustioso período sin igual, Dios tiene un doble propósito: primeramente la salvación de un remanente fiel, justo y piadoso de entre Israel, y por otro lado, juzgar el mundo incrédulo e impío
IV.- PARTE PRÁCTICA Y APLICATIVA DEL SERMÓN ESCATOLÓGICO (Mt. 25)
Mateo 25 enfatiza la importancia de estar preparados para cuando ÉL venga, y lo hace mediante 2 parábolas que enfatizan tanto la actitud individual y personal en relación a la 2ª venida, así como la oportunidad perdida o desperdiciada de haber podido trabajar para Aquel ante quien daremos cuentas. Debemos ser responsables con los dones y el tiempo que Dios nos ha regalado para trabajar en pos del avance del Reino.
El pasaje, y por tanto, el maravilloso sermón profético de Jesús finaliza con el Juicio a las naciones, diferente al gran juicio sobre el trono blanco (Ap. 20:11-15) y que tendrán lugar de forma inminente a Su Venida. Aquí separará a los que, durante el período de 7 años de tribulación creyeron en ÉL (ovejas), de los que continuaron en su obstinado rechazo (cabritos). Este juicio será, lógicamente, antes de que se instaure el reino de los 1000 años, conocido como Milenio. Para los creyentes, la fe en el Hijo les llevará a la herencia de los salvos, para los incrédulos, habrá eterna condenación, definida bíblicamente como eterno llano y crujir de dientes.