En el anterior estudio pudimos ver cómo en el comienzo de la Semana de La Cruz, Jesús llega a Jerusalén aclamado y recibido con júbilo por la multitud, por los que presenciaban el evento. En definitiva, se trataba de una falsa coronación hacia el Rey Verdadero. La entrada triunfal de Cristo, el día anterior, en Jerusalén fue simple y llanamente una débil representación de Su gloriosa Venida en las nubes del cielo con poder y gloria.
Lo aclamaron como Rey, como al Mesías esperado, y durante toda la noche de domingo a lunes, tal vez los sentimientos de los Discípulos estarían a flor de piel, pudiendo imaginar que estaban a punto de ver el triunfo final del Mesías ante la opresión de Roma. Pero todo eran falsas y distorsionadas ideas acerca de ÉL.
¿QUÉ OCURRIÓ EN EL DÍA SIGUIENTE A SU ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN?
Marcos 11:11 «Y entró (el Domingo) Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce. «
El Evangelio de San Marcos, es el único que recoge el versículo que tomamos como punto de partida hoy, y lo hace de una manera cronológica. Es un versículo el cual si no se hace un estudio detenido, puede pasar un tanto desapercibido. En este versículo se nos muestra cómo Jesús al llegar a Jerusalén, se dirigió al Templo y una vez allí observa, como quien tiene autoridad, todo lo que estaba pasando. No se deja ningún detalle, pero ya anochecía y se retira a la cercana y segura Betania con los Doce. En los otros tres Evangelios, pudiera parecer simultánea la llegada de Jesús a Jerusalén y un evento importantísimo como fue la Purificación del Templo, pero por el Evangelio de San Marcos podemos ver que no fue así.
Jesús desde el domingo ya pudo observar lo que estaba aconteciendo en el Templo, en el epicentro religioso del judaísmo. Pero no actuó automáticamente sino que siendo de noche, se retiró. Al día siguiente volvería allí. Jesús nos enseña el «no es el momento aún pero llegará», el conocido en teología como el «ya, pero todavía no»
Habían visto lo que pasaba en el Templo y no actuó en ese mismísimo momento, con la autoridad que caracteriza a Jesús, pero eso no significa que tal aberración y ofensa quedaría sin denunciar, que tal afrenta quedaría impune. Que por Gracia retarde su juicio, no significa que lo omita.
NUESTRO SEÑOR NOS VUELVE A ENSEÑAR QUE ÉL MARCA LOS TIEMPOS, Y QUE ES PACIENTE.
Cuántas veces hemos presenciado situaciones con las que no estamos de acuerdo y decimos: Señor, esta es tu amada Iglesia, tu desposada ¿Cómo permites esta situación? Como podemos ver, el Señor lo observa todo y que no actúe en ese momento no quiere decir que no lo vaya a hacer o que no haya visto lo que está ocurriendo. Pero ¿qué ocurre?
2 Pedro 3:9 aa»El Señor NO retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento»
El Señor es paciente con nosotros y a su vez, prueba nuestra paciencia como nuestra madurez espiritual y nuestra obediencia y fidelidad. Aún NO era ese el momento de actuar contra los sacrilegios y abusos que se estaban cometiendo. Hoy el momento de actuar ante los abusos en las iglesias, las situaciones irregulares y un largo etc, lo va a marcar y establecer igualmente el Señor, pues ÉL quiere que muchos procedan al arrepentimiento en esta época. Pero llegará el momento en que también actúe, tenlo por seguro y ciertísimo.
A la mañana siguiente, y siendo lunes, se pusieron inmediatamente en marcha hacia Jerusalén, y aquí llegamos al primer evento de este Lunes de la Semana de la Cruz.
II.- LA MALDICIÓN DE LA HIGUERA
Marcos 11:12-14 «Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues NO era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.»
Habían salido muy temprano rumbo Jerusalén, pues el día sería muy ajetreado, lleno de simbolismo y de lecciones espirituales.
En el camino, se encuentran con una higuera y teniendo Jesús hambre, y observando que tenía hojas, se acerca para tratar de recoger algún fruto, pero solo encontró hojas y Marcos nos explica que NO era tiempo de higos.
Y Jesús aquí tiene una reacción que para muchos pudiera parecer «cruel», y pronuncia esta sentencia de maldición en su contra «nunca jamás coma nadie fruto de ti». En primer lugar destacar que nuestro Señor, siendo Dios, jamás es cruel, ÉL es un Juez perfectamente justo; aquí NO es que muestre una crueldad desmedida con un pobre arbolito infructuoso. Toda esta escena tiene una enseñanza práctica y espiritual para ellos, y aún para nosotros.
Por el contrario, nos ejemplifica una parábola, siendo ÉL el actor principal y el protagonista mismo.
Jeremías 8:13 « Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.» La higuera es utilizada para representar a Israel.
Israel, había sido favorecido especialmente por el Señor, habían recibido durante siglos la revelación de Dios para la humanidad, las Escrituras y las escudriñaban, pero no las aplicaban, hasta tal punto que tergiversaron el significado y sentido de la Ley como agente revelador del pecado que nos lleva a Cristo, e idearon un sistema de auto-redención sin necesidad de un redentor, al tratar (inútilmente) de obtener la salvación por el cumplimiento obediente de la Ley, una ley que no servía para eso. En ellos se había formado un follaje de hojas espeso llamado religiosidad externa y aparente. Vacío interiormente, pero recubierto de un costoso y ostentoso manto externo de apariencia religiosa.
De la misma manera que Jesús fue a esa higuera a recoger los frutos, encontrándose solo con esas meras e insignificantes hojas, asimismo vino a recoger frutos de Israel y sólo se encontró religiosidad vacía, externa y aparente; una religión inservible, ineficaz e inútil. Entonces nuestro Señor Jesús, pronuncia una sentencia contra esa higuera…
AQUÍ VEMOS UNA SENTENCIA DE JUICIO DEL PODER DE MALDICIÓN DE NUESTRO SEÑOR
«Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos».
El pueblo de Israel, era desobediente, obstinado, duro de corazón y rebelde. Tanto y tanto escudriñar las Escrituras que habían recibido y NO habían sabido reconocer al Cristo y los demás acontecimientos y eventos que veremos durante esta crucial semana. Durante más de mil años la nación judía había abusado trágicamente de la longanimidad misericordiosa de Dios, pues había rechazado las continuas y amorosas advertencias dando muerte a los profetas de Dios, dando la espalda su mensaje, hasta el punto de querer hacer un complot para matar al Hijo de Dios. Israel rechazó el único camino de salvación y el único medio de auxilio. Y aunque el rey entró a la ciudad con el vino el juicio por el rechazo, por eso lloró.
LA VERGONZOSA Y EVIDENTE INFRUCTUOSIDAD DE ISRAEL SE EVIDENCIÓ, PEOR QUE NUNCA, EN EL OBSTINADO RECHAZO A SU ÚNICO MESÍAS Y SEÑOR, A SU ÚNICA PUERTA DE SALVACIÓN.
Esta sentencia, bien será el estado en el que quedaría Israel. La higuera marchita simboliza el juicio a Israel debido a su carencia de frutos espirituales, aún y a pesar de las abundancias espirituales recibidas. Quedaría tan afectado después de esta semana, que no llevaría frutos y pasaría el testigo a otros… Empezaría otro tiempo.
Pero hay que tomarse esto como el jardinero que poda su árbol para sanarlo; pues Dios como bien se puede ver en Romanos 11:11-33 NO ha desechado para siempre a Israel, sino que cuando pase el “tiempo de los gentiles”, el remanente de Israel será salvo y serán recibidores de las promesas físicas y terrenales que fueron prometidas. Nuestro Señor Jesús, después de este evento, continúa junto con los doce, rumbo Jerusalén y se van directamente al Templo, había llegado el momento de actuar, había llegado el tiempo.
Hoy muchos siguen el mismo camino ancho de perdición que estos impenitentes e incrédulos judíos se empecinaban en andar, pues teniendo la Palabra de Dios, la revelación general por medio de la creación, habiendo presenciado la manifestaciones del poder de Dios, habiendo Dios Espíritu Santo hablado a su corazón,… Deciden rechazar y rehusar a creer en ÉL (Jn.3:36)
III.- LA PURIFICACIÓN DEL TEMPLO
Marcos 11:15-19 « Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina. Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.»
Lo que fue con el evento de la Maldición de la Higuera, una lección y enseñanza privada para los doce, acerca de la religiosidad, el evento de la Purificación del Templo, concretamente del atrio de los gentiles, será una lección pública acerca de lo mismo. Gritos de animales defectuosos, altas tasas y comisiones por cambiar monedas, extorsiones, codiciosos engaños, altercados de los negociantes, monedas con la imagen del emperador, personas que se lucraban a cambio de la fe de algunos (tal como hoy vemos en muchas iglesias). La imagen NO distaba mucho de lo que hoy puede ser un mercadillo semanal de un pequeño pueblo de interior, salvo que se supone que allí celebraban la festividad más importante (Pascua), y lo hacían en el lugar más importante (Templo), y en la ciudad más importante (Jerusalén).
En cada Pascua se mataban miles de animales, hasta el punto de que los judíos se habían familiarizado con el ofrecimiento de sangre, y tal vez habían perdido de vista el hecho de que era precisamente el pecado lo que hacía necesario toda ese continuo derramamiento de sangre. Se esfumó el arrepentimiento, la santidad y la solemnidad por la normalidad rutinaria y habitual.
Dios instauró la Pascua precisamente para lo contrario, para que nunca se olvidara. Pero ellos se acostumbraron tanto a los repetidos sacrificios, que perdieron de vista al significado y el propósito de ellos.
ALLÍ DIOS NO ERA ADORADO, ERA PROFANADO Y EXTORSIONADO
JESÚS LLEGA AL TEMPLO, ÉL VA A ACTUAR CON AUTORIDAD EN LA CASA DE DIOS, ÉL ES EL AUTOR DE TODO, ÉL ES DIOS.
NO iba a permitir que siguiera en el estado en el que se encontraba, y comenzó volcar las mesas y echar fuera a los que vendían animales para los sacrificios.
EL REY, NO SOLO EN LA CAPITAL DEL REINO, SINO EN EL TEMPLO RELIGIOSO DEL REINO
Salmo 69:9 «El Celo por su casa le consumía «
Aunque como algunos nefastamente han intentado hacer, más aún a tenor de que de la palabra celo (zēlos en griego) deriva Zelote, el movimiento-grupo violento y ultranacionalista que llamaba a la revolución e insurrección, Jesús NO actuó ni se identificó con un llamado violento. Pues sólo horas antes, ÉL había entrado como el Príncipe y Rey de paz. Su celo por el Reino de Dios era completa y opuestamente diferente. ÉL es el Siervo Sufriente quien ofrece su vida para traer salvación.
Nuestro Señor Jesús pronunció las siguientes palabras:»¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.»
Jesús recriminó a todos por igual, vendedores y compradores, por profanar el Templo de Dios. En una cita clara a las palabras de 2 profetas, Isaías y Malaquías:
Malaquías 3:1 «He aquí, Yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de Mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque ÉL es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.
El Mesías, el Cristo de Dios, tal como está profecía de Malaquías dice, irrumpiría en el Templo, un templo devastado en el año 70 dC, con lo cual esta profecía se tuvo que cumplir en la persona de Jesús, y antes de que fuera destruido en el 70 dC, o ya simplemente NO se cumplirá.
Isaías 56:7 «Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.»
Israel durante siglos, había seguido el sistema sacrificial descrito en el libro de Levítico, en el cual se establecían diversos tipos de sacrificios y motivos para realizar cada uno.
Pero es muy interesante que el altar de los sacrificios se encontraba en el principio del lugar Santo, es decir, te «abría paso» hacía el lugar Santísimo. Todo ello como sombra que lo que abriría paso al lugar Santísimo, sería un sacrificio perfecto y único, que vendría en la plenitud del cumplimiento de los tiempos, siendo uno, único, perfecto y para siempre, con valor eterno, tal y como dice Hebreos.
Pero al pasar hacía adentro del templo, el altar del incienso se encontraba más cercano al lugar Santísimo y era de oro. El incienso es el símbolo de las oraciones. Por ello alude el profeta al templo como «Casa de Oración para todas las naciones, aún los gentiles»
En el inicio del capítulo 56 del profeta Isaías:
Isaías 56:1 «Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse.»
En esas palabras, nuestro Señor Jesús estaba expresando que la Salvación ofrecida al mundo estaba a punto de manifestarse, y además siendo justo y haciendo justicia.
Jeremías 7:11 «Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.»
La segunda parte hace alusión a las palabras del profeta Jeremías, de cómo Dios ve perfectamente las intenciones del engañoso y perverso corazón del hombre. El contexto y la situación que vivió Jesús en el templo no dista mucho de la corrupta y triste realidad misma que sufrió Jeremías, unos 600 años antes de ÉL.
Se hacía venta de animales y cambio de monedas para facilitar que las personas que venían desde muy lejos, no tuvieran que llevar consigo el animal para el sacrificio y para facilitar el cambio monetario (por si traían monedas extranjeras), pero además de esto, había intenciones de beneficiarse, de lucrarse con ello, llegando a cobrar altísimas comisiones, que resultaban ser prohibidas e injustas.
¿Acaso es diferente esta imagen a lo que pudo haber vivido Martín Lutero hace poco más de 500 con la compraventa de «indulgencias redentoras» por parte de la Iglesia?
Los judíos habían colocado los puestos en el atrio de los gentiles, estorbando a los mismos en el momento al que iban a adorar a Dios. Jesús aquí reivindica que los mismos deben poder adorar a Dios sin ser molestados. ÉL pone el dedo en la llaga en una de las prácticas corruptelas más espantosas de todas.
Nuevamente, ÉL se está presentado ante todos como el Mesías, como el Dios encarnado, pues sólo Dios está legitimado con suficiente autoridad para actuar de aquella manera, con aquella legitimidad y potestad, muy por encima de la del Sumo Sacerdote
Al expresar «cueva de ladrones» denota que el sentido original de facilitar a las personas que venía de lejos, se había perdido y alejado, y la usura y la avaricia (la cual es idolatría) había tomado su lugar. En conclusión, habían convertido el Templo en una cueva de ladrones y los escribas y fariseos lo sabían perfectamente, no sólo no prohibiéndolo, sino promoviéndolo
Se puede ver cómo nadie pone impedimento a nuestro Señor Jesús en el momento en el que está volcando las mesas e impidiendo que los negocios continúen. NO ponían impedimentos porque sabían que sus reivindicaciones eran totalmente rectas y justas, y Su Autoridad innegable e incuestionable.
- Marcos 11:17 nos dice que ÉL enseñaba. Primero quitó lo que es contrario al conocimiento y a la adoración a Dios, es decir lo que estorbaba, y una vez despejado el espacio, nuestro Señor se propuso a enseñar para que el pueblo supiera adorar.
- Mateo 21:14 dice que se acercaron a ÉL en el Templo ciegos y cojos y los sanó, contraponiendo, ante la mirada de los principales sacerdotes y escribas, la bondad sanadora de Dios frente a la codicia y la egolatría del hombre, aún el religioso
¿QUÉ APRENDEMOS Y EXTRAEMOS DE ESTOS EPISODIOS?
De estos episodios podemos aprender como la religiosidad israelita sin frutos, era síntoma de un problema interno. Habían caído en múltiples transgresiones graves, como es en este caso estar haciendo negocios en el Templo, hasta el punto de haberlo convertido en una cueva de ladrones, en un mero mercado, y NO el lugar tan santo que debía ser, destinado NO a adorar al Santo, sino a conseguir ganancias deshonestas a costa de la fe y obediencia de otros.
Nuestra aplicación actual bien podría ser, que los actos externos religiosos, y a veces ostentosos, NO son una muestra o una evidencia real de nuestra transformación interna, de nuestra fe, de nuestro culto racional como dice Pablo en Romanos 12:1-2.
Es decir, se puede estar inmerso en todo tipo de actividades religiosas y tener tu corazón puesto en las riquezas que hay detrás de ellas…
La evidencia real de un inicio de transformación interna se evidencia con el Fruto del Espíritu, relatado en Gálatas 5:22-23, teniendo como resultado una transformación progresiva cada vez más a la imagen de Jesús, en nuestro período gradual de Santificación, que durará toda nuestra terrenal vida.
Gálatas 5:22-23 «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas NO hay ley.»
Después de estos 2 eventos, nuestro Señor Jesús vuelve con los doce a pasar la noche a Betania…