Reina-Valera 1960. Éxodo 27:1-4,16
27:1 Harás también un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura; será cuadrado el altar, y su altura de tres codos.
27:2 Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de bronce.
27:3 Harás también sus calderos para recoger la ceniza, y sus paletas, sus tazones, sus garfios y sus braseros; harás todos sus utensilios de bronce.
27:4 Y le harás un enrejado de bronce de obra de rejilla, y sobre la rejilla harás cuatro anillos de bronce a sus cuatro esquinas.27:16 Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas.
Reina-Valera 1960. Juan 10:9
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Para acceder al interior del Tabernáculo, al atrio, SÓLO había una puerta de acceso, SÓLO se podía acceder de una forma. Esa disposición no permitía mirar por otro lado que no fuera esa puerta.
Jesucristo dijo ¨Yo soy la puerta¨, es la única puerta de acceso a Dios, no hay otra forma de acceso que esa puerta.
Al pasar hacia el atrio, con lo primero que te encontrabas de frente es con el Altar de Bronce, utilizado para quemar los sacrificios.
Ese altar, estaba hecho de madera, la madera es símbolo de humanidad. Parte de sus componentes están recubiertos de bronce. El bronce, con el fuego encendido, estaba incandescente, rojo intenso, como sangre. Estas letras no hacen justicia a la imagen que podía ser. Todo tapado, sólo una vía de acceso, al entrar te golpea el calor, procedente de ese altar. Puedes ver un rojo sangre intenso, procedente de ese bronce. Y un fuerte y penetrante olor a carne ardiendo, quemada completamente en ese fuego. Parece una imagen sacada del mismísimo infierno. Pues precisamente es símbolo del castigo por el pecado.
Dios se revela a tu vida en su Justicia, esa carne ardiendo, tendrías que ser TÚ pues es lo que mereces, en tu condición de pecado. PERO, en su amor y su misericordia, Dios se proveyó de un sacrificio perfecto en Jesucristo. Si te arrepientes y crees en ello, ese sacrificio en ese altar, es el sacrificio sustitutorio de Jesucristo en la Cruz.
Si depositas tu Fe en Jesucristo, el sacrificio en ese altar es ÉL, sustituyéndote a ti. Pues ÉL se sacrificó por ti, una vez y para siempre.