Desde que Jesús descendió el Monte de la Transfiguración, todo iba velozmente dirigido y encaminado a un lugar, Jerusalén. Allí, en la capital del Reino aguardaba la llegada del Rey de Gloria, y allí sería traicionado, vendido, vilipendiado y, finalmente, clavado en una cruz, no sin antes mostrar un rápido y glorioso espejismo de realeza y recibimiento cuando el señor hizo entrada en Jerusalén, aquel «domingo de ramos».
ÉL, inmediatamente después que sus Discípulos vieron Su Gloria transfigurada, lo avisó y anunció de antemano, pero aún así, ellos se entristecieron.
Mateo 17:22-23 «Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.»
NO obstante su tristeza se volvería en gozo y felicidad al ver el recibimiento mesiánico dado a su Señor al llegar a Jerusalén, en la última vez que iría a aquella ciudad. Un gozo provocado mayormente por sus erradas y distorsionadas nociones mesiánicas, ya que ellos (y prácticamente todos) esperaban a un mesías libertador, un guerrero al más puro estilo del Rey David, quien los librase del yugo de Roma y devolviese a Israel la gloria de antaño y la identidad patriota perdida, mucho más aún teniendo en cuenta el ambiente nacionalista que se respiraba en esos días que mientras se preparaban para celebrar la liberación de la esclavitud de Egipto (Pascua), eran oprimidos fuertemente por Roma. Es por eso que leemos que en un par de ocasiones anteriores quisieron tomarlo y hacerlo rey; pero ÉL fue y es totalmente diferente a todo lo que este mundo ha visto o verá.
Tras la época de esplendor de David y Salomón, llegó un oscuro período de división monárquica, de decadencia moral y espiritual hasta el punto del exilio y la deportación, primero Asiria en el Reino Norte (722 aC), y luego Babilonia en el reino Sur de Judá (586 aC), donde el pueblo pasó 70 años de cautiverio antes de regresar a Jerusalén a reedificar la ciudad y el templo. Desde entoces había gran expectación por la figura de una caudillo nacionalista, a pesar de que el continuo mensaje de los profetas de Dios NO coincidía con sus tergiversadas ideas acerca del Rey que vendría
ÉL VINO A SALVAR, NO A SER PROCLAMADO UN REY TERRENAL
Desde que entró en la ciudad, se inició la cuenta Atrás de la Cruz, en la Semana más determinante y decisiva del transcurso de la historia de la humanidad, donde el Hijo de Dios se entregaría sacrificial y voluntariamente a la muerte, y muerte de cruz.
Desde Betania, el lugar más seguro para ÉL y donde acaba de ser ungido por María (hermana de Lázaro), en la mayor demostración dada a ÉL en Su vida terrenal, hasta Jersusalén distan apenas 3 kilómetros.
JESÚS DA ÓRDENES PARA PREPARAR SU GLORIOSA Y TRIUNFAL ENTRADA A LA CIUDAD SANTA
Ningún detalle, ningún pormenor va a quedar a merced de la improvisación.
Mateo 21:1-11 «Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y ÉL se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!, ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!, ¡Hosanna en las alturas! Cuando entró ÉL en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.»
Jesús ya NO guardaría ese «secreto mesiánico» que mantuvo con Sus Discípulos, sino que ahora, pública y abiertamente lleva a los presentes en Jerusalén directamente a las Escrituras, al profeta Zacarías, quien unos 500 años antes de ÉL, ya profetizó de ÉL y escribió cómo entraría el Mesías, el Rey Prometido, a la ciudad santa de Dios, a Jerusalén. Lo haría humilde y pacíficamente, montado en un asno, símbolo de paz, demostrando que Su Reino NO es de este mundo, y NO gobernaría al mundo con fuerza o violencia, como cualquier conquistador militar. Jesús estaba declarando abiertamente a la gente que ÉL era su Rey y el Mesías que habían estado esperando tanto tiempo, a la vez que ellos, en medio de una pasajera e ilusa emoción falsa, rechazaban su oferta mesiánica.
Zacarías 9:9 «Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna»
Efestivamente, ellos se alegraron, se gozaron, aclamaron y dieron voces de júbilo, pero NO lo reconocieron como el justo y el Salvador, como el humilde Rey que vendrá a traer salvación, porque ellos solo conocían una faceta del Mesías (Libertador), obviando e ignorando la otra (Siervo Sufriente)
2ª Samuel 7:11b-16 «(…) Asimismo Jehová te hace saber que ÉL te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a Mi Nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de Su Reino. Yo le seré a ÉL padre, y ÉL me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.»
Ellos reconocían la profecía de Zacarías 9, pero silenciaban y omitían la que hay sólo 3 capítulos más adelante (también Salmo 22, Isaías 52-53, …)
Zacarías 12:10 «Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.»
Aquel Día, aquel Domingo se produjo un gran PROCESIÓN, donde la gente, la multitud se hacía una pregunta «¿QUIÉN ES ESTE?«. Pero a pesar de esta escena llena de realeza, NO dicen que sea el REY prometido y anhelado, sino que lo reconocen como «JESÚS, EL PROFETA»
Debió ser un hermoso espectáculo ver a Jesús marchando al frente y sus seguidores entusiasmados detrás de ÉL aclamándole con honores, marchando en cabeza como el capitán en la batalla, como el pastor guía sus ovejas.
Según el historiador judío Flavio Josefo, en aquella festividad hubo cerca de 3 millones de personas, sin contar a los extranjeros. Por tanto, era el momento justo para darse a conocer ya manifiestamente como el Mesías y Rey que había de venir.
ÉL ES EL PROETA, QUIEN ENTRA COMO UN REY PARA OFRECER UN SACRIFICIO COMO SACERDOTE
- Como PROFETA nos dice: «Arrepiéntete y cree en mI»
- Como SACERDOTE le dice al Padre «¡Consumado es!»
- Como REY nos dirá: «Venid, benditos de Mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo
.»
¿ENTENDIERON ELLOS REALMENTE, A LA LUZ DE LAS ESCRITURAS, LO QUE ESTABA PASANDO ANTE SUS OJOS?
A Pesar del júbilo de las multitudes, a pesar de los gritos de «Hossana» («Salva Ahora»), a pesar del entusiasmo emocional y pasajero, a pesar de tender ramas de árboles y mantos sobre el suelo en señal de victoria, respeto y de homenaje (ver 2ª Reyes 9:13), a pesar de cantar el Salmo 118:25-26:
«Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora. Bendito el que viene en el nombre de Jehová; Desde la casa de Jehová os bendecimos.»
A pesar de Todo eso, ellos NO Comprendieron realmente ni quién era ÉL, ni Su Propósito, sino que sólo vieron en ÉL un mero instrumento para cumplir sus deseos terrenales, vieron en ÉL un político libertador de Roma; y la misma eufórica multitud que le aclamó a grito vivo: ¡Hossanna, Bendito el que viene en el nombre del Señor!», fue la misma que días más tarde aclamó justo lo opuesto: ¡Crucifícale!. ÉL sabía perfectamente que la misma comitiva de entrada, sería la misma procesión llena de odio y luto que le acompañaría a la cruz para morir.
Tal vez ellos esperarían que esa mismo día que entró en la ciudad, tomaría todo el control de ella; pero estaban muy equivocados. Todo esto fue una falsa coronación del verdadero Rey.
EL REY ACABA DE ENTRAR POR ÚLTIMA VEZ A LA CAPITAL, Y LO HARÁ PARA CONQUISTAR
El mundo ya conoció a Ciro, Alejandro o César, pero Cristo NO sería otro líder mundial más, tampoco sería otro hombre como Abraham, Moisés, Elías o Salomón,… ÉL ES DIOS MISMO.
Alejando Magno entró triunfalmente en Babilonia subido en un carro llevado por enormes elefantes con todo el lujo y la pompa, tras derrotar a Darío III de Persia (333 a.C.), habiendo ganado prácticamente todo, y arrasando por donde iba, muriendo al poco en extrañas condiciones y circunstancias, a la edad de 33 años.
El 3 de Julio de 1800 dC Napoleón Bonaparte, tras sus conquistas en Italia, entró triunfalmente en París con carros y demostración de poder bélico.
PERO JESÚS entró como Rey a la capital del reino humildemente montado sobre un asno prestado, y a los pocos días murió de la forma más vil y cruel, siendo ofrenda por el pecado, para Su Gloria y por nuestro beneficio.
La venida e inauguración de Su Reino está asociada con la paz, (Él es el Príncipe de Paz) con el cese de la guerra.; y esta paz NO es como el mundo la da o la conoce, sino aquella que viene de Dios, y es por ello que mientras los religiosos querían ponerle una brillante y lujosa corona de realeza, ÉL se colocó una de espinos. ÉL tampoco ocupó un lujoso trono de un opulento palacio, sino que escogió una cruz, pero en aquella cruz sería levantado.
Aquel glorioso Día en el que Jesús entró, fue todo un espectáculo que conmovió y paralizó toda la ciudad, pero ellos NO fueron conscientes de la importancia de tal evento, y por eso el evangelista Lucas nos dice que Jesús se lamentó, se angustió y lloró al ver la ceguera y la dureza de corazón de su pueblo, de sus compatriotas en la carne, quienes creían que su enemigo era Roma, y NO la propia Ira de Dios.
Lucas 19:41 «Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella»
Parece un poco contradictorio y contraproducente que mientras el pueblo le aclama, ÉL llora al ver la superficialidad y la ignorancia de ellos, al ver el vacío de todas las alabanzas que resonaban para ÉL. Pero NO solo lloró, sino que además profetizó la destrucción de Jerusalén, ocurrida pocos años después, en el año 70 dC por las legiones romanas, bajo el emperador Tito. Trágicamente, la ciudad de Jerusalén NO supo distinguir el día en que fue visitada por el mismo Dios hecho hombre.
¿POR QUÉ ENTRÓ JESÚS PRECISAMENTE ESE DÍA Y NO OTRO ?
NO es para nada casualidad que precisamente ese día, el 10 de Nisán, era el día estableció por Dios donde las familias debían escoger, seleccionar y separar al cordero pascual a sacrificar (Éxodo 12:3-6), mientras el verdadero y perfecto CORDERO PASCUAL escogido y seleccionado de Dios entró y se presentó a la capital del Reino. ÉL cumplió con el escenario preparado por Dios durante el periodo del Éxodo.
Éxodo 12:3-6 «Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el 10 de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que NO baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de 1 año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día 14 de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las 2 tardes.»
La fecha del 10 de Nisán también es una fecha muy importante en la historia de Israel por otra razón: este fue el día en que los israelitas entraron en la Tierra Prometida. Unos días después de haber entrado, celebraron la Pascua (Josué 4:19-24).
Al anochecer de ese Día, y tras inspeccionar el Templo (y atender a algunos enfermos allí), se fue dolido y desagradado a Betania con los 12, para volver nuevamente el día siguiente, donde purificará el Templo.
Jesús solo pasó una noche en Jerusalén, y sería la noche en la que se entregaría a ser juzgado por el Sanedrín y por Pilato, pero sobre todo, a ser juzgado y condenado por Su Padre.
Isaías 53:6 y 10 «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en ÉL el pecado de todos nosotros (…) Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.