Tras haber expuesto, de una forma resumida, algunos temas sobre la doctrina del Espíritu Santo (pneumatología), toca ahora abordar un bloque temático que si bien es cierto es igual de importante, resulta ser un tema que acarrea disputas, controversias y eternos debates que adelanto no vamos a solucionar en este estudio. Hablamos de la doctrina de la elección soberana de Dios, y su posterior despliegue, la soteriología (doctrina de la salvación). No es nuestra intención que cada lector entienda y comprenda una doctrina tan profunda e insondable como es la elección soberana de Dios con todas sus profundas y ricas implicaciones, sino más bien argumentar que la misma, nos guste o no, es una doctrina extraida enteramente de la Biblia. Ya sea que esta doctrina escape a nuestra comprensión humana, lo que es seguro es que está claramente enseñada en las Escrituras, y es por ello que debemos acudir, con humildad, precaución y cuidado, a la Palabra de Dios.
Es un error garrafal a la hora de abordar y exponer esta doctrina el ir con la idea y pensamiento fijo y anclado en un sistema de creencia doctrinal como puede ser arminianismo con tintes semipelagianos o calvinismo, y a partir de ahí colocar aisaldos versículos bíblicos que apoyen y respalden nuestra corriente o idea ya establecida antes de ver qué dice realmente la Biblia. No es así como debiéramos acercarnos a la santa Palabra de Dios. Debemos, ante todo y antes de nada, deshechar toda idea, corriente o pensamiento prefabricados que tengamos y acudir a ella con humildad y con libertad de ideas ya preconcebidas o transmitidas. Hay que tener la suficiente modestia y humildad para reconocer que los sistemas humanos de pensamiento e interpreacion soteriológica tienen la tendencia, y cada vez más, de ir a ambos extremos, enfatizando en exceso uno la libre elección del hombre en asuntos espirituales (arminianismo), y el otro, la plena soberanía de Dios y la salvación para los predestinados (hipercalvinismo), argumentando, por deducción filosófica (que no bíblica), la reprobación, esto es, la predestinación para condenación, cosa que carece del más mínimo argumento o sustento en textos bíblicos. Además es absolutamente inecesario tal acción de Dios, pues ya se dirijen allí al estar muertos espiritualmente. Ninguno de estos 2 sistemas de teología tienen la plena y entera verdad, por más que en ambos hayan ciertos elementos de verdad.
Como ya hemos mencionado cuando nos hemos referido a ÉL, Dios se ha revelado como absoluta y plenamente Soberano, con todas las implicaciones que ello conlleva. Pero de la misma manera, la Biblia nos habla de una libertad en el ser humano. Pero, ¿es una libertad plena y total? Es una ilusa libertad y autonomía que gozamos mientras somos esclavos de satanás y mientras nuestra naturaleza caída nos empuja, impulsa y tienta a pecar, a la vez que somos ciegos, sordos y muertos a las cosas espirituales. Es decir, desde la caída en Génesis 3, la libertad del hombre no es más que la libertad que pudiera tener un condenado en una prisión o celda, el cual puede dormir, pasear, hacer algo de deporte o leer, pero se encuentra encerrado en la cárcel. La Biblia, trata ambos aspectos por igual, y es por ello que no debemos forzar una verdad bíblica para enfatizarla en pos de la otra. Ninguna mente humana, en este lado de la vida, podrá jamás armonizar la responsabilidad humana con la Soberanía de Dios; pero en el cielo, ante Su presencia conoceremos como somos conocidos (1ª Cor. 13:12)
LÍNEAS PARALELAS DE DOCTRINA
Un ejemplo de este término pudiera ser la revelación que había de la prometida figura del Mesías en el Antiguo Testamento. Por un lado leemos en Isaías 53 que el Mesías sufre y muere agónicamente, pero por otro lado leemos en el mismo libro, en los capítulos 9-11 que reinaría. Nosotros hoy, con la progresiva revelación no tenemos problema alguno en decir que el Mesías muere, resucita y reina, pero para los contemporáneos era algo difícil de entender y asimilar. Eran líneas paralelas de doctrina, que hoy sabemos que confluyeron de una manera perfecta en la cruz del calvario.
Imagina, a modo de ilustración, 2 líneas rectas y paralelas, tal como las vías de un tren, que no se cruzan jamás en ningún punto, y que sólo forzando o doblando una de ellas es como se pueden cruzar o unir. Debemos estudiar ambas sin violentar, forzar o enfatizar una por encima de la otra, y llegar hasta donde la limitada y caída mente humana, dependiente de Dios, pueda llegar. Además de eso, debemos hacer como hizo el gran Apóstol de los apóstoles y teólogo de los teólogos, Pablo, cuando afrontó estos insondables temas en Romanos 9-11, concluyendo de esta manera, como si hubiera llegado a un tope, a un límite y, a partir de ahí, solo podía hacer una única cosa: postrarse y adorar a Dios. Y así lo hizo Pablo en esta tremenda doxología que cierra la sección teológica y doctrinal de Romanos:
Romanos 11:33-36 «¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de ÉL, y por ÉL, y para ÉL, son todas las cosas. A ÉL sea la gloria por los siglos. Amén.»
- ¿Dios llama a todos a salvación? Absolutamente Sí. Solo tienes que leer algunos versículos como Mateo 11:28-30, Juan 3:16, 1ª Timoteo 2:3-4 o 2ª Pedro 3:9. Cristo murió potencialmente, y en sentido de méritos, por todos, pues sería suficiente para salvar a toda la humanidad-
- ¿Hay elección soberana para salvación de algunos? Absolutamente Sí. basta con leer Efesios 1:4-8, 1ª Pedro 1:2, 2ª Tesalonicenses 2:13 o Hechos 13:48.
Dejando de lado estas pequeñas nociones básicas, acudimos a la Biblia y vemos que el propósito soberano de Dios, en cuanto a la elección, se extiende o aplica en varios aspectos:
1.- PARA EL SERVICIO: Dios escoge a ciertos individuos para tareas, roles o ministerios específicos. Lo vemos sobre todo en el Antiguo Testamento, condicionadas a la obediencia, pudiendo ser revocadas (1 Sam. 2:27-36). Esta elección para el servicio no excluye el acontecimiento previo de una elección para la salvación, pero tampoco la garatiza, como en el caso de Judas o Saúl. Un claro ejemplo puede ser la tribu de Leví (Det. 18:5), así como Moisés, los reyes, profetas, apóstoles…
2.- ELECCIÓN CORPORATIVA DE UN PUEBLO: Este era básicamente el enfoque principal de la elección en el período veterotestamentario (AT), y para ello es importante conocer panorámicamente el despliegue de la revelación progresiva de Dios y Su propósito de crear un pueblo especial para Sí Mismo a fin de que sea luz a las naciones, en pos de cumplir la promesa de Salvación a todos en Cristo, el Mesías. Dios llama a Abram (Gén. 12) con la promesa de tener una descendencia abundante, un pueblo (Gén. 22:17), para traer la bendición universal (Gén. 12:3). Ellos, los descendientes de Abraham, de Isaac y de Jacob son la nación de Israel, escogidos de entre todas por Dios de manera soberana (Det. 7:7-9). Pero, al contrario de lo que ellos pensaban, esta elección no era ni mucho menos una garantía de salvación, pues como sabemos, no todos eran el verdadero Israel (los de la fe de Abraham), y solamente el remanente de Israel que ponga la fe en su mesías sería salvo. Si vamos a las paginas del NT, y tras la muerte de Cristo, tenemos a la Iglesia, quien hereda algunas las promesas dadas a los patriarcas (Gál. 3:14 y 29), y sí, esta elección corporativa de la Iglesia sí es para salvación. El énfasis en las páginas del Nuevo Testamento, mucho más que en el AT, es el aspecto individual de la elección divina para salvación.
Deuteronomio 7:7 «No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos»
3.- ELECCIÓN PERSONAL EN EL A.T. Anteriormente dijimos que la elección para el servicio y la elección para salvación no se excluyen, más bien se complementan. El énfasis en el AT es la elección corporativa de Israel para el honor, con privilegios temporales y terrenales, no siendo sinónimo alguno de salvación garantizada por ello. Si con la nación (Det. 7:7) fue la soberana voluntad de Dios sin virtud o mérito alguno, para con Abram fue exactamente igual. ¿O buscó Abram a Dios? Fue Dios quien le buscó, le llamó e hizo pacto con él. Asimsimo eligió a Isaac y no a Ismael, a Jacob y no a Esaú, aún antes de nacer ambos. ¿Motivo? Su soberano designio (Rom 9:10-14). De la misma manera, Jeremías fue elegido por Dios antes de su nacimiento (Jer. 1:5). Como vemos a lo largo de las páginas del Antiguo Testamento, siempre fue iniciativa de Dios. Destacamos también, que dentro de la elección corporativa del Israel étnico, hay una elección para salvación, y ellos son el remanente de Israel (Is. 10:20-ss, 65:8-9, 8:16, 6:13, Jer, 32:37-40, Miq. 2:12), pero aún así, parece que la doctrina de la elección indidual para salvación es un tema difuso y oscuro en las páginas del AT. Mientras que en el AT el énfasis es la elección corporativa, en las páginas neotestamentarias, recae en la elección individual para salvación.
4.- ELECCIÓN PERSONAL SOTERIOLÓGICA EN N.T. Llegamos al Nuevo Testamento, y vemos con mayor claridad y luz la soberana y pretemporal elección individual y personal para salvación. Es incondicional e inmerecida, y es por ello necesario afrontar y partir con la idea de que nadie, absolutamente nadie, merece la salvación, y ésta es un entero regalo de Dios, pues ÉL no está obligado en modo alguno a tratar a todos de la misma manera, y eso lo podemos comprobar perfectamente en la parábola de los trabajadores de la viña en Mateo 20. Para nada es injusto que ÉL decida, en su absoluta soberanía, dar a algunos más de lo que merece, y pasar por alto a otros, dejándolos. ÉL es Soberano (Mt. 11:25-26), y es por ello que favoreció a la viuda de Sarepta y no a otras (1R.17:8-24 o Lc 4:25-26) o a Naamán el leproso frente a otros muchos (2R. 5:1-14 o Lc. 4:27). Es preciso confrontar de alguna manera nuestro orgullo, diciendo que Dios hubiera sido absoluta y totalmente justo si no hubiera salvado a nadie desde la caída y hubiera condenado a la humanidad entera. Eso sí, pero no hubiera sido un Dios de Gracia y Misericoria, como sí ha demostrado ser.
Pablo, siendo inspirado por el Espíritu Santo, expone magistralmenmte la doctrina de la elección soberana e incondicional de Dios en Romanos 9-11, y como si de un diálogo o conversación se tratase, trata de refutar o confrontar futuras quejas u objeciones a esta profunta y misteriosa doctrina. Tales reproches no tendría lugar alguno si la elección estuviera condicionada a algo presente o aún futuro de la persona, es decir, si Dios viera quien le escogería y en base a eso, ÉL elige. Esa idea no traería queja o protesta, pero decir que Dios, en Su Soberana voluntad ha escogido a algunos para salvación sin que éstos hayan hecho absolutamente nada o sin que hayan cumplido alguna condición, eso sí que puede sonar en la mente humana como injusto, y es por eso que Pablo se adelante para decir que, en ninguna manera ÉL es injusto.
Romanos 9:14-15 «¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.Pues a Moisés dice (véase Éxodo 33:19): Tendré misericordia del que YO tenga misericordia, y me compadeceré del que YO me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.«
De forma similar a lo dicho en su día por el teólogo y pastopr R.C. Sproul, el elegido recibe salvación, cosa que no merece en absoluto, el impenitente que es dejado en sus pecados, recibe exactamenmte lo que merece por ello, esto es, justicia, pero nadie recibe injusticia por pàrte de Dios. 2 hermanos gemelos aún sin nacer, sin haber hecho nada: Jacob recibe gracia, Esaú justicia, Dios, que no tenía obligación de salvar a nadie y podía condenar a toda la humanidad, no ha sido injusto con nadie.
Reconozco que la mera idea y el concepto doctrinal de la Soberanía de Dios es insondable y difícil de entender desde nuestra corta perspectiva y visión, pero sólo basta con abrir y leer con humildad el Evangelio de Juan para darnos cuenta de que hay una elección soberana por parte de Dios. Se trata de una elección «En Cristo», por cuanto ÉL es la base, la causa y la garantía de la elección de individuos. Dios es Soberano y es ÉL quien escoge, protege y guarda a sus ovejas, y podemos tener paz, descanso, confianza y seguridad en que no perderá a nadie que haya elegido soberanamente para salvación.
Juan 5:21 «Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.»
Juan 13:18 «No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. »
Juan 10:29 «Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.»
Juan 17:2 «como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.»
Juan 18:9 «para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno.»
Juan 6:37 «Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.»
Juan 15:19 «Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.»
Un pecador no se convierte en hijo de Dios, en oveja hablando en términos juaninos, por creer, sino más bien, él cree en Jesús porque previamente fue designado por Dios a ello. Es por ello que en Juan 10:26 dice que algunos no creen porque no son sus ovejas, cosa bien diferente a que no sean sus ovejas porque no creen. Es ilógico y antibíblico pensar que un hombre, en su estado natural, depravado y caído, pueda venir de por sí a Dios sin que previamente éste le haya impulsado o capacitado a ello. Simplemente no puede. Pero más aún, no quiere, no desea. Nadie acude y viene primeramente a Cristo para que ÉL venga a ellos: es ÉL quien vino a buscar y a salvar lo que se había perdido y es el Espíritu Santo de Dios quien obra, actúa y capacita previamente para que se dé el paso necesario al arrepentimiento y la fe.
Juan 6:63-65 «El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que YO os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a Mí, si no le fuere dado del Padre»
Parte del debate doctrinal entre aminianos y calvinistas radica en no comprender plenamente hasta qué punto de profundidad llega la depravación y la corrupción del pecado en el ser humano. La Biblia es tajante al decir que todas las áreas del ser humano están infectadas (cuerpo, mente y voluntad), ello lo imposibilita a ver el Reino de Dios (Jn. 3:3), a percibir las cosas espirituales (1 Cor. 2:14). Se halla en una incapacidad koral donde nbo puede ni inciar ni contribuir a su propia salvación, siendo total y completamente incapaz y pasivo en cuanto a ella, y es por ello que debe recibir una vida espiritual de Dios, debe nacer de nuevo por el poder del Espíritu Santo.
TODO EN CUANTO A SALVACIÓN ES INICIADO Y OBRA DE DIOS. TODO EN CUANTO A PERDICIÓN ES CULPA DEL HOMBRE
De la misma manera hay que deshechar la necia idea de que Dios pueda salvar a alguien en contra de su voluntad, como si de un tirano se tratase. Dios obra en la persona entera y la hace dispuesta para que vayan voluntariamente a ÉL. En definitiva, ÉL produce un cambio en la disposición gobernante (hablaremos de ello en la regeneración). Es la Soberana Voluntad de Dios la que hace a la voluntad del hombre dispuesta para aceptar el evangelio al que por naturaleza está en contra.
Hechos 13:48 «Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna»
Hechos 18:10 «porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.»
¿CUÁL ES EL FUNDAMENTO DEL LLAMAMIENTO CRISTIANO A LA SALVACIÓN? EL PROPÓSITO SOBERANO Y PRETEMPORAL DE DIOS
2 verbos que hallamos en la carta de Pablo a los romanos cobran bastante importancia al respecto en cuanto a la terminología directa de la elección:
- «Progisnosko» (Rom. 8:29 y 11:2), que significa seleccionar o elegir de antemano, conocer íntimamente o amar anticipadamente. Tal presciencia de Dios siempre se usa con los santos, nunca con incrédulos. Dios conoce a los santos en sí, no las decisiones o acciones de estos. Son las personas las preconocidas, no la fe de ellas (Rom. 8:28-29)
- «Proórizo», que significa decidir o trazar de antemano o predestinar, es decir, aquellos en los que Dios, en la pasada eternidad, puso su afecto y los eligió soberanamente para la vida, asegurando su presente posición y su final y glorioso destino.
Leyendo, como hemos nombrado anteriormente, con total honestidad y sinceridad los capítulos 9-11 de Romanos, el énfasis recae en el soberano propósito de Dios, y no en la respuesta (aún futura) del hombre, pues como hemos dicho anteriormente, eligió a Isaac y a Jacob y rechazó a Ismael y a Esaú (Rom. 9:7-13). Dios no prevee quién de los 2 creerá y, en base a ello, a esa condición ÉL elige. NO, eso es simplemente ridículo y un insulto a su Soberanía. Una moderna forma de interpretación que tiende a suavizar el concepto de la soberana elección se levanta sobre la idea o tesis de que Dios sabía quiénes, en el tiempo futuro, iban a recibir a Cristo, y sobre la base de ese conocimiento por parte de Dios, ÉL los eligió para salvación. Sin embargo, este concepto tiene grandes problemas inherentes porque hace que el Soberano Dios esté sujeto y a merced de la voluntad humana, como una inquieta persona en una mecedora balanceándose con los brazos cruzados esperando a que se decidan por él, cuando, para colmo, acabamos de decir que es imposible que lo hagan. Como Dios Omnisciente, por supuesto que ÉL conoce todas las cosas, incluído quiénes se salvarán, pero no es la decisión de ellos en el tiempo la base de la elección, sino que la misma se remonta a ÉL y a Su Plan eterno antes de todas las cosas. La Soberana elección de Dios es la base de su elección salvífica.
ÉL decide, antes del tiempo y del mundo, escoger a alguno y pasar por alto a otros, y es por ello que surgen objeciones, quejas y disputas como las que encontramos en la Biblia en Romanos 9:14-ss. Antes que pienses y digas que eso de amar o elegir a uno y no a otros (o directamente a todos) es simplemente injusto, antes que comiences a lastimarte por Esaú, antes que pienses que si hubiera sido, tal vez, elegido antes de nacer, su vida hubiera sido diferente o que lo justo e ideal hubiera sido que Dios esperase a ver y valorar cuál de los 2 hermanos sería creyente o, por lo menos, más afín a las cosas espirituales para así ÉL poder escoger, antes de eso piensa que todos (y Esaú también) somos culpables y merecemos condenación en el infierno, y que el mero hecho de que haya elegido, no solo a Jacob, sino a millones de millones para vida eterna, es reflejo, no de su injusticia, sino de su amor, misericordia y gracia. Como dice Martyn Lloyd-Jones, no se trata de cuestión de injusticia, sino más bien de misericordia, y Dios es libre para ejercerla, o no. Los que no han sido elegidos (y son dejados a merced de sus deseos y su voluntad corrupta) recibirán al final justicia, los elegidos por Dios recibirán misericordia, pero ninguno; repito, ninguno, recibirá injusticia por parte de Dios. Es preciso repetir esta concepto, porque sé que mucho mantenderán esta idea de Dios mientras leen estas palabras.
Romanos 9:20 «Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así?»
Asimismo hay otros textos claros en la Biblia que merecen especial análisis para proseguir con el estudio de la profunda doctrina de la soberana eleción de Dios:
Gálatas 1:15-16 «Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre»
En estos versículos se ve claramente, y de forma diferenciada, el acto de separación de Dios en la eternidad pasada para salvación, así como en el tiempo para el servicio, referido ambos en cuanto a la persona de Pablo. Nuestro destino final ha sido elegido por Dios antes de que lleguemos allí, aún antes de nuestro nacimiento
Los versículos que engloban Efesios 1:3-14 destacan la operación energista o monergista de Dios. No dice que nos vio elegidos en Cristo mirando al futuro, sino que nos eligió en ÉL en la eternidad pasada. Un versículo que expone la misma idea es 2ª Timoteo 1:9.
2ª Tesalonicenses 2:13-14 «Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.»
Pablo escribe a la perseguida, sufrida y atribulada iglesia de Tesalónica para consolarles y animarles al decirles y recordarles que Dios les había elegido para salvación en la eternidad pasada. Ese es precisamente el estímulo en este contexto de persecución, no que ellos eligieron a Dios, sino más bien que Dios fue el que les eligió a ellos.
Santiago 1:18 «ÉL, de Su Voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.»
Se reafirma en que la iniciativa para la salvación y para nacer de nuevo, corresponde entera y soberanamente a Dios, a su activa y Soberana Voluntad.
En Judas 1, podemos leer palabras tales como «llamados», «amados» y guardados por Dios»
1ª Pedro 1:2 «elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.»
Un versículo que trae confusión, pero que nada tiene que ver con que los cristianos sean elegidos sobre la base de una fe prevista y futura, sino más bien de predestinación, de amar anticipadamente, de una relación especial, siendo conocidos de antemano por ÉL. Pedro no afirmó que los que obedecen a Cristo son elegidos, sino más bien que los que son elegidos proceden a obedecer a Cristo, como asimismo apunta Santiago 2:5.
SI BIEN ES CIERTO QUE EXISTE LA PREDESTINACIÓN PARA VIDA, ¿ELLO IMPLICA QUE EXISTA DOBLE PREDESTINACIÓN O REPROBACIÓN?
Conocer al Dios que se ha revelado en la Biblia nos lleva necesariamente a pensar que la perdición de los pecadores no le causa, en modo alguno, placer o agrado al Dios amoroso. ÉL no hizo la muerte ni se deleita en ella. Si la Biblia no habla al respecto sobre la elección soberana para condenación, el hombre debe callar, o por lo menos no traer humanas deducciones filosóficas erróneas e incorporarlas al campo de la teología. Dios no escoge, no elige en la eternidad pasada para condenación de nadie, pero sí, en su soberana voluntad y su insondable designio y beneplácito, hace caso omiso de muchos que no fueron escogidos y los pasa por alto, dejándolos a merced de su propia corrupción y su destino, reconociendo (y no imponiendo) de esta manera su obstinada incredulidad, rechazo y resistencia a la gracia, y siendo igualmente responsables ante Dios por tal actitud hacia Cristo. Dicho de otro modo, la salvación personal es puro regalo misericordioso de Dios, mientras que la preterición (que no reprobación) solamente se debe a la voluntaria incredulidad del obstinado ser humano que sigue resistiendo a la gracia de Dios (veáse Jn. 1 :4-13, 3:16-36, Rom. 1:20-21, Rom. 2:4-5, Ef. 1:3-12, 1 Jn. 2:2, apoc. 2:21 o 22:17 por citar tan sólo unos ejemplos).
NO HABRÁ EN EL INFIERNO, AL OTRO LADO DE LA VIDA, UN IMPÍO QUE HAYA PRETENDIDO SER SALVO Y QUE SEA CAPAZ DE DECIRLE A DIOS QUE QUISO SER SALVO, PERO NO LE DEJO.
LO REPETIMOS: LA ELECCIÓN ES POR GRACIA, LA REPROBACIÓN ES POR CULPA DEL HOMBRE
Ezequiel 18:23 «¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?»
Ezequiel 18:32 «Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.»
2ª Pedro 3:9 «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento»
ÉL como un juez justo y sensible, no se complace en condenar a muerte a un criminal, pero si bien es cierto, que antes de ser sensible, debe ser justo, y el caso del criminal requiere y demanda que se adecue al ordenamiento legal previsto, a lo que estipule la ley en sí.
Dicho todo esto, la invitación universal de Jesús en Mateo 11:28 ¿es contradictoria su designio? En absoluto es inconsistente tal invitación a todos a Su propósito de revelarse a algunos, ya que la provisión meritoria en la cruz fue universal (1ª Jn. 2:2) y todo aquel que responda a ella será salvo (Jn. 11:26), si bien es cierto que los depravados pecadores no son receptivos a los impulsos espirituales y se necesita una iniciativa sobrenatural, una cambio de disposición, una nueva disposición donde, tras la obra interna poderosa y secretya del Espíritu Santo, ahora no solo oye y ve la realidad espìritual, sino que la desea.
LO QUE LA DOCTRINA DE LA ELECIÓN SOBERANA NO ES:
- No es un equivalente al fatalismo ni al azar. Dios es Soberano sí, pero es igualmente un Dios inteligente, justo, bondadoso, amoroso y lleno de gracia, que además del fin, del destino, enfatiza los medios y el camino a ello, y es precisamente allí donde tiene cabida la responsabilidad humana.
- No es inconsecuente ni opuesto a la libertad humana (Rom. 9:18). ÉL ha escogido llevar a cabo Su Perfecto plan y decreto contando con la libertad, responsabilidad humana y libre albedrío, pero es preciso destacar que dicha libertad tras la caída es una relativa y falsa libertad que, más bien, se convierte en esclavitud real. Si somos salvos en base al libre albedrío, debemos decir, que es en base al libre albedrío, pero el de Dios, no al nuestro.
- No hace, en absoluto a Dios autor del pecado, aunque en Su Plan contaba con el pecado, y mucho más, con un plan universal de redención donde ÉL sería glorificado Dios aborrece el pecado hasta el punto que entregó a Su Hijo como ofrenda. El autor del pecado es el hombre, pero Dios lo permite, tolera y controla para su propia gloria. Imagina, a modo de ilustración, a ingenieros que fabrican coches o personal de industrias de armas. Ellos saben que personas morirán, pero de ningún modo serán ellos culpables de las muertes.
RESUMEN ESTUDIO:
- La elección para salvación se basa en su propio ser: en Su Omnisciencia, Su Soberana Voluntad, Su Misericordia. Dios, acorde a Su Voluntad y sin previa condición alguna, es quien elige, y por tanto no hay atisbo de injusticia en ello (Rom. 9:14-20). ÉL no tiene obligación de salvar a nadie, y para con los incrédulos obra con justicia al darles lo que su castigo merece, y para con los creyentes actúa con gracia, al darles algo que no merecen; pero de ningún modo es injusto para con nadie.
- La elección para salvación es individual (afecta a las personas de modo personal) y es incondicional, ya que al hacerlo antes de la creación, en la pasada eternidad, no hay condición alguna posible.
- La elección para salvación no se basa en una previsión futura. En términos bíblicos, la presciencia significa relación, esto es, amar anticipadamente.
- La elección para salvación ocurrió, tal como dice Efesios 1:4, antes de la fundación del mundo, en el pasado eterno (Jn. 6:39, 17:2, 9, 11 y 24), no estando condicionada a mérito o condición nuestra alguna (2ª Tim. 1:9 o Rom. 9:11)
- La elección en sí misma no salva ni otorga salvación, sino sólo y únicamente los méritos de Cristo, y la fe de las personas.
- El propósito de la elección para salvación es para manifestar Su Gloria, tal como dice Efesios 1:6, 12 y 14.
- NO existe en la Biblia la elección soberana para condenación desde antes de la fundación del mundo. Dios ha escogido a algunos para salvación, pero no para condenación, como enseña la doctrina de la reprobación.
- Las Escrituras claramente enfatizan que algunos son elegidos para salvación, y que los inconversos están destinados a su suerte, no porque los hombres que deseaban ser salvos no pudieron obtener la salvación, sino siempre sobre la base de que los que no se salvan escogieron no ser salvos. La misericordia de Dios se muestra en su paciencia, como en Romanos 9:21-22 y 2 Pedro 3:9. Nadie podrá jamás ponerse delante de Dios y decirle: «Yo quería ser salvo, pero no pude porque no fui elegido.»
- Dios escoge, no porque preveía que algunos querían ser santos, sino para que de alguna manera real y efectiva (no posible o hipotética) lo fuesen.
- Hay total y plena responsabilidad individual y personal (Jn. 3:36), pues aún el libre albedrío está incluido en el Decreto
- El hombre se salva por gracia, mediante la fe, creyendo el mensaje del Evangelio (Rom. 10:14-15), de ahí el mandato de predicar el mismo a todas las naciones (Mt. 28:19-ss)
- Dios no hace acepción de personas y en la Cruz ha provisto salvación y provisión para todos (Mt. 11:28-ss). Provisión potencial para todos, pero eficaz para los elegidos que creen en ÉL
- Dios es soberano, pero su soberanía es siempre sabia, santa, buena y llena de amor. Nos debería de consolar que no ha sido un hombre, por muy bueno que sea, ni siquiera unángel, sino el Dios que se ha revelado en la Biblia y que sacrificó a Su Hijo Amado por nosotros, quien ha establecido el Plan de Salvación. A Él, y solo a Él, sea la gloria.