Jueces 1:1-7 (RVR 1960)
1 Aconteció después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos?
2 Y Jehová respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus manos.
3 Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo. Y Simeón fue con él.
4 Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a diez mil hombres.
5 Y hallaron a Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; y derrotaron al cananeo y al ferezeo.
6 Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies.
7 Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.
Con el libro de los Jueces se inicia una nueva época en la Escritura, pues hasta estos momentos Dios siempre se había valido de un líder único. El pueblo de Israel, en el libro de Josué ya había penetrado en la tierra prometida de Canaán, sólo le quedaba una parte del mandato de Dios por realizar y este era ¨Erradicar el Mal¨ debían acabar con las naciones que allí se encontraban, pues eran pueblos terribles y su maldad había rebasado el límite hacía ya mucho tiempo.
Pero al igual que del libro de Josué se puede hablar como de un libro de victorias, del libro de Jueces se debe hablar como de un libro con tono de derrota.
El versículo clave del libro es ¨En estos días NO había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.¨
Pues como bien se puede ver durante el desarrollo del libro, los métodos empleados por los llamados Jueces, no son siempre los agradables ante Dios y ese era y ese es el peligro de hacer cada uno de nosotros ¨lo que bien nos parece¨ puede con bastante frecuencia ir en contra del bien común, debemos hacer como bien dice la Escritura:
Proverbios 3:5 (RVR 1960)
Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
Y así comienza el libro de Jueces, a la muerte de Josué los hijos de Israel consultaron a Jehová para ver cuál debía ser su siguiente movimiento. En el libro de Josué los hijos de Israel ya habían entrado a la tierra prometida de Canaán, pero quedaba una parte que cumplir del mandato de Dios y era que debía ¨erradicar el mal de la tierra¨, pues la maldad de los pueblos que moraban allí, hacia tiempo que habían traspasado sus límites máximos.
¨Judá subirᨠDios había entregado la tierra en sus manos. Y es que el que verdaderamente erradicará la maldad y conquistará la tierra será Nuestro Señor Jesucristo.
Judá le pidió a Simeón que acudiera con él a conquistar el territorio. Aquí se nos da una gran lección pues la tribu más importante pidiéndole a la más pequeña que fueran con ello a la conquista. Nosotros como cuerpo deberíamos aprender de esto, pues todos nos necesitamos para continuar avanzando.
Al obedecer, Dios cumplió su promesa y entregó la tierra en sus manos, derrotaron al cananeo y al ferezeo. Al andar en obediencia, Dios cumplirá sus promesas.
Pero Adoni-bezec, líder del ejercito enemigo, huyó tras la derrota. Lo persiguieron, prendieron y castigaron cortándole los pulgares de sus manos y de sus pies. Pronunciando las siguientes palabras ¨como yo hice, así me ha pagado Dios¨. Este líder impío fue capaz de reconocer que existe una Justicia divina, un Dios Santo y Justo que no tendrá al culpable por inocente (Éxodo 34:7)
Todos hemos pecado (Ecle.7:20, Romanos 3:9-10), de una u otra manera y esto no es una balanza en la cual en un plato pongamos las obras buenas y en otro plato las malas y si se inclina hacia un lado u otro así hará Dios.
¡¡¡NO !!!
Dios es la Justicia y la Santidad misma, NO tiene ningún tipo de comunión, vínculo o relación alguna con el pecado (sólo la que un Juez tiene al Juzgar), hasta lo más pequeño estará bajo su Juicio; Pero también es Amor y, en base a ello, envío a Nuestro Señor Jesucristo, su Eterno Hijo Amado, a vivir la vida perfecta que nosotros no llevamos (NO podemos), y a morir la muerte que mereceríamos.
Nuestro Señor Jesucristo murió en la Cruz por toda la humanidad, cargando el peso de todos los pecados, sufriendo la ira y el castigo De Dios, para que ahora, con Arrepentimiento de la vida pasada y Fe en su obra, puedas ser declarado inocente, justo, redimido, perdonado, reconciliado, vivificado, liberado, sanado, regenerado,….
1ª Corintios 1:30 «Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención»
¡¡CRISTO EN NOSOTROS, LA ESPERANZA DE GLORIA!!