Dentro del Evangelio de Juan encontramos señales, milagros y una serie de afirmaciones metafóricas de Jesús que tienen una importancia vital, y se conoce como los “YO SOY”.
A veces, como en Cesarea de Filipos, ÉL preguntaba qué decía la gente de ÉL, pero ahora vamos a ver cómo se autopercibía, la propia comprensión que tenía Jesús de Sí Mismo.
Si para nosotros leer los “Yo Soy” nos impacta y nos emociona, sobre todo cuando conocemos la historia del pueblo judío y aquel episodio con Moisés en aquella zarza ardiendo (Éxodo 3:14), imagina para la mente del judío contemporáneo a Jesús escuchar esas palabras, hasta el punto que hubo una vez que buscaban a Jesús la noche de su arresto, y ÉL dijo “Yo Soy”, y todos los valientes y armados soldados romanos que estaban buscándolo para detenerlo, retrocedieron y cayeron al suelo.
Hoy vamos a ver el 1º de esos “Yo soy”, el cual se encuentra en el capítulo 6 del Evangelio de Juan. El capítulo más largo de todo el Evangelio. Pero antes de nada vamos a meternos en contexto.
- En Juan 3. ÉL se identifica como la fuente del Nuevo nacimiento a Nicodemo. Y a través del nacimiento físico, lo lleva a la realidad espiritual de la Regeneración o nuevo nacimiento
- En Juan 4, como la fuente de agua viva a la mujer samaritana. Y a través de la sed física, lo lleva al agua de la vida.
- En Juan 5, como la fuente de sanación ante el paralítico de Betesda, y aquí lo vamos a ver como la fuente de alimento espiritual
EL TRASFONDO Y CONTEXTO DEL MILAGRO
Año 29 DC, estamos muy próximo a la festividad de la Pascua. Ha dejado Judea (recordar que fue rechazado en Jerusalén por sanar al paralítico de Betesda en día de Reposo) y ahora está en Galilea (zona norte de Israel), cerca de Betsaida, en el Mar de Galilea, y la gran multitud, que estaba impresionada por las señales, sigue a Jesús con un interés egoísta, no por fe, sino por vista. Es tarde y están cansados y hambrientos. Jesús tiene compasión, pero sobre todo, tiene una lección muy importante que va a darles. ÉL sabe que están hambrientos, pero sobre todo, ÉL sabe que están muertos, espiritualmente hablando.
Se da la vuelta y va a probar a Felipe, va a ver si la fe de él es mejor que la de la multitud. A Felipe, que era precisamente de allí, de aquel lugar, Jesús le dice: “Felipe, ¿has visto a todos tus vecinos? Están hambrientos. ¿De dónde vamos a comprar pan para tantos?
Felipe que parece haberse olvidado de quién estaba a su lado, hace un cálculo humano y razonador, como si fuera un contable, un administrador en vez de un Discípulo del Señor, le dice que tiene muy poco dinero, que no basta. De repente Andrés, hermano de Simón Pedro, dice que al fondo hay un joven, un niño, que tiene 5 panes y 2 peces pequeños. Lo ve insuficiente, imposible. Habían visto al Señor hacer milagros, incluso transformar el agua en vino, pero su fe fue débil e insuficiente.
Todos sabéis qué sucedió. De hecho es, junto con la Resurrección, el único milagro que se repite en los 4 evangelios. Se alimentaron 5.000 hombres (sin contar niños y mujeres) y sobró comida.
LO POCO NUESTRO ES ABUNDANCIA EN SUS MANOS
NO lo hizo en el desierto cuando, estando hambriento, fue tentado, pero sí lo ha hecho a la multitud. Fueron llenos, saciados y hasta sobró comida.
¿QUÉ SUCEDIÓ A CONTINUACIÓN?, ¿CUÁL FUE LA REACCIÓN DE ELLOS?
Como mencioné anteriormente, estaban muy próximos a la festividad de la Pascua. Esa fiesta tenía tintes y sentimientos nacionalistas, pues recordaban y conmemoraban la salida de la esclavitud de Egipto (año 1446 aC). Pero había un problema, y es que eran esclavos, estaban oprimidos, no por Egipto, sino por Roma, y anhelaban un libertador, un guerrero, un rey político al estilo de David que los libertare del poder opresor de Roma, y Jesús, con estas señales, es el idóneo, el candidato perfecto. Ellos, al ver esta señal, dijeron que era el profeta que Moisés señaló y apuntó que vendría (Deut. 18), pero lo hicieron con una visión totalmente errada y egoísta. NO tenían ni idea realmente de lo que habían visto y, de alguna manera, pretenden planear una revolución, una agitación social frente a Roma.
La señal o el milagro no es el fin, es el medio. Ellos debían mirar a Jesús, no a la señal, no al milagro. NO es por vista, es por fe.
Ellos pensaron de la siguiente manera: «Nos libera de los odiados romanos, nos cura, nos sana, nos da alimento, sustento material,…¿Qué más queremos?». Querían usar y utilizar a Jesús para sus fines particulares y egoístas
Hermanos, muchos ven a Jesús así, como el mago de la lámpara, como un esclavo a nuestros deseos totalmente carnales y egoístas, y no como el Señor de la Gloria. Ellos NO creían en el Hijo de Dios para salvación.
Hoy vemos pequeñas multitudes en iglesias que proclaman un falso evangelio de la prosperidad, que muestran egoístamente a un Jesús irreal a merced de nuestros caprichos, como una rápida y fácil solución a nuestra autoestima, nuestra economía y nuestra salud. Para Jesús, es mucho más importante nuestra necesidad y bienestar espiritual.
Llenan la cabeza con versículos bíblicos, pero con un fin totalmente egoísta: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”, “Todos los puedes en Cristo que te fortalece”, “”Dios te ha puesto por cabeza y no por cola”, “Todo lugar que pises con la planta de tus pies será tuyo”, “’He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”,
Pero olvidan otros versículos: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su Justicia”, “ Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”, “ a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por ÉL”, “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”
Una vez puesto en el contexto inmediato, pasemos al texto en cuestión.
Juan 6:15 “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de ÉL y hacerle rey, volvió a retirarse al monte ÉL solo.”
Jesús conoce la multitud, la ve, pero sobre todo, ve y conoce la intención y el corazón de la multitud. NO se impresionó por la multitud que querían hacerle rey. Su Padre ya le prometió en el Salmo 2 que es el Rey del Cielo y de la Tierra. Aquí vemos al Rey de gloria que rechaza una corona terrenal. Fue exactamente la misma tentación diabólica que ya superó al principio de su ministerio en el desierto (“todo esto te daré, si postrado me adoras”)
Tengo una corona preparada, si, pero es de espinos. Cada vez que el mundo quiso hacerle rey, ÉL se fue. Cuando quisieron crucificarle, ÉL se presentó, “heme aquí
Al día siguiente, esa misma gente buscaba a Jesús. Estaba en la Sinagoga de Capernaum.
Juan 6:25-34 “Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿Cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales (una señal apunta a una realidad, y el milagro de los panes y los peces debió ser una señal inequívoca para ellos de quién era ÉL), sino porque comisteis el pan y os saciasteis (“vuestro motivo es egoísta, aún no habéis entendido nada). Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.
Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? (ellos sólo estaban pensando en las obras, en hacer, en ganarse por sus propios méritos el favor y la aceptación de Dios, como aquel joven rico que le dio la espalda, “Maestro bueno, ¿Qué bien haré para heredar la vida eterna?”) Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado (“Tenéis que hacer una cosa, y es dejar de confiar en vosotros para Creer, tener fe en Mí. Es por Gracia a través de la fe”. ¿Quieres hacer una buena obra para tu salvación? Confiesa tus pecados, arrepiéntete y recibe a Cristo. Primero la salvación, las buenas obras seguirán como consecuencia).). Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? (Si dices que nosotros tenemos que creer solamente, ¿Qué obras haces tú? Muéstranos tus credenciales. Este versículo evidencia la maldad del corazón del hombre. Un día atrás habían visto un milagro y una señal sin igual, y ahora piden otra. Ellos querían ver para creer, pero es justo al revés, hay que creer para ver. La fe viene primero.
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. (“Vale, ayer nos diste de comer pan, es cierto, pero Moisés hizo eso durante 40 años. ¿Tú que nos das, qué nos ofreces, cuál es tu señal y tus credenciales?.Tú un día solo, Moisés alimentó durante 40 años. Tú a una multitud de 5.000 hombres, Moisés a una generación entera. Tú pan normal, Moisés pan del cielo»)
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. (“¿Me pedís una señal? Mi señal es que YO he descendido del cielo, La Encarnación del Hijo de Dios. Lo tenéis escrito en toda vuestra Ley; que nacería de una virgen, que nacería en Belén, que nacería con el Templo en pie y cuando el rey fuera un no judío, que sería descendiente de Abraham, de Isaac, de Jacob, de David y de la tribu de Judá, que en mi nacimiento traerían regalos o que incluso, matarían niños inocentes)
El pan que Dios dio a través de Moisés era material, físico y temporal. El que yo os hablo es perpetuo, es eterno, es espiritual. El maná era un tipo del verdadero pan del cielo.
Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.” Estaban ciegos espiritualmente, y dice la Biblia (1ª Cor. 2:14) que el hombre natural no percibe ni entiende las cosas de Dios, le son locura.
- Nicodemo dijo “ ¿Cómo puedo nacer del vientre de mi madre si ya soy adulto?
- La mujer samaritana en el pozo de Sicar dijo “ Dame esa agua de la que me hablas para nunca más tener sed y así no venga más yo sola a este pozo a sacarla”
Juan 6:35 Jesús les dijo: YO SOY el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
“Olvidaos del pan que comisteis ayer, olvidaos del maná. Todo eso son señales y tipos que apuntan y señalan a una verdad y a una realidad, y esa realidad y esa verdad, YO SOY”
El maná sustentaba por 1 día, como mucho por 40 años, como aquella generación del Éxodo, pero el pan que descendió del cielo es el sustento para toda la eternidad.
- Condición: ir a ÉL, y creer en ÉL. “El que a Mí viene”, “El que en Mí cree”
- Promesa: Vida eterna
Jesús proclamó hasta 3 veces “Yo Soy el Pan de vida”, y hasta 7 veces que había descendido del cielo
Juan 6:41-42 “Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. Y decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?”
NO es solamente que no lo entendieron, es que se rebelaron y se quejaron contra eso. No lo toleraban ni soportaban. Exactamente lo mismo que hicieron sus padres en el desierto mientras se alimentaban con el Maná.
Números 11:4b-6 «Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.»
Hermanos, cuando tienes la verdad expuesta y ante ti, pero la rechazas continuamente, Dios endurece, o mejor dicho, confirma la dureza de tu corazón. “Este Jesús dice que ha venido del cielo, y nosotros conocemos a su familia, ¿está loco?”
Juan 8:48-51 “Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”
El pan es necesario para la vida física, para alimentarnos, pero Jesús es necesario para la vida espiritual y eterna.
Hablando en términos metafóricos, este pan que ha de comerse, debe ser entregado y sacrificado primeramente. La vida del mundo fue echada a perder a causa del pecado, de la rebelión y del mal, pero Cristo entregó su propia carne, su cuerpo en rescate. Estaba diciendo que el pan es su carne, y su carne la va a entregar como ofrenda en rescate, como pago por el pecado, como sustitución en el castigo de Dios por todo el mal de la humanidad desde el primer hombre hasta el último. Todo el juicio de todos ellos sería concentrado y absorbido por Jesús en la Cruz.
Juan 10:17b-18 “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me quita la vida, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo”
Juan 6:52-59 “Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
Es una analogía espiritual, no literal, que ilustra la intimidad de la unión entre Cristo y el creyente, donde Cristo nos vivifica, nos da vida, y mediante el Espíritu Santo vive en nosotros, hace morada en nosotros, y nosotros en ÉL. Es apropiarnos de la obra de Cristo por la fe en ÉL, deleitarnos en ÉL, depender en todo momento de ÉL para desarrollarnos y nutrirnos en la vida espiritual.
Es abrazar y aceptar interior y totalmente, en lo más profundo de nuestro ser, la realidad de la persona y obra de Cristo; Su Encarnación, Su Muerte, Su Resurrección, Su Ascensión. Es metafórico.
Debes digerir esto: Que Dios (sin dejar jamás de serlo) se hizo hombre con un plan, que vivió tal como Dios quiso que nosotros viviéramos y no pudimos, que aceptó sustituirnos en el juicio bajo la Ira de Dios, entregándose voluntariamente a pagar ÉL las consecuencias de la paga del pecado de todos nosotros, que por ser Dios, Santo, Perfecto y justo, la muerte no le retuvo y resucitó y ascendió, dejándonos el camino y la puerta de regreso a la paz con Dios, al quitar toda culpa, y dándonos el Espíritu Santo para ayudarnos a entrar a ese camino, a pasar por esa puerta. “Yo Soy el Camino, Yo soy la Puerta”
Hebreos 7:26-27 “ Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.“
Puedes tener el pan encima de la mesa, en un plato, puedes olerlo, verlo, tocarlo o incluso hacerle fotos, puedes saber su historia, conocer sus ingredientes, su historia y su periodo de preparación, pero hasta que no lo tomas, no lo comes, no lo digieres, no lo introduces, no forma parte de ti, no está en tu interior, NO eres alimentado. Así mismo con Cristo, con el Evangelio.
En Vv.54 dice que “comer su carne y beber su sangre” otorga, ¿Qué? Vida eterna. Y el Vv. 47 dice que “creer en ÉL” otorga, ¿Qué? Vida eterna. Con lo cual, habla de creer genuinamente en EL.
NO es literal, no es canibalismo, de hecho la ley mosaica lo contradice. Para nosotros , pero también para los judíos y para los católicos romanos, es una ilustración física de una verdad y una realidad espiritual. Es una metáfora, al igual que “Yo Soy la Puerta”, “Yo Soy la Vid Verdadera”,…
Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.“
Tampoco se refiere este pasaje directamente a la Cena del Señor, pues sería incomprensible para los oyentes, ya que hasta un año después, en la última cena, no se instituyó. Menos aún la doctrina católica de la Transubstanciación en la Eucaristía, que se promulgó 13 siglos después. Esta doctrina enseña que en el momento de la Eucaristía, el pan, aunque parezca y veas que es pan, huela a pan, sabe a pan, según la interpretación católica, se convierte misteriosa, real y físicamente en el cuerpo de Cristo, basándose en conjeturas filosóficas de Aristóteles.
ÉL es el Verdadero pan celestial, el poder sustentador de la vida. ÉL da vida espiritual, vida eterna y alimenta.
Comerlo es algo más, mucho más que tenerlo. Es ser uno con ÉL, es que ÉL esté dentro de ti. Es asimilarlo, interiorizarlo.
CON JESÚS TENEMOS:
- UNA NUEVA, VERDADERA Y MEJOR PASCUA. En la 1ª Pascua hubo; o derramamiento de sangre de un cordero en los dinteles, o muerte del primogénito. En esta Pascua, fue precisamente el Primogénito de toda creación (Col. 1:15), el Cordero de Dios que quita todo el pecado del mundo (Jn.1:29) quien derramó su sangre para apaciguar y calmar la Ira de Dios.
- UN NUEVO, VERDADERO Y MEJOR ÉXODO. Con Moisés el pueblo fue liberado de la esclavitud de Egipto, con Jesús el mejor y verdadero Moisés, el gran libertador, hemos sido liberados de una esclavitud mucho peor, del pecado y de la paga de este, la muerte. El capítulo 6 del libro de Romanos dice que hemos cambiado de amo y de Señor. Hemos pasado del pecado, que antes nos esclavizaba y dominaba, a Cristo y ahora no podemos permitir que reine y nos domine de nuevo el pecado como hacía antes. Ahora tenemos al Espíritu Santo para que ÉL sí nos domine y controle nos guíe, nos llene y andemos en ÉL.
- UN NUEVO, VERDADERO Y MEJOR MANÁ, enviado del cielo, no para saciar el hambre físico, sino para dar vida espiritual. El pueblo buscó el maná cada día, lo tomó y murió. El pan material alimenta el cuerpo, Jesús alimenta el espíritu, da vida eterna.
FINAL DOBLE REACCIÓN. LA RESPUESTA
Dice la Palabra de Dios en 2ª Corintios 2:15- 16, que somos olor de muerte para muerte, y olor de vida para vida.
Juan 6:60-62 “Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿Quién la puede oír? (comer carne, beber sangre, no puedo obrar y ganarme mis méritos,… Se ofendieron. Era totalmente inaceptable)
Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? “
¨¿Esto os escandaliza y es difícil para vosotros?, ¿Por que os he dicho que vengo del cielo?, ¿Por qué os hablo de la Encarnación?, ¡pues prepararse para cuando me veáis resucitar y ascender de nuevo al cielo!
Juan 6:66-69 “ Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con ÉL. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Es una pregunta dura, pero necesaria. Quería contrastar la falsa fe, con la fe genuina, la que persevera. Para Jesús NO hay medias tintas. O frío o calor, o con ÉL o contra ÉL. NO hay ambigüedades. El que no es conmigo, es contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama.
A Jesús le duele que le rechacen, pero esta pregunta provocó una gran respuesta en Pedro. Una firme confesión de fe
Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”
- Unos, la inmensa multitud, se escandalizaron, se ofendieron, se burlaron, lo despreciaron y se fueron, pero Jesús NO adaptó, no suavizó, no endulzó la verdad comprometedora de Dios para tener más seguidores, sino que dijo “¿Alguien más quiere irse?” Primeramente tuvieron curiosidad, fueron a buscarlo, cruzaron el Lago de Galilea, quisieron hacerle rey, pero no tuvieron disposición a seguirle de verdad, con todas las implicaciones que lleva. Jesús les pidió que le reconocieran como el Pan de vida, pero se fueron buscando el pan físico. Prefirieron vivir sus vidas como hasta ahora. Le quisieron hacer rey terrenal, pero fuera de sus vidas, de sus corazones
Igual sucedió exactamente un año después en Jerusalén. Mientras el domingo aclamaban con júbilo que era el Rey de los judíos, el viernes pedían que fuera crucificado.
Si en muchas iglesias de hoy, que parecen llenarse cada domingo, se enseñase quién es Dios, sus Atributos, su Justicia, Su Santidad, Su Ira, Su Rectitud, Su Celo, tal vez la gente dejaría de ir, porque la verdad del Dios Santo confronta al hombre pecador, porque el ministerio del Espíritu Santo no es saltar ni brincar, es traer tal convicción, que hace que caigas de rodillas a Jesús. En este capítulo 6 de Juan, al igual que vemos hoy, vemos que una gran multitud buscan emociones y señales, en vez de buscarle a ÉL de forma genuina en arrepentimiento y fe.
- Pero otros, los Suyos, los Discípulos escogidos por ÉL, reafirmaron su compromiso con el Señor con una declaración de fe, como Mesías, como Dios, como el Hijo de Dios. Ellos, aún con una fe no perfecta, perseveraron y le siguieron para que ÉL fuera el Señor y el rey de sus vidas, y sus corazones. La multitud iba por las señales, buscando lo espectacular, las emociones, los milagros, la espectacularidad, el aplauso y el agrado del mundo. En definitiva iban por vista. Ellos, al contrario, le querían a ÉL. Era fe. Solo tú, Señor, tienes palabras de vida eterna.
¿Y TÚ?, ¿TE ESCANDALIZAS, O TE REAFIRMAS EN TU FE? ¿QUERÉIS IROS TAMBIEN VOSOTROS, DICE EL SEÑOR?
Primero fue el inmenso milagro de los panes y los peces, luego la comparativa retrospectiva con el Maná en el Éxodo y con Moisés, y todo era para una cosa, un objetivo muy definido y claro. ÉL va a revelar aspectos de Su identidad. Primero se lo demuestra, luego se lo dice: YO SOY EL PAN DE VIDA QUE DESCENDIÓ DEL CIELO. Esta es la obra de Dios, que creáis.
Jesús les viene a decir: “¿Os acordáis de la multitud en el desierto durante el Éxodo, cómo Dios los cuidaba y alimentaba con un alimento y un pan material y físico? Hoy aquí hay otra multitud, y YO vengo de Dios, del Cielo, para daros alimento espiritual y eterno. NO vengo a traerlo, YO mismo soy el pan.»
¿Cómo me alimenta Dios?, ¿Cómo puedo encontrar el pan que permanece para siempre y nos da vida? La respuesta es Jesús.
Allí fuera hay una inmensa multitud y aunque estén saciados de todo, están hambrientos espiritualmente, están muertos espiritualmente, están decepcionados, desanimados, deprimidos, están desesperados, y necesitan urgentemente el Pan de vida que descendió del cielo.
Me encanta una famosa frase de Agustín en su libro Confesiones “Nos hiciste para ti, y nuestros corazones no encuentran paz ni reposo hasta que descansan en ti”
Tenemos un tesoro en vasos de barro. Somos imperfectos, débiles, frágiles, pero tenemos el Poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, el Evangelio. Tenemos el Espíritu Santo en nosotros, y eso, créeme que es infinitamente más que 5 panes y 2 pececillos.
Nosotros somos los instrumentos de Dios para alcanzar a la multitud. Totalmente prescindibles, humildes, comunes, vasijas de barro, que lloramos, padecemos, sufrimos, que somos débiles y tenemos temores, pero contamos con un mensaje poderoso que trae vida espiritual donde hay muerte espiritual, que trae luz donde hay tinieblas, que trae restauración y paz donde hay miedos y desorden, que trae gozo donde hay llanto.
Somos agentes de paz, ministros de reconciliación, embajadores de Cristo a la multitud hambrienta y necesitada de pan espiritual, de Jesús.