Si hay una carta que es leída, analizada, estudiada, año tras año, y que ha sacudido la historia y el devenir de la iglesia, de la cristiandad, de Europa y del mundo es, sin duda, la epístola del Apóstol Pablo a los romanos. Hombres como Agustín de Hipona, Lutero o J. Wesley, entre muchísimos otros, quedaron rendidos a ella. Romanos fue el combustible para el incendio que hubo en el corazón de Martín Lutero. Es una carta que no solo ha provocado grandes avivamientos y movimientos en el contexto religioso, sino que a nivel interno e individual, ha transformado vidas, cambiado corazones, personas, iglesias y épocas. Romanos es especial, es única y es el mejor lugar para estudiar y comprender qué es relamente el evangelio, y sus implicaciones. Si hay escrito un documento humano poderoso de principio a fin, sin duda podría atreverme a decir que es esta epístola.
- Agustín, en sus famosas Confesiones dice lo siguiente: En el verano del año 386 d. C., en medio de una vida alejada de los caminos de Dios y entregada a las pasiones de la carne, tras escuchar a un niño de al lado decir: «Recógelo, léelo», tomó una copia de Romanos que tenía su amigo y al azar leyó Romanos 13: 13-14 que dice: «Que andemos como de día, no en orgías y borracheras, no en fornicación y sensualidad, no en pleitos y celos. Antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis provisión para los deseos de la carne.” Como un francotirador del cielo, el Espíritu Santo golpeó a Agustín en el alma. Él testifica: “’Una luz inundó mi corazón y todas las tinieblas de la duda se desvanecieron’ (Agustín, Confesiones, 8:29)
- Lutero dice lo siguiente de ella: Sirviendo él como profesor de teología en Alemania en la Universidad de Wittenburg, estaba enseñando sobre esta carta y tuvo un fuerte impacto que sacudió su fe, su cosmovisión y lo cambió por completo: “’Sentí que había nacido de nuevo y había entrado en paraíso mismo a través de las puertas abiertas.» Romanos 1:17 («más el justo por la fe vivirá») le dio una nueva visión, una nueva comprensión, y cambió todo; se convirtió en la puerta de entrada a la Reforma Protestante. Años más tarde, en su comentario sobre Romanos escribió lo siguiente: «Es la verdadera obra maestra del Nuevo Testamento, y el Evangelio más puro, que es muy digno y merecedor de que un cristiano no solo lo aprenda de memoria, palabra por palabra, sino también que debe tratarlo diariamente como el pan diario de las almas de los hombres. Porque nunca puede ser demasiado o demasiado bien leído o estudiado; y cuanto más se manipula, más precioso se vuelve y mejor sabe.
- John Wesley, quien asistió a un servicio vespertino en Aldersgate Street en Londres el 24 de mayo de 1738 quedó impactado por la lectura y exposición del comentario de Lutero sobre Romanos. Wesley recuerda, «Él estaba describiendo el cambio que Dios obra en el corazón a través de la fe en Cristo. Sentí mi corazón extrañamente cálido. Sentí que confiaba en Cristo, solo en Cristo, para mi salvación; y se me dio seguridad de que él había quitado mis pecados, aun los míos; y me salvó de la ley del pecado y de la muerte’ (John Wesley, Works (1872), tomo 1)
Considerada para muchos como una especie de teología sistemática o manual de doctrina bíblica del mejor teólogo de todos los tiempos, Pablo, es, de alguna manera, la constitución o la columna vertebral de Nuevo testamento. Es la obra más extensa, profunda, teológica e influyente de las escritas por Pablo, y es por ello que se coloca en primer lugar e inmediatamente después de Hechos de los Apóstoles.
AUTOR/DESTINATARIO
Sin duda alguna, y tal como así dice la primera palabra del primer versículo de esta carta, el autor fue el Apóstol Pablo, cuyo nombre significa «pequeño». Si leemos 16:22, nos damos cuenta de un detalle que para alguno ha sido motivo de discusión pero que tiene una muy fácil interpretación, y es que Tercio, el secretario y escriba amanuense, escribió esta carta a medida que Pablo, plenamente inspirado por el Espíritu Santo le dictaba y redactaba la misma. Estando él en Corinto, es bastante probable que Febe (Rom. 16:1) llevase esta carta desde Corinto hasta Roma.
FECHA
Pablo escribe esta carta entre los años 57-58 dC, estando en Corinto (1ª Cor.16:5-8, Hch. 20:2-3); finalizando su tercer viaje misionero, muy próximo a cumplir su deseo de ir a Jerusalén a entregar la ofrenda, y teniendo dudas de que vaya a ser bien recibido allí. Es por ello que Pablo pide oración a la iglesia de Roma por ese inminente viaje a Jerusalén, donde no solo llevará una ofrenda, sino que él mismo será una ofrenda. Es en la perversa Corinto, en su 2º viaje misionero, donde tiene contacto con esa pareja judía procedente de la Iglesia de Roma, Aquila y Priscila (Hch. 18). Permaneció año y medio allí, llevando a cabo un gran ministerio
CONTEXTO HISTÓRICO
Como acabamos de mencionar, Pablo está en Corinto (allí estuvo 3 meses, Hch. 20:1-3), finalizando su tercer viaje misionero, y tiene 3 lugares o destinos como meta evangelistica para ir: Jerusalén, Roma y España, y esto mismo se lo hace saber a la iglesia de Roma a tenor de las palabras en Romanos 15:22-29. Él no fundó aquella iglesia. Se cree que su fundación es consecuencia de aquel derramamiento del Espíritu Santo en Jerusalén en la fiesta de Pentecostés (Hch. 2).
Sabemos que en el año 49 dC, el Emperador Claudio expulsó de Roma a los judíos por «provocar turbulencias» (Vida de Claudio 25.2, por Suetonio), y que estos pudieron regresar nuevamente pasados unos 5 años (Rom. 16:3). Es debido a esta causa que Pablo conoce, por la providencia de Dios, a a Aquila y Priscila (Hch. 18:1-3), quienes «casualmente» tenían muchas cosas en común con Pablo, como la profesión (hacer tiendas), llegando a ser amigos y compañeros en la obra de Dios. Para cuando los creyentes de procedencia judía pudieron volver a Roma, la iglesia ya estaba «muy gentil», y hubo cierta división y un choque cultural, a pesar de abrazar un mismo evangelio, como Pablo les recordará a lo largo y ancho de esta epístola.
PROPÓSITO E INTENCIÓN
Pablo tiene la intención de convertir la iglesia de Roma en un punto estratégico para ir a España, y de ahí su deseo de ir a visitarles. Él ha cumplido fielmente su ministerio evangelístico al este del Mediterráneo (Rom. 15:17-23); y, con la mira puesta en Roma, pretende hacer lo propio al oeste. Si Antioquía fue la base de operaciones misioneras de Pablo para sus viajes, ahora su pretensión es que Roma se convirtiera en lo mismo para llegar a España con las buenas nuevas de salvación. Para todo ello, es necesario y muy importante decir que Pablo poseía la ciudadanía romana de nacimiento (Hch. 22:24), cosa que facilitaría en gran medida la labor.
Tras mostrarle el genuino interés de ir a verles (Rom. 1:13), a pesar que no les conoce, Pablo envía esta carta como si se tratase una «carta embajadora», para que ellos sepan y conozcan de primera mano su teología, su densa doctrina, lo que él cree y enseña como Apóstol del Señor. Toda la epístola a los romanos, la cual es una síntesis de lo que cree y defiende Pablo, era la credencial del Apóstol para poder disipar cualquier duda que pudiera surgir de él. Tres años más tarde, y en unas condiciones y una situación que Pablo no imaginaba, es que él llega finalmente a Roma (Hch. 28:14b). Libre y justificado por su Señor, pero preso, encadenado y camino a ser juzgado por el hombre, así llegó el más grande teólogo a la capital del Imperio a Roma. Allí, arrestado domiciliariamente bajo soldados romanos en una casa alquilada y sin libertad, es que escribió Efesios, Colosenses, Filipenses y Filemón.
A diferencia de otras cartas paulinas dirigidas a iglesias, en esta no hallamos necesidades concretas o reproches, no responde a necesidades pastorales de carácter circunstancial, aunque sí es cierto que pretende, mediante el evangelio de la Gracia de Dios, unir a gentiles y judíos en temas como día de reposo, circuncisión o dieta, donde pudieran surgir choques culturales.
CONCEPTOS CLAVE
- Justicia: Tema clave y fundamental en la epístola que responde a la pregunta de cómo puede alguien ser justo ante Dios. Un tercio de las veces que esta palabra («Dikaioma») aparece en el Nuevo Testamento, lo hace es Romanos (33/91x). Otras palabras que emana de ella como justificar (7x) o justificación (2x) aparecen en esta epistola más que en cualquier otra. Si en Efesios estamos todos muertos y necesitamos vivificación, en Romanos todos somos pecadores que necesitamos justificación.
- Gracia: Esta palabra («Charis») aparece 24 veces, enfatizando así el inmerecido don o favor recibidio en Cristo. Dios nos escoge para bendecirnos en lugar de maldecirnos, a pesar de que nuestro pecado lo merece.
- Fe: Esta palabra («Pistis») aparece 39 veces a lo largo de Romanos. Se trata de un don dado por Dios (Ef. 2:8-9) el cual es el instrumento que Dios usa para traer a individuales a una relación salvadora con Él. Es el canal por el cual Dios nos concede la salvación.
- Evangelio: Esta palabra aparece 9 veces, de las 76 que la encontramos en todo el Nuevo Testamento. Se trata de las buenas de salvación, y como Pablo dirá en 1:16, «el Poder de Dios para salvación a todo aquel que cree».
- Ley: Esta palabra («Nomos») aparece 74 veces en Romanos, de las 194 que hay en total en el Nuevo Testamento. Aunque en un uso común se refiere a los mandamientos de Dios dados a sus criaturas para regular sus vidas y su comportamiento moral, en un uso más restringido se refiere a la Torah y está ligada predominantemente a los pactos, comenzando desde la creación de Adán hasta la nueva creación en Cristo.
ESTRUCTURA Y BOSQUEJO
- Saludo Paulino (1:1-7)
- Los deseos de Pablo (1:8-15)
- El Poderoso Evangelio (1:16-17)
- La Corrupción moral (1:18-32)
- Ser judío no salva (2:1-16)
- La Ley no salva (2:17-24)
- En general, Todos condenados (3:1-20)
- Y ahora, la Salvación de Dios ( 3:21-26)
- La Justificación por fe sola (3:27-31)
- 2 ejemplos: Abraham y David (4:1-8)
- Medios erróneos de justificación: circuncisión y ley (4:9-17)
- La justificación del Padre de la fe: Abraham (4:18-25)
- Resultados de la justificación (5:1-11)
- El Paralelismo antitético con Adán (5:12-21)
- La santificación de los justificados (6:1-23)
- La incesante lucha en la Santificación (7:1-25)
- La poderosa vida en el Espíritu (8:1-16)
- Nuestra esperanza y certeza de vida (8:17-39)
- Israel en el pasado: Elección soberana (9:1-29)
- Israel en el presente: Desobediencia y Rechazo (9:30-10:21)
- Israel en el futuro: Restauración por gracia (11:1-36)
- Vida práctica y aplicativa de los justificados hijos de Dios (12:1-15:13)
- Conclusión y saludos personales (15:14-16:27)
APLICACIÓN PERSONAL
Romanos, por su alto y profundo contendio doctrina, nos enseña a la pregunta más vital e importante de toda la Biblia. Una pregunta que Job, los oyentes del sermón de Pedro en Pentecostés o el Carcelero de Filipos se plantearon: «¿cómo ser salvo?», «¿qué haré?». Esta carta nos deja bien claro, desde los primeros capítulos, que no debemos confiar en nosotros mismos para nuestra salvación, sino en la persona y obra de Jesús, imitando la fe de Abraham. Asimismo que debemos crecer, madurar, soportar lucha, tensión y conflicto interno en la santificación progresiva, hasta la glorificación final, caminando en el Espíritu que mora en nosotros. Los últimos capítulos de Romanos (12-16) son ejemplos de una consecuente vida práctica y aplicativa de esta preciosa carta, pero antes de ello, debemos ir transformándonos y renovando nuestra mente, no mediante la corriente de esta sociedad y de este mundo, sino mediante la Palabra de Dios en el Poder del Espíritu Santo.