Habiendo visto y estudiado en los anteriores temas que preceden que Dios decidió complacerse en revelarse a Sí Mismo desde la eternidad pasada y que en la historia nos creó conforme a su imagen y semejanza (Génesis 1:26), es decir, sin pecado, inocentes y disfrutando de una vida de relación y comunión con nuestro creador. Hemos visto además la caída en Génesis 3 y las catastróficas y cósmicas consecuencias de ella, así como la pronta e inmediata respuesta esperanzadora, llena de gracia y de misericordia que Dios dio en Génesis 3:15, donde se nos promete la redención no sin una lucha incesable. No solo eso sino que 6 versículos más adelante (Génesis 3:21) nos lo ilustra al sacrificar un animal inocente para cubrir y tapar su pecado y sus vergüenzas.
A partir de ahora tenemos a una humanidad culpable, caída, contaminada, depravada y totalmente incapaz; y por otro lado una gloriosa y excelsa promesa de Dios de redención. Algo debe de suceder para reconciliar ambas situaciones que, aparentemente, son antagónicas. La Biblia, desde principio hasta el final, desde Génesis hasta Apocalipsis, desde Edén hasta la Nueva Jerusalén trata de este tema, la Redención, y sobre todo, la gloria del Redentor. Habrá una lucha, entre el bien y el mal, pero en el sentido de entre la gracia de Dios y la continua y obstinada resistencia del ser humano a esa gracia, y a ese Dios.
Pero aunque pudiera verse anunciado en Génesis 3:15, desplegado y desarrollado a lo largo de la historia de manera progresiva, la realidad es que Dios, desde la eternidad pasada y antes de la fundación del mundo, ya tenía este plan, esta solución y esta promesa en su mente. Mucho antes de la creación misma, de la caída, de la expiación, de la conversión del creyente o de su justificación, estaba el Plan salvífico redentor en la mente y consejo de Dios. Un plan que verá la clara oposición satánica, pero que tendrá su minucioso recorrido tal como elaboró Dios mismo: una mujer virgen (María), patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob) una tribu (Judá), un rey (David),un poblado (Belén), una ciudad (Nazaret), una capital (Jerusalén), un monte (Gólgota) y una cruz.
Efesios 1:4-5 «según nos escogió en ÉL antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de ÉL, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su Voluntad»
1ª Pedro 1:20 «(…) ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros»
2ª Timoteo 1:9-10 «quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio
Hebreos 9:26 «De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado»
Apocalipsis 13:8 « Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
Hechos 2:22-23 «Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de ÉL, como vosotros mismos sabéis; a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole»
Como hemos visto, la cruz en el Calvario, es el epicentro del Perfecto, Inmutable y Eterno Plan salvífico de Dios.
¿QUÉ PODEMOS MENCIONAR Y DESTACAR DE ESTA REDENCIÓN?
- 1.- Enteramente es una obra de Dios. Sin ir más lejos, en el relato de Génesis 3 fue Dios el que irrumpió en escena y habló para traer esperanza cuando toda ella se perdió. Sin el más mínimo atisbo de duda, la Biblia es el registro escrito e inspirado por Dios de cómo ÉL trata de buscar y salvar al hombre, reflejando lo que ha hecho para traerlo de vuelta con ÉL, haciéndolo absolutamente todo, como bien dice Juan 3:16, cuyo versículo da nombre a esta página web.
Como dice el Apóstol Pablo a los corintios, todo nace, procede, emana y procede de Dios. ÉL e el iniciador, conservador, pperfeccionador, preservador, galardonador y, finalmente, el receptor de la gloria que Su Excelso Nombre merece.
2ª Corintios 5:18-21 « Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en ÉL»
- 2.- Obra del Dios Trino. En la eternidad pasada en aquel pacto y consejo eterno de redención, las tres personas de la Deidad, dividieron y trazaron el trabajo salvífico de esta manera: El Padre diseña, planea, orquesta y dirige el, el Hijo lo ejecuta lo lleva a cabo a la absoluta perfección, y el Espíritu Santo lo aplica todo lo que el Hijo hizo y que El Padre planeó. La gracia redentora de Dios tiene su origen en la eternidad pasada en el consejo soberano de la voluntad del Dios trino, como podemos ver magistralmente en Efesios 1
- 3.- Es por Gracia. Cuando el hombre desobedeció a Dios, atentó y se rebeló contra ÉL, fue Dios mismo, el gran agraviado, quien los llamó y les pidió que regresaran. A pesar del pecado de la desobediencia y de la caída, Dios obró de una manera que ellos (y nosotros) no merecían; es más, merecíamos lo contrario, Su Ira y Juicio. No teníamos derecho a nada más que eso, pero Dios nos regala la salvación, y es por gracia.
- 4.- Planeada e ideada en la eternidad pasada. Como hemos visto en los versículos anteriores, la redención no fue una ocurrencia tardía ni un «Plan B» de Dios a la caída del hombre, sino que fue su eterno y perfecto plan antes de que el mundo existiera.
- 5.- Es un Plan Perfecto y bien definido. Si bien Dios lo planeó en la pasada eternidad antes de que el mundo fuese hecho, igualmente en su puesta en acción y en su despliegue en el mundo a lo largo del tiempo, no hay nada accidental o casual, sino que todo es absolutamente perfecto aún hasta el momento en que se dio como dice Gálatas 4:4. Este Plan de Redención de Dios es tan perfecto, que ya se sabría cómo y cuándo moriría y cómo moriría:
El Mesías debía sí o sí morir en una Cruz, y ser levantado en ella. Puesto que a ÉL, como el mejor y verdadero Adán, siendo la nueva Cabeza federal y representativa de la humanidad, se le atribuirían e imputarían todos nuestros pecados, y sería declarado culpable de todos y cada uno de ellos. ÉL sería maldito, y dice Deuteronomio 21:23 que «Maldito por Dios es el colgado de un madero».
Cristo NO moriría ni lapidado ni ejecutado de otra forma que NO fuera la Cruz.
Gálatas 3:13 «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)»
Y Dios, cientos de años antes nos lo revela en su Palabra, ya sea en el Salmo 22 («… horadaron mis manos y mis pies) o en Zacarías 12:10 («Al que traspasaron…»). También Jesús se atribuye y aplica a Si mismo en Juan 3, la escena de la serpiente de bronce levantada (Números 21) que tanto recordaría un entusiasmado y religioso Nicodemo.
Y si hablamos de cuándo moriría, el debate se centro en el día festivo de la Pascua. Durante la última semana vemos que a los lideres religiosos sólo le preocupaba una cosa, y era que Jesús NO muriese el mismo día de la Pascua, para evitar revuelos y alteraciones públicas, máxime cuando la celebración de esa festividad tenía (o podía sugerir) tintes nacionalistas, ya que evocaba la salida milagrosa de la esclavitud de Egipto; todo esto mientras vivían en un contexto de sumisión al yugo de Roma (Ver Marcos 14:2 y Mateo 26:5)
Pero ÉL, como el Cordero de Dios, NO solo debía morir en una Cruz levantado, sino que debía hacerlo exactamente el día de la celebración de la Pascua. Y mientras los hombres decía: «¡No durante la Pascua!», DIOS había decretado en SU Plan Eterno de Redención que sería ese día sí o sí, el Día de la Pascua. NO había otro., ÉL era el Arquetipo perfecto del cordero sacrificado, la consumación y conclusión de la Paascua, del día de la expiación Yon Kippur.
¿Sabéis cuándo entró Jesús a Jerusalén a entregarse a la Cruz? exactamente el mismo día en el que se seleccionaba el Cordero que se sacrificaría por familia. Ese día, ÉL fue al templo, es decir el día 10 del mes de Nisán. Y mientras el día 14 de Nisán sonaba un shofar que anunciaba que los líderes judíos religiosos habían degollado un cordero macho y sin defecto, el verdadero Cordero de Dios estaba siendo, justo en ese momento, castigado bajo la Ira y la furia de Dios, recayendo sobre ÉL todos los pecados y maldiciones desde Génesis 3 hasta el final de la historia.
- 6.- Será consumado con absoluta certeza. El soberano e infalible Dios inspiró Génesis 3, así como también Apocalipsis, donde vemos la consumación de todo, cuando el propio diablo será lanzado al lago de fuego y será destruido para toda la eternidad. Eso es seguro que pasará, y hoy todo transcurre dirigiéndose hacia ese momento. Nada ni nadie puede frustrar Su Plan ni prevenir que se ha llevado a cabo, hasta el más mínimo detalle, y es por eso que podemos descansar con la plena certeza de que tenemos un Dios Perfecto que nos ha dado su Perfecta Palabra.
- 7.- Se aplica a todas las cosas. Si la caída fue cósmica, no menos es la redención, que no sólo afecta a las personas, sino a todo el orden de las cosas, como dice Efesios 1:9-10. Es de destacar que habrá unos cielos y una nueva tierra (2ª Pedro 3:13)
- 8.- Es un Plan totalmente Cristocéntrico. Todo es En Cristo, así como el propósito final es reunir todas las cosas en Cristo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos (…), tal como dice Efesios 1:10. ÉL es el Plan, ÉL es el Propósito, y ÉL (y no otro) es el camino de la Redención. Si el Antiguo Testamento promete su venida con sombras, profecías y tipos, el Nuevo Testamento da perfecto cumplimiento a todo, de una manera sublime y perfecta. En ÉL hemos sido muertos y crucificados (Romanos 6:5-6, Gálatas 2:20), sepultados (Romanos 6:4), vivificados (Efesios 2:4-5), resucitados (Colosenses 2:12), sentados juntamente con ÉL en lugares celestiales (Efesios 2:6b), y seremos glorificados juntamente con ÉL (Colosenses 3:4)