Imagina, por un momento, que alguien muy famoso, muy conocido y que arrastra multitudes a su paso, que arrasa en RRSS, que es muy popular y célebre llega, sin aviso, a tu barrio. Puedes imaginar desde un futbolista a un cantante o un actor. Tú te enteras de esa inesperada “visita sorpresa”, y haces todo lo posible para, por lo menos, alcanzar a verlo, pero surgen problemas, dificultades e inconvenientes: hay demasiada gente agolpada, no tienes contactos para que te “cuelen”, y físicamente no eres ni muy alto ni muy fuerte para beneficiarte, pero aún así no estás dispuesto a perder esa oportunidad de ver a ese famosos. Y el “destino” tiene algo más para tí. No solo vas a poder verlo, sino que no se trata de una espectacular visita improvisada e inesperada, sino más bien de una visita concertada y esperada. Ha venido directamente, no de pasada o visita, sino a estar contigo, a verte, a tener comunión, con lo cual todo obstáculo se disipa a su paso.
En la escena de hoy, nos encontramos al final de Su Ministerio, y Jesús les acababa de decir a los suyos cuán difícil es que un rico entre al Reino de Dios, y hoy vamos a ver, precisamente, a uno de ellos entrando. Jesús se acaba de enfrentar a un joven adinerado que está vacío por dentro a pesar de ser rico, y le pregunta qué tiene que hacer para ser salvo. Él cree que está vivo, que está bien, que está en una buena relación con Dios, y Jesús lo lleva a la Ley para darle su diagnóstico. Se cree que la ha cumplido toda y es merecedor de la salvación, y Jesús le dice: “Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.”Le dio la espalda a Jesús y se fue muerto, vacío, sin fe, sin esperanza alguna, sin perdón de Dios, sin justificación, pero rico de dinero.
El Apóstol Pablo le escribió a Timoteo que Jesús vino a salvar al “primero de los pecadores”, refiriéndose a sí mismo, y aquí lo vamos a ver salvando al jefe de los publicanos, de los cobradores de impuestos. Si para él, para el protagonista de la historia de hoy, fue una visita y una búsqueda llena de obstáculos y escollos, para nosotros, en nuestra condición humana, es absolutamente imposible esa búsqueda, a no ser que primeramente ÉL nos busque a nosotros, nos llame y nos capacite a ir a ÉL.
Y ESO ES PRECISAMENTE LO QUE VEMOS EN ESTA ESCENA, A JESÚS BUSCANDO A UN PECADOR. UN PECADOR RICO, POR CIERTO
Vayamos al capítulo 19 del Evangelio de Lucas. Vamos al testimonio de Zaqueo.
A veces el recorrido para venir hasta nuestro Salvador y recibir, por Gracia, la salvación, no es un camino llano, un camino fácil desprovisto de problemas, obstáculos o escollos. Debido a nuestro orgullo, a nuestras decisiones, a nuestra incapacidad es que nosotros luchamos continuamente por resistirle, y en la Biblia hay situaciones límite, pero que fueron y resultaron ser gloriosas.
- Vemos por un lado que deben ser 4 amigos llenos de fe, quienes tras romper un techo y colar una camilla, hagan descender al pecador paralítico con cuerdas para que reciba sanidad física y, sobre todo, espiritual.
- Otras veces, estás apunto, a escasos minutos de morir de la forma más horrible y agonizante de todas (la crucifixión), y tienes al Salvador a tu lado en la cruz. Eres salvo en el lecho de muerte.*ç
- O incluso si vas a sacar agua a un pozo, sola, marginada, repudiada y excluida por tu mala vida, y allí mismo encuentras la salvación.
- O qué decir del perseguidor número 1 de la iglesia, que creyendo estar favoreciendo a Dios, lo estaba persiguiendo y su conversión salvadora fue precisamente cuando iba camino a asolar. Mientras Saulo perseguía a Cristo para darle muerte, y a la vez, Cristo perseguía a Saulo para darle vida y transformarlo en Pablo.
- ¿Y el carcelero de Filipos que pensaba que sus presos habían escapado de la celda? Para él, este dilema, fue tan difícil y duro, que pensó en quitarse la vida, ya que el castigo por el hecho de que se escaparan presos a su cargo era la propia ejecución del carcelero.
En todos estos testimonios de conversiones bíblicas abundan problemas, estorbos, tropiezos o situaciones límites, que lejos de separarnos de Dios, lo que hace es precisamente lo opuesto, al ser Dios mismo quien nos atrae a Sí Mismo con cuerdas de amor, e ir nosotros superando esos obstáculos y dando pasos firmes de fe y de dependencia a ÉL.
I.- ZAQUEO “EL BUSCADOR”, ES BUSCADO (19:2-4)
- La búsqueda no es igual o sinónimo a curiosidad
- La búsqueda siempre es de Dios. Él la inicia
LUCAS 19:1-4 “HABIENDO ENTRADO JESÚS EN JERICÓ, IBA PASANDO POR LA CIUDAD. Y SUCEDIÓ QUE UN VARÓN LLAMADO ZAQUEO, QUE ERA JEFE DE LOS PUBLICANOS, Y RICO, PROCURABA VER QUIÉN ERA JESÚS; PERO NO PODÍA A CAUSA DE LA MULTITUD, PUES ERA PEQUEÑO DE ESTATURA. Y CORRIENDO DELANTE, SUBIÓ A UN ÁRBOL SICÓMORO PARA VERLE; PORQUE HABÍA DE PASAR POR ALLÍ.”
Jesús se dirige a la Cruz, a la capital (Jerusalén), pero antes de nada va hacer una escala, una pausa o paréntesis en un pueblo a menos de 30 km. de Jerusalén, llamado Jericó, donde tras sanar a unos ciegos, se adentra en la ciudad, arrastrando tras Sí, enorme expectativa, fama y popularidad. Hoy diríamos que esa visita era “trending topic”, o que se hubiera hecho viral.
Bien pudiera ser la antesala de lo que le esperaría escasos días después en aquella entrada triunfal el Domingo de Ramos. La notoriedad que sigue a Jesús va creciendo, y es en este contexto que sucede lo siguiente: Zaqueo, un odiado y repudiado publicano (de hecho era el jefe de ellos) se entera de tal honorable visita y tiene el interés o curiosidad de, al menos intentar verlo con sus ojos. Es una ocasión que no quiere dejar pasar. Podemos especular al decir que tal vez Zaqueo sabía que un rechazado recaudador de impuestos, compañero suyo, llamado Mateo Leví lo dejó todo para ir con ÉL, y que hizo un banquete en su casa para que Jesús entrase con sus compañeros de trabajo (Mt. 9:9-13), o que incluso se enteró que ese Jesús resucitó a un tal Lázaro de entre los muertos. Un deseo o interés hay, sin lugar a dudas, en el corazón de Zaqueo, y es que Jesús aceptaba a personas como él, quienes eran excluidas y señaladas por los demás.
Es preciso, y muy importante, explicar por qué Zaqueo, al contrario que este Visitador, no gozaba de popularidad ni del cariño del pueblo, y es que se debe a que ellos (los publicanos) cobraban altos impuestos a sus propios compatriotas para pagar a Roma, enriqueciéndose por ello a costa de las corruptas “comisiones extras” que cobraba a los israelitas. Eran considerados traidores para la nación, y tan odiados y repudiados por su pueblo, que eran considerados como deshonestos, ladrones, sucios, perversos, inmorales e impuros, al igual que las prostitutas, y se alejaban de todo contacto hacia él. Es más, no podían ser considerados como testigos en un juicio, y no podían pasar más allá del atrio en el Templo. Se les consideraba un instrumento para aumentar el yugo de Roma, y por eso eran tratados como despreciados y enemigos por su propio pueblo.
Con este panorama, sumado a la poca estatura de Zaqueo, que para colmo su nombre significa “puro”, “inocente” o “justo”, vaticinamos que tuvo muchos inconvenientes y obstáculos para poder, aunque sea de lejos, ver a ese popular visitador llamado Jesús. Tiene un deseo por verlo, que supera con creces todo impedimento, escollo o traba en su objetivo. Sabía que era su única oportunidad de poder ver a ese aclamado Jesús que, para colmo, acaba de dar vista a 2 vecinos suyos que eran ciegos (Lc. 18:35-43 y Mc. 10:46-52)
Zaqueo, solitario y aislado de toda vida social, pasa a la acción entre la multitud y las masas que arrastraba Jesús y logra adentrarse, no sin empujones, varias filas, pero entonces surge nuevamente otro problema, y es que desde ese lugar no va a poder ver nada debido a su corta estatura. Se le ocurre una idea, que de seguro llamó la atención de mucha gente, y era subirse a un árbol de grandes dimensiones. Se subió a ese árbol con la intención de ver a Jesús. Era una posición ventajosa. Pero era todo un espectáculo público; el jefe de los publicanos subiendo a un árbol, como si fuera un niño jugando. Zaqueo estaba desesperado por ver a Jesús. Necesitaba verlo.
¿Os dais cuenta cómo los estorbos y obstáculos que se encontraba, aumentaba su deseo de verlo, y provocaba más acción, deseo, anhelo y fe en Zaqueo? Zaqueo no tuvo vergüenza, no se rindió, no buscó excusas para desfallecer en su intento por verle, y Jesús, como vamos a ver, no le rechazó en absoluto. La gente podrá rechazarte, señalarte, excluirte o juzgarte, pero recuerda que el único que tenía la potestad de juzgarte y condenarte, ha muerto por ti, para ofrecerte salvación.
-”¿Dónde están los que te acusan y señalan?, ¿Ninguno te condenó? Ninguno Señor
-”YO tampoco te juzgo. Vete y no peques más. Da un giro de 180º a tu vida”
Si leemos bien el contexto del texto de hoy, nos daremos cuenta que es Jesús quien se dirige a Jericó, y no a la inversa. Zaqueo actuó, a través de su curiosidad, a modo de respuesta a una acción anterior y necesaria de Jesús. ¿Fue Zaqueo hasta Jesús, o Jesús fue a Jericó hasta Zaqueo? Puedes leerlo en Lucas 18:31 ”Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén”. Si Zaqueo buscó a Jesús, es porque previamente Jesús ya estaba buscando a Zaqueo, ya inició esa búsqueda. Zaqueo actuó a modo de respuesta, como consecuencia de la obra interna por parte del Espíritu Santo.
Y tal vez recuerdes cómo fue tu testimonio de conversión y cómo fue tu búsqueda del Señor, pero en realidad fue ÉL quien te llamó, quien te atrajo a Sí Mismo. Quizás pienses o crees que fuiste tú quien tomaste la decisión, quien buscaste al Señor, y hay cierta verdad, pues es responsabilidad tuya. Pero mucho antes que eso, por encima de eso, estaba Dios obrando, actuando. siempre ha sido así. Recuerda cuando Adán cae en el Edén, es Dios quien sale al encuentro para preguntar a ellos, quienes están escondidos “¿Dónde estáis?” Así fue desde el principio, y así es aún hoy.
Yo cumplía, durante toda mi vida, perfectamente lo que dice de todos nosotros Romanos 3 “No hay justo ni aun uno, NO hay quien haga lo bueno, NO hay quien busque a Dios”. Pero en el año 2012 algo sucedió y cambió mi vida totalmente. De no querer saber nada acerca de Dios, de la fe cristiana o de Jesús, a apasionarme con ÉL. Entre medias, recuerdo tratar de convencerme, de estudiar e indagar acerca de la historicidad de Jesús, leyendo libros y tratando de obtener pruebas racionales. Y leyendo los evangelios caí cautivo al Señor. Al igual que aquí Zaqueo, yo busqué activamente, con determinación, con pasión al Señor. Pero en realidad no era yo buscándolo, era simplemente ÉL que cambió la predisposición de mi corazón, me capacitó para que pudiera buscarle, pero sobre todo era ÉL que había venido a buscarme a mí. Y créeme que no lo merecía, en absoluto.
Pero también, al igual que Zaqueo, NO lo merecía. Yo era un blasfemo, que me percibía como ateo, y me jactaba de ello. No tenía el más mínimo interés en la religión. Mientras yo pensaba que Dios era irrelevante o no existía, ÉL me atrajo para darme vida.
Juan 6:44 “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.”
La expectación, el anfitrión que se dirije a Jericó, la multitud agolpada, incluso el árbol que fue el puente necesario para que se produjera ese contacto visual entre Jesús y Zaqueo. ¿Fue todo esto casualidad? Te aseguro que no. Fue todo una obra detallada y orquestada por el Espíritu Santo para traer salvación a Zaqueo. De la misma manera que fue en mi vida.
II.- ZAQUEO ES LLAMADO (19:5)
- El llamado procede de Dios
- El llamado es personal. Es individual
LUCAS 19:5 “CUANDO JESÚS LLEGÓ A AQUEL LUGAR, MIRANDO HACIA ARRIBA, LE VIO, Y LE DIJO: ZAQUEO, DATE PRISA, DESCIENDE, PORQUE HOY ES NECESARIO QUE POSE YO EN TU CASA.”
Me viene a la memoria una vez de pequeño, tenía unos 8 años, y estábamos en una excursión del colegio, donde nos fuimos al monte. Éramos muchas clases, con lo cual puedo calcular que en total podríamos ser en torno a unos 100 niños. Recuerdo que uno de los monitores buscaba un alumno para poder ayudarle y ser, de alguna manera, su “monitor adjunto” y todos nosotros levantamos las manos a la vez que gritábamos para ser escogido. De repente clavó su mirada en mí, que ni estaba en primera fila, ni en la última, sino en la multitud, me señaló, se acercó, vino a mí y me llamó. Hoy puede parecer una tontería sin importancia alguna, pero para que 30 años después, tenga ese recuerdo clavado en mí, os aseguro que aquella situación, aquel día fue especial e importante para mí.
Zaqueo está subido al árbol y es un espectador VIP. Jesús se acerca, y con ÉL todo el bullicio y ruido de la multitud que le seguía. De repente Jesús se detiene, se para junto a Zaqueo, quien seguramente también se le “paró el corazón” ante la emoción de tenerlo tan cerca. Jesús se detiene, hace un alto en el camino, mira arriba, llama a Zaqueo por su nombre, a pesar de no haber tenido encuentro físico con él anteriormente, le da una orden y se autoinvita a su casa, una casa que de seguro no era popular ni visitada por gente de Jericó, a pesar de que Zaqueo era una persona rica en dinero, pero pobre socialmente. Al joven rico le dijo “ven, sigueme” y decidió no seguirle. A Zaqueo le acaba de decir: “Baja ya, vamos, corre, ábreme la puerta de tu casa, es urgente”
Tal vez era la casa donde menos vecinos entraban y visitaban, pero ese día iba a entrar alguien más grande que todos ellos. Es la 1ª y única vez en la Biblia que leemos que Jesús se autoinvita a una casa. Era algo inaudito e insólito, máxime teniendo en cuenta quien era, en este caso, el anfitrión, el jefe de los publicanos. Pero él debe descender, y además deprisa, debe recibirlo. Jesús NO es un intruso que allana viviendas, es un anfitrión que es bienvenido y bien recibido.
Isaías 65:1 “Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.”
Apocalipsis 3:20 “He aquí, YO estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”
Era costumbre que el anfitrión invitase, insistiese, como así pasó con los caminantes de Emaús (Lc. 24:29), o con los samaritanos en Juan 4:40. El hecho de llamarlo por su nombre personal en medio de la multitud, de decirle que se dé prisa a responder y que “es necesario”, sólo nos puede decir que Jesús es absoluto Soberano, que su llamado es personal e individual y que ÉL siempre toma la iniciativa en buscarnos y salvarnos. Jesús entró a Jericó para tener ese encuentro redentor con Zaqueo, y por eso fue hasta ese mismo árbol, se detuvo, lo miró, lo llamó, le dio la orden, porque ÉL no solo conoce todas las cosas, sino que tiene toda la autoridad como Señor y Dios. Zaqueo procuró ver a Jesús, pero no sabía ni imaginaba que estaría con ÉL, que lo hospedaría en su casa. Mientras Zaqueo sólo quería ver a Jesús, aunque fuera a lo lejos, pero ÉL quería tener un encuentro personal y transformador con Zaqueo. Dios siempre nos va a dar mucho más de lo que podamos llegar a imaginar. El Señor NO se detuvo por la casa del juez, del alcalde, del príncipe, del sacerdote, del fariseo o de alguna otra persona importante. Él fue a casa del más despreciable, del publicano.
Hermanos, hoy somos nosotros, los embajadores del reino, los misioneros, los agentes de reconciliación, quienes llamamos a la gente. Llamamos con urgencia, con pasión. ÉL es el Rey, y se ha ido a preparar el reino, pero ha dejado a sus ministros, a su representantes, quienes, en el poder del Espíritu Santo, van un mensaje de arrepentimiento y de paz”
“Hay un Rey quien ha inaugurado Su Reino y está apunto de venir, próximo a regresar. Y ÉL ofrece a todos estar en su bando y compartir la victoria con ÉL. Demanda obediencia plena y compromiso. Quien rechace esta invitación enfrentará juicio”
- Hebreos 2:3 “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos (si ignoramos) una salvación tan grande?”
Aún recuerdo en lo más profundo de mi corazón lo que viví hace poco más de 2 años. Mi hermana Sara estaba en la UCI, muy muy grave. Cada 2 días bajaba a quirófano, pero cuando no bajaba su nivel de sedación era menor. ¿Cuál fue mi plan cuando entraba a verla todas las tardes durante 29 días?
- Los días que había bajado a quirófano y que no estimulaba debido a la sedación, le hablaba,pero sobre todo oraba, le pedía a Dios por ella, por su vida, su alma.
- Los días que no bajaba a quirófano, aunque estuviera sedada, a veces estimulaba con un leve apretón de manos. Oraba sí, pero le hablaba. Le predicaba, le hablaba de Jesús, de la salvación.
- Él último día, el 01-01-2022 a las 14 horas entré a despedirme, y recuerdo, entre otras muchas palabras, decirle lo siguiente:
- “Sara, ten paz hermana. Ten paz. Te he hablado de Jesús durante un mes, día tras día. En pocos minutos vas a verlo y conocerlo. Conocerlo mucho más que lo conozco yo.”
Hoy, a pesar que falleció a los minutos de salir de aquella fría sala de la UCI, le doy las gracias a Dios primeramente por ella, luego por estar conmigo en esos momentos, dandome fe, fortaleza y, sobre todo, por permitirme hablarle y testificarle de ÉL, tanto a mi hermana, como a mucha gente, a través de ella.
III.- ZAQUEO ES ATRAÍDO (19:6-7)
- La atracción implica una respuesta.
- La atracción conlleva gozo.
LUCAS 19:6-7 “ENTONCES ÉL DESCENDIÓ APRISA, Y LE RECIBIÓ GOZOSO. AL VER ESTO, TODOS MURMURABAN, DICIENDO QUE HABÍA ENTRADO A POSAR CON UN HOMBRE PECADOR.”
Hay decisiones en la vida que deben tomarse con rapidez, sin demora. Dicho de otra manera, hay decisiones o respuestas que no requieren un proceso largo de pensar, valorar, meditar o evaluar, sino que por su tremenda importancia, por su implicación y por lo que nos afecta, se debe responder al momento. Por ejemplo, si hay un incendio en tu casa, sales inmediatamente, no te pones a recoger y valorar qué llevarte y qué dejar. O si alguien del banco, como premio a tu fidelidad, decide cancelar tu hipoteca sin costo ni trámite alguno, creo que la respuesta sería rápida.
Hay una frase de Agustín de Hipona que describe muy bien la vida, hasta hoy, de Zaqueo, y es la siguiente: “Tú nos has hecho para TÍ Mismo, y nuestros corazones no hallarán reposo ni descanso hasta que lo hallen en tí”
¿Qué hizo Zaqueo ante las palabras de Jesús? Bajó del árbol corriendo, casi de un salto, lleno de felicidad, de gozo, de satisfacción. Zaqueo no demoró, no puso excusas, no retrasó, sino que lo hizo al instante. Obedeció a la perfección, y lo hizo casi de forma automática. Su corazón estaba ahora preparado para el gran encuentro, para la gran cita con El Señor.
Pero la multitud no acompañó en ese gozo y felicidad a Zaqueo y vino la murmuración, el chisme, el cotilleo. Ambos conocen esta situación; Zaqueo la ha vivido toda su vida desde que se hizo “aliado” de Roma, y Jesús, como Dios Omnisciente, conoce los corazones de la gente (Jn. 2:24-25). En esa escena hubo gozo y felicidad sin igual por parte de Zaqueo, y hubo queja, murmuración, condena y crítica por parte de sus vecinos quienes no entendían que Jesús pudiera tener trato, relación y compañerismo con ese sucio jefe de los publicanos de Jericó. La élite religiosa se quejó y se indignó por esta escena, ya que ellos se consideraban superiores a Zaqueo, un menospreciable e indigno pecador. Pero Jesús vino a salvar a pecadores.
– “¿Cómo es posible que pueda entrar bajo el mismo techo que ese Zaqueo?”
-“¡Con todas las casas que hay en Jericó… Y viene a entrar a la casa del peor de todos!”
¿Y Jesús?, ¿Qué hizo ÉL? Jesús tuvo misericordia. Los religiosos, la gente común y los vecinos de Jericó; en definitiva, todos le aborrecían y era algo, no solo chocante, sino imposible de creer y hasta ofensivo que este Jesús pueda fijarse en alguien así. No entendían a Jesús.
No permitas que el juicio de otros, de los demás, desanime o apague tu gozo por buscar al Señor. ¿Acaso la multitud, los vecinos de Jericó provocaron que Zaqueo se detuviera? NO. Él tenía el enfoque y la mirada en Jesús. Lo demás no le importó lo más mínimo, y créeme que él tenía más que preocuparse por su reputación y su fama que nosotros. Se habrán burlado de tí, te habrán señalado con el dedo… No importa en absoluto. Quien me confiese delante de los hombres, yo le confesaré delante de Mi Padre que está en los cielos. Quien me niegue delante de los hombres, yo también le negaré ante Mi Padre que está en los cielos.
Por el lado inverso; NO juzguemos nosotros a nadie. Cristo ha muerto por todos, la oferta es por todos. Durante mi vida, he visto a presos, detenidos que he llevado yo mismo esposados en custodia, venir quebrantados al Señor, mientras que compañeros con los que comparto trabajo, burlarse de mi fe, burlarse de Jesús.
Esa es una viva ilustración de la parábola del fariseo y el publicano.
- “Señor, gracias por no ser como este detenido, preso, privado de libertad que ha delinquido. Mira lo que ha hecho, no como yo…”
- “Señor, perdóname, soy culpable. Ten misericordia de mí.»
- Qué 2 diferentes actitudes.
Cristo murió por unos y por otros, para darles salvación, y mi llamado, mi misión, mi propósito es predicarles a ambos. Cómo dijo M.Lutero, “llevar el evangelio a sus oídos, y dejar que Dios lo lleve de sus oídos al corazón.”
IV.- ZAQUEO ES SALVADO (19:8-10)
- La salvación implica arrepentimiento
- La salvación es un regalo de Dios
- La salvación está disponible para todos
LUCAS 19:8-10 “ENTONCES ZAQUEO, PUESTO EN PIE, DIJO AL SEÑOR: HE AQUÍ, SEÑOR, LA MITAD DE MIS BIENES DOY A LOS POBRES; Y SI EN ALGO HE DEFRAUDADO A ALGUNO, SE LO DEVUELVO CUADRUPLICADO. JESÚS LE DIJO: HOY HA VENIDO LA SALVACIÓN A ESTA CASA; POR CUANTO ÉL TAMBIÉN ES HIJO DE ABRAHAM. PORQUE EL HIJO DEL HOMBRE VINO A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO.”
Recuerdo una vez, hace unos 3 años, que recibí un aviso de una niña de 5-6 años que había desaparecido por las inmediaciones de su casa. Era una noche fría de invierno, en una casa de campo. La situación era muy tensa, la implicación fue máxima. Todos la buscábamos mientras gritábamos su nombre. Así durante 30-40 minutos. Tras haber buscado por todo lados y estar al borde de la desesperación, a una persona de las muchas que habíamos allí, se le ocurrió arrastrar y sacar las sillas de debajo de la mesa principal, la cual tenía un mantel. Allí estaba ella completamente dormida. En esos momentos, el padre lloró y se desmayó. Ahora teníamos otro problema y tuvimos que avisar a la ambulancia.
A nivel espiritual, todos y cada uno de nosotros estábamos totalmente perdidos, no escuchábamos nada, pero a diferencia de esta niña, no estábamos dormidos, sino muertos espiritualmente. Sóoo basta leer Efesios 2:1-4 para darnos cuenta que no podíamos, ni buscarnos ni salvarnos, en definitiva, éramos totalemnet incapaces; por eso Jesús vino, uno por uno a buscarnos, a encontrarnos, a darnos vida, a darnos la mano y levantarnos, a limpiarnos y a ponernos junto a ÉL.
ESA ES LA HISTORIA DEL EVANGELIO
Zaqueo, este repudiado publicano bajo de estatura, se puso en pie ante la mirada despreciable de un pueblo ofendido por ser precisamente él el anfitrión de Jesús, y dio muestras y evidencias de que, a pesar de ser pequeño, realmente tenía un corazón grande, nuevo, regenerado por Dios. Dios ya ha hecho la obra, él está totalmente arrepentido y quiere compensar el daño, perjuicio ocasionado y con la que se ha lucrado acumulando una fortuna de dinero, pero a la vez, odio, repudio y rechazo de su gente. Manifiesta su firme intención de dar la mitad de sus bienes a los pobres, pero no solo eso, sino que va mucho más allá de la Ley de Moisés , y a quien haya defraudado cobrando abusivas y excesivas tasas, le va a dar cuatro veces más. La Ley diferenciaba claramente el fraude (Núm. 5:6-7), que lo castigaba con la restitución más una quinta parte, del robo (Éx. 22:1) que lo castigaba con la restitución más 4 veces de lo sustraído.
Zaqueo, con esta actitud, está diciendo al pueblo que les ha defraudado, pero que su acción equivalía al robo. Él mismo juzgó con severidad lo que había estado haciendo a su propio pueblo. Él dijo: “Soy un miserable ladrón. Os he robado, pero estoy arrepentido, y lo voy a demostrar con obras y frutos”. Les está devolviendo más de lo que les ha robado, extorsionado o defraudado.
No solo ha confesado y se ha arrepentido, sino que hay un compromiso y obras dignas de arrepentimiento. Ahora sí puede decir que ha encontrado una riqueza de valor incalculable, por lo cual no le importó, en absoluto, lo que consiguió materialmente. No fueron el arrepentimiento o las obras lo que trajeron salvación a Zaqueo, sino un encuentro personal y transformador con Jesús, y lo demás llegó como consecuencia y evidencia de ello. A continuación Jesús dice a todo el pueblo, que este publicano es salvo, que ha abrazado por la fe en Cristo la promesa redentora dada a Abraham. Ha habido un cambio radical, un giro de 180º en la vida de Zaqueo.
Gálatas 3:6-7 “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son hijos de Abraham. “ La promesa por la fe vino 430 años antes que la Ley. Siempre fue por la fe.
EL RECHAZADO PUBLICANO, ACABA DE CONVERTIRSE EN UN ABRAZADO Y RECONICLIADO HIJO DE DIOS.
Finalmente Jesús nos deja una de las mejores y más impactantes frases de toda la Biblia, que tuvo que ser igualmente ofensiva para los orgullosos vecinos de Jericó, y es que ÉL vino precisamente a eso, a buscar, a llamar y a encontrar al perdido, al impedido, al publicano, al ladrón, al transgresor, al que no puede buscarle. No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. No tienen necesidad de ser buscados sino los que están perdidos.
Cristo no sólo no se avergonzaba de que fuese catalogado como “amigo de pecadores y publicanos” (Lc. 7:34, 15:2) sino que para eso mismo vino, ellos eran realmente el propósito de Su Venida. Jesús vino precisamente para salvar a personas como Zaqueo. A personas como tú y como yo. ¿Cómo lo hace?
La otra mañana, estaba de patrulla, y paré un vehículo que hizo un adelantamiento en línea continua y era una maniobra peligrosa, además de una infracción. Lo paré más adelante en un lugar seguro, le pedí la documentación y le pregunté si sabía el motivo de por qué le había dado el alto. Con mucho respeto y educación me dijo que sí, nos pidió disculpas y nos dijo que en ese momento su pareja estaba con contracciones, posiblemente de parto, e incluso me mostró documentación de ello para corroborar que no mentía. No lo denuncié, aún cuando debí hacerlo, ya que el artículo 167 del Reglamento General de Circulación me obliga a ello, con una sanción de 400 euros y pérdida de 4 puntos.
Fui, de alguna manera, benevolente, bondadoso o misericordioso, pero ¿Fuí justo? NO. Hermano tú y yo hemos transgredido mucho más. Hemos cometido algo muchísimo más grave que una infracción de tráfico.
Se nos acusa de alta traición al rey del cielo de la tierra. Y basta con que te preguntes si alguna vez has mentido, has desobedecido a tus padres, has defraudado o robado como Zaqueo, has mirado con deseo alguna mujer o has difamado o hablado mal de otra persona, como hicieron los vecinos de Zaqueo. La Biblia es clara, lee Romanos 1-3: Eres culpable, como lo soy yo. Y el castigo no son 4 puntos y 400 euros; el castigo es la muerte la pena capital y la separación eterna con Dios.
Pero al contrario de lo que fui yo la otra mañana, Dios SÍ es Justo. Y aunque esto parezca buena noticia, en realidad no lo es porque tú y yo no somos justos.
- Ezequiel 18:4 dice que el alma que pecare, morirá.
- Romanos 6:23 dice que la paga y consecuencia del pecado es la muerte.
- 1ª Juan 1:10 “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso (…) “
En definitiva, todos pecadores, y según la Ley de Dios, el castigo o la sanción, es la muerte, tanto física como espiritual. Dios no puede actuar como hice yo levantar la mano y contradecir la ley. EL debe de hacerla cumplir sí o sí, sino estaría contradiciéndose y eso es imposible. ÉL debe de juzgar y condenar con toda severidad al pecador, a causa del pecado. Pero, ¿Sabes qué hizo para no juzgarte y condenarte a ti y a mi? Juzgar y condenar a Su Hijo, a Cristo.
De manera que Cristo paga la multa, la sanción que nos correspondía a todos nosotros. Dios puede perdonarte, puede venir a buscarte, puede llamarte por tu nombre y decirte que bajes y que le hospedes en su casa, ¿Por qué? Porque alguien ha pagado la deuda, la ha cancelado, alguien ha solventado ha sufrido el castigo y ha sido juzgado, condenado y aplastado. En el ejemplo anterior, es como si yo mismo, quien tenía autoridad para sancionar, me someto por completo, le represento, le sustituyo, y saco mi cartera, deposito 400 euros y me retiran 4 puntos, y le digo al chico: «Ahora sí puedes irte a csa en paz. Está cancelada». Pero mucho mayor.
Dios SI es Justo, y SÍ es Misericordioso. Ha pagado tu pecado contra Dios. Y EL nos llama al arrepentimiento, a ir con EL, abrazarlo en fe.
En el año 490 aC, en plena invasión del Rey Darío I de Persia a Grecia que provocó una terrible guerra, un joven griego llamado Filipides fue el encargado y elegido (era el más rápido) para tener el honor de llevar la noticia a los ciudadanos de Grecia de que sus conciudadanos y sus ejércitos habían salvado a su nación al derrotar a los invasores persas. Fue una heroica hazaña, ya que derrotaron a un ejército de unos 15.000 soldados. Se dice que este mensajero corrió sin detenerse desde el valle de Maratón hasta Atenas (42 km) con un mensaje:
“Tengo buenas nuevas (“evangelio”), tengo buenas nuevas: Hemos vencido, hemos vencido, tenemos paz. No hay que temer, ha habido victoria”
Dicen que murió al llegar y dar el mensaje, de ahí que se conmemore la carrera y se conozca con el nombre de Maratón (42 km). Jesús descendió y vino del cielo a vencer por nosotros. EL dijo en la cruz “¡Consumado es!” , tu deuda está cancelada y solventada, y dio su vida por nosotros. Hoy somos nosotros como Filípides, quienes salimos corriendo a todo el mundo diciendo de que hay buenas nuevas, que hay un mensaje, que hay paz, que el Rey ha vencido.
Toda la historia de Zaqueo es para llevarnos a esta conclusión, a esta premisa, a esta idea principal. El Evangelio, la Biblia, o, incluso la historia de la humanidad es la historia del Señor buscando y salvando al hombre perdido
“PORQUE EL HIJO DEL HOMBRE VINO A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE SABÍA PERDIDO”
Jesús aun está entrando y pasando por las calles de tu ciudad, de tu barrio y quiere cenar con aquellos que no le conocen. ÉL busca, llama, invita, y lo hace a través del Evangelio. Quiere hablar de tu alma y de la salvación. Te tiende la mano ¿Ha pasado frente a tu casa? ¿Ha llamado a la puerta de tu corazón? ¿Le has dejado entrar? Y si es así. ¿Estás tú buscando y llamando a otros para que, como Zaqueo, encuentren salvación?
- Hebreos 3:15 “Si oyereis hoy (¿Cuándo? hoy, ahora, aquí. Zaqueo, date prisa, baja ya, corre) su voz, NO endurezcáis vuestros corazones (no resistir a Dios)“. NO seas como el joven rico que ante su llamado, se giró y se fue. No seas como los vecinos de Zaqueo que juzgaron la salvación de un pecador arrepentido. Fíjate en Zaqueo, que descendió rápido y con gozo para estar con El Señor. Hubo una transformación, un cambio. Hubo salvación.
- NO seas como el joven rico que ante su llamado, se giró y se fue.
- No seas como los vecinos de Zaqueo que juzgaron la salvación de un pecador arrepentido.Ese día hubo murmuración, cotilleo, rechazo, repulsa en Jericó,pero hubo fiesta en los cielos
- FÍJATE EN ZAQUEO, que descendió rápido y con gozo para estar con El Señor. No se lo pensó. Le dio igual todo lo demás, y halló salvación. Hubo una transformación, un cambio.