Es muy necesario conocer a Dios, estudiar quién es Dios, cómo se ha revelado, y para ello es imprescindible abrir Las Escrituras y ver qué dice acerca de ÉL, de cómo es ÉL, cómo se relaciona. En definitiva, Sus Atributos, los cuales pueden ser incomunicables si solo pertenecen a ÉL y NO comparte (omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, eternidad, inmutabilidad), o comunicables, que comparte o comunica con nosotros (santidad, fidelidad, amor, justicia, misericordia, ira…)
Para no caer en la especulación o en el campo de la imaginación o suposición, es vital y urgente hacer un «alto en el camino» para estudiar a Dios con el fin de conocerlo a ÉL. Es imposible entender el sacrificio de Cristo, si antes no se entiende que hay Dios Recto, Santo y Justo que debe aplastar el pecado en su totalidad, que debe condenar al pecador sí o sí, que está airado y necesita ser aplacado o calmado.
Y Dios se ha revelado como un DIOS CELOSO.
Gálatas 5:19-21 «Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios»
¡Qué raro! Parece contradictorio. Dios revela ser como alguien que si somos nosotros, NO heredaremos el Reino de Dios, ¿Cómo es posible? Lo vamos a tratar de explicar
Suena ofensivo, suena hasta negativo y cruel. ¿Cómo Dios va a ser celoso? Si los celos destruyen relaciones, son la causa, la semilla en el corazón de algunas personas para perpetrar asesinatos. Si se trata de una obra de la carne, de la naturaleza caída que debemos crucificar cada día.
Estos días atrás, el país entero, se ha conmocionado por la trágica noticia de un asesinato y descuartizamiento por el hijo de un famoso actor español hacia su amigo o pareja en Tailandia. El motivo, al igual que tantos asesinatos que vemos a diario en televisión, son los celos humanos, que son enfermizos, dominantes, destructivos, pasionales y pecaminosos.
Precisamente por esto mismo, por esta primera impresión que estamos nos estamos llevando ahora, por tratar de acomodar a Dios a nuestros conceptos y a nuestra idea es que se hace imprescindible, necesario, urgente e importante dejar de imaginar, dejar de fabricarnos en nuestra cabeza a un dios inseguro, hostil, resentido, lleno de envidia, rivalidad y de celos pasionales que actúa de esa manera. Hay que ir a la Biblia, donde ÉL nos ha hablado, donde se ha revelado a la perfección en Jesús, y allí ver qué significa y qué implica realmente eso; DIOS ES CELOSO.
El error principal a la hora de tratar de estudiar y conocer a Dios consiste en eso, tratar de colocar al Creador en la misma dimensión que la criatura. Así lo humanizamos y lo veremos como un despiadado celoso, lleno de cólera, y no como el Dios, Recto, Santo, Justo y Misericordioso que es.
Tengo que reconocer que me ha costado encontrar material y estudios acerca de este atributo de Dios en libros y manuales de teología porque es un atributo difícil de comprender e indeseable. Se ha dicho más bien poco de este atributo de Dios en los púlpitos, pero es cierto que si vamos a Su Palabra, allí ha dejado evidencias de este atributo moral. Dios se reveló celoso desde las primeras páginas de la Biblia
Abrimos la Biblia y vemos que un Dios Grande saca a su pueblo, a Israel de la esclavitud de Egipto con mano poderosa y lo lleva al Sinaí para hacer pacto con él y darle la Ley, y allí, desde ese primer momento en los términos del pacto, Dios ya empieza a enseñarle a su pueblo, a Israel, que es un Dios Celoso. De hecho le da los 10 mandamientos, y en el 2º ya se lo dice literalmente.
Éxodo 20:4-5 «No te hagas ninguna imagen, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postres delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación»
«NO voy a tolerar que pongas un ídolo muerto, inútil, inservible delante de mi propio rostro, como si estuviera a la misma altura o por encima de mi, el Dios vivo, el único Dios Verdadero.» Es un atributo de Dios, y eso, como cualquier atributo, es una bendición para nosotros, porque su Celo santo me protege y advierte de ser seducido, y destruido, por mis ídolos.
Más tarde, renueva el pacto con Moisés (sustituye esas tablas que Moisés rompió), le advierte contra la idolatría, de que se deben mantener puros, fieles y leales con ÉL, y se presenta de esta manera en Éxodo 34:14 «Porque NO te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.»
Hay una gran diferencia entre nuestros celos pasionales llenos de envidia y su celo santo: NO es que Dios esté celoso o envidioso, como nosotros, porque alguien tiene algo que ÉL quiere o necesita, Dios está celoso si alguien da a otro algo que sólo le pertenece a Él. Dios es absolutamente posesivo con la adoración, el servicio que le pertenece a ÉL, con la Gloria y la honra que solo ÉL merece, y nadie más.
Dios espera una devoción total, no sólo un compromiso parcial y tibio. La adoración le pertenece a Dios, y Él tiene derecho a estar «celoso» de ella.
Apocalipsis 5:13 «Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.»
VAMOS A VER Y ANALIZAR 3 TIPOS DE CELOS:
1.- EL CELO HUMANO PECAMINOSO: El celo humano es falible debido a nuestra naturaleza caída, y es por eso que vemos en las primeras páginas de la Biblia, inmediatamente que irrumpe el pecado, a Caín asesinar a Abel porque a Dios le agradó más el sacrificio de su hermano, a los hermanos de José llenos de celos y aborrecimiento, cómo se deshacen de él en un maquiavélico plan (Gn. 37:4), vimos a Saúl lleno de celos y envidia persiguiendo a David, vimos al hermano mayor del hijo pródigo lleno de celos y envidia cuando su padre hace una fiesta cuando su hermano pequeño regresa a casa. Incluso Pedro sintió celos de Juan, el discípulo amado; «Señor, ¿y este qué? Jesús dijo: Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú solo sígueme.»
Se trata del aspecto negativo, distorsionado del celo. Eso es lo que el pecado, el mal, la naturaleza caída de cada uno ha hecho con ese atributo moral y comunicable, que lo llena de sentimientos malos, de sospechas, de envidias por algo que tiene otro. Por culpa de esta mala raíz en los duros corazones de los pecadores, este mal sentimiento ha roto corazones, hogares, familias y vidas. Los celos malos son siempre egoístas y tienen que ver con los propios sentimientos. Son algo posesivo, que desea controlar, atar y manipular a otra persona. Suelen ser dominantes, obsesivos y crueles, ya que trata de quitar derechos e imponer, y por eso destruye. Estos celos están llenos de egoísmo.
Proverbios 6:34 «Porque los celos desatan la furia del esposo,y este no perdonará en el día de la venganza.»
Estos son los celos que hemos leído anteriormente en Gálatas, como las obras manifiestas de la carne.
2.- EL CELO HUMANO BUENO: Se refiere a un ferviente deseo protector y vigilante, donde te comprometes a buscar el honor y el bienestar de alguien. Hace que uno se olvide de sí mismo para considerar a otra persona. Y es una proyección del celo de Dios, es decir, es compartir el celo de Dios por Su Pueblo. Este celo no surge de sí mismo, de uno mismo, de la naturaleza caída de uno, sino de Dios.
2ª Corintios 11:2 NVI «El celo que siento por ustedes proviene de (¿Mi corazon? NO) de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura.»
Aquí un preocupado Pablo buscaba que la iglesia de Corinto se dedicara plenamente a Cristo y se dejara los ídolos y las distracciones. Algunos de ellos habían sido adúlteros, hombres inmorales, homosexuales, ladrones, borrachos, bandidos y crueles. Pablo utiliza la metáfora del compromiso y del matrimonio.
Jesús, pleno, perfecto y verdadero hombre (además de Dios), sintió este celo divino al ver la casa de su Padre, el majestuoso Templo cómo estaba siendo profanado, dando lugar a una cueva de ladrones.
Ejemplo: Si un esposo ve a otro hombre coqueteando con su esposa, él tiene razón y motivo en sentirse celoso, porque solo él tiene el derecho de cortejar, a coquetear y flirtear con su esposa (y viceversa). Este tipo de celos no es pecado, es más, es correcto y apropiado. Alguien está robando el cariño y el amor de su amada. De hecho una persona casada que no tenga este concepto de celo, tal vez no tenga el concepto bíblico del matrimonio como un pacto exclusivo entre los 2 cónyuges.
3.- EL CELO DE DIOS: El celo de Dios significa que ÉL continuamente busca proteger Su Honor que le corresponde, Su Nombre y su Gloria, pero también busca proteger y cuidar con pasión a Su Pueblo. ¿Por qué? Porque todo eso le pertenece a ÉL por derecho propio. A nosotros se nos pide que seamos humildes y no orgullosos, ¿Por qué? porque no merecemos el honor que sólo, única y exclusivamente Dios merece. Dios desea que solamente ÉL sea adorado y glorificado, y nadie más.
Cuando buscamos nuestra propia gloria, nuestro honor, no solo nos perjudicamos a nosotros mismos al llenarnos de vanagloria, ego y orgullo, sino que también perjudicamos a los demás, y ofendemos a Dios en Su Rostro.
Isaías 42:8 «Yo el Señor; este es mi nombre; y a otro NO daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas»
Isaías 48:9-11 «Por amor a mi nombre contengo mi ira; por causa de mi alabanza me refreno, para no aniquilarte. ¡Mira! Te he refinado, pero no como a la plata; te he probado en el horno de la aflicción. Y lo he hecho por mí, por mi honor. ¿Cómo puedo permitir que se me profane? (¿que se mancille o ultraje mi nombre, mi reputación?) ¡No cederé mi gloria a ningún otro!»
El celo de Dios nunca es (ni puede llegar a ser) pecado porque ÉL merece todo honor, y sólo ÉL es infinitamente digno de ser alabado. NO tiene la connotación negativa que tiene en nosotros, primeramente porque ÉL es Santo y Perfecto, y nosotros no, y segundo porque ÉL si merece todo, y nosotros no. Esa es la gran diferencia.
ÉL es Celoso por 2 motivos, los cuales están estrechamente relacionados entre sí: por Su propio Nombre y, de una manera especial, por Su propio Pueblo. Lo que pase con Su Pueblo está ligado y relacionado a Su Nombre, a Su propia Reputación, a Su Honor y Prestigio.
Santiago 4:4-5 « ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? «
- A nivel personal e individual: Dios anhela nuestro afecto, nuestro amor, nuestra entrega, nuestro servicio, nuestra adoración y alabanza; y es por eso que coquetear con el mundo hace que se ponga, o se inflame en celos. ÉL es un amante que se ha entregado hasta lo sumo, lo ha dado todo, y es celoso, y si andamos en pecado, si andamos amando el mundo, ÉL nos va a disciplinar como un padre disciplina a sus hijos
- A nivel general, en cuanto a la Iglesia: ¿Qué haría un buen marido, un marido justo y honesto que ama por encima de todo y protege a su esposa, si alguien hace daño a su mujer, si alguien se le ocurre golpearla, maltratarla, abusar de ella o intentar matarla?
¿Por qué empleo continuamente el ejemplo del esposo y la esposa? Porque así lo hace la Biblia. Porque Cristo es el novio y desposado de la Iglesia, y podemos descansar porque ÉL no va a dejar que nadie haga daño a Su Amada, a SU Iglesia. Nadie puede lastimarnos, nadie puede hacernos daño, ni siquiera las puertas del Hades prevalecerán ante ella. Solamente hay un peligro que enfrenta la esposa de un esposo celoso, y es su propio corazón engañoso que vaya detrás de otros amantes y provoque el celo de su amado, su prometido, su esposo, y eso es lo que hemos visto en la Biblia en varias ocasiones, que su pueblo se prostituye.
Comprender y entender el Celo de Dios es sumamente importante para entender y aplicar el primer mandamiento (Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.)
Dios demanda de nosotros, de ti y de mi, absoluta y exclusiva lealtad, amor y consagración, pero ¿Acaso no es algo que ÉL nos ha dado antes?, ¿Acaso no es algo que ÉL ha demostrado antes y, por ello, debe ser nuestra respuesta?
1ª Juan 4:19 «Nosotros lo amamos porque ÉL nos amó primero».
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones a través del Espíritu Santo, dice Romanos 5:5. Y a continuación, si seguimos leyendo nos dice cómo se llevó a cabo tal obra, tal demostración. Aún incluso cuando éramos pecadores, hijos de ira, enemigos de Dios, cuando no solo no lo buscamos, sino que le dimos la espalda, éramos débiles e incapaces, estábamos en plena y total oscuridad, ciegos y sordos. En definitiva, muertos espiritualmente. Pero fíjate lo que hizo Dios:
Romanos 5:6-7 «A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los impíos. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.»
Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores (mientras tú pecabas contra ÉL), Cristo murió por nosotros (Cristo murió por ti)”.
¿SABES CUÁL ES LA MÁS ALTA DEMOSTRACIÓN DE SU CELO, DEL CELO DE DIOS?
Dios al pueblo de Israel: «Te he escogido de entre todas las naciones del mundo, siendo tú la más pequeña e insignificante de todas, para mostrar Mi Gloria y Mi Nombre al mundo, te he sacado de Egipto y te he levantado. Te he dado revelación para que seas luz a las naciones y ellas vean en tí que hay un Dios único y verdadero, he establecido pacto contigo por medio de mi siervo Moisés, te he dado la Ley no para salvarte sino para que veas precisamente que no puedes salvarte por medio ella, te he dado la promesa del Mesías y su salvación para todos, por eso te pido, nación de Israel, amor absoluto y consagración. NO seas como ellas, como las naciones paganas y politeístas. Tu llamado es justamente opuesto, que ellas, las demás naciones vengan a ti, vengan a la promesa de salvación universal en Cristo.» Israel falló, se fue, a pesar de todo, tras los dioses de las demás naciones. Fueron adúlteros, se prostituyeron y vino juicio.
Dios tuvo Misericordia de ellos, y después de disciplinarlos, por celo a Su Nombre, para que no dijeran «vaya un dios que ha aniquilado a su propio pueblo…, ¿Es un dios de amor y misericordia?», Dios trajo de vuelta al remanente de ellos. ÉL SÍ CUMPLIÓ SU PALABRA, SU PACTO Y SU PROMESA.
Isaías 48:11 «Por Mí, por amor de Mí Mismo lo haré, para que no sea mancillado mi nombre, y mi honra NO le daré a otro»
Y cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, al Hijo de la Promesa, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Éramos enemigos, y no vino a juzgarnos, sino a adoptarnos como hijos suyos, a reconciliarnos con ÉL.
¿CÓMO LO HIZO?
Dejó en el cielo su corona de gloria, su estatus privilegiado de Rey para enfundarse el traje de siervo. Pasó de decir «sea la luz» a decir «¡consumado es!. Dios es tan Recto y Santo que ÉL exige y demanda una vida recta y perfecta desde que nacemos hasta que morimos. Por esto es sumamente importante conocer sus perfectos atributos, para conocer sus exigencias. Pregunta fuera a cualquiera que pasea despreocupado por la calle; cree ser salvo porque cree hacer buenas obras, porque se compara con un asesino, se compara con Hitler, y recuerda que no es como él y que un día hizo algo bueno, que no se mete con nadie. ¿Por qué no se compara con Jesús?
Y esto sucede porque NO conocen al Dios Santo que exige, no que no asesines a nadie, sino una vida perfecta e intachable como la de Jesus. Y no lo conocen, en parte, porque la Iglesia apenas predica de los atributos de Dios, y entonces ocurre que entra en acción sus pensamientos personales y sus suposiciones de quien y cómo es Dios.
Yo nací el 09/05/1986, ¿sabes cuándo fui descalificado para estar en pie y poder mirarle a los ojos en el Día Final, en el Juicio? Ese mismo día. Nadie, absolutamente nadie puede vivir según Dios es, según Dios desea y es por eso que Cristo vino como hombre a vivir aquella vida que tú y yo deberíamos haber vivido, que se nos exigía y que no podemos. Cristo fue nuestro Representante viviendo una vida de obediencia, de santidad. Por eso se presentó en el Templo, se circuncidó y se bautizó. Pero no solo eso, por haber fallado yo (y tú también) por haber transgredido la Ley de Dios, ÉL es Juez, ÉL es Justo y su pena, su condena, por pecar es la muerte, física y eterna. Si pecas mueres, y puesto que hemos pecado, había una sentencia de muerte contra todos.
Pero el Hijo de Dios llega al Monte Calvario y se sube a una cruz a pagar esa deuda en la totalidad. Se enfunda una corona, esta vez de espinos, soporta latigazos, humillación, golpes, desprecio y que lo claven en una cruz hasta que muere. Es ÉL quien entrega Su Vida.
Imagina por un momento este imperfecto diálogo entre el Padre y el Hijo:
«Padre, YO pagaré la deuda que todos ellos han contraído contra ti»
«Hijo, si decides pagarla, si decides ser su Sustituto, si decides ponerte en su lugar, te pagaré tal y como debo pagarles a ellos.»
«Heme aquí Padre»
El Padre juzga y condena al Hijo, lo lleva hasta la Muerte, lo aplasta bajo Su Ira (Isaías 53:10a « Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. «)
«Eloi, Eloi, lama sabactami, Dios mío Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?» Jesús, por primera y única vez, sufrió el abandono del Padre; más aún, la Ira y el Juicio del Padre.
Pero el Hijo NO pecó jamas, la muerte te podía retener a ti o mí, pero jamás a ÉL. ÉL no solo no pecó, sino que es la vida, y al TERCER DÍA se levantó con Poder de su tumba, se puso de pie para decirnos «YO SOY la Resurrección y la Vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?»
Juan 14:19 » Porque YO vivo, vosotros viviréis»
Acaso yo merecía esto?, ¿Tú merecías esto? En absoluto, Merecíamos lo contrario, pero el Dios Celoso por Su Pueblo y Su Nombre lo ha hecho. Fíjate como se entrelazan y están unidos entre sí el celo por su Nombre, Su honor y el celo por Su Pueblo:
Romanos 3:23-26 NVI «Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención. Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anteriormente, en Su Paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.»
Vemos, por un lado, una humanidad entera pecadora, y por el otro a un Dios justo y Santo que NO castiga los pecados. Contuvo y aguardó SU Juicio durante miles de años, exponiéndose a que todos pensaran que es un Dios Injusto, mentiroso tolerante e indiferente con el pecado. NO había un juicio visible hacia el pecado, hacia el mal. había como un «perdón temporal». Durante 4.000 años, desde Adán en adelante, se había transgredido continuamente y por todas las personas, día tras día, la ley de Dios, y parece que ÉL NO actuó con Justicia, ¿Por qué?
Los hombres podían acusar a Dios de ser Injusto, de NO juzgar el pecado, pero NO sólo eso, SATANÁS podía acusar a Dios de ser Injusto. Su Nombre, Su Reputación podia quedar en entredicho. Imagina:
- “Advertiste seriamente a Adán que si te desobedecía moriría, y pasan más de 900 años y NO lo haces”
- “¿Noé? Él debe morir ahogado en el diluvio con los demás, es pecador. Recuerda, todos lo son, NO hay justo ni aún uno”
- “¿Abraham? Dudó de tu palabra respecto a su hijo prometido, NO tuvo fe, además mintió”
- ¿Moisés? Asesinó a un egipcio, se fugó, y ¿tú vas a tratar con él, vas hacer un pacto con un asesino?”
- ¿Rahab? ¿Acaso no sabes a qué se dedicaba? Era una pagana, y encima prostituta que vendía su cuerpo»
- ¿David? Dices de él que tiene un corazón puro, y resulta que comete adulterio y planea el homicidio de su marido para encubrirlo todo”
- ¿Tu Pueblo Israel? Mira en el desierto a quien adoraban, te fue infiel constantemente, se hacían dioses paganos, mandabas mensajeros, profetas, y los mataban».
- “Dios, tú NO eres tan Justo como dices, como te has revelado en tu Palabra. Dices que harás una cosa, y resulta que no la haces. NO eres Justo»
¿NO SOY JUSTO? OBSERVA LA CRUZ, ALLÍ DIO UNA RESPUESTA PÚBLICA EVIDENTE, TAJANTE A TODO Y A TODOS. Quien está allí crucificado es Mi Amado y Perfecto Hijo, Dios mismo el Creador y ÉL está pagando toda la culpa y todos los pecados desde el primer hombre hasta el último que ponga su pie en la tierra. YO estoy juzgándolo a ÉL, considerándolo a ÉL culpable para ofrecer salvación y esperanza al mundo.»
ÉL ES CELOSO POR SU PUEBLO Y POR SU NOMBRE, Y EN LA CRUZ SALVÓ A SU PUEBLO Y TRAJO HONOR A SU NOMBRE, ¿LO VES?
ÉL ES JUSTO, Y EL QUE JUSTIFICA
Una vez, hubo un hombre que vivió en Israel alrededor del año 710 a.C. Este hombre estaba casado con su esposa. Tuvieron 3 hijos, pero las cosas se rompieron porque ella fue infiel con otros hombres. No solamente fue infiel y adúltera, ella se prostituía. Ella abandonó la familia, abandonó al esposo, abandonó el hogar y el matrimonio ¿sabes qué hizo este esposo? fue a buscarla, pagó las deudas que ella contrajo con sus amantes y estableció nuevamente un pacto de amor y fidelidad con ella. El nombre de ella es Gomer, el de él es Oseas y lo tienes en la Biblia como una parábola viviente del amor y fidelidad al pacto, de lo que el Dios Celoso ha hecho por Su Pueblo, por nosotros.
¿Os dais cuenta por qué es celoso? ¿Se merece ÉL compartir Su Trono con algo o alguien?, ¿Merece ÉL que Su Gloria sea pisoteada y tirada por tierra por otras cosas?
Nosotros podemos descansar absolutamente en los brazos de Dios. Después de haber escuchado esto, ¿Tienes necesidad de andar tras otros «amantes»?, ¿Qué te ofrece el mundo?, ¿fama, popularidad, muchos likes en Instagram o Facebook, libertinaje sexual?, ¿Qué antepones al Señor?, ¿Qué hay en tu corazón antes que ÉL?. ¿Tu equipo de futbol, el deporte, tu pareja, tu trabajo, tu comodidad y estabilidad, tu dinero, el ocio?
«Señor, la sangre y la vida de Tu Hijo NO es tan valioso como para que yo abandone mi ídolo que llena realmente mi corazón. Prefiero vivir como yo quiero. No merece la pena que Cristo tenga la exclusividad de mi corazón y mi vida.» Eso es provocar el celo de Dios.
En cambio, ¿Qué te ofrece Dios? Dios te ofrece la vida perfecta, la Justicia de Cristo, la sangre derramada en la Cruz. Dios te ofrece que un día te pongas en pie ante el Trono y puedas mirarle a los ojos con la cabeza erguida por los méritos de Cristo.
Como Iglesia estamos llamados a Cristo, a nuestro esposo. ¿hay algún amante en nuestras vidas, aparte del Amado? ¿Sabes por qué Dios es celoso? Porque el ídolo que tú amas o sigues es el ídolo que te va a destruir. Pero no sólo eso, destruye a alguien por quien Dios entregó su Vida, por quien Cristo derramó sangre, y ¿Crees que Dios lo va a permitir? Sin el Celo de Dios todos caeríamos y pereceríamos ante los ídolos. Deberíamos estar agradecidos, contentos, satisfechos del celo de Dios. El Dios Celoso quiere destruir los ídolos antes de que estos te destruyan a ti. Su celo te protege.
Su celo, el celo por su propia reputación, por Sí Mismo, por Su Nombre y por Su Gloria nos garantiza que nada, absolutamente nada ni nadie nos va a separar de Su Amor.
Romanos 8:35-39 «¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.»