No hay mayor halago que ser recordado como una persona conforme al corazón de Dios; y eso fue lo que Pablo dijo de él en Hechos 13:22 en la sinagoga de Antioquía de Pisidia.
Humilde y a la vez humillado, perseguido, incluso rechazado por los suyos.
Hoy estudiamos la Tipología que vemos en uno de los personajes más impactantes del Antiguo Testamento.
Un adorador, un salmista, un pastor, un rey, pero sobre todo, un pecador (exactamente igual que todos nosotros) que se arrepentía, se humillaba, y que por eso, tenía un recto corazón para con Dios.
¿POR QUÉ VEMOS A JESÚS EN DAVID?
Pasada a desastrosa época de los Jueces, nos adentramos en la de los Reyes, y con este Rey, vamos a apuntar directamente al Rey Eterno, al Rey de Reyes, a nuestro excelso Señor Jesús.
1ª Samuel 16:1 «Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de BELÉN, porque de sus hijos me he provisto de rey.»
David, hijo de Isaí (y bisnieto de Booz y Rut) nació en Belén de Judá, y NO es casualidad, porque aproximadamente 1.000 años después, el profeta Miqueas lanza una de las profecías mesiánicas más conocidas, detalladas y minuciosas de todas: DÓNDE SERÍA EL NACIMIENTO DEL SALVADOR
Miqueas 5:2 «Pero tú, BELÉN Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.»
A escasos 8 kilómetros al sur de Jerusalén, y a 800 metros sobre el nivel del Mar Mediterráneo y 1.200 metros sobre el Mar Muerto, se halla la pequeña (pero gloriosa) Belén, cuyo nombre significa la «casa del pan», y es ahí precisamente donde nació el Pan de Vida, justo en la misma ciudad donde nació también el Rey David
Lucas 2:4-7 «Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.»
Lucas 2:11 «Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor»
David, a pesar de NO ser reconocido por los suyos, por su propia familia, por los más cercanos, siendo el peor considerado y menospreciado incluso por el Rey,llegó a ser el Primogénito de Israel (Salmo 89:27), un humilde pastor y posterior Rey y gobernador, quien apunta, señala y nos dirije a Aquel que primeramente vino en humildad como Salvador, siendo el Gran Pastor (véase el Salmo 23, escrito por el propio David), pero que regresará en poder y majestuosidad como el Rey y Gobernador, JESÚS, A QUIEN LLAMABAN HIJO DE DAVID.
¿Por qué le llamaban así?
Porque Cristo es el perfecto cumplimiento de la Profecía de la simiente de David, es decir, un descendiente directo de él, de su linaje.
Llamarlo así, como hicieron el ciego Bartimeo, la mujer cuya hija estaba siendo atormentada por un demonio,…era identificarlo plenamente como el Mesías esperado y anunciado.
2ª Samuel 7:12-16 «Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia NO se apartará de ÉL como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.»
Sería el Mesías quien establecería el Reino Eterno, quien se sentaría para siempre en el trono, con una dinastía que perdurará hasta los confines, y ese NO es otro que Jesús.
Para David NO fue fácil reinar sobre la casa de Israel, sino que afrontó grandes trabajos y numerosas persecuciones; de la misma manera que Jesús NO reinó, ni fue conocido como el Rey de Reyes y Señor de Señores sino después de una vida de 33 años llena de humillaciones persecuciones, donde fue traicionado, abandonado, rechazado y repudiado, fue aclamado y odiado.
De la misma manera que David tomó y conquistó Jerusalén en uno de los acontecimientos más importantes para el pueblo judío, trasladando allí el Arca y estableciendo su trono (2ª Samuel 5-6); nuestro Señor Jesús se dirigió allí mismo, a la Ciudad de Paz (ésto significa literalmente Jerusalén) en sus últimos días, NO para traer su arca, sino para ofrecerse, en una colina a las afueras de la ciudad, en una Cruz, y desde allí mismo, desde el epicentro religioso del mundo, anunciar al mundo entero que ÉL es el Salvador, Quien muere por todos nuestros pecados, y quien ofrece Redención y restauración.
ÉL ES EL PRÍNCIPE DE PAZ.
PERO si hay un acontecimiento en la vida de David que mejor señale y apunte a Cristo, éste se halle en 1ª Samuel 17.
Allí hay un adversario que, durante 40 días desafía al pueblo, a un pueblo temeroso, incapaz de actuar, incapaz de vencer, ni aún quienes debían hacerlo como son los soldados, y sobre todo, el Rey (en este caso Saúl).
Este enemigo generaba miedo, pánico y terror.
Pero de repente, alguien que NO estaba obligado a actuar, es decir, el único de todos que NO debería de luchar , aparece en escena, y ¡¡TODO CAMBIA!!
Se trata de un joven David, quien estaba junto a su padre, quien dejó esa comodidad, y NO sólo se puso en orden de batalla, siendo despreciado y burlado por sus hermanos, sino que, buscando la Gloria de Dios (y NO la suya propia) derrotó de un certero golpe en la cabeza al enemigo del pueblo.
¿NO es así como Dijo Dios que haría nuestro Salvador en el «Protoevagelio»?
Génesis 3:15 «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.»
Sin espada, sin malla metálica, sin casco, sin armas humanas, venció a un gigante que aterrorizaba a todos, es más, esta victoria es contada como la victoria del pueblo, a pesar que ninguno de ellos movieron ni una piedra (nunca mejor dicho)
Seguramente ya has pensado en CRISTO, Quien dejando TODO (la casa de SU Padre), se humilló, viniendo hasta nosotros, los cuales estábamos aterrorizados y atemorizados por un enemigo que jamás podríamos vencer ni derrotar: NO un gigante filisteo de 3,20 metros, sino LA MUERTE.
Este enemigo que aún hoy genera terror, pánico, miedo insuperable y que TODOS (desde Napoleón, pasando por Mahoma y Buda, hasta por Julio César o Alejandro Magno) sucumben ante ella.
JESÚS MURIÓ PARA HACER MORIR A LA MUERTE
Mientras David le corta la cabeza a Goliat con su propia espada (1ª Samuel 17:51), Jesús hace morir a la muerte muriendo (es decir, con su propia pena y condena), y quita el pecado, siendo ÉL Mismo hecho pecado.
Hebreos 2:14-15 «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, ÉL (Jesús) también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.»
David fue a la lucha y venció por el pueblo hebreo; Cristo fue a la Cruz y venció por Todo Aquel que en ÉL creería.
Jesús cumplió la profecía:
Oseas 13:14 «De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista.»
ÉL se hizo hombre como nosotros (salvo sin pecado), para ser nuestro Representante en una vida perfecta en obediencia a Dios, la cual nosotros debíamos vivir y NO pudimos (ni podemos), y ser nuestro Sustituto en la Cruz, en una muerte, la cual ÉL NO merecía, pero nosotros sí, a causa de nuestros pecados, rebeliones e iniquidades (Ezequiel 18:4 y 20, y Romanos 6:23)
La victoria de Cristo sobre nuestro enemigo es nuestra victoria, de tal modo, que EN ÉL, somos más que vencedores; y eso que NO hicimos nada por ello, NO movimos ni un dedo, sino que Cristo lo hizo absolutamente Todo de una vez y para siempre.
Ahora podemos gozarnos y cantar lo siguiente: «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?» (1ª Corintios 15:55)
David testifica públicamente la victoria, exhibiendo a su derrotado enemigo.
1ª Samuel 17:54-57 «Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda. Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió:Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo ese joven. Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano.»
Asimismo Cristo, humilló, avergonzó y exhibió públicamente a sus enemigos, los cuales derrotó de una vez y para siempre, en nuetsro beneficio, y para la Gloria y Honra de SU Nombre.
Colosenses 2:14-15 «Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la Cruz.»
De esta manera, JESÚS ES EL MEJOR Y VERDADERO DAVID, QUIEN ERA LA SOMBRA DE AQUEL QUE DEBÍA VENIR, Y QUE VINO, HIZO PERFECTAMENTE SU OBRA, Y VENDRÁ NUEVAMENTE PARA CONSUMARLA.