¿QUÉ CELEBRARON REALMENTE AQUELLA NOCHE EN EL APOSENTO ALTO?
¿QUÉ SIGNIFICADO Y APLICACIÓN LE DIO JESÚS A ESA FESTIVIDAD HEBREA?
¿TENÍA JESÚS PLENO CONOCIMIENTO DE LO QUE IBA A OCURRIR EN POCAS HORAS?
Hemos hablado estos días anteriores de la llegada del Rey de gloria, de su falsa coronación debido a la aclamación popular que despertó, de Su rechazo y complot, de la descripción de Su Reino a través de parábolas, las cuales confrontaban directamente al Israel más religioso así como el anuncio de Su Muerte para ahora tomar la recta final a la Cruz, y adentrarnos en las últimas horas del Rey. Desde ahora en adelante, habrá mayormente 3 Escenarios que serán claves y principales en el final de la Historia de la Redención. Se trata de Su última noche:
- 1.- Aposento Alto
- 2.- Getsemaní
- 3.- Gólgota
Hoy, Jueves de la semana de la Cruz nos adentramos a a analizar los 2 primeros de ellos: El Aposento alto y el huerto de Getsemaní. Habiendo amado a los Suyos, los amó hasta el final…
Marcos 14:12 «El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la Pascua? (…)»
Ya desde bien temprano comienzan los preparativos para celebrar la festividad de la PASCUA, la más antigua celebración judía que conmemoraba y evocaba la liberación de la esclavitud de Egipto de mano de Dios.
La fiesta de la PASCUA («Pass over» que significa «pasar de largo») era una fiesta muy importante para los judíos, de hecho es la más antigua de todas (más antigua que la Ley, que el sacerdocio o que el Tabernáculo), donde cada día 14 del mes de Nisán (primer mes del calendario judío) celebraban y conmemoraban la liberación de Egipto cuando el ángel de la muerte pasó por las todas casas de Egipto (Éxodo 12). En cada casa de Egipto habría muerte, o bien el primogénito, o bien un cordero cuya sangre se untaría en los dinteles de las puerta, y desde entonces, la sangre y el cordero adquirieron un sentido nuevo y un valor redentor, pues la sangre del cordero sacrificado fue la señal de identificación como Pueblo de Dios, y serían así protegidos y guardados.
DIOS LOS LIBRÓ DE SU IRA, DE LA MUERTE, PERO HUBO SANGRE DERRAMADA Y UN CORDERO MUERTO.
En todas las casas habría MUERTE; en las de los egipcios sería el primogénito, y en las de los israelitas sería un cordero que lo sustituiría, al señalar con la sangre de ese cordero muerto en los dinteles de las puertas; pero en todas las casas habría muerte sí o sí (o bien el cordero, o bien el primogénito, porque Dios es Justo y porque la paga y consecuencia del pecado es muerte.
DESDE ENTONCES LA SANGRE Y EL CORDERO ADQUIRIERON UN SENTIDO NUEVO Y REDENTOR
Y la festividad o rito de la Pascua, que Dios mando a guardar desde entonces, evoca, recuerda y conmemora la redención pasada, pero desde este día tendrá y adquirirá un nuevo significado.
Lo que aconteció esa noche, marcó la culminación y el cumplimiento de las anteriores pascuas, ya que fue el verdadero cumplimiento de ese significado. Todo apuntaba a la gran, mejor y verdadera Pascua.
Esta es la 7ª Pascua bíblica; de hecho el número 7 en la biblia alude a la perfección y a estar completo:
1.-La 1ª, a la Salida de Egipto (Éxodo 12:3-20)
2.-La 2ª, en el Desierto (Números 9:5)
3.-La 3ª, en las Campiñas de Jericó (Josué 5:10)
4.-La 4ª, en los días de Ezequías (2ª Crónicas 30)
5.- La 5ª, en el gobierno del joven Rey Josías (2ª Crónicas 35)
6.- La 6ª, después del retorno de Babilonia (Esdras 6:19-20)
7.- La 7ª, los discípulos de Jesús van a Prepararla a continuación…
Marcos 14:13-15 «Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí.»
Llegado a este momento de contundente y firme oposición, hay un complot y una conspiración para matarlo y acabar con él, pero bajo la premisa de no hacerlo durante la Pascua, para no alborotar y contraer el riesgo de una respuesta dura de Roma. Había un serio problema para las pretensiones de estos fariseos, y es que Dios tiene una fecha señalada desde antes de que el mundo fuese para sacrificar al Cordero de Dios. Esa fecha es la Pascua. No hay otra en Su agenda. Nos adentramos de lleno en la Última Cena
Jesús, como pleno y verdadero Dios, les demostró a Sus Discípulos nuevamente Su atributo de Omnisciencia, con un conocimiento anticipado y total de todas las cosas. No sería tan inusual localizar a este hombre con el cántaro, pues esta era una actividad que usualmente la realizaban las mujeres en aquella época.
Ya está el Aposento alto dispuesto y preparado para que Jesús celebre la Pascua con Sus Discípulos; el cordero, el vino, el pan sin levadura, las hierbas amargas… Nos adentramos de lleno en la Última Cena. Es, sin duda, la cena más famosa e importante de la historia de la humanidad, sin duda. En esta cena él quiere impregnar la mente y el corazón de sus discípulos, los testigos, acerca del servicio humilde. ÉL, siendo Dios, no vino para hacer servido sino para ser, y lo va a ilustrar con una enseñanza que se grabaría, sin lugar a dudas, en ellos. Parece ser que aún no estaban entendiendo bien el significado de que Jesús se estaba haciendo pasar por el esclavo y siervo de ellos, ya que en un momento dado de la cena, hubo una disputa para ver quién sería el mayor y quién se colocaría junto a ÉL en el Reino.
Destacar que durante la celebración de esa cena, tiene especial simbolismo las 4 Copas de Vino: Tras la 1ª Copa, luego venía el lavamiento ceremonial que simbolizaba la limpieza moral y espiritual. Durante esa noche no había sirviente, tampoco había esclavo, pero sí estaba el verdadero Siervo quien se quitó su manto, tomó la toalla y lavó los pies a Sus Discípulos, demostrándoles que el amor auténtico se expresa mediante el servicio humilde, y que este oscuro y egoísta mundo los identificaría sólo si se amaban y se servían los unos unos a los otros, tal y como ÉL mismo les había y está enseñando.
Observan y ven una jarra, el lebrillo y una toalla. De repente se levanta de la mesa, se coloca el manto exterior, y despojándose de su esplendor divino, se arrodilla ante ellos, y tomando forma de siervo, lava y enjuaga sus sucios pies. Aún los de Judas. Su amor, que nos purifica y limpia, va hasta el extremo. Nunca olvidarán este ejemplo, esta ilustración.
EL DIOS DEL CIELO Y DE LA TIERRA ESTABA LAVÁNDOLE LOS SUCIOS PIES A LOS PECADORES DISCÍPULOS QUE HORAS MÁS TARDE LO DEJARÍAN SÓLO.
¡Que humillación tan Gloriosa!
ÉL es el Mejor ejemplo de Humildad y Servicio, debemos mirar sólo a EL.
A continuación tomó la 2ª Copa, donde el anfitrión, el padre de familia, explicaba el significado histórico de la Pascua, y cantaban algunos Salmos. Pero Jesús trazaría la tangente de la Pascua a Sí Mismo, hasta la Cruz. Después se cocinaba y se servía el cordero, y es curioso que ninguno de los 4 evangelistas mencionan este cordero. El perfecto y verdadero cordero pascual no estaba encima de la mesa, estaba sentado junto a la mesa; pues ÉL mismo era el plato principal esa noche. De repente, un conmovido Jesús, anuncia la traición de uno de ellos. Este anuncio suscitó agitación, perplejidad y curiosidad entre los presentes. Pero se tenía que cumplir la Escritura.
Mateo 26:21 «Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.»
Jesús ya había anunciado en veces anteriores sobre Su Muerte, pero ahora es la 1ª vez que alude que va a ser entregado y traicionado por uno de Sus Discípulos, tal como estaba escrito y profetizado en el Salmo 55:12-14.
«Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él; Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar; Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios.»
Salmo 41:9 «Aún el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.»
Judas, el tesorero del grupo, vendió y traicionó al maestro por unas 30 míseras monedas de plata (hoy equivaldría a 1.500 euros aproximadamente). Su corazón estaba tan endurecido y alejado de Dios, que fue incapaz de entender que Jesús en ese mismo momento que le reconocía lo que estaba tramando y orquestando contra ÉL, le dejaba una puerta abierta al genuino arrepentimiento. Judas, quien estuvo al lado y cerca del Maestro, de la luz, la vida, acabó en tinieblas y en muerte. Se rindió por completo al dominio del mal (Jn. 8:34). NO se trata de estar o de ver, se trata de nacer de nuevo, tal como Jesús le enseñó a Nicodemo en Juan 3
Jesús tenía en todo momento el control absoluto de todo, y lo que bien pareciera que podía trastocar sus planes, resulta que sirvió para llevarlos a cabo. ÉL es absoluto Soberano. También tendría que decirle algo al, siempre impetuoso, Pedro, quien se atrevió a decirle que, apoyado en su falsa seguridad y sus propias fuerzas, daría su vida si fuera necesario por su Maestro (Jn. 13:37). Jesús además de decirle que sería al revés, que ÉL daría la vida por Pedro (y no viceversa), le dice que escasas horas después, no solo no entregaría su vida como acababa de decir, sino que incluso le negaría hasta 3 veces. Pedro aún tendría que aprender a esperar y a actuar, no de forma impulsiva, sino en armonía a la Voluntad del Señor.
Cuando terminaba la Cena de Pascua se tomaba la 3ª Copa de vino, a la que llamaban la copa de la redención: “…y os redimiré con brazo extendido y con juicios grandes”. En esta copa el padre de familia y anfitrión recuerda que Dios los redimió de la esclavitud egipcia a través de la sangre del cordero inocente. ÉL es el «Padre de familia», el Anfitrión, quien, como manda la tradición, explica el verdadero significado redentor de esa fiesta, quien le da todo el cumplimiento, perfección y la realidad misma, no solamente mirando y llevándolos al pasado, a Egipto, sino que además apuntando al futuro, a la Pascua final, a la cruz. Jesús, el único con autoridad, cambia la liturgia, y desde aquella noche le da un nuevo significado, reinterpretando ese evento. Esta es la copa que los evangelios mencionan y que conocemos como la copa que Jesús tomó en la última cena. Los discípulos seguramente esperaban que Jesús recordará cómo Dios redimió Israel de Egipto a través de la sangre del cordero, pero NO sería así. Si el anuncio de la traición les desconcertó por completo, las palabras redentoras de Jesús tuvieron que causar un impacto inimaginable en sus mentes y corazones. Judas ya está fuera de escena (Jn. 13:30); más tarde, lleno de remordimiento por haber traicionado a un hombre inocente, acabaría ahorcándose y quitándose la vida (Mt. 27:5)
Jesús NO va a conmemorar ni evocar la Redención de Egipto, sino que le va a dar perfección, luz y cumplimiento a ello. Ya no se quedó recordando y conmemorando solamente en cómo Dios salvó a Su Pueblo de la esclavitud de Egipto siglos atrás, sino que además les explicó cómo Dios va a salvar a Su Pueblo, a los creyentes, de la esclavitud y poder del Pecado, de la Muerte, y sobre todo, de la Ira de Dios. Esto sucedería en muy pocas horas.
Unos 1.450 años después, ya no están en el lugar de pasto, en el Gosen, ahora estamos en el Gólgota, pero el PLAN DE DIOS es exactamente igual: un sacrificio, un cordero y una sustitución.
JESÚS, TOMANDO EL PAN Y EL VINO, DIO UN NUEVO SIGNMIFICADO, UNA NUEVA REALIDAD
Mateo 26:26-29 «Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.»
Jesús transformó la última pascua en la Primera Cena del Señor e instituyó el nuevo y mejor Pacto, un pacto eterno. Cuando ÉL toma el pan y la copa, trazó una diagonal directa desde el pasado hasta el futuro, desde Egipto hasta el Gólgota, desde el Mar Rojo hasta la cruz ensangrentada, la cual se convertiría en el claro enfoque del Dios Redentor.
- ÉL es el Perfecto Cordero Pascual, sin mancha, sin contaminación, santo e impecable, el cual sería sacrificado. Resulta curioso que ninguno de los evangelio mencione explícitamente que hubiera un cordero en la cena de aquella Pascua, pero lo que sí es seguro es que ÉL declaró y enfatizó ser realmente el Verdadero Cordero Pascual.
- La Sangre de este cordero tiene un valor redentor inmensamente mayor que la sangre de los dinteles de las casas de los judíos en Egipto durante aquella 10ª plaga.
- Como resultado, habría un mayor éxodo, no de la esclavitud física o terrenal de un airado e injusto faraón, sino de la propia Ira del Dios Justo.
Un Pacto es un tratado de Relación entre el Rey soberano, y sus súbditos, los ciudadanos del reino. Y este mejor Pacto estaba profetizado unos 600 años antes a través del Profeta Jeremías (Jeremías 31:31-34); ya que Israel había invalidado, quebrantado y anulado el antiguo, provocando el Juicio de Dios.
«He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.»
Si en el anterior Pacto habían 2 partes (Dios e Israel), en este habría sólo una parte (Dios); es un Pacto unilateral (en original griego «Diatheke»). Este pacto ya no dependerá de la fragilidad de la voluntad externa humana, sino que implicará un cambio interno en el epicentro del ser, en el corazón. Este basado está basado en la obediencia sí, pero en la obediencia del Hijo, del Siervo Sufriente.
¡EL LO HARÁ TODO!
Se acaba de establecer un nuevo y eterno vínculo por medio de la sangre NO de un Cordero, sino del perfecto cordero de Dios, Cristo y simbolizada y representada por esta 3ª Copa de Vino.
Tuvo que ser impactante y desconcertante para los discípulos presentes en aquella última cena, pues aunque aún NO entendían con todas las implicaciones teológicas lo que estaba sucediendo en aquella cena, estaban oyendo que todo aquello que durante tantísimos años y siglos celebraban cada año, con todo el sentimiento, simbolismo e identidad de nación que había en ello, estaba a punto de cumplirse plena y definitivamente en Aquel que presidía esa Mesa, en el Maestro, en El Señor.
ERA EL FIN DE LA PASCUA PARA SIEMPRE, Y EL INICIO DE ALGO INMENSAMENTE MÁS GRANDE
Un Pacto donde cobra protagonismo una palabra: Perdón, pero que implica necesariamente una víctima y sangre derramada: Cristo el Cordero de Dios (Juan 1:29), y la verdadera pascua sacrificada por nosotros (1ª Corintios 5:7)
Sabemos de este discurso de Jesús a los Suyos, por el Evangelio de Juan, quien le dedica los capítulos 13 al 17. Allí comienza dirigiéndose a ellos para fortalecerlos, animarlos, consolarlos, advirtiéndoles de su inminente marcha. Les da un nuevo mandamiento («amarse los unos a los otros»), les dice que ÉL es el único camino al Padre, que es la Verdad única, absoluta y la fuente de vida, que en ÉL han estado viendo a Dios. Les habla de la promesa del Espíritu Santo para que esté con ellos (y con nosotros), que sin ÉL, separados de ÉL, absolutamente nada podemos hacer. Les recuerda que serán aborrecidos y perseguidos por un caído mundo que antes le rechazó a ÉL, y comienza a despedirse de ellos.
De repente ya deja de dirigirse a los 11, para dirigirse al Padre en una preciosa oración sacerdotal, primero por ÉL Mismo y luego por ellos, y comienza a orar por todos ellos, y por los que han de creer en ÉL por el testimonio de ellos mismos, es decir, a la Iglesia, a los creyentes.
- «Esta es la Vida Eterna«. Conocer a Jesús mediante la relación con ÉL, es en definitiva el paso de muerte a la vida, a la vida eterna (Jn. 11:25 y 14:19)
- «Santifícalos en Tu Verdad«. Cristo es la verdad plena y absoluta misma, y esta verdad nos santifica, nos limpia, nos purifica. Es por Su Palabra que revertimos la mentira y el error, por la verdad acerca de Él, de nosotros, de la muerte, del pecado, del juicio, o de su regreso.
- «Les he dado a conocer Tu Nombre«. ÉL es la última, plena y mejor revelación de Dios. En Jesús, Dios entra al mundo de los hombres, haciéndose presente a ellos en sus mismos términos, pues se ha hecho semejante a nosotros.
- «Para que todos sean uno«. Una unidad de creyentes que, basados en la fe en ÉL, glorifican al Señor. Muchísimos líderes, políticos, reyes han intentado con poder, fuerza o violencia, sin éxito, un minúsculo ápice de lo que logró Jesús.
Tras finalizar aquella cena en el aposento, salen para el Monte de los Olivos. Y lo hacen cantando el Himno, el «Hallel» (Slm. 113-118 y 136); un himno precisamente mesiánico que aludía y se refería a ÉL; y caminan juntos en marcha, en procesión hacia un pequeño huerto o finca que cumplía las funciones de almazara en la que se prensaba las aceitunas. Allí aún les espera una terrible y agónica prueba. También para ÉL, pues le tocaría afrontar la soledad extrema, la oscuridad del pecado y la maldad, la plena tribulación humana, el peso mismo del infierno. y de la Ira y Furia de Dios. Probablemente este sea el momento en el cual ÉL esté más triste y callado de todos los vividos en su vida terrenal. Se dirige a prepararse en oración para lo que viene a continuación que no es sino llevar la culpa de la humanidad entera caída, ponerse sobre sí toda la iniquidad nuestra, y presentarse ante Dios.
En ese camino, de alrededor unos 25-30 minutos hacía un pequeño huerto, les anuncia a todos ellos que en breves momentos se avergonzarán del Pastor herido y se escandalizarán de ÉL, todo esto profetizado unos 500 años antes en Zacarías 13:7. Les dice igualmente que cuando resucite irá delante de ellos, como el buen Pastor, a Galilea (Mc. 14:28) Ellos neciamente confiaban en sí mismos, en su amor, en su suficiencia y no en Jesús, en su cuidado, ni en Su Palabra. Jesús, y aquellas palabras proféticas de Zacarías se cumplirían minutos después
SE CUMPLIÓ LA PALABRA, Y LE DEJARON SÓLO.
Cambiamos de escenario, y nos adentramos en la recta final de la Cruz, pero antes hay una escala en un huerto cuyo nombre nos dice algo de lo que va a pasar allí: «Prensa de Aceite», o lo que es lo mismo, GETSEMANÍ. Ese nombre, prensa de aceite nos dice mucho sobre la máxima presión para extraer el aceite. Jesús fue sometido a tal presión que fue asistido por ángeles. Allí Jesús sería fuertemente aprisionado y apresado, al igual que se presiona las aceitunas para extraer el aceite.
De rodillas y rostro en tierra somete Su voluntad humana a la voluntad divina. Ambas voluntades estaban plenamente en su ser. Jesús asume la Voluntad Divina, no sin una agonía de Su humana Voluntad.
Nos adentramos en uno de los pasajes más asombrosos y desconcertantes de toda la Biblia. Aquí se revela el costo enorme de la Cruz, de la maldad del pecado, pero a su vez el corazón, el amor y la gracia del Señor. Como hombre, ÉL sabe lo que conlleva y acarreará el inimaginable horror de la cruz, el abandono por completo del Padre y el cargar con la culpa total de la humanidad, pero ÉL no es sólo un hombre, sino el Dios-Hombre. Recobran mucha importancia 2 textos de Hebreos:
Hebreos 5:7-10 «Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.»
Hebreos 10:5-10 « Por lo cual, entrando en el mundo dice: sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.»
Su círculo cerrado, Sus íntimos, los mismos que vieron Su Gloria en la Transfiguración (Pedro, Jacobo y Juan) serían los testigos presenciales de Su Humillación en aquel huerto. De ellos aprendemos la urgente necesidad de velar y no caer en somnolencia ni letargo espiritual. Los mismos que eran capaces de pescar toda una noche, no fueron capaces de permanecer ni una hora velando.
Lucas 22:42-44 «diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta Copa; pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.»
Jesús sufre en esos momentos lo que han sufrido algunos prisioneros de la II Guerra Mundial, y es que los capilares subcutáneos, debido a la terrible y agónica tensión revientan, haciendo que la sangre se mezcle con sudor y sude sangre (Hematidrosis). No somos capaces de albergar el grado de tristeza, agonía y agitación en su alma que se produjo en esos momentos. Nadie Jamás ha experimentado tal grado de dolor y de amargura (Gálatas 3:13) De NO ser porque EL debía morir en la Cruz escasas horas más tarde, EL hubiera desfallecido allí mismo (Maros 14:34)
Pero a mayor intensidad en Su agonía, en Su Humanidad, mayor sometimiento y determinación a cumplir la voluntad de Su Padre. Precisamente vino a eso.
¿CUÁL ERA EL VERDADERO MOTIVO DE TAL AGONÍA Y SUFRIMIENTO?
Jesús, siendo pleno y verdadero hombre, pide al Padre 3 veces que pase esa copa de ÉL, pero esas mismas veces se somete enteramente a SU Voluntad, a SU Plan. ¿Le dijo Dios Padre que NO? ÉL fue escuchado por el Padre. La humanidad del Hijo de Dios se agitaba y temblaba en esa hora oscura. Aún el cielo estaba en silencio, Dios Padre sufriendo al ver la escena, los ángeles aguardaban contemplando tal horrible situación de ver al Rey Creador en tan humillante posición. De alguna manera, todo estaba en juego. De repente, cuando peor estaba ÉL, un ángel servidor de Dios vino del cielo para estar a su lado, no para quitar y arrebatar la copa, sino para fortalecerlo y confortarlo. Para animarlo y darle paz.
ÉL no debía ejercer, ni aferrarse a su poder divino para escapar de esta agonía. Como hombre debía sufrir las consecuencias del pecado del hombre, y como tal, debía soportar la ira de Dios contra la transgresión del hombre. Se somete enteramente a la Voluntad de Dios. Al plan de Dios. “Pero no sea como yo quiero, sino como tú”
¿QUÉ ERA O QUÉ SIGNIFICABA ESA COPA?
¿ERA LA MUERTE QUE HABÍA DE PADECER?
¿ERA LA CRUZ Y EL DOLOR FÍSICO TAN GRANDE QUE ELLO IMPLICABA?
¿ERAN LOS CLAVOS, AZOTES Y TODA LA HUMILLACIÓN Y VEJACIÓN QUE DEBÍA SOPORTAR Y SUFRIR?
A tenor de las propias palabras de Jesús en Mateo 10:28, se descarta con total rotundidad está posibilidad.
«Y NO temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno»
LA COPA QUE ÉL DEBÍA BEBER EN SU TOTALIDAD, ERA EL DERRAMAMIENTO DE LA IRA Y LA FURIA DIVINA QUE DEBÍA SOPORTAR DE SU PADRE, HASTA EL PUNTO DE QUE POR 1ª VEZ DEBÍA SEPARARSE DE ÉL A CAUSA DEL PECADO QUE JESÚS LLEVARÍA EN SÍ MISMO.
Isaías 53:10 «Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo (aplastarlo, machacarlo, triturarlo), sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada». EL debía someterse al Juicio de Su Padre, quien le escondería y le apartaría el rostro a Su Amado Hijo.
ÉL debía someterse al Juicio de Su Padre, quien le escondería y le apartaría el rostro a Su Amado Hijo. En la Cruz, Dios Padre puso en la cuenta de Su Amado Hijo Todos los pecados pasados, presentes y futuros de la Humanidad (2ª Cor. 5:21) y en ÉL debía juzgarlos, condenarlos y castigarlos, siendo ejecutado como si realmente hubiera sido culpable de todos y cada uno de ellos, de toda la maldad del mundo. Jesús en el Huerto, a pocas horas de la Cruz estaba afligido porque sabía que toda la culpa del mundo, la contaminación y nuestro mal sería puesta sobre ÉL, sufriendo la totalidad del juicio de la Ira y el Aborrecimiento de Dios; viéndose totalmente separado, repudiado y abandonado por El Padre, con quien desde la Eternidad ha mantenido una perfecta e íntima relación y comunión (Su Mayor deleite); y sólo pensar en eso le hizo sudar sangre. La maldad y el pecado, en su máxima potencia y definición fue concentrado y vertido sobre Jesús, como una prensa de agua que abre de repente sus compuertas. Ello provocó que El Padre le diera la espalda y se separase del Hijo, y esto turbó la naturaleza humana del Señor, quien nunca jamás, desde que el tiempo fue tiempo (y aún antes) se fracturó de esa íntima comunión, esa unidad con El padre.
ÉL LO SUFRIÓ PARA QUE NOSOTROS NO LO SUFRIÉRAMOS.
Y esta es nuestra Pascua, que todo el peso de la Ira y todo el Juicio de Dios que debió caer en Su totalidad sobre nosotros, pasó por alto porque el Cordero sería sacrificado en nuestro lugar, sustituyéndonos. Para finalizar, destacar que nombramos 4 Copas de Vino que tradicionalmente se usaba durante la cena, pero sólo hemos considerado 3, ya que al acabar ésta ultima cantaron el himno y se fueron al Monte de los Olivos, a Getsemaní.
¿QUÉ OCURRE?
¿SE OLVIDARON LOS EVANGELISTAS DE LA ÚLTIMA COPA?
Marcos 14:25 «De cierto os digo que NO beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios»
JESÚS HA DEJADO EN SUSPENSO ESA ÚLTIMA COPA PARA QUE ESPEREMOS CON GOZO EL BANQUETE CON ÉL, DONDE PARTICIPAREMOS CON EL Y ESTAREMOS JUNTO A EL.
Ese día va a llegar. Ver Apocalipsis 19
Puedes anhelarlo con gozo y expectación, o puedes quedarte dormido como los Apóstoles en Getsemaní. Puedes esperarlo con fe y arrepentimiento, o puedes rechazarlo, venderlo o traicionarlo como Judas. Puedes someterte a Su Dependencia y aferrarte a ÉL, o puedes confiar en ti mismo, creer en tu insuficiencia como los Apóstoles esa noche. Puedes vivir con ÉL, orando en todo momento, o puedes abandonar como los Apóstoles por no orar y prepararse mientras podían… Y mientras seguían en el Huerto a altas horas de la noche, se escuchan ruidos que se aproximan a ellos… Parece una enfurecida turba, y Judas va en ella.
Mateo 26:46 «Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega (…)»
CONTINUAMOS MAÑANA CON EL SIGUIENTE ESTUDIO…