Por mucho que intenten negar, ridiculizar o burlarse de Génesis 3, nosotros, al igual que hizo Jesús, Pablo y las propias Escrituras, vamos a tratarlo como un evento histórico y real.
El hombre, la joya de la corona de la creación de Dios ha sido creado con el fin y el propósito de contener y relacionarse con Dios, su Creador, para que ÉL sea glorificado; ese fue Su Deleite y Gozo, pero él ha sido creado con total libertad de elección, con voluntad propia y con capacidad moral, de manera que él debe escoger amar a Dios y obedecerle, y es por eso que ÉL le dio una tajante, expresa y directa orden al hombre; un hombre que todo lo tenía, pero que debía obedecer en un mandato (Génesis 2:16-17) para que tuviera oportunidad de hacer una elección y adorarle y servirle, y es allí donde se produjo la nefasta, desastrosa y catastrófica caída que lo sucumbió, trastocó y alteró absolutamente todo.
El hombre debía tener conocimiento del bien y del mal (pecado) por medio de haber obedecido a Dios y de esa estrecha relación con ÉL, y NO a la inversa, por desobedecer y por la separación con ÉL. Obtuvieron el conocimiento del pecado de la forma equivocada, por la desobediencia, y no por la obediencia.
Ellos debían de buscar a Dios, y NO esconderse llenos de vergüenza y miedo, llenos de temor ante Su Voz. El Edén, cuyo nombre significa «tierra de placer y de hermosura», NO sólo era un paraíso, era también un lugar de prueba, de elección para probar la obediencia y lealtad a Dios.
Ya existía el pecado y la rebelión, aún antes de todo esto, pues Satanás y sus demonios ya se rebelaron ante el Señor de la Gloria (Isaías 14:12-14, Ezequiel 28:12-18), pero es con Adán que el pecado tiene su intromisión en el género humano.
Dios es impecable, NO puede pecar, pero sus criaturas, ángeles y hombres sí pueden, y de hecho, lo hicieron.
ADÁN SE REBELÓ CONTRA DIOS Y DESOBEDECIÓ SU MANDAMIENTO, Y COMO RESULTADO DE ESTE VINO LA VERGÜENZA, LA CULPA, LA SEPARACIÓN, Y SOBRE TODO, LA MUERTE FÍSICA Y ESPIRITUAL, NO SÓLO PARA ÉL, SINO PARA TODA LA HUMANIDAD.
Si en derecho penal la pena o el castigo varía en función de quién sea la persona agraviada o perjudicada, pues NO es lo mismo (penalmente hablando) amenazar y enfrentarse a un vecino, que hacerlo con el presidente de un país… Ahora imagina una alta traición ante el Señor de toda la Gloria, quien nos creó a su imagen y semejanza para tener una íntima relación con ÉL. Los primeros portadores de la Imagen de Dios creen que pueden rechazar la Palabra de Dios (autoritaria) y NO sufrir consecuencias por ello. De perfección y gloria, a miseria y ruina, de libertad y autonomía, a esclavitud y miedo, de buscar a Dios a esconderse, de conocer el bien y el mal, a conocerlo, pero sin poder hacer ya el bien. Dios otorgó al hombre la autoridad para gobernar la tierra, y a cambio, la llenó de pecado, maldad y caos.
Adán cedió y confirió ese dominio legal, su autoridad y la puso en manos del enemigo de Dios, de Satanás; y es por eso que éste, en el desierto, al tentar a Jesús, pudo ofrecerle la gloria y el dominio de los reinos de la tierra. Jesús, el Todopoderoso Creador, NO le rectificó, pues él es el príncipe de este mundo (Juan 12:31, 14:30 y 16:11), el «dios» de este siglo (2ª Corintios 4:4)
El PECADO es la infracción a la ley de Dios, y consiste en sustituir y cambiar el supremo objetivo de la vida, que no es otro que glorificar a Dios, por la propia satisfacción personal. El pecado siempre decepciona, nunca satisface.
Para estructurar y sistematizar este estudio, el mismo se va a dividir en 3 partes:
I.- ANTES DE LA CAÍDA
Si bien es cierto que NO sabemos cuánto tiempo duró esa inocencia, es decir, cuánto tiempo estuvieron en su condición original, lo cierto es que el primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, nuestros primeros padres fueron creados para una unidad perfecta, para ser una «sola carne», siendo «bueno en gran manera» (Génesis 1:31), siendo, en definitiva, los primeros portadores de la imagen de Dios. Ellos NO necesitaban la FE, en los mismos términos que necesitamos hoy nosotros, para vivir en el Edén, pues ellos tenían una estrecha relación con Dios, visible, tangible y palpable, en su estado de inocencia, sin la existencia de la desconfianza, de la duda ni la mentira. Además, tenían la ley escrita en sus, aún puros, corazones.
Antes del pecado en sí que provocó la caída, vino la tentación externa, la prueba, ya que recibieron un claro y directo mandato de parte de Dios: Como si Dios le hubiera dicho, «Adán, eres la cabeza y vas a representar a toda la humanidad , y haré un pacto contigo, si haces lo que te digo, te bendeciré y crecerás, te desarrollarás y tendrás madurez, si fracasas, harás fracasar a todos lo que vengan detrás de ti, a todos los que tú representas, Adán»
Génesis 2:16-17 «Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal NO comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.»
Ese fruto era un constante recordatorio de que NO eran autónomos, que estaban bajo la absoluta autoridad de Dios, y eran dependientes de ÉL
ERAN INOCENTES, SIN PECADO, PERO SUSCEPTIBLE DE SER TENTADOS Y DE CAER EN ÉL.
Como dice el teólogo Charles Ryrie, Adán poseyó santidad (significa más que inocente), de criatura, es decir, una santidad NO igual a la de su creador, y también una santidad aún NO confirmada, pues aún no había sido probada. Satanás, muy sutil y astuto (la serpiente era engañadora y astuta más que todos los animales del campo, así empieza el capítulo 3 de Génesis), apareció en forma de una serpiente (un animal que no le ocasionó duda o temor a Eva y que es relacionado a Satanás en Apocalipsis 12:9) plantando duda en el corazón, tergiversando y cuestionando la Palabra de Dios, y engañando a una Eva, la cual se hallaba sola y desprovista de aquel quien debía acompañarla y darle seguridad y protección, Adán, quién precisamente fue el que oyó la directa y tajante prohibición de Dios, antes de que ella, su compañera idónea, fuera aún creada.
El hombre fue colocado como autoridad sobre la mujer, y ambos (hombre y mujer) como autoridad sobre todas las criaturas de Dios. Ambos dejaron de lado su posición de autoridad delegada, optaron por NO asumirla, sujetándose a aquellos quienes debían ser sometidos; es decir, el hombre se sometió a la mujer, y ésta a la serpiente; y es por eso que en sus respuestas autojustificativas, el hombre culpa a la mujer, y ésta a la serpiente.
Génesis 3:12-13 «Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.»
«¿Conque Dios os ha dicho: NO comáis de todo árbol del huerto?», Ahí está la primera y gran mentira con la que la serpiente pretender crear un ambiente de duda y desconfianza hacia la Palabra de Dios.
«¿Es cierto que vuestro dios os ha privado de los placeres, manjares y deleites de este precioso lugar creado todo por y para vosotros? NO puede ser, debe haber un error, si ÉL es Perfecto y amoroso, ¿no?…»
El punto central del ataque de Satanás fue directamente la Palabra de Dios. Hoy es exactamente igual. Miles de años después, nada ha cambiado. Satanás atacará la verdad de Dios. Siempre actúa de esa misma manera, tratando de enfatizar las prohibiciones de Dios, omitiendo sus bendiciones, aún cuando las prohibiciones de Dios son, para nosotros, bendiciones, pues nos está protegiendo y guardando. Eva cae en la trampa de Satanás, y casi de forma desapercibida, minimiza la bondad y el amor de Dios y magnífica Su Severidad, aunque en un primer momento llega incluso a defender la Palabra de Dios. Pero poco a poco fue cediendo y deslizándose a la mortal trampa, y comenzó a pensar en la prohibición de Dios a la vez que miraba esa fruta, y fue a más, a desearla, a codiciarla… Luego le fue ofrecida a Adán, el receptor único y directo de la orden prohibitiva, y cayó y desobedeció. Su ambición y su deseo de tomar un atajo al conocimiento divino les llevó a quebrantar el único mandamiento de Dios. Resultó que el atajo para ser como ÉL, los separó y alejó de ÉL.
Génesis 3:2-3. «Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: NO comeréis de él, ni le tocaréis, para que NO muráis.»
Omitió las palabras » libremente» en cuanto al permiso de Dios, y «seguramente» para la prohibición, y Satanás aprovechó para contestar negando la mismísima Palabra de Dios: «NO moriréis, sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal »
Imagina ese diálogo: «Mira Eva, es cierto que sois creados a imagen y semejanza de Dios, es verdad que sois portadores de Su imagen, pero eso es algo muy genérico y amplio, yo (satanás), te hablo de algo mucho más allá, te hablo de ser divina, de ser realmente como ÉL, sin distinción ni diferencia alguna, tan solo saborea esta fruta; ahí está tu autonomía y tu soberanía, te lo aseguro, NO te preocupes por nada, Dios es Amor, ÉL os ama, NO os hará ni dirá nada. Créeme»
CREYERON QUE PODÍAN RECHAZAR LA PALABRA DE DIOS, Y NO AFRONTAR CONSECUENCIAS POR ELLO.
Le insinuó que Dios, al crearlos a su imagen y semejanza, pretendía que ellos fuera como ÉL, pero que le prohibieron comer precisamente de aquello que les haría ser exactamente como ÉL.
Lo que NO dijo a Eva era que aunque podríamos conocer el bien y el mal, NO podríamos hacer el bien.
Satanás quiso decirle que si Dios era tan bueno como creía, ¿Por qué le impide comer de un árbol aparentemente tan bonito y tan sano? Satanás NO forzó ni obligó, solamente y de forma sutil, plantó la mentira, la cual fue creciendo en el corazón de Eva, quién vio que el fruto era bueno para comer (concupiscencia de la carne), era agradable a los ojos (concupiscencia de los ojos), así como el poder del fruto para hacerlos sabios (vanagloria de la vida).
Eva fue engañada, pero Adán, sin ser engañado, pecó osada deliberadamente, pues él conocía a Dios, sabía y era conocedor del resultado de su acción, ya que cuando Dios le da la severa advertencia a Adán en Génesis 2:16-17, Eva aún NO había sido creada (Génesis 2:21-23). Con todo, aún así, lo hizo.
1ª Timoteo 2:13-14 «Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán NO fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.»
Adán NO fue engañado como Eva, él cometió alta traición, ya que tomó la decisión de desobedecer de manera libre y voluntaria (Ver Romanos 5:12-21); con lo cual el pecado entró por él.
LA SERPIENTE ASTUTA ATACÓ FRONTALMENTE LA VERDAD DE DIOS
- «Seréis como Dios» vs «Ciertamente moriréis».
- La mentira del tentador vs la Verdad del Creador.
- La palabra de la serpiente vs la obediencia a la Palabra de Dios.
- Obedecer a Dios u obedecer a Satanás, NO existe término medio.
¡QUÉ NEFASTA DECISIÓN!
ENCENDIERON UNA CERILLA, Y PRENDIERON FUEGO AL MUNDO CON EL PECADO.
Para luchar y vencer a Satanás, debemos convertir la Palabra de Dios en nuestro mejor recurso diario, obteniendo de ella nuestra armadura (arma de defensa y de ataque) y nuestras municiones, nuestro alimento diario para renovar nuestra mente y NO creerse las mentiras que tergiversan la verdad de Dios.
Nunca una decisión ha tenido tanta repercusión, tanta trascendencia, tanto eco ni tanta resonancia a lo largo de la historia de existencia humana como aquella que tomaron nuestros padres y representantes.
Satanás arrastró al ser humano a la misma deslealtad y traición que él mismo produjo antes en el Cielo, tratando de ser como Dios.
Isaías 14:14 «sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.»
Génesis 3:5 «sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.»
II.- TRAS LA CAÍDA
De creado a caído, de inocente a culpable, de bendición a maldición, de comunión a alta traición…
¡QUÉ CATÁSTROFE!
Podemos ver a través de los capítulos 4 al 11 de Génesis las terribles consecuencias que sufrieron los descendientes más directos de Adán y Eva, como el primero homicidio y asesinato (Caín a Abel)
Miseria, hambre, pobreza, sangre derramada, fornicación, adulterio, violaciones, lascivia, idolatría, vacíos, tristezas, amarguras, depresiones, brujería, … En definitiva, fue un acto desastroso y caótico para le mundo, el universo y para toda la raza humana.
Desde el momento en que nuestros primeros padres cedieron a la tentación, se produjeron varios resultados, varias CONSECUENCIAS:
Tuvieron una conciencia culpable, pues fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos.
Vean la diferencia entre ANTES y DESPUÉS DE LA CAÍDA:
- Génesis 2:25 «Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y NO se avergonzaban«
- Génesis 3:7 «Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.»
En vez de sentirse «como Dios», en referencia a las palabras de la astuta y mentirosa serpiente, vieron sus vergüenzas y temieron a Dios, con un horrible sentimiento de vergüenza, miedo y culpa, hasta el punto de coser hojas de higuera para fabricarse unos delantales, tratando de cubrir su desnudez.
Pero sólo la vestidura hecha por Dios puede cubrir el pecado, y en una sombra de un sacrificio del inocente por los pecadores, Dios ya intervino, haciendo el primer acto de Redención.
Génesis 3:21 «Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.»
Lejos de darse las primeras muertes físicas a ellos, a consecuencia de su pecado, se dio el primer sacrificio de un animal que los sustituyó; siendo una sombra de una gloriosa realidad que vendría mucho después.
Pasaron a un estado de CULPABILIDAD, quedando expuestos al castigo y al juicio de Dios, como así fue, pues el pecado acarrea la Ira de Dios.
LA RELACIÓN DE HOMBRE CON DIOS QUEDÓ ROTA Y DESPEDAZADA.
Ellos fueron condenados; ella daría luz a hijos en medio del dolor y sería sometida a su esposo (Génesis 3:16), y él tendría la dura y ardua tarea de trabajar fatigosamente la tierra, una tierra maldita, la cual obra ahora contra el hombre, frustrando sus esfuerzos.
Asimismo hubo también un castigo y una maldición para la serpiente, el instrumento de satanás para la caída del hombre.
Génesis 3:14 «Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida»
En definitiva, ellos se volvieron conscientes y avergonzados de su carne y su cuerpo (Génesis 3:7), tuvieron sentimiento de culpa en su propio ser interno (ahora escuchar la voz de Dios era temor, cuando antes era gozo), les sobrevino una muerte espiritual (separación de Dios), así como la muerte física (separación del alma respecto al cuerpo), una nueva relación con la naturaleza, y sobre todo, una perversión de su naturaleza moral que será transmitida a su descendencia, y así sucesivamente hasta llegar a nosotros. Y esta es la razón de por qué las personas, la sociedad y el mundo están así como están.
III.- EL PECADO ORIGINAL
En una sociedad donde nos idolatramos, donde el ego humano y el antropocentrismo (significa que el hombre es el centro de todo) crece a ritmo vertiginoso, abriéndose hueco aún en púlpitos de iglesias, esta doctrina sencillamente es una losa a ellos, algo que no pueden tolerar ni consentir. Y lo que no saben es que su actitud frente a esta doctrina no es más que una evidencia de la prueba y la veracidad de esta misma doctrina en ellos, es decir, el hombre en su estado caído y natural le cuesta digerir y asimilar, no le gusta y rechaza la idea de que está depravado, corropido y contaminado en la totalidad de su ser, y en lugar de ello, busca endiosarse, y ponerse en el lugar que solo corresponde a Dios… Nos endiosamos y engrandecemos a nosotros mismos, a la vez que humanizamos y empequeñecemos a Dios.
Con esta doctrina, NO nos referimos con ello a la idea del primer pecado cometido por Adán y Eva, sino más bien a un término teológico que abarca los resultados y consecuencias devastadores derivados desde entonces. NO podemos tomar, como hacen algunos, el pecado de Adán como un mal ejemplo que podemos imitar, sino como un acto del cual se nos culpa, y sus efectos arrastramos y hemos heredado. El Pecado original es la raíz interna de todos los pecados reales, es decir, de nuestra depravidad y nuestra corrupción, derivada desde Adán (raíz original de la raza humana) y está presente en todos desde el nacimiento. Pecamos simplemente porque somos pecadores, y no somos pecadores por el hecho de pecar.
La culpabilidad NO fue solamente algo exclusivo de ellos y para ellos, sino que todos nosotros igualmente compartimos su culpa. Para Dios, todos pecamos cuando Adán desobedeció. ÉL miraba al futuro y ya nos veía y consideraba pecadores, ya que nuestro primer representante cayó y pecó.
La Confesión de Westminster 6.2-4 dice así: «Siendo ellos (Adán y Eva) el tronco de la raza humana, la culpa de este pecado les fue imputada, y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida se transmitieron a la posteridad que desciende de ellos según la generación ordinaria. De esta corrupción original, por la cual estamos completamente impedidos, incapaces y opuestos a todo bien, y enteramente inclinados a todo mal, proceden todas nuestras transgresiones actuales.»
Por corrupción del pecado entendemos que esta se extiende a todos los hombres y en todas las partes y áreas de él, con lo cual NO hay nada meritorio (ni aún lo mejor que podamos ofrecer a Dios, Isaías 64:6) ante los ojos de Dios. El intelecto afectado (2ª Corintios 4:4), la conciencia (1ª Timoteo 4:2), la voluntad (Romanos 1:28, el corazón (Efesios 4:18), sí como todo nuestro ser (Romanos 1:18-3:20), ya que la corrupción y depravidad esta impregnaba en el interior del núcleo de nuestro ser. No se trata de algo superficial, sino más bien algo que está en la raíz del ser humano.
En Adán, quién era el representante de la humanidad, la cabeza federal y representativa de toda ella, cayó toda la humanidad, pues las personas son condenadas por su relación directa y solidaria con Adán. Por el pecado de Adán se imputa la muerte y el pecado a toda la humanidad, ya que estaba siendo representada por él, de manera federal Al igual que si presidente o rey de un país le declara la guerra a otro, y esta decisión y acción afecta a todo el país, así mismo la alta traición de Adán afectó a toda la raza.
EL EFECTO DE LA CAÍDA FUE UNIVERSAL, FUE CÓSMICA.
La descendencia de ellos son igualmente responsables, son igualmente pecadores, no porque pequen, sino que lo hacen debido a la caída y depravada naturaleza adámica como consecuencia de la primera caída, es decir, nacemos ya como criaturas caídas muertas en delitos y pecados, con una naturaleza pecaminosa que hará que, osada, deliberada y voluntariamente, pequemos.
Entendemos de 2 manera el grado o implicaciones de afectación del pecado de Adán:
- CULPA ORIGINAL HEREDADA: Tal como dice Pablo en Romanos 5, para Dios todos pecamos en Adán, y por ello la muerte (consecuencia y paga por el pecado fue universal). Su culpa nos fue imputada por representación del 1er Adán, la cabeza representativa de todos nosotros. Tanto el pecado como la culpa fueron transmitidos directamente de Adán (no de nuestros padres) a cada individuo en cada generación; es una imputación inmediata.
- CORRUPCIÓN/CONTAMINACIÓN ORIGINAL Y HEREDADA: Además de la culpa, heredamos la naturaleza en total ausencia de justicia original, es decir, depravada, contaminada y corrupta (Salmo 51:5, 58:3, Efesios 2:3, Mateo 7:11) que afecta a la totalidad de nuestro ser (Isaías 59:3-11) y que nos hace predispuestos a pecar. NO es tanto la profundidad de la depravación, como sí la extensión de la misma. Tampoco significa que todos los hombres somos todo lo malos o perversos que podemos llegar a ser, que no podamos realizar nada bueno en absoluto, o qué no tengamos ninguna noción de Dios, pero es cierto que no podemos hacer que agrade a Dios hasta que no somos regenerados y estamos en Cristo (Tito 1:15, Romanos 8:8, Juan 15:5, Hebreos 11:6). Aún teniendo cierta libertad, en realidad somos o nacemos, esclavos del pecado (Juan 8:34). Al contrario que el pecado y la culpa, la naturaleza pecaminosa nos llega de nuestros padres, y a ellos de nuestros abuelos, y así hasta llegar al Edén. Similar a la transmisión del agua contaminada, en la cual el veneno va desde el manantial hasta el pozo y pasa a las personas que la beben, así es el pecado que llevamos en nuestro tejido al ser descendientes de Adán.
Cuando hablamos de esa depravidad moral, lo hacemos en función de la medición con respecto a la santidad de Dios, ya que, de alguna manera, la bondad relativa existe entre algunas personas, pero aún así, tienen una naturaleza inherente corrupta en el fondo de su ser. Además de depravidad, debemos hablar de incapacidad moral total en cuanto a hacer algo que Dios apruebe o que el hombre natural y no regenerado NO puede cambiar por sí solo su naturaleza, ni su preferencia por el pecado o el ego, tampoco puede asumir verdades espirituales (1ª Corintios 2:14, 2ª Corintios 4:3-4)
Jeremías 13:23 » ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas?
Por naturaleza estamos «En Adán» , de ahí la urgente y vital necesidad de nacer de nuevo, ser regenerado para estar «En Cristo», injertado y unido vitalmente a ÉL, pues estamos muertos en nuestros pecados y delitos (Efesios 2:1), y tenemos inhabilidad de obedecer y adorar a Dios, y aunque físicamente podemos no pecar, moralmente no podemos dejar de hacerlo. Por todo ello estamos bajo la Ira de Dios (Romanos 5:10, Efesios 2:1-3, Romanos 1:18-ss)
Toda la humanidad se hallaba en Adán, de tal manera, que toda ella fue arrastrada y cayó con él. La responsabilidad penal nuestra se debe a ese principio de representación de Adán.
1ª Reyes 8:46 «Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca (…)»
Salmo 51:5 «He aquí, en maldad he sido formado, yen pecado me concibió mi madre.»
Salmo 14:3 «Todos se desviaron, a una se han corrompido; NO hay quien haga lo bueno, NO hay ni siquiera uno.»
Isaías 53:6 » todos nosotros nos descarriamos como ovejas»
Jeremías 17:9 «engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso…»
Romanos 3:23 «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios»
Romanos 5:12 «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.»
Ver además otros versículos como: Romanos 7, 8:7, Efesios 4:17-18, Tito 3:3
Para Dios, todos pecamos cuando Adán desobedeció, ya que Dios consideró pecadores a todos los descendientes de Adán, aunque aún no teníamos existencia en la línea del tiempo.
Romanos 5:19 «Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.»
Hay que recordar que entre Romanos 5:15-19 aparece 5 veces que la condenación y la muerte reinan sobre todos a causa del pecado único de Adán, no a causa de los pecados nuestros. NO se dice que Adán pecó y otros muchos también pecaron, ni que todos somos pecadores, sino que todos pecamos (en Adán)
Efesios 2:3 «entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás»
1ª Juan 1:8 «Si decimos que NO tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad NO está en nosotros.»
Después de haber desarrollado está doctrina teológica, ¿Hay alguna esperanza? Por supuesto que la hay. En medio de un caído mundo que anhela la manifestación de los hijos de gloria, y rodeado de hombres caídos, depravado, culpables y condenados es que vino el Hijo de Dios como el 2º Adán.
Tal vez podría usted pensar que eso es injusto, que por la culpa de Adán nosotros seamos igualmente culpables y merecedores del castigo; pero si eso es injusto, igualmente debería serlo que el 2º y postrer Adán fuera sometido al juicio entero por el pecado de la humanidad entera, y que gracias a ÉL, a Su Vida perfecta y a Su Obra Expiatoria, podamos ser salvos.
¿ES JUSTO QUE POR EL PECADO DE UNO TODOS SEAMOS CULPABLES Y CONDENADOS?
Te voy a contestar con otra pregunta, ¿Es justo que por la perfecta obediencia de solamente uno, todos podamos ser salvos, perdonados, justificados, santificados, y posteriormente, glorificados? El propósito de Dios al crearnos NO podía quedar frustrado por la maliciosa intervención de Satanás. Una vez caído el hombre, NO era posible reformarle, pero el Plan Eterno de Dios se basaba en la redención de él.
Cristo, Eterno Dios Hijo se encarna y humaniza, resumiendo en sí y representando a toda la raza humana, muriendo por ellos, siendo el sacrificio expiatorio y haciendo potencialmente salvables a todos, pero eficaz y eficiente en los creyentes.
1ª Pedro 2:24 «Llevó ÉL mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia»
SI EL EFECTO DE LA CAÍDA ES UNIVERSAL, IGUALMENTE LO ES LA OFERTA SALVADORA POR MEDIO DE SU DIVINA GRACIA.
El pecado heredado e imputado tiene remedio y solución solo en Cristo, quien a través de Su Vida impecable, perfecta y obedientem, Su Justicia se nos imputa y transfiere a quienes creemos en ÉL, a la vez que la dádiva del Espíritu Santo nos santifica progresivamente y nos capacita para una vida de obediencia. Todo lo concerniente a nuestra vieja vida «En Adán» es crucificada en la cruz con Cristo.
Para acabar y finalizar este estudio, podemos ver las diferentes posturas para este asunto doctrinal no exento de debates, pues aunque todos estén de acuerdo con la universalidad del pecado, no todos lo están de la misma manera:
- Pelagianismo; que alega que venimos a este mundo en un estado neutral y con capacidad y libertad de escoger el bien o el mal, que nadie se vio afectad por el pecado de Adán y que contraemos la muerte cuando, siguiendo el ejemplo de Adán, pecamos como él.
- Semipelagianismo; se trata de una posición intermedia entre Agustín y Pelagio, en la cual argumentan que el hombre retienen una medida de libertad con la cual pueden cooperar con la gracia de Dios. Afectado, dañado, pero no depravado.
- Arminianismo; quien alega que heredamos parcialmente la corrupción de Adán pero NO la culpabilidad de él, y que al no estar totalmente depravado, tiene en sí la facultad de hacer el bien y conformarse a la voluntad de Dios. Cuando escogen pecar, Dios le imputa el pecado de Adán y les hace culpables.
- Agustiniana; quien va más allá de la teoría federal en la cual hemos desarrollado en este estudio, alegando que no estábamos representados en Adán, sino la humanidad pecó y participó de es caída, ya que estaba en los lomos de su padre Adán cuando este pecó.