Tras un largo día, donde NO ha habido descanso; y empapado de Sangre, agonizando, lleno de llagas y de dolor físico,…ya NO tiene apenas fuerzas, y aún queda lo peor
Porta su propia cruz, para más vergüenza aún, con un peso aproximadamente entre 80-90. (la mitad aproximadamente si sólo es el patibulum)
La Multitud le sigue; abuchean al condenado, al mismo que escasos días atrás aclamaron.
De repente un personaje irrumpe en escena, dice La Palabra que viene del campo y es obligado a portar su Cruz…
Nadie en la historia de la Humanidad tuvo una mayor y más honorifica obligación que portar la Cruz ensangrentada del Salvador y del Señor de la Gloria.
Hoy hablaremos de un encuentro que se produjo camino al Gólgota, un encuentro con un ciudadano que venía del campo, un ciudadano de una ciudad del Norte de África.
NO era una espectador ocioso, sino que por la Providencia de Dios, se encontraba en el momento correcto y en el lugar correcto para, humanamente hablando, ayudar a Su Hijo Amado en esa Obra de Redención que vino a consumar.
Si en Lucas 22:43 aparece un ángel para fortalecerle en Getsemaní, aquí aparecerá un hombre pecador para ayudarle.
Su nombre: SIMÓN EL CIRENEO.
- Mateo 27:32 « Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz.»
- Lucas 23:26 «Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.»
Comúnmente al condenado se les obligaba a llevar la parte transversal, de unos 50 kg. («Patibulum») o bien la cruz entera, de unos 80-90 kg. hasta el lugar de su ejecución pública; de hecho, el propio Jesús alude a esa vergonzosa práctica en Marcos 8:34 cuando dice a la gente y a SUS Discípulos lo siguiente:
» Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.»
Simón, un hombre trabajador, que tal vez NO tenía interés en ajusticiamientos y ejecuciones públicas.
Un hombre físicamente fuerte; que bien pudo haber llamado la atención de los romanos, teniendo en cuenta tal honrosa obligación a la que fue sometido.
Poco sabemos de este hombre, pero al igual que la mujer de Mateo 26:13; donde quiera que se predique este Evangelio, se predicará lo que hizo (obligado, eso sí) este hombre.
Probablemente judío, afincado en Cirene (Norte de África), teniendo en cuenta que allí había una sinagoga para los judíos dispersos (Hechos 6:9), pero que viajó hasta Jerusalén para la celebración de la Fiesta de la Pascua
Se encontró con ese tumulto, con esa muchedumbre que acompañaba al «Salvador Condenado», una multitud que mezclaban sentimientos de pasión y de odio; que le escupen, le insultan, le apedrean,…
Y SURGE UN PROBLEMA, un problema que puede desencadenar en que NO haya crucifixión, debido a la debilidad del condenado; pues está exhausto.
Para ellos sería una verdadera lástima NO verlo morir y agonizar en la Cruz
Ha sido brutalmente escarnecido, maltratado, burlado, flagelado, torturado,…
Simón NO tuvo elección.
Marcos 15:22 dice que LE llevaron, que incluso tuvieron que llevar y ayudar a Jesús para que llegara al Gólgota.
Un trayecto de poco menos de 1 Km. entre el Pretorio y el Gólgota, pero que fueron un auténtico suplicio.
Simón NO escogió ayudarle, NO se ofreció a ayudar; es más, ni siquiera rehusó la «obligada invitación», de hecho NO tenía esa opción.
Los romanos NO pueden permitirse que el condenado muera antes de la humillante exhibición; de todas formas NO iba a morir así ni ahí, pues la Cruz estaba prevista desde antes de la fundación del Mundo. (ver para más información http://www.detalmanera.com/acaso-fue-plan-b/)
Hechos 2:23 « a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole»
Se está llevando a cabo el Plan de Dios para la Humanidad, nada ni nadie escapa de la Mano de Dios, ni siquiera esta persona que ayuda a Jesús, esta persona que fue la que más cerca estuvo de Jesús en esos momentos cruciales, aunque tal vez entendiera poco, o que ni siquiera quisiera estar ahí.
PERO lo estuvo, vio a Jesús, lo contempló, observó su actitud llena de ternura y compasión esos momentos; es más oyó más cerca que nadie el último mensaje público de Cristo camino a la Cruz. (Una referencia a Oseas 10:8)
Lucas 23:28-31 «Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?»
Era una clara y grave advertencia del futuro desastre, parcialmente cumplido en el año 70 dC
Si realmente Simón era Judío, conocía la ley, y sabía que la Cruz era maldición y vergüenza.
Sabía que era la peor forma de morir, la más agónica y la más maldita.
Det. 21:23 « NO dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.»
Conforme pasa el tiempo, y a medida que empieza a descubrir las razones por las que el tal Jesús ha sido condenado, el corazón de Simón comienza a cambiar, casi sin darse cuenta, sin percatarse.
Simón está atento a cada gesto, cada mirada de Jesús, cada palabra de EL, cada reacción.
Casi seguro que ha oído hablar de EL (bueno y malo), y ahora lo tiene a su lado, ensangrentado; despreciado y desechado, como un varón de dolores experimentado en quebranto, pero a la vez enmudecido.
Por fin llegan al Monte Gólgota, e inmediatamente lo apartan para crucificarle, NO sin asombrarse cada vez más de lo que está viendo.
Acaba de ver al hombre que más ha sufrido en su vida negar una especie de analgésico-narcótico para aminorar ese terrible e indescriptible dolor.
Para Jesús sólo existe una Copa por beber, y es la de la Ira Divina de Dios.
JESÚS NO QUISO DISMINUIR NI UN ÁPICE SU PERFECTA OBRA.
Lo levantan en alto en la Cruz, y lo único que oye de Su Boca llena de sangre es lo siguiente: «Padre, perdónalos, porque NO saben lo que hacen».
Simón acaba de escuchar la infinita compasión de la Gracia Divina.
NO sabes hasta cuando vio y escuchó Simón, pero aunque se fuera, él fue testigo de cómo la tierra, siendo de día, se oscurecía y temblaba.
Sólo él sabe lo que pasó por su mente en esos momentos.
¿Cómo acaba este encuentro?
- Marcos 15:20-22 «Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle. Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz. Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera.»
El Evangelio de Marcos, visto a través de los ojos del Apóstol Pedro, es un Evangelio enfocado mayormente a creyentes en Roma, particularmente gentiles; y cuando escribe su Evangelio, identifica a Simón de Cirene como el Padre de Rufo, un miembro prominente de la Iglesia de Roma.
NO sabemos cuando ni cómo, pero lo normal era decir la ascendencia de Simón, en este caso Marcos nos da su descendencia, posiblemente porque eran conocidos en Roma por sus lectores.
Romanos 16:13 «Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.»
En las salutaciones personales del Apóstol Pablo en su carta a los romanos, lo vuelve a mencionar, y créeme que si NO fuera un miembro bien conocido por la iglesia, no lo hubiera nombrado.
Es más; para Pablo, la madre de Rufo y esposa de Simón de Cirene, era considerada como suya por la estima y aprecio que pudiera tenerle, tal vez por el cuidado que pudiera haber tenido con él en algún momento de sus viajes misioneros.
Simón de Cirene llevó la Cruz de Cristo, ayudó a llevarla.
Esa Cruz significaba la sentencia de Muerte, una muerte que él (al igual que usted) merecía, pero que Jesús la canceló y anuló al ser ÉL el sacrificio sustitutorio nuestro, y AHORA La Cruz que fue Muerte para Cristo, es Vida para Todo Aquel que en EL Crea, a través de una Fe genuina y viva y un arrepentimiento de tu vida pasada.
Simón de Cirene es la Ilustración Perfecta de un precioso Encuentro que nos dice una gran Verdad Espiritual:
Que debemos estar dispuestos a»morir a uno mismo» para seguir a Jesús, con una entrega completa, total y absoluta, haciéndole el Amo y Señor de nuestras vidas; aunque en ello nos valga la vida.
¿Es Difícil? SÍ, pero tenemos a Dios Espíritu Santo EN nosotros, tenemos SU Palabra, tenemos promesas en ella, y una recompensa inigualable.
Debes morir a tu vida, para poder vivir a la vida de Cristo.
NO es llevar ni cargar ningún peso, Jesús llevó en sí Todo el peso del Pecado y fue aplastado bajo la ira de Dios, para salvarte a tí, PERO sí es ofrendar tu vida al Señor de la Gloria, anteponiendo a Todo los intereses del Reino,y renunciando cada día a tus intereses propios y egoístas
ESO ES NEGARTE A TÍ.
ESO ES LLEVAR TU CRUZ.
ESO ES SEGUIRLO.