Uno de los elementos del mobiliario del tabernáculo era el candelabro. Como todos los elementos del mismo, simbolizan de una manera o de otra a nuestro Señor Jesucristo.
Reina- Valera 1960. Éxodo 25: 31-34, 37
31. Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el
candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo
mismo.
32. Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y
tres brazos al otro lado.
33. Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una
flor; y tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y
una flor; así en los seis brazos que salen del candelero;
34. y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de
almendro, sus manzanas y sus flores.
37. Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren
hacia adelante.
En este caso quiero resaltar tres de los aspectos:
1. Tenía que ser labrado a fundición en una sola pieza. ¿Con qué motivo? Que fuese una pieza única e irrepetible. Jesucristo fue único e irrepetible en todos y cada uno de los aspectos.
2. Labrado a martillo, símbolo del Quebranto de Jesucristo.
3. Las copas del candelabro estarían compuestas por flores de almendro. Estas flores son las primeras en anunciar la primavera. Nuestra primavera en Cristo, todos nosotros floreceríamos después. Él es el primero. (Ro. 8:29)
4. Las siete lamparillas que alumbran hacia delante. El número “7” es usado en la Biblia para simbolizar perfección. Jesucristo es esa luz perfecta que alumbra al mundo. Lo que más resalta es que alumbra hacia delante, una vez que aceptas a Jesucristo, su luz no mira hacia tu pasado, te alumbra hacia delante para que camines siempre en su luz y en esa dirección, siempre hacia delante.
(Jn. 12:46 “yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas”)