¿SOMOS REALMENTE CONSCIENTES DE TODO LO QUE PASÓ Y ACONTECIÓ ESE DÍA?
¿ERA EL PLAN DE DIOS O TODO SE PRECIPITÓ?
¿QUÉ SIGNIFICÓ E IMPLICÓ QUE JESÚS MURIESE EN AQUELLA CRUZ?
LLEGÓ EL DÍA «D»
Partiendo de la idea de que se estaba librando una terrible batalla espiritual, a niveles cósmicos, y que en Getsemaní se produce un choque frontal entre luz y tinieblas, entre la vida y la muerte, es más que apropiado que el estudio de hoy tenga este título, usado generalmente para conflictos bélicos donde se marca el inicio de un ataque bélico o una operación de combate.
HOY VAMOS A ESTUDIAR EL DÍA MÁS OSCURO, Y MÁS IMPORTANTE DESDE LA ETERNIDAD.
EL DÍA QUE SE APAGÓ LA LUZ, PARA VOLVERSE A ENCENDER PARA SIEMPRE.
Y en este largo día vamos a considerar principalmente 4 acontecimientos o 4 sucesos principales:
- – La Traición
- – Los Juicios
- – La Crucifixión
- – La Sepultura
Mientras Jesús y los 11 estaban en Getsemaní, el que faltaba de los 12 (Judas) se acerca con una turba multitudinaria y armada para arrestarle. Se consumó la alta traición de Judas. Es un ataque en toda regla orquestado por el príncipe de las Tinieblas, el adversario y calumniador, Satanás. Mientras Jesús oraba, las autoridades del Templo, tras los recientes y agitados episodios de la entrada triunfal y, sobre todo, de la purificación del Templo, se plantan allí para arrestar al Señor. Es de madrugada, no importa. Saben que no es violento, tampoco importa, van armados.
Pero Jesús, al terminar de orar en Getsemaní, ya obtuvo la victoria que buscaba, y estaba plenamente preparado para beber de la copa de la Ira de Dios hasta la última gota. ÉL se encarnó y vivió entre nosotros por y para ello.
Marcos 14:44-45 «Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle, y llevadle con seguridad. Y cuando vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó. Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron.»
La hipocresía y la maldad de Judas fue tal, que con una señal de amistad y afecto personal como era un beso, fue capaz de traicionar al Hijo de Dios. Apenas unos minutos antes compartió mesa y pan con ÉL, incluso comiendo en el mismo plato (Salmo 41), y ahora le ofrece este gesto fingido de sumisión y respeto.
De hecho, y para mayor condenación, la palabra original que Mateo, quien se encontraba allí presente, emplea para «besó» es «Kataphileo» y denota besar de corazón, intensamente; y es la misma empleada en Lucas 7:38 donde la pecadora arrepentida unge los pies de Jesús en un acto de adoración en casa de Simón «El fariseo».
Juan 18:4-6 «Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: YO SOY. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: YO SOY, retrocedieron, y cayeron a tierra.»
Poderosa, autoritaria y contundente afirmación de Su Deidad, que hicieron caer a los violentos, envalentonados y armados soldados al suelo, ante Su autoritaria voz. NO lo hicieron para adorarle como Dios, sino como respuesta al pavor y consternación que sintieron ante tales palabras. Que Dios mismo se identifique y revele como Dios, y ante personas que van a atacarle debe, por lo poco, causar miedo y terror. Fue como un gran rugido de un león antes de ser apresado. Aquí el león se entregó. Jesús Se identificó con aquellas mismas palabras de Dios a Moisés en la zarza ardiente que no se consumía (Éx.3:14), que no quiere decir sino que ÉL es Dios. “Yo Soy el que Soy”.
Jesús, el Príncipe de Paz, rechazó todo acto de violencia; incluso sanó a Malco, un siervo de alto rango del Sumo Sacerdote, quien fue herido por el impulsivo e impetuoso Pedro. Y se cumplió lo que ÉL les advirtió unas horas antes. Estaba escrito, estaba profetizado. Y sucedió. “¿Acaso piensas que no puedo ahora ahora a mi padre y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” Pero debía ser así. Y Jesús se entregó.
Marcos 14:50 «Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.»
Ya arrestado, cual peligroso delincuente o sedicioso ladrón, es llevado directamente a casa de Anás, el anterior Sumo Sacerdote, y quizás con más influencia y poder que el actual en el cargo, su yerno Caifás, que era un mero títere bajo el control de su suegro. Anás ejerció de Sumo Sacerdote por 20 años, sustituyéndolo en el cargo sus 5 hijos, y ahora su yerno. Todo era un sistema corrompido con externa apariencia de piedad religiosa. Ante Anás le hacen un interrogatorio preliminar e informal, sólo con la intención de ganar tiempo para que los miembros del Sanedrín se reunieran a la mayor celeridad, en estas oscuras horas de la noche. Mientras tanto harían un juicio preliminar ante Anás. Buscaban su muerte pero debía ser ratificada por las autoridades romanas, y es por ello que las dos acusaciones que deseaban sostener era la de blasfemia y la de sedición contra Roma.
«Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.». Allí un sumo sacerdote tendría cara a cara al mejor, verdadero y real Sumo sacerdote, a Cristo. Uno, lleno de odio, mentira, fraude, violencia. Otro, lleno de serenidad, paz y calma “como Cordero que fue llevado al matadero…”
ÉL FUE ATADO, PARA DESATARNOS Y LIBERARNOS A NOSOTROS
Entre tanto, Pedro le niega, tal y como El Maestro escasas horas atrás le había vaticinado, advertido y profetizado que sucedería (Mateo 26:34)
Era ilegal cualquier reunión del Concilio, del Sanedrín antes de amanecer, pero Jesús, el Justo, estaba a expensas de la mayor injusticia judicial de todas las habidas. Fue una total demostración y exhibición de la maldad y depravidad humana, y encima en la mayor obra y demostración del amor de Dios.
EL JUEZ JUSTO, EN MEDIO DE UN JUICIO INJUSTO Y A EXPENSAS DE HOMBRES CORRUPTOS.
Acusaciones falsas, ultrajes, violencia desproporcionada, testigos falsos, contradicciones, fuera del lugar y del horario establecido, defectos de forma,….Todo valía con tal de condenar a Jesús, un inocente a muerte, aunque se vulneraron todos los principios de jurídicos, penales, procesales, legales y espirituales que por entonces habían. Un empoderado Pedro, lleno del Espíritu Santo, pocos días después, diría que, por ignorancia, mataron al autor de la vida.
Eso sí, luego estos fanáticos e hipócritas religiosos, observaban los detalles minúsculos de la ley para no quebrantar el día de reposo que estaba próximo por llegar. Era el colmo del cinismo religioso.
Marcos 14:55 «Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban»
Estaban tan cegados y endurecidos que NO vieron ni entendieron que lo que el Profeta Isaías escribió 700 años antes, aludía a ese mismo suceso.
Isaías 53:7 «(…) Angustiado EL, y afligido, NO abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y NO abrió su boca. (…)»
Era un simulacro, un juicio «ilegal» y nada imparcial, donde ya estaba predeterminado el veredicto, la muerte, pero como sólo Roma podía aplicar esa pena capital, sería trasladado (en torno a las 5 a.m.) ante el tribunal de Pilato, no sin antes pasa también por Caifás. Así, una vez pasado el juicio religioso-civil judío, ahora es llevado ante el juicio político y romano.
ES UN CARA A CARA ENTRE 2 SUMOS SACERDOTES
Está el injusto y malvado sumo sacerdote Caifás que sólo desea la muerte de Jesús por temor a perder su poder y posición, y enfrente está el Perfecto y Verdadero Sumo Sacerdote, Jesús, que sólo desea ir a la Cruz a entregar voluntariamente Su Vida en rescate por muchos. Nadie se la puede quitar, sino que ÉL mismo, siendo el autor y conservador de la vida y pudiendo recuperarla, la pone.
Marcos 14:61-62 «Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: YO SOY; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.»
Jesús, de una manera directa, les está diciendo que ÉL es el anhelado Mesías, el Hijo del hombre al que se refirió el profeta Daniel (Dn. 7:13-14). Jesús quien respetaba y se sometía a la ley, no podía dejar sin respuesta a la pregunta de la más alta autoridad reconocida y en nombre del Altísimo, no aún sabiendo que su respuesta certificaría y aseguraría Su Muerte. Estas palabras de Jesús estremecieron por completo al sumo sacerdote, hasta el punto que rasgó sus vestiduras. En vez de rasgar su corazón ante quien estaba frente a él, rasgo sus vestiduras para declararle digno de muerte al verdadero y perfecto Juez y Sumo Sacerdote, Jesús. Burlas, golpes, escupitajos, mofas, tirones de pelo,… Jesús padeció, soportó y sufrió todo eso, y mucho más.
Si inicialmente tenía la acusación del ataque al Templo y de su pretensión mesiánica, tras la pregunta de Caifás, y la respuesta de Jesús asumiéndose como el Mesías profetizado y quien tiene derecho a sentarse en el Trono de Dios, ahora ya tenían lo que querían, la acusación por blasfemia. Ya tenían la acusación, el motivo ideal, que ellos querían, pero había un problema: Ellos no podían hacerlo, así que tras escupirle, buirlarse y darle puñetazos con indignación, odio y desprecio, lo envían con precipitación y celeridad al gobernador romano, como un mero trámite burocrático para que aplicase y ejecutase la pena capital por ellos mismos.
La argucia de los fariseos llegó al punto más alto cuando, tergiversando las palabras de Jesús “dad al César lo que es del César”, testificaron de él diciendo que pervertía a la nación, que prohibía dar tributo a César, y que se hacía pasar por un rey
Es curioso que la acusación que sirvió al Sanedrín para acusarlo de muerte («YO SOY») será precisamente la acusación del Hijo del Hombre contra ellos mismos en el Juicio Final contra ellos mismos. No se percataron que burlándose de Jesús, se cumple en ÉL lo escrito.
TODO ÉSTO ESTABA FORMANDO PARTE DEL CUMPLIMIENTO DEL PLAN ETERNO DE DIOS.
Marcos 15:2 «Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.» La respuesta de Jesús es una respuesta que confirma la pregunta de Pilato.
A Pilato la acusación religiosa de blasfemia NO le importaba en absoluto, así que los religiosos judíos se centraron en darle el enfoque de ser un peligro y un enemigo para el poder de Roma; y desde ahora la acusación judía para Jesús era la de ser un revolucionario, un instigador, un alternador sedicioso, alguien que no quería que se pagaran impuesto a César; cuando apenas días atrás, y ante todos, ÉL dijo exactamente lo contrario (Mat. 22:15-21). Un Rey sin la legitimidad de Roma era algo muy serio, algo que amenazaba la lograda Pax Romana que tanto costó a Herodes «El Grande»
Pilato NO halló causa alguna en EL. Dice Marcos 15:5 que se maravillaba y estaba asombrado al ver la integridad de Jesús. Además sabía, o podía imaginárselo, del intento de manipulación por parte de los maquiavélicos religiosos judíos, quienes, misteriosa y sospechosamente se mostraban, ahora, ultradefensores de Roma. Sabía de la inocencia de Jesús (Ver Lc. 23:4, Mc. 15:14 y Mt. 27:24) pero, cobardemente y en nefasto uso de su autoridad delegada por Dios, cedía cada vez más a las presiones. Él sabía que Jesús no era un violento revolucionario, además de que algo en Jesús le producía superstición y miedo (Juan 19:8). Pero Pilato temió por su carrera política, y para zafarse de Jesús buscó 2 opciones: mandarlo a Herodes, al enterarse que era de Galilea, y buscar una amnistía. Fue en vano, como lo fue el gesto de lavarse las manos. Con Jesús se debe escoger y tomar parte, o bien se le acepta y sigue, o se le rechaza, pero ambas decisiones, las únicas disponibles, requieren un compromiso voluntario, total y firme. Declarando que era inocente, estuvo dispuesto a azotarle, incluso a ejecutarle.
Al escuchar la palabra Galilea, lo intentó sin éxito, mandar a Herodes Antipas, quien estaba en Jerusalén por la festividad. Él es el responsable de esa jurisdicción, pero tras tratarlo como un mero bufón y un entretenimiento, lo escarneció en el mismo Palacio, tal vez donde se le cortó la cabeza a Juan «El Bautista». Más tarde, envuelto con una capa brillante en tono pintoresco y burlesco, fue «devuelto» nuevamente a Pilato, el prefecto y la autoridad de la provincia romana de Judea. Jesús NO dijo absolutamente ninguna palabra ante Herodes, quien cruelmente asesinó y decapitó a un profeta de Dios como Juan «El Bautista». No tenía nada que decir ante él, menos aún si no había intenciones más que mera curiosidad y pasatiempos. Jesús no se complace en satisfacer la curiosidad ociosa de nadie.
1ª Pedro 2:21-23 «Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente»
Ante su evidente cobardía, aprovechó la tradicional amnistía anual que se remonta desde la época de los Macabeos, en la cual daba a un preso el día de la Pascua para intentar soltarle, pero resultó ser aún más humillante todavía para Jesús. El plan no le salió nada bien a un cobarde y débil Pilato, que no solamente mandó asesinar a un inocente, sino que dejó en libertad a un enemigo de Roma como Barrabás.
“¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús llamado El Cristo?”¡Sueltanos a Barrabás!”. El clamor, y la injusticia, iba en aumento. La debilidad de Pilato fue “pan comido” ante las hambrientas hienas fieras, vestida de religiosidad, como eran los fariseos. Cediendo ante la turba, la posición de Pilato quedó bastante delicada para lograr lo que él pretendía, que era no ejecutar a este judío inocente.
Jesús comparado con un ladrón, un sedicioso y un homicida. Barrabás significa «hijo de un hombre», Jesús es el gran y verdadero Hijo del Hombre. Barrabás, cuyo nombre significa «bar» (hijo) y «abba» (padre); el hijo de un padre contra Jesús, el Verdadero, Amado y Unigénito y engendrado Hijo del Padre. Ambos, Barrabás y Jesús, son 2 ideas opuestas y antagónicas de liberación y, sobre todo, de un concepto mesiánico. Uno viene en son de paz, con amor y humildad a entregarse. Otro viene de forma violenta a infundir miedo y a conquistar por la fuerza. Lo eligieron a él. Hoy, gran parte de la sociedad, rechaza a Jesús en pos de Barrabás.
UNA CRUZ, UNA SENTENCIA, DOS HOMBRES FRENTE A FRENTE, Y SÓLO UNO IRÁ A ELLA.
Hay una sentencia injusta, hay un juez injusto y hay una persona justa que va a morir. Dios le da una advertencia para todos los conspiradores de la terrible obra que están a punto de hacer, a través de un sueño que hizo padecer mucho a la propia mujer de Pilato. Éste tiene miedo, está en un dilema, en un grave apuro, totalmente desconcertado y no sabe qué hacer ante la prominente y enigmática figura de Jesús; y lanza una pregunta con cierta retórica precisamente no ante quien puede contestarle, sino ante la propia respuesta misma encarnada.
Juan 18:38 «Le dijo Pilato: ¿Qué es La Verdad?»
Jesús ya dijo y demostró que ÉL es el Camino, la verdad y la Vida (Juan 14:6). Pilato actuó con desprecio, escepticismo e indiferencia ante la fuente y personificación de la absoluta y exclusiva verdad y realidad. En medio de un relativismo posmoderno, la rotunda y exclusiva afirmación de Jesús de ser la verdad es una losa a los ideales de esta sociedad.
ÉL ES LA VERDAD MISMA Y ABSOLUTA ENCARNADA.
Y absolutamente todo, todas las cosas, en el cumplimiento de los tiempos van a ser reunidas en ÉL, por y para ÉL (Efesios 1:10)
Después de azotarlo terriblemente con el «flagellum» (látigo romano) y de soltar a Barrabás, les cede a Jesús para que finalmente sea crucificado, no sin antes lavarse las manos en un cobarde acto de auto-exculpación. El hecho de que Simón de Cirene y de que muriese tan rápido nos puede poner de manifiesto la brutalidad extrema de este método de tortura, en la cual muchos delincuentes morían.
Ningún rito, religioso y externo, de lavado de manos podía verdaderamente absolver a Pilato de su culpa; ya que tenía poder y autoridad para deshacer y frenar esta injusta maquinación, y él pudo haber hecho justicia al absolver a un inocente, tal y como él mismo dijo. Que la cruz, así como el cordero inmolado que yacía en ella, estuvieran destinados desde antes de la fundación del mundo, no exime ni un ni un ápice de la responsabilidad personal de cada uno; ni de Judas, ni de los líderes religiosos de Israel, ni de Pilato, ni de Herodes, ni de nadie…
Mateo 27:26 «Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.»
Si tuviera que escoger un versículo para definir lo que acontecía ese día, sería este:
Juan 3:19 «Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.»
Entretanto, fue sometido a constante burla y humillación, a una tremenda mofa con un manto escarlata púrpura, una corona de espinas que se clavaban en el cráneo, y una caña que representaba un cetro; mientras se inclinaban ante ÉL en ridículas reverencias, propinándole golpes, bofetadas, escupitajos. Sin saberlo ellos, ahí estaba el Rey cósmico del universo, el Señor de la Gloria en su máxima humillación. Pilato dijo «¡Ecce Homo!», que significa «He aquí el hombre». Viendo la apariencia desfigurada, quebrantada, ensangrentada de Jesús, vemos al hombre natural y caído quien se ha sometido a tortura ante Dios mismo. Viendo a ese mismo ser, a Jesús, vemos lo que ÉL es en sí, el Perfecto hombre, el 2º y mejor Adán, la imagen divina. Dios mismo hecho carne.
Pilato está atemorizado hasta el punto de entrar al pretorio y preguntarle a Jesús, “¿De dónde eres tú?”. No tenía fe, pero sí cierto pavor junto con un interés supersticioso. Jesús no le dio respuesta, pero sí le hizo saber que su autoridad como prefecto de Roma había sido delegada del cielo y quedaría respuesta por ello.
DIOS, EN CRISTO ESTABA RECONCILIANDO CONSIGO AL MUNDO, Y CUMPLIENDO A PROFECÍA.
Zacarías, unos 500 años antes de este día aproximadamente, habló de este crucial día.
Zacarías 3:9b «Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.»
Jesús va de camino a la cruz; una cruz que ÉL mismo transportaba. Una cruz muy pesada, en la que algunas podía llegar a pesar aproximadamente unos 95 kilos.
Tuvo que ser ayudado por Simón de Cirene debido a su debilitada condición, tras ser torturado. Jesús aún lanza un último mensaje público; un mensaje que se cumpliría apenas 37 años después, en el año 70dC.
Aun unas fuertes y espantosas palabras pronunciaron sobre sí mismo a modo de sentencia judicial que subió hasta el cielo, “su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos”. El juicio sobre Jerusalén y sobre la nación judía era inminente e imparable, pues teniendo las Escrituras rechazaron y dieron la peor muerte de todas a Aquel sobre quién trata las mismas.
Lucas 23:28-29 «Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron»
En torno a las 9 a.m. llegan a un montículo, un lugar a las afueras de Jerusalén, pero ideal para hacer un espectáculo público; llamado «Kranion» por su forma de cráneo o calavera.
LLEGAN AL GÓLGOTA.
ALLÍ DIOS VA A IMPUTAR, CARGAR Y JUZGAR TODOS LOS PECADOS DE LA HISTORIA, DE UNA VEZ Y PARA SIEMPRE.
Le ofrecen un analgésico y anestesiante para mitigar el dolor, a modo de vinagre con hiel, pero ÉL lo rechaza (Slm. 69:19-21). ÉL va a beber la Copa de la Ira de Dios en su totalidad, sin disminuir ni una gota. Lo desnudan, reparten entre sí sus vestiduras, tal como estaba escrito aún 1.000 años antes (Slm. 22:18), y lo clavan en una cruz, en medio de dos criminales y malhechores. Uno de ellos mira el letrero que dice en las 3 lenguas de entonces: «Jesús…Rey…». Luego baja la mirada y lo ve a ÉL como ese Rey que viene a instaurar su reino, y le pide estar con ÉL. Entró en el Reino ese mismo día. Fue el primero, y era ladrón. Eso nos debe dar esperanzas a nosotros. Estamos ante un Dios de Misericordia, aún hasta el mismo final de nuestra vida.
Náuseas, fiebres, dolor indescriptible, espasmos, calambres incesantes, convulsiones, lenta asfixia, insomnio, agotamiento, fatiga muscular, hambre, sed, deshidratación, infección,… En esta horrenda muerte, mientras el reo desea poner fin a la vida y acabar cuanto antes (a veces duraban hasta días), lo más básico y elemental, como es la respiración era un auténtico y doloroso suplicio y un tormento. Se elevaban de puntillas para, con cada vez más dificultad, respirar, pero la opresión pulmonar era cada vez peor, y el sufrimiento con cada bocanada de aire es simplemente indescriptible por medio de palabras.
LA PEOR Y MÁS AGÓNICA MUERTE LE ESPERA AL AUTOR DE LA VIDA.
Sólo, abandonado, repudiado por todos, humillado por quien estaba a ambos lados crucificados, y dejado por completo por Su Padre, el Dios Santo, quien lo dejo, se apartó de ÉL, y lo castigó.
2ª Corintios 5:21 «Al que NO conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en ÉL.»
Cuando ÉL se encarnó en SU Nacimiento, en mitad de la oscura noche hubo una inmensa y refulgente luz que anunciaba este evento; pero ahora que está siendo hecho ofrenda por pecado y maldición, durante la luminosa mañana hay una terrible oscuridad, hay tinieblas durante 3 horas. Dios apagó las luces ante el espectáculo del Juicio de su Amado Hijo.
LA CRUZ ERA UN LUGAR DE JUICIO, Y EL CRUCIFICADO ESTABA SIENDO HECHO PECADO.
El vasto universo mismo supo que su Creador, Su Señor y Sustentador estaba siendo juzgado, y por ello se vistió de luto y se apagó.
Imposible que fuera un eclipse, pues durante la Pascua judía; eran días de luna llena, y los eclipses de sol NO ocurren cuando la luna se encuentra en el lado de la tierra que está opuesto al sol.
El Maestro, aún desde la Cruz, va a pronunciar 7 Palabras, 7 frases que, además de estar registradas en las Escrituras, quedan marcadas en nuestro corazón:
- Una Palabra de Perdón: «Padre, Perdónalos» (Lucas 23:34). El Señor cumple lo que anteriormente predicó en el Sermón del Monte. De su corazón no salieron palabras de maldición o venganza, sino con pasión y perdón. Ellos no sabían que estaban torturando a Aquel que vino para salvar a la raza humana pecadora de la ruina eterna, del juicio de Dios y del horror que esperaba
- Una Promesa: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc. 23:43). El «buen ladrón» acompañó a Jesús, no solo en la muerte, sino también en la vida eterna.
- Una Palabra de Cuidado: «Madre, he ahí tu hijo» (Jn. 19:26). Jesús murió, pero antes de ello, no dejó sola a su amada madre.
- Una Palabra de Soledad: «Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? (Mt. 27:46). Nos lleva al Salmo 22, y nos dice que en ÉL se cumple en su totalidad. El Padre Santo, no solo se separa y abandona al Hijo a causa del pecado atribuido a ÉL, sino que lo juzga, ejecuta, lo aplasta.
- Una Palabra de agonía: «Tengo sed» (Jn. 19:28). Cumple el Salmo 69.
- Una Palabra de Victoria: «Consumado es» (Jn. 19:30) Toda la obra de la redención, prefigurada y señalada por sombras, tipos… ya ha concluido., Todo desembocaba en la cruz. Estas palabras tuvieron y resonaron como un estruendo en el cielo, en la tierra y en el infierno.
- Una Palabra de regreso: «Padre, en Tus manos encomiendo Mi Espíritu» (Lc. 23:46) Tras esta separación con ÉL, ahora vuelve al Padre, a la Gloria que compartió con ÉL desde antes de la fundación del mundo.
¿QUÉ VIERON LOS TESTIGOS ANTE LA CRUZ?
- Sumo Sacerdote Caifás vio en ello una conveniencia y necesidad política por el bien de la nación.
- El gobernador romano Poncio Pilato vio otra conveniencia política para tratar de calmar a la multitud judía y congraciarse con César. Su esposa vio una injusticia ante un hombre justo
- El ladrón en la cruz vio una auténtica injusticia y un error sin igual.
- El centurión romano vio verdaderamente al Hijo de Dios.
Justo en esos precisos momentos, a esa misma hora, estaban siendo sacrificados los corderos de Pascua; contando según el conteo de los días en Judea, que era desde puesta de sol a puesta de sol. En Galilea era de salida de sola salida de sol, y por ello Jesús y los discípulos la celebraron la noche antes. Pero el gran sacrificio ya había sido hecho.
A pesar de los continuos sacrificios, cuando leemos Romanos 3:25 , se nos dice que Dios contenía en su paciencia el manifestar Su Justicia, pasando por alto los pecados hasta llegar a la cruz, donde la exhibió de manera pública, notoria y suprema toda la humanidad. Al leer el capítulo 10 de Hebreos se nos dice que la sangre de animales derramada en todos los sacrificios levíticos anteriores, carecían de valor redentor y solamente tenían valor en cuanto a que apuntaban, preparaban, y prefiguraban el perfecto sacrificio que estaba por venir. Dios no quería ni pretendía sacrificios, ofrendas ni holocaustos, y es por ello que se preparó un cuerpo para ser obediente y para ser el suficiente Sacrificio expiatorio final.
1ª Pedro 2:24 «Quien llevó ÉL mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. «
Ellos pretendían sentarse en la cátedra de Moisés, pero rechazaban a Aquel a quien se refirió Moisés. Afirmaban ser voceros de Dios, pero demostraron ser hijos de Satanás. Siendo sabios y doctos, eran necios e ignorantes. La Tierra misma tembló, muchos muertos se levantaron de sus sepulcros y resucitaron y el pesado velo del Lugar Santísimo se rasgó de arriba hacía abajo; ya no haría falta ni Templo ni sacrificios de animales y, sobre todo, se ha abierto el acceso a ÉL. Un acceso que estaba antes restringido al sumo sacerdote, un día al año, pero que ahora en el mejor y verdadero Sumo Sacerdote, queda abierto.
LA ENTRADA HA SIDO ABIERTA PARA NO CERRARSE NUNCA MÁS.
ERA LA «HORA H» DEL «DÍA D».
ÉL ERA EL CORDERO PASCUAL DEL SACRIFICIO.
Acabaron los sacrificios levíticos, acabó el sacerdocio, se destruyó el Templo al poco tiempo (año 70 dC)
En breve, en pocas horas, llega el Día de Reposo, hay que descolgarlo rápido y darle sepultura según manda la Ley. Los mismos que cruel y deliberadamente maquinan este esperpento e injusto crimen, son incapaces de «vulnerar» el Sabbath, el día a de reposo. Así actúa el fanatismo religioso, el legalismo y el fariseismo.
Un discípulo «secreto» y miembro del Sanedrín como era José de Arimatea se encargaría de ello, ayudado por Nicodemo, el mismo quien en la más íntima conversación con ÉL le dijo:
Juan 3:16 «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna»
Pero algo que NO deja de ser sorprendente es una maravillosa confesión de fe por parte de, nada más y nada menos, que el centurión encargado de supervisar la crucifixión. Tras ser un testigo presencial de lujo de la escena de la cruz, reconoce a Jesús como Hijo de Dios
Marcos 15:39 «Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.«
Todo esto en presencia de las testigos de su crucifixión, y que a la postre serían testigos de Su Resurrección: su madre, la virgen María, María Magdalena, María madre de Jacobo «el Menor» y de José y Salomé, madre de los hermanos Zebedeo.
Jesús es sepultado en un sepulcro nuevo, propiedad del propio José de Arimatea. Éste se cierra con una gran piedra a la que hizo rodar, siendo sellada por Roma; y todo esto antes de las 6 p.m., y sobre supervisión y vigilancia de Roma, quienes presumiblemente podían incluso creer que este Jesús que acaban de sepultar dijo que se levantaría, o simplemente para evitar que, de alguna manera, robaran el cuerpo y que se pudiera extender el rumor. Sea lo que fuese, la tumba, el sepulcro, estaba bastante protegido.
Resulta curioso que un José ayudó a Jesús en su nacimiento, y otro José le ayudó tras su muerte. Le dan sepultura, una sepultura de realeza (Jn. 19:39 ss) A partir de ahora, desde entonces, desde que ÉL murió, y se entregó a SÍ Mismo, ninguna mano inicua e impía le tocó, sino que sólo fueron manos llenas de amor, fe, devoción y gratitud a ÉL.
Marcos 15:47 «Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían»
Hoy Barrabás somos tú y yo, pues merecíamos morir por nuestros pecados, éramos culpables de la sentencia de la muerte debido al Pecado, a nuestras transgresiones ante un Dios Santo, y Jesús ocupó nuestro lugar, sustituyéndonos; pero tenemos además el dilema y la incógnita de Pilato, una incógnita que demanda y exige respuesta sin cobardía, sin fisuras, sin miedo ni titubeos.
Mateo 27:22a » Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? »
Roberto Carlos Pérez dice
Excelente amados hermanos gran enseñanza Dios les bendiga
Rubén Gomez dice
Espero que los siguientes estudios le ayude y sea de edificación.
Vamos a empezar unos Esudios de los encuentros con Jesús y otros de los Tipos de Cristo en AT.
Ademas tenemos una serie de 10 estudios sobre EL EVANGELIO
Daniel Burgos Cabanillas dice
Qué lindo mensaje para hoy día de reflexión sobre la semana santa y todos los días para reflexionar
Rubén Gomez dice
Gloria a Dios hermano,Dios le bendiga.
Nos alegra y edifica mucho saber que le ha gustado.
Como dice Pablo, NOS GLORIAMOS EN LA CRUZ DE CRISTO
Por cierto desde dónde nos escribe?