Nos adentramos en la fascinante tarea de tratar de exponer la más profunda, doctrinal y teológica carta del Nuevo Testamento, con la intención que cause el mismo impacto que ha hecho en tantísimas vidas, incluida la mía. Es mi anhelo, deseo y oración que el Espíritu Santo traiga iluminación a tu vida por medio de estas maravillosas verdades.
Romanos 1:1-7 «Pablo (autor de la carta. Su nombre significa «pequeño»), siervo (lit: esclavo voluntario) de Jesucristo (su más exaltado y honorífico título) , llamado (por Dios) a ser apóstol (su oficio y la fuente de su autoridad), apartado para el evangelio (60 veces en esta carta) de Dios (declarar, exponer y predicar el misterio antes oculto), que ÉL (Dios) había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras (anunciado, desarrollado y desplegado de Gén. 3:15), acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne (conforme la promesa en Salmo 89 o 2 Sam. 7), que fue declarado (distinguido, único) Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos (declaración cósmica como Señor, Rey de Reyes y primogénito de los muertos tras la resurrección) , y por quien recibimos la gracia (don o favor inmerecido) y el apostolado (presenta nuevamente sus credenciales apostólicas), para la obediencia a la fe (llamado urgente y persuasión a la fe) en todas las naciones por amor de su nombre (el evangelio de la Gracia de Dios es extendible a todos sin excepción); entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo (nadie es salvo sino es llamado por el Padre. Jn. 6:44-47); a todos los que estáis en Roma (destinatarios primarios de esta epístola), amados de Dios, llamados a ser santos (en definitiva, somo llamados por Dios para ser santos. Nosotros no nos llamamos): Gracia y paz (saludo paulino en griego y hebreo. «Charis» y «Shalom». No se puede tener paz sin antes recibir Su Gracia) a vosotros, de Dios (153 veces en esta carta) nuestro Padre y del Señor Jesucristo.»
Ante todo, y primeramente, el Apóstol Pablo nos va a hablar de sí mismo y se va a presentar a una iglesia que no le conoce, y lo hará a través de 3 características de su persona y obra, con las cuales ha glorificado a su Señor:
1.- SIERVO O ESCLAVO: Nos dice que si bien antes era esclavo del pecado, de la muerte, de la ley y de Satanás, debido a su condición pecaminosa, ahora que ha sido liberado de ese cautiverio por Cristo, ¡sigue siendo esclavo!, pero esta vez un esclavo voluntario a su amo, al amo que se ha entregado y le ha dado la vida, que le ha rescatado pagando el más alto precio. Es un esclavo de amor, y se goza de ello, porque de manera libre, como como con su anterior amo, él se entrega en amor y obediencia a su nuevo Señor. Aunque suene paradójico, la «esclavitud» de Cristo es la más gloriosa libertad del ser humano, Pablo la está experimentando, y no quiere ser libre de su nuevo amo. Para Pablo ser un «doulos», un esclavo del Señor, es su más exaltado y honorífico título, mucho más alto y elevado que la de cualquier rey o monarca de este mundo, y por ello lo pone en primer lugar. Hay que tener en cuenta que en esa época habían 9 millones de esclavos en el Imperio Romano. Pablo, gracias a su Señor y amo, le está dando una connotación positiv a un término muy negativo. Versículos como Juan 8:31-33, Romanos 6:17 y 20, 1 Corintios 7:23, Tito 3:3 o 2 Pedro 2:19 evidencian el Estado corrupto de esclavitud moral de los seres humanos sin Cristo, quien nos liberta y nos hace verdaderamente libres (Jn. 8:31)
2.- APÓSTOL: A continuación se identifica con su oficio y ministerio de Apóstol. Un apóstol abortivo o » el más pequeño», pero sin duda el más grande de los apóstoles para las naciones. Pablo reunía loa requisitos para ser un Apóstol de Jesucristo:
Recordar que la palabra Apóstol, en un sentido amplio general significa “enviado con una comisión”, pero en el sentido específico, concreto y bíblico aquí expuesto y descrito, debe reunir estos requisitos, los cuales hoy es imposible (además de innecesario) que alguien pueda cumplirlos:
- Ser comisionado directamente de labios del Señor Jesús, con el respaldo y la autoridad de aquel a quien representa actuando como emisario suyo (ver: Mc. 3:14, Lc. 6:13, Hch. 1:2, Hch. 1:24, Hechos 10:41, Gál. 1:1)
- Haber visto Al Señor después de Su Resurrección, es decir, ser testigo ocular (Hch. 1:22, 10:39-41, 1ª Cor. 9:1 y 15:7-8)
- Ejercitaban una inspiración especial, explicando y escribiendo de forma inerrante (siendo plenamente inspirados por Dios Espíritu Santo) la escritura; en el caso de Pablo escribe 13 libros del N.T. además de recibir la revelación profunda de la Iglesia de Cristo, como se ve en Efesios.
- Ejercitaban autoridad suprema (Ver 2º Cor. 10:8, Filemón 8) para poner los fundamentos de la Iglesia (Ef. 2:20, 1 Cor. 3:10)
- Hacían milagros (Hch. 2:42-43, 2ª Cor. 12:12, Mt. 10:1-2, Hch. 1:5-8, 4:33, 5:12, 8:14, Heb. 2:3-4). Tales milagros eran credenciales que validaban y autentificaban que venían de parte de Dios. Hoy predicar fielmente la Palabra de Dios, la revelación, es nuestra credencial y validación.
Pablo NO conoció al Jesús de los 3 años del Ministerio Público, no paseó ni camino con ÉL, ni tampoco se sentó a Sus Pies, sino más bien al Cristo Glorificado, y lo hizo de camino a Damasco (ver Hechos 9), por eso siempre enfatizó el nombre de Cristo primero (Cristo Jesús).
Mientras él era un Apóstol llamado, tristemente hoy afloran los llamados «apóstoles». Dios es el que designa, comisiona, empodera y respalda a sus siervos. Autodenominarse hoy como apóstol, y compartir título y oficio con Pablo de Tarso, es una clara señal del ego humano natural y caído. Ser un Apóstol es un llamado único y especial.
3.- APARTADO PARA EL EVANGELIO: Al igual que les dijo a la iglesia de Galacia (Gál. 1:5), él fue separado del vientre de su madre para ser llamado Apóstol a los gentiles. predestinado desde antes de la fundación del mundo fue llamado a ello cuando iba camino a Damasco precisamente para acabar con la iglesia. Es precisamente a causa del Evangelio que realizó varios viajes con un total de unos 15.000 km, fundando, consolidando, estableciendo y fortaleciendo iglesias. Escribiendo hasta 13 cartas.
La cosmovisión de Pablo antes de ese «camino a Damasco» estaba llena de reglas, leyes, rituales, instrucciones rabínicas y autoconfianza… Pero ahora, en medio de un mundo lleno de maldad, egoismo, odio y sin esperanza, tiene un mensaje y unas buenas nuevas que dar y que compartir al mundo, y es este mensaje del Evangelio donde en esta carta se va a explayar como nunca. Estas buenas nuevas no trata de nosotros sino del Todopoderoso y de la justicia de Dios.
1ª Corintios 15:1-4 «Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día (…)»,
Y es por ello que en el versículo 2 dice que este evangelio, del cual Pablo es un heraldo, no es sino lo prometido y anunciado por todos los profetas incluso por Dios mismo en el Jardín del Edén (Gén. 3:15). Desde el pronunciamiento del protoevangelio, el cielo la tierra y el mundo ha sido un escenario donde Dios empezó a desarrollar y desplegar sus buenas nuevas hasta el cumplimiento perfecto del tiempo (Gál. 4:4). Eventos como la Pascua o el Día de la expiación; lugares como el Tabernáculo o el Templo; hombres como Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, David, Salomón, Isaías, Jeremías, Miqueas, Zacarías, María, … Todo era un desarrollo progresivo de la vasta, cósmica y gloriosa idea del Evangelio del Hijo, de Jesús. No era un mensaje nuevo, en absoluto. Tampoco era un mensaje revolucionario. Era, simplemente, lo prometido por el Dios Fiel que cumple Sus Promesas.
Hebreos 1:1-2 « Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo (…)»
En cuanto aparece el tema de Jesús, la doctrina de Cristología, en 2 versículos Pablo va a contrastar la naturaleza humana («acerca de Su Hijo») con la divina («declarado Hijo de Dios»). De alguna manera mediante esa Encarnación, donde Dios Hijo adopta y toma para Sí la humanidad, Pablo nos está llevando a la unión hipostática del Verbo Divino, en la cual conviven de una forma total, perfecta e inseparable, Sus 2 naturalezas (divina y humana) en Su Ser.
- ÉL es el hijo de David mediante Su Encarnación (Jn.1:14, Gál 4:4)
- ÉL es el Hijo de Dios (y Señor de David) mediante Su Resurrección
Nuevamente Pablo antepone contrasta 2 ideas: En el versículo tres nos habla de su debilidad y humildad como hombre, mientras que en el versículo 4 enfatiza su poder y exaltación. Fue por la gloriosa Resurrección que ÉL fue declarado, de una manera cósmica, como el Hijo de Dios y el Señor con Poder. La resurrección fue el «Amén» del Padre al «Consumado es» del Hijo. Como dice Filipenses en su capítulo 2, tras levantarse con poder de entre los muertos, le fue dado un nombre que es sobre todo nombre, siendo exaltado hasta lo sumo (Filp. 2:9-11, Salm. 2:7)
La razón para venir a esta tierra fue doble, y es el tema principal del Evangelio. Primeramente vivir la vida perfecta que Dios exigía a todos, y que no podíamos cumplir nadie, y después morir de manera sustitutiva como sacrificio por nosotros, pagando la culpa y el salario de esa deuda por, precisamente, vivir todos en desobediencia a ÉL. Es decir, ÉL fue nuestro Representante viviendo por nosotros y nuestro Sustituto muriendo por nosotros.
Tras darnos este gustoso y glorioso anticipo del glorioso Evangelio de Jesucristo, en el versículo 5, nos dice que ha recibido todo de ÉL por gracia, de una forma total y absolutamente inmerecida.
» Yo no merecía nada salvo su ira y su justa retribución, pero sin embargo recibí la gracia del Señor Jesús. No me fulminó cuando iba camino a Damasco sino que me buscó, me salvó, me dio su Espíritu Santo y me comisionó para llevar su mensaje de salvación al mundo entero, sin excepción ni límite alguno «
Hablando de ese llamado y oferta universal del Evangelio para con todo el mundo, es que Pablo quiere centrarse directamente en los lectores primarios; es decir, en ellos, la iglesia de Roma, quienes son también llamados a ser de propiedad de Jesucristo. ¿Con que fin o pretensión? Ser santos, separados, consagrados y apartados. Es una posición segura, pero también una experiencia y vivencias prácticas: Al mismo tiempo; somos posicionalmente santos, y estamos siendo experimentalmente santificados, de manera progresiva por la labor del Espíritu.
Aunque son llamados y salvados en el tiempo, en realidad eran conocidos por Dios, como Suyos desde antes del mundo. Ya tendrá tiempo, más adelante en la carta, para hablar y desarrollar el tema (controversial y claro a la vez) de la soberana elección y predestinación. Pablo finaliza esta primera sección, en el versículo 7, con su típico saludo Paulino («gracia y paz») a los destinatarios de esta carta magna paulina, los amados por Dios de la Iglesia en Roma.
- GRACIA: Disposición favorable de Dios para con aquellos que, por su actitud y conducta, merecen exactamente lo contrario de lo que ÉL les da. Éramos enemigos de Dios, hijos de ira, aborrecedores de Dios en nuestra mente, pecadores por naturaleza, esclavos de nuestras pasiones desvergonzadas…»Pero Dios, que es rico mi misericordia por su gran amor con que nos amó aún estando nosotros muertos en pecados nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)» (Ef. 2:4-5)
- PAZ: Debido precisamente a Su Obra reconciliadora en la cruz, es que el pecador perdonado ahora puede gozar de paz con Dios. Para poder experimentar y gozar la paz es necesario antes experimentar y gozar de Su gracia. Hablar de paz es mucho más que un estado neutral de ausencia de hostilidad. Este mundo caído que ha visto (y derramado) tanta sangre y guerras puede ofrecerte, como mucho, está paz (ausencia de conflicto hostil), pero es Dios quien nos ofrece una paz que ni el mundo conoce , y que sobresale todo entendimiento. Una paz indestructible que se basa, no en circunstancia o experiencias personales, sino en nuestro estado y nuestra posición legal e impoluta ante Dios. Y todo por pura Gracia y todo por Cristo.
Tras finalizar estas palabras introductorias; Pablo va a tratar los temas de la carta, empezando primeramente por expresarles los más firmes deseos de su corazón, que no es otra cosa que verlos (y conocerlos).