En el anterior estudio expusimos no sólo la preexistencia de Cristo, sino también Su Eternidad misma, llegando a la irrefutable conclusión bíblica, que Jesús es el Creador, y que es Dios mismo. Pero si antes abordamos Su Deidad de una manera parcial, ahora toca afrontarla desde una manera completa.
Y es mediante este estudio que vamos a tratar de exponer y defender algo que debiera estar fuera de toda mínima duda, pero que fue atacado hace 2.000 años, y es igualmente atacado hoy por quienes se hacen llamar a sí mismos «cristianos» (entiéndase la secta de los Testigos de Jehová, mormones, o teólogos liberales).
En el Siglo XIX, hubo un auge por desprestigiar lo divino, tratando de humanizar y desfigurar a Cristo como un personaje meramente histórico y refutar lo milagroso del Nuevo Testamento, pero nunca la Iglesia de Cristo ha callado ante la negación de la deidad de Su Señor, y siempre ha defendido (y defenderá) esa frase emblema que acuño la Iglesia Primitiva a precio de sangre de mártires:
IEOSUS KURYOS, o lo que es lo mismo, JESÚS ES EL SEÑOR.
Hoy muchos tratan de enfatizar la humanidad de Jesús, con variadas y pintorescas imágenes de ÉL al más puro estilo revolucionario anti-romano y/o activista social.
Para todos ellos que niegan, rechazan o refutan la deidad de la 2ª persona del Hijo de Dios, hay un aplastante y contundente versículo que caerá como una losa en el Día del Señor.
Juan 8:24 «Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si NO creéis que YO SOY, en vuestros pecados moriréis.»
Tal vez puedas mantener una conversación formal con un musulmán o un judío, y llegar a cierto consenso común y entendimiento en cuanto a un Dios Creador, Soberano quien juzgará todo. Pero si en esa conversación aparece el nombre de Jesús, ésta ya cambia por completo, y si encima se le identifica a ÉL como Dios, esa conversación puede que no finalice de la mejor manera posible y se rompa todo consenso. ÉL es la piedra angular, y piedra de tropiezo.
Cristo divide y separa todo. Marca la diferencia, marca un antes y un después, un con ÉL y un contra ÉL, y hace todo eso porque a nadie deja indiferente; ÉL es todo o NO es nada. O para ti es Dios hoy, o para ti será el Juez mañana.
Y si no es por la iluminación del Espíritu Santo, quien toma las cosas de Cristo y nos las hace saber, es sumamente difícil (por no decir imposible) que una mente humana, caída y depravada pueda empezar a llegar a entender cómo un Dios tan Glorioso y Excelso pueda hacerse hombre. Esto mismo es lo que Pablo llama en 1ª Timoteo 3:16 el misterio de la piedad, algo que hasta entonces aún NO se había revelado, y lo hace en forma de un precioso himno cristológico.
1ª Timoteo 3:16 «E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en Gloria.»
En otras palabras, Pablo dice que Aquel que se presentó en este mundo en carne y hueso, hace poco más de 2.000 años es el mismo Eterno, Glorioso y Excelso DIOS. Sólo si Jesús es Dios y en ÉL Dios se hizo hombre, sólo entonces ha sucedido algo realmente nuevo en la historia, y ese ser, quien es Dios, es el acontecimiento inconmensurable del que todo depende.
Siempre ha habido desde los primeros días de la recién nacida Iglesia (ebionitas, gnósticos, docetas) hasta hoy (Testigos de Jehová, …) un incesante esfuerzo por negar la deidad de Cristo, y es por ello que vemos que el Espíritu Santo NO ha dejado de defender la verdad contra tal vano esfuerzo por parte de falsos maestros.
1ª Juan 4:3 «En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que NO confiesa que Jesucristo ha venido en carne, NO es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.»
NO HAY EVIDENCIA MAYOR DEL ANTICRISTO QUE NEGAR O RECHAZAR QUE JESÚS ES DIOS.
La Biblia es muy clara al respecto, Jesús es Dios, y hay muchos versículos que así lo dice de manera explicita (y también de manera implícita otros muchos):
Juan 1:1 «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.»
Tito 2:13 « aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo»
Filipenses 2:5-6 «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma (condición, esencia y naturaleza divina) de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,»
1ª Juan 4:15 «Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.»
Hebreos 1:8 «Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de Tu Reino.»
2ª Pedro 1:1 «Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra»
Apocalipsis 1:8 y 22:13 « Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.»
I.- JESÚS MISMO LO DIJO, Y ASÍ LO ENTENDIERON SUS OYENTES:
Lucas 22:69-70 «Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios. Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y ÉL les dijo: Vosotros decís que lo Soy» Ante la directa pregunta del consejo en aquella infame reunión para tratar de acabar con Jesús, ÉL se identifica con el Hijo del Hombre de Daniel.
Juan 5:17-18 «Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y YO trabajo. Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.» Jesús se identifica, no solamente por encima y superior al día de reposo, sino con ser el Hijo de Dios, de su naturaleza y esencia, en igualdad de actividad con Dios. Ellos lo entendieron perfectamente, de ahí su reacción.
Juan 8:58-59 «Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY. Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.» Ellos, los oyentes, entendieron claramente que Jesús acababa de decirles que es anterior a Abraham, eterno, y además usando ese «Yo Soy» con el que Dios se identifica a Moisés en Éxodo 3:14
Mateo 12:8 «porque el Hijo del Hombre es Señor del día de Reposo» Atribuyéndose a Sí Mismo autoridad sobre la solemnidad del Sabath (día de reposo), instituido en Levítico 19:3 por Jehová.
Juan 10:30-33 «YO y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra NO te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.» Para la mentalidad y cosmovisión hebrea, ser Hijo de Dios en los términos que Jesús exponía, era literal y directamente ser Dios. Jesús afirma su identidad en esencia con el Padre.
Juan 14:7 «Si ME conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.» Claramente se identifica como la imagen perfecta del Padre, la revelación de Dios.
Marcos 14:61-63 «Mas ÉL callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: YO SOY; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?» Se identifica con ese sr divino-humano de Daniel 7 quien va a juzgar a todo y a todos.
Juan 18:6 «Cuando les dijo: YO SOY, retrocedieron, y cayeron a tierra.»
Mateo 22:42-46 «Diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. ÉL les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿Cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.»
Aquí les hace una interpretación del Salmo 110:1, aplicada a ÉL mismo como su eje de interpretación y su cumplimiento. Nadie podía responder a la pregunta porque ÉL les estaba diciendo que era el hijo de David en Su Humanidad, descendiente de su linaje y estirpe, pero en Su Deidad ÉL era el Señor y Dios de David, y de ellos también.
Aunque hoy estas palabras, 2.000 años más tarde, otro país, otra cultura, otra sociedad, ostra cosmovisión, otra religión, … pudiera ofrecer alguna duda a nosotros, lo cierto y claro es que no ofrecieron duda alguna sobre los oyentes originales de aquella época, teniendo en cuenta la reacción que mostraban ante el hecho de decir que ÉL es Dios.
Ante semejantes aseveraciones, ellos solo tenían 2 posibilidades: o creer en ÉL, en base a lo que dijo, a lo que se escribió antes (y solo ÉL cumplió) y a sus señales credenciales, o rechazarle, condenarle por blasfemia (Levítico 24:16). Muchísimos eligieron esta segunda opción. O Dios, o un blasfemo. O El Señor, o un lunático mentiros. No hay más opciones para ÉL. Ni revolucionario, ni maestro, ni activista social, ni profeta, etc. ÉL es Dios, así lo dijo, y así todos sus contemporáneos lo entendieron.
II.- SUS OBRAS TAMPOCO DEJA LUGAR A DUDA ALGUNA
Creó el Universo entero, y lo preserva y sostiene con armonía y cohesión hasta la plenitud y consumación de los tiempos. Ver Juan 1:3, Hebreos 1:1-4 y Colosenses 1:15-19
Calmó y apaciguó una gran tormenta con una sola y tajante orden verbal en Mateo 14:33, y secó una higuera con Su Palabra, multiplicó los panes y los peces (Mateo 14:19) o cambio el agua en vino (Juan 2:1-11). Cuando Jesús calmó y apaciguó esa gran tempestad, la cual asustó a unos experimentados pescadores, sus temerosos discípulos que le acompañaban en la barca exclamaron que verdaderamente era Hijo de Dios.
Tenía poder y autoridad en el mundo espiritual, expulsando demonios. Ver Marcos 3:11. En este versículo, los espíritus inmundos, tras verle, se postraban ante Él dando voces, diciendo «Tú eres el Hijo de Dios»
Perdonaba pecados, cosa solo atribuida y permitida a Dios mismo. Ver Marcos 2:5-7. Quienes presenciaron esa escena se escandalizaron por atribuirse a Sí Mismo tal concesión divina.
Sanaba a enfermos, daba vista ciegos, levantaba a paralíticos o secaba enfermedades al instante, aún cuando el enfermo estaba lejos, porque ÉL es el Dador de toda Vida (física y espiritual). Dijo igualmente que tenía poder para levantar de los muertos en el día postrero (Juan 6:39-44). ÉL es el dador de vida eterna (Juan 10:28 y 17:2).
Recibía adoración como Dios, y NO lo impedía, pues ÉL es merecedor de ella como Dios. Ver Mateo 2:10-11, 28:17.
Nos manda a creer en ÉL como objeto de nuestra fe, como hay que creer en Dios, de la misma manera. Ver Juan 14:1.
ÉL será el Juez final de todos, de vivos y muertos. Ver Juan 5:22-23.
ÉL tiene todo Poder, Autoridad y toda Soberanía Divina, y por eso hablaba con firmeza y autoridad en el Sermón del Monte en base a la ley mosaica («Oísteis que fue dicho, pero YO os digo…»)
III.- ÉL POSEE LOS ATRIBUTOS DE LA DEIDAD
Omnipotencia, que significa que es el Todopoderoso que absolutamente todo lo puede hacer. NO hay nada que no pueda hacer más allá de los límites propios de su ser. Ver Apocalipsis 1:8. Sólo el Omnipotente Dios Todopoderoso puede resucitarse a Sí Mismo de la muerte y volver a la vida.
Omnipresencia, que significa estar presente de forma simultánea en todos lugares a la vez, en toda su intensidad. Aunque pudiera parecer que restringió o delimitó este atributo, podemos ver en Juan 3:13 (lo dijo mientras estaba en la Tierra), o en Mateo 18:20 o 28:20 como Jesús lo mantenía.
ÉL estaba en el Cielo, a la misma vez que en la Tierra, así mismo nos dice que donde 2 o 3 se reúnen en Su Nombre, ÉL está allí, y en Su despedida ÉL prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Omnisciencia, que significa un conocimiento supremo y absoluto, donde todo lo sabe, y dónde está por encima de todo.
ÉL conocía el corazón y las intenciones de la gente, NO teniendo necesidad de que nadie diese testimonio (Marcos 2:8, Lucas 6:8, Juan 4:29 y 6:64), ÉL sabía que una joven discriminada iría a por agua a un pozo (conociendo su pasado pecaminoso). Asimismo conocía que un hombre ayudaría a Sus Discípulos para encontrar lugar para el Aposento Alto. ÉL conocía las dudas de Tomás o que pocos años después, el Templo quedaría a escombros.
En ÉL están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento como dice Colosenses 2:3.
Estos 3 atributos se conocen como Atributos Incomunicables, pues solo Dios y de manera intransferible los tiene y los posee.
Además ÉL es Impecable (Juan 8:46, 1ª de Juan 3:5, …). Es Inmutable, no puede cambiar ni variar (Hebreos 1:10-12 y 13:8), y como hemos visto en Apocalipsis 1:8, y hemos desarrollado en el tema anterior, ÉL es Eterno.
IV.- SUS APÓSTOLES, QUIENES ESTUVIERON CON ÉL, LO DIJERON SIN NINGUNA DUDA:
Pablo en Romanos 9:5 «(…) de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.»
Juan en 1ª Juan 5:20 «Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.»
Pedro en 2ª Pedro 1:1 «Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra»
Tomás en Juan 20:28 «Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!»
Ninguno de ellos podría concebir que Moisés, Abraham o David fueran divinos y que, por tanto, se le diera tal honor y gloria, pero cuando apareció Jesús, todo cambió, y a pesar de ver Su plena Humanidad, NO dudaron en adorarlo como divino, invocándolo en oración, o predicando salvación únicamente en Su Nombre. Ellos no eran ignorantes en absoluto, eran judíos radicalmente monoteístas, y sería innecesario y peligroso atribuir deidad a Jesús, pues podrían quebrantar el tercer mandamiento.
Incluso Juan «El Bautista», el último profeta, dijo de sí mismo que él es una voz que clama en el desierto, llevando a los oyentes directamente a un texto profético de unos 700 años atrás, escribo por Isaías, donde nos dice que El Señor mismo vendría a Su Pueblo.
Isaías 40:3 «Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.»
Esto mismo fue lo que los ángeles anunciaron a aquellos asustados pastores en los campos de Belén la noche que cambio el transcurso de la historia.
Lucas 2:9-11 «Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la Gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: NO temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo El Señor».
En otras palabras, el Ángel les estaba diciendo que Dios mismo, El Señor, había nacido para salvarles.
Además de esto, Marta de Betania lo identificó como el Cristo, el Hijo de Dios Juan 11:27. Esteban, poco antes de morir, encomendó a ÉL su espíritu.
Si nos vamos a autores no cristianos de los primeros siglos, podemos destacar una carta del gobernador de Bitina, Plinio «El joven» al emperador Trajano (112 d.C.) que decía lo siguiente: «Tienen por costumbre reunirse en un determinado día antes del amanecer, cantan un himno a Cristo, a quien consideran como Dios (…)». Pocos años después de la muerte de Jesús, el famoso historiador judío Flavio Josefo escribió lo siguiente: «En este tiempo surgió Jesús, hombre sabio, si es que realmente podemos llamarle hombre, pues obró maravillas, maestro de los hombres que reciben la verdad de buen grado… Este hombre era el Cristo (…)»
¿QUÉ NOS DICE EL ANTIGUO TESTAMENTO SOBRE LA DEIDAD DE JESÚS?
A veces leemos en las páginas del Nuevo Testamento, sobre todo en el Evangelio de Mateo, la continua frase «Hijo del hombre» (se repite 84 veces en los evangelios) y tendemos a pensar en Su Humanidad, pero para los oyentes originales, y para cualquiera que lea el libro del Profeta Daniel, sabrá que está enfatizando Su Deidad, y es por eso que los miembros del Sanedrín inmediatamente actuaron con violencia contra ÉL al escuchar su respuesta. Ver Lucas 22:69-71 o Mateo 26:63-64.
Ellos le juzgaron a ÉL, pero ÉL les dijo que un día vendría con poder gloria, y entonces juzgaría a ellos.
Daniel 7:13-14 «Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de ÉL Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que NO será destruido.»
Además del Hijo del hombre, ÉL es el Hijo de David, el cumplimiento de la promesa dada a David cuando éste quiso edificar casa a Dios, siendo Dios mismo el que le dijo a David que de él, de su descendencia y linaje levantaría un Rey Eterno, y sería ÉL (y NO David) quién le edificaría casa.
2ª Samuel 7:12-17 «Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, YO levantaré después de ti a Uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré Su Reino. ÉL edificará casa a Mi Nombre, y YO afirmaré para siempre el trono de Su Reino. YO le seré a ÉL Padre, y ÉL me será a Mí Hijo. Y si él hiciere mal, YO le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero Mi Misericordia NO se apartará de ÉL como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.»
El Autor de la carta a los Hebreos aplica el Salmo 45:6-7 directamente a Jesús en su capítulo 1.
«Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de Tu Reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros.»
El Profeta Isaías, al dar la profecía de su nacimiento virginal (700 años antes), nos dice además que ÉL es Dios Fuerte, cuyo imperio es sin límite (Isaías 9:6)
En definitiva, ÉL comparte los honores de Dios, Sus Atributos, Sus Nombres, Sus Obras, y lo más importante, ÉL comparte el Trono de Dios.
¿QUÉ IMPLICA PARA NOSOTROS EL HECHO DE QUE JESÚS ES DIOS?
NO hay salvación posible por uno mismo, sino que la salvación es del Señor (Jonás 2:9), cosa que Pedro mismo dijo en Hechos 4:11-12.
Ni la sangre de un inocente animal limpio, ni la sangre de un «buen» hombre, ni la sangre de todos los hombres más la de todos animales, sumada a la sangre de los ángeles (si fuera eso posible) podía redimirnos (rescatarnos) ni aplacar en nada la Ira de Dios (propiciación), ni expiar los pecados. Tan sólo la sangre (que representa Su Vida entregada) de Jesús hizo posible todo eso y mucho más, pues ÉL, precisamente por ser Dios, es un un valor Eterno, así como el Sacrificio que hizo una vez y para siempre, es de un valor igual.
Sólo Dios es Salvador, y esa Gloria y prerrogativa jamás la compartirá con nadie, ni un ápice de ella. Si Jesús NO es Dios, está usurpando el título de Salvador (sólo Dios salva), y la gloria merecedora por ello, tal como el principio de la Reforma Protestante Soli Deo Gloria, «A Dios solo la gloria»
Isaías 43:11 lo dice así: «Yo, yo Jehová, y fuera de mí NO hay quien salve.»
Si Jesús NO es Dios, EL NO puede salvar y entonces NO es El Salvador, y NO debería recibir adoración ni gloria.
Negar SU Deidad, y querer ser salvo por y a través de ÉL, es una herejía terrible, además de una total y absoluta contradicción y una necedad.
Jesús NO te puede salvar a menos que ÉL sea Dios; y esto mismo es lo que Pedro dijo en Hechos 4:12:
«Y en ningún otro hay salvación; porque NO hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.»
O Pedro supo que Jesús es Dios, y por tanto El Salvador, o estaba contradiciendo clara y abiertamente a Isaías o a Jonás.
Pablo igualmente dijo que Todo el que invocare el Nombre del Señor será Salvo.
Además, el hecho de que el sacrificado en la Cruz sea de un mérito y un valor eterno e incalculable (Dios mismo), hace de la cruz un perfecto sacrificio, capaz de redimir a todos los pecadores de la humanidad y en todas las épocas de la historia.
Nuestra Salvación requirió de un sacrificio de un valor infinito, y «nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13) el el único en tener ese valor. NO hay otro.
De ser meramente un hombre perfecto, o incluso un arcángel precioso y sublime (como así creen los testigos de Jehová), el sacrificio NO sería de un Valor Infinito, ni hubiese sido provechoso.
HEMOS SIDO RESCATADOS CON LA SANGRE DE CRISTO, LA SANGRE DE DIOS.
Además, Dios es vida, es la Fuente y el Dador de Toda Vida (ya sea Física o Espiritual), así que sólo Dios pudo ofrecer y poner en bandeja (Su Vida) algo que sólo EL podía hacer, por exclusividad propia e inherente. Cualquier otro podría ofrecer la vida que Dios le ha dado; es decir, nadie tiene vida en sí mismo, excepto Dios, quien es vida.
Juan 5:26 «Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en Sí Mismo.»
Y esa Vida fue la que voluntariamente ÉL ofreció como paga y rescate por nuestros pecados e iniquidades en la Cruz (Juan 10:18).
- ¿Quién sino Dios mismo podría soportar la Ira de Dios, y salir victorioso?
- ¿Quién sino Dios mismo podría en tan sólo 6 horas en la Cruz aguantar y tolerar la totalidad de la Ira de Dios que debía derramarse sobre nosotros durante la eternidad?
- ¿Quién sino Dios mismo podría, en una acto de hace 2.000 años, cambiar todo y ofrecer salvación eterna a los miles de miles de millones de habitantes que alguna vez han vivido en este planeta?
Los montes se derritieron como cera delante de Jehová, la Tierra misma se estremece al verlo a ÉL (Salmos 97:4-5), Pero Aquel que estaba en la Cruz, soportó el total peso de la Ira y la Furia Divina, ¿Por qué? La Respuesta es, porque ÉL es Dios enteramente.
El Profeta Nahum lo expresó así «¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿y quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por ÉL se hienden las peñas.»
¿QUÉ DEBEMOS HACER NOSOTROS AL RESPECTO?
John Owen decía: «NO le aman, porque NO le conocen», Juan Calvino dijo: «Ya que en ÉL abunda la abundancia de toda clase de bienes, bebamos de esta fuente nuestra de plenitud y de ningún otro»
El autor a la carta de los hebreos dijo: «Puestos los ojos en Cristo Jesús, el Autor y Consumador de nuestra Fe, el Iniciador y Perfeccionador de ella.»
Ante ÉL, ante su pregunta sobre «¿Quién dices que soy Yo?», si eres honesto/a sólo tienes 2 posibilidades:
- Lo que dijo es verdadero, ÉL es Dios y, por tanto, debemos recibirlo y adorarlo.
- Lo que dijo es totalmente falso. O sabía que era incierto y lo convierte en un impostor o mentiroso, quien murió por una mentira que ÉL mismo sabía que era mentira y no se retractó jamás (y pudo hacerlo), o simplemente no lo sabía, y lo convierte en un lunático o demente.
¿QUIÉN ES JESUS PARA TI?
EL es el Único Mediador, EL es el Camino, EL es la Única y absoluta Verdad, EL es nuestra Paz, EL es el Muro de Fuego, el Sol que alumbra, la Estrella resplandeciente de la mañana, el Arca que sostiene, la Roca inconmovible y verdadera, El Fiel y Verdadero, EL es la Vid Verdadera, EL es nuestro Reposo y nuestro descanso, el Primogénito de toda Creación y de los muertos, el Siervo Justo y el Varón de Dolores, EL es la Gloria de Israel y el León de la tribu de Judá, EL es el Consejero, admirable, Dios fuerte y Padre Eterno, El Señor de la Gloria, El Verbo de Dios, EL es el Unigénito en quien están escondidos todos los tesoros, El Anciano de Días, EL es mejor que los ángeles, que Aarón, que Moisés, que David y que Melquisedec, EL es el Eterno, El Mesías, La Piedra Angular para muchos y la Piedra de tropiezo para otros, El Alfa y la Omega, el que vive por los siglos y estuvo muerto, quien tiene las llaves de la Muerte y del Hades, el Señor de Todo y Todos, el Adonai, el Emanuel….EL GRAN YO SOY, EL SEÑOR!!