Toda vez que se da por acabada, dentro del primer capítulo, la sección personal de Pablo, donde se enfatiza y recalca su situación personal, ahora a partir del versículo 27 entramos en otra sección totalmente diferente, una sección donde se centra de una manera más directa en ellos, en los receptores primarios, en los filipenses, y lo hará con una clara y directa exhortación en cuanto a la forma de vivir de ellos, y nuestra, en definitiva, de los creyentes.
Aparca las cuestiones que tienen que ver con él hasta 2:19-24 y 4:10-14, 18 y 22, ahora es el turno de hablar de ellos, de los filipenses, e indirectamente y de manera aplicativa, de nosotros.
Filipenses 1:27-30 «Solamente («pase lo que pasa, suceda lo que suceda») que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo (que vuestra manera y estilo de vivir cada día sea digna y conforma al evangelio de Cristo), para que o sea que vaya a veros (tanto si voy a visitaros y yo mismo lo veo), o que esté ausente (o no vaya, pero lo oiga y tenga noticias de vosotros), oiga de vosotros que estáis firmes (NO desviados, y sobre todo, juntos) en un mismo espíritu (estáis firmes en el señor y unidos en un mismo propósito), combatiendo (luchando juntos) unánimes por la fe del evangelio, y en nada (de ninguna manera) intimidados (amedrentados o asustados. NO tener temor de ellos) por los que se oponen (por vuestros adversarios o enemigos), que para ellos ciertamente es indicio de perdición (ir en contra del evangelio es una clara señal de su propia condición, perdición y destrucción), mas para vosotros (los que padecéis y sufrís por causa del evangelio es señal de salvación) de salvación; y esto (la salvación en particular, y todas las cosas, en general) de Dios. Porque a vosotros (por Gracia) os es concedido (tenemos el inmenso privilegio de creer en Él, y de padecer por ÉL) a causa de Cristo (por amor a ÉL), no sólo que creáis en ÉL, sino también que padezcáis (sufrir) por ÉL, teniendo el mismo conflicto (esta, creer y sufrir por ÉL era la lucha de Pablo, la cual ellos primero vieron en Hechos 16, y luego supieron) que habéis visto en mí, y ahora oís (alude a su encarcelamiento en Roma al tiempo que escribe esta carta, y ello era prueba de su fe) que hay en mí.«
Para una mejor comprensión y análisis, es importante dividir estos versículos en 2 puntos:
I.- EXHORTACIÓN A LA PERSEVERANCIA Y UNIDAD (1:27-28)
Pablo hace una clara exhortación a vivir acorde al mensaje de salvación, en armonía al evangelio, con integridad, sabiduría y discernimiento, en definitiva, caminar día a día y paso a paso en este oscuro y caído mundo de una manera consecuente a lo que dicen creer, a lo que enseñan y predican, esto es, a Cristo y este crucificado.
El evangelio NO es para vivirlo en un desierto o en un convento, aislado de la sociedad civil a la cual tenemos que llegar para ganar almas.
Mateo 5:14-16 «Vosotros (los cristianos) sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.»
La vida de un cristiano que ha sido regenerado, justificado y que está siendo progresivamente santificado debe reflejar en su conducta el evangelio, deben vivir real y literalmente el evangelio, deben mostrarlo al mundo. El mundo debe saber, y sobre todo observar, que somos ciudadanos de este mundo, sí, pero que nuestra real ciudadanía está en los cielos (3:20)
Colosenses 1:10 «para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios»
1ª Tesalonicenses 2:11-12 «así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.»
1ª Tesalonicenses 4:1 «Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.»
NO solo es un llamado a perseverar, a vivir adecuadamente al evangelio, mostrando y evidenciando a Cristo en nosotros a un mundo que no lo conoce, sino que para ello es imprescindible que haya unidad; una unidad de propósito en el espíritu, una unidad en amor entre los hermanos en la fe, y sólo así podremos ganar la batalla espiritual por la fe.
Más adelante, en Filipenses 4:2, Pablo exhorta a 2 colaboradoras de él allí en Filipos, Evodia y Síntique, quienes están mostrando una actitud divisoria que probablemente este afectando a la unidad de la congregación, de ahí que Pablo reitere varias veces la unidad, y sobre todo, les de el máximo y supremo ejemplo de humildad y entrega en pos de otro, el de Cristo (Filipenses 2:5-11)
Efesios 4:1-6 « Yo pues, preso en el Señor,os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.»
SOMOS SOLDADOS DE CRISTO, SÍ, PERO ESTAMOS EN UN EJÉRCITO EN MEDIO DE UN CONFLICTO, DE UN COMBATE.
En Filipos vivía un número considerable de militares ya retirados, con lo cual estos términos bélicos («luchando o combatiendo») que se repite a lo largo de la epístola, serían bien entendidos por ellos. Mientras ellos, los ciudadanos de Filipos se jactaban y enorgullecían de poseer la ciudadanía romana, Pablo les dice que aún tienen una mejor, la ciudadanía del Reino de Dios, y por ello deben comportarse como tales.
Eso es lo principal, que se comporten como ciudadanos del cielo, como embajadores del evangelio, como discípulos de Cristo, da igual si Pablo va a verlos y está con ellos o si queda lejos, en a ausencia y tiene noticias de ellos por medio de Epafrodito.
Tal vez la oposición que alude Pablo no sea tanto la ocasionada por el terrible Nerón contra los cristianos, sino más bien el ostracismo y el rechazo social que implicaría el darle la espalda a los ritos paganos que se hacía en Filipos a las falsas deidades como Isis o Mitra. Él quiere que se mantengan firmes, unidos y juntos en medio de la oposición, como si fueran un solo hombre, esto es, en unanimidad.
Sufrir con buen voluntad, sin dejarse intimidar, asustar o amedrentar por aquellos que son enemigos de la cruz, adversarios del evangelio, sólo son indicadores y evidencias de 2 cosas:
- De nuestra genuina salvación eterna.
- De la condición perdida y la destrucción de aquello enemigos de Dios (Juan 3:36)
Si hay un versículo que englobe el distinto final que les depara a ambos grupos, es el que Pablo escribió a la iglesia de Tesalónica, en su segunda carta.
2ª Tesalonicenses 1:4-9 «(…) tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros (1) en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que NO conocieron a Dios (2), ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder (…)
II.- EL INMENSO PRIVILEGIO CONCEDIDO POR DIOS (1:29-30)
En este caminar diario por el mundo caído, depravado y que persiguió a Cristo hasta matarlo, cuando lleguemos al punto en el que Cristo permite que suframos por ÉL, a causa de ÉL, será cuando podamos decir que hemos llegado al objetivo supremo, al llamado supremo de Jesucristo.
Filipenses 3:8-10 «Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en ÉL, NO teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a ÉL en su muerte«
Tomar el sufrimiento por causa de ÉL es un privilegio y un inmenso honor concedido, es un don de Gracia que trae bendición, santificación (ser más parecido a ÉL, ya que nos identificamos con ÉL), que trae seguridad de nuestra fe y de nuestra salvación, y que trae galardón y recompensa.
Dios NO es el autor del pecado ni del sufrimiento, pero en Su Soberanía, lo utiliza para sus buenos propósitos (Génesis 50:20)
Aquí Pablo NO habla del sufrimiento general, o a causa de decisiones personales, sino del sufrimiento a causa de Cristo y del evangelio. En nuestro contexto de occidente, mucho más acomodado a la fe, los ejemplos pueden ir desde la ridiculización en el trabajo, en el mundo académico donde es está introduciendo conceptos de ideología contrarios a las convicciones cristianas, el rechazo familiar,…
Mateo 5:10-12 «Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.»
1ª Pedro 2:19-21 «Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.
1ª Pedro 5:10 «Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.»
EL SUFRIMIENTO POR CAUSA DE CRISTO ES UNA MARCA PROPIA DE SEGUIRLE
Cuando los creyentes sufren, la Gracia de Dios abunda en ellos.
2ª Corintios 4:7-12 «Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.»
Pablo, el autor humano de estas palabras, bien conocía en el sentido más práctico estas palabras, pues su vida, su ministerio y su propia experiencia es un claro testimonio que reafirma lo que ahora él escribe para nosotros. Pues él mismo fue perseguido por parte de gentiles y de judíos, fue encerrado preso en cárceles, fue puesto delante de jueces o magistrados, fue apedreado hasta dejarlo casi muerto, fue azotado,… y todo fue por causa del evangelio.
Él, al predicar en Corinto y ver la reacción, probablemente sintió miedo, y es por eso que recibió estas palabras del Señor.
Hechos 18:9-10 «Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: NO temas, sino habla, y NO calles; porque YO estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.»
PABLO REALMENTE SUPO COMO NADIE LO QUE ES Y LO QUE IMPLICA SUFRIR POR CRISTO
Es muy importante aclarar que sufrir a causa del evangelio y de Cristo, a causa de nuestra fe es una señal de bendición, y NO una muestra de que Dios se haya alejado de nosotros y hayamos dejado de importarle, por más que esos pensamientos nos venga a la mente en forma de dardos envenenados de parte del acusador, del padre de mentira.
Es más, ellos mismos, los filipenses fueron testigos de lo que le hicieron a Pablo y a Silas (ver Hechos 16:19-40) cuando fueron encarcelados en Filipos, al llegar allí por 1ª vez a fin de predicar el evangelio, y liberaron a una joven que estaba oprimida y endemoniada. NO solo eso, sino que también en la distancia, años después de aquello, ellos tienen noticias de que está preso, que está encarcelado.
Pablo advierte y exhorta a los cristianos en Filipos de la batalla y el conflicto que se da en torno al evangelio, no sin antes decirles que esa contienda espiritual es la misma que ellos vieron años atrás cuando llegó hasta ellos, y es la misma que en esos mismos instantes está librando en prisión en Roma.
Tanto el versículo 27 («combatiendo juntos y unánimes por la fe del evangelio»), así como el versículo 30 («sosteniendo el mismo combate»), nos indica que aunque la lucha se da primeramente en un aspecto personal e individual, la victoria se consigue estando juntos, en unanimidad, en la colectividad de los hermanos de la fe que se aman, apoyan, interceden unos por otros, consuelan,…
1ª Tesalonicenses 2:1-2 «Porque vosotros mismos (creyentes en Tesalónica) sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana; pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.»
Por tanto, de la misma manera que Pablo se preocupaba por el avance del evangelio, aún en su batalla personal, asimismo le exhorta a ellos (y a nosotros), que Cristo sea predicado, y sobre todo, exaltado en nuestras vidas.
Es imposible acabar este estudio sin hacer un urgente llamado a la oración por todos nuestros hermanos que hoy están siendo perseguidos, masacrados y asesinados tan solo por su fe, ta solo por obedecer y seguir a Cristo.
Su Sangre derramada y el gozo de compartir su sufrimiento con su Señor NO es en vano.