Con este estudio llegamos al clímax de la teología cristiana, del cristianismo entero; nos adentramos en el mismo corazón del Evangelio, en la cumbre apoteósica de la Obra de Jesús, el punto culminante de cuanto ÉL vino a hacer, LA CRUZ.
Se trata del acontecimiento histórico, cósmico y eterno más valioso, determinante, significativo y precioso de la historia del hombre, de la humanidad.
Si en el Nuevo Testamento hay 7.957 versículos, casi 200 de ellos nos narra directa y explícitamente la Muerte de Jesús, es decir, 1 de cada 45; o dicho de otra manera, los últimos 3 días de la vida terrenal de Jesús ocupan una quinta parte de los evangelios. Todo va a la cruz, y parte y emana de la ella. Sin la Cruz, la Biblia no es más que un libro más, pero con ella, se convierte en la poderosa Palabra del Dios vivo al hombre espiritualmente muerto.
Fue una muerte única, excepcional y sin igual, teniendo en cuenta que cada día mueren alrededor de 155.000 personas en el mundo, pero allí en la Cruz fue la única muerte Inocente de todas, quien además fue la única en cargar y soportar la Ira de Dios por los pecados. Se cree que en la época de Cristo, unas 30.000 personas fueron ajusticiadas por el método de la crucifixión, pero sólo una de ellas cambio y transformó el mundo y el transcurso de la historia.
Su Muerte NO fue un accidente, NO fue una tragedia,. NO fue un ejemplo, NO fue la muerte de un mártir…FUE UNA MUERTE ABSOLUTAMENTE ESENCIAL PARA LA SALVACIÓN DEL HOMBRE.
3 juicios religiosos ante los judíos (Anás, Caifás y ante el consejo de 71 anciano, el Sanedrín), otros 3 políticos ante Roma (Pilato, Herodes y, de nuevo Pilato), pero sobre todo, el Decreto Eterno y Soberano de Dios.
Vamos a tratar de exponer qué pasó y qué repercusiones tuvo cuando nuestro Señor murió en la Cruz, qué implicaciones y qué significado tiene la Cruz y el Crucificado.
¿JUICIO DE HOMBRES O DE DIOS, FUE PLAN CIRCUNSTANCIAL DEL HOMBRE O UN PLAN DECRETADO DE DIOS?
Apocalipsis 13:8 «Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.»
Hechos 2:22-24 «Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de ÉL, como vosotros mismos sabéis;a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.»
Hechos 4:27-28 «Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo (de Dios) habían antes determinado que sucediera.»
1ª Pedro 1:18-20 «Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros (…)»
2ª Timoteo 1:9-10 «Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio»
La Cruz tiene su origen en Dios mismo, aún antes de los tiempos de los siglos, ya en la eternidad pasada donde el Dios Trino establece y decreta el Pacto de Redención.
Dios, antes de decir en Génesis 1: «sea la luz», ÉL ya dijo: «¡SEA LA CRUZ!«
¿QUÉ VIERON EN LA CRUZ LOS PRINCIPALES TESTIGOS DE ELLA?
- Para el Sumo sacerdote Caifás fue un acto de total conveniencia y necesidad política por el bien del pueblo.
- Para el gobernador romano Pilato, quien lo halló inocente, fue necesario para calmar a la violenta turba y apaciguar a la multitud; y para su mujer una terrible pesadilla.
- Para Herodes no fue más que un mero pasatiempo, un cómico bufón o payaso.
- Para Barrabás fue una vía de escape; y curiosamente, una sustitución por su propia vida.
- Para un ladrón en la cruz fue una gran injusticia y un gran error judicial, y para el otro fue motivo de burla.
- Para el centurión al pie de ella, realmente fue el Hijo de Dios.
- Para la inmensa mayoría de las personas que vieron al crucificajdo aquella mañana no fue más que la justicia de Dios quue recaía sobre un revolucionario o un impostor que se hizo pasar por el Mesías.
- Para el discípulo amado, Juan, fue algo incomprensible, que su Maestro, a quien vio transfigurarse y resucitar muertos, ahora muera de la manera más cruel, y sin mostrar la más mínima intención de resistencia.
- Para María fue como una espada que traspasó su alma, tal y como le fue profetizado por Simeón en Lucas 2:35
- Más aún, y ya lejos de la escena de la Cruz, para muchos de esta sociedad eso NO tuvo lugar, para otros fue una muerte más o un cúmulo de circunstancias desafortunadas.
- Para los musulmanes, Jesús NO murió, sino que instantes antes fue llevado al cielo y pusieron a otro, de modo que pareció haber muerto crucificado.
- Pero para DIOS fue la única manera posible que pudiera satisfacer Su Justicia juzgando los pecados, a la vez que perdona y concede reconciliación al pecador que sí merecía esa muerte.
Aquella larga madrugada de ese ya viernes, hace casi 2000 años, se cumplió al detalle todo lo decretado por el Consejo Eterno de Dios; y para comprender la magnitud y la trascendencia de tal evento es muy necesario e importante conocer básicamente 2 eventos o festividades judías que tuvieron su pleno cumplimento aquel día en aquella cruz.:
- LA PASCUA, (Ver Éxodo 12) la cual hemos considerado y estudiado en el tema de la Última cena.
- DÍA DE EXPIACIÓN O «YOM KIPPUR» (Ver Levítico 16 y 26:27-28)
Yom Kippur se trata de un solemne día, del día más importante del año para el judío, el más santo del calendario hebreo; donde sola y únicamente ese día, el sumo sacerdote, tras lavarse y vestirse adecuadamente, hacía ofenda primeramente por sus propios pecados y los de su familia con un becerro, rociando sangre en el Propiciatorio, ya dentro del Lugar Santísimo. Luego tomaba 2 machos cabríos, siendo uno de ellos inmediatamente sacrificado como ofrenda por el pecado, entrando el Lugar Santísimo y rociando el arca (Propiciatorio) con su sangre. Luego, el sumo sacerdote pone sus manos sobre el otro, Azazel o chivo expiatorio, confesando los pecados, iniquidades y rebeliones del pueblo, para de esa manera simbólica transferirlos al animal, que luego era enviado al desierto, fuera de ellos, del campamento, desterrado a la soledad, alejando el pecado de ellos, y llevándoselo consigo, siendo pasados por alto un año.
Ambas acciones, de algún modo cubren los pecados de los israelitas arrepentidos, y era repetido año tras año, hasta que aquel día de la Pascua del año 33 d.C. el Perfecto Sumo Sacerdote, nuestro Señor Jesús, realiza el perfecto sacrificio, hecho una vez y para siempre (Hebreos 7:27), derramando su sangre, y haciéndolo fuera del campamento, de los muros de Jerusalén.
El primer macho cabrío apaciguaba la Ira de Dios de una manera temporal mediante esa ofrenda por el pecado, el segundo, alejaba los pecados del pueblo, siendo abandonado por Dios y alejado del pueblo.
En Cristo y éste crucificado se cumple a la perfección los 2 machos cabrios, pues Su Sangre derramada expió los pecados del pueblo, satisfaciendo la Justicia de un Santo Dios airado que clamaba Juicio al pecador, siendo apaciguado y aplacado por el sacrificio de Jesús, el representante de la humanidad, y quien nos sustituyó en aquel juicio de Dios. Asimismo, al ser considerado culpable y llevado nuestros pecados, los cuales les fueron atribuidos, ÉL fue abandonado, rechazado y repudiado por Dios Padre, muriendo a las afueras de Jerusalén, con un clamor de soledad y maldición: «¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», llevando nuestros pecados para que Dios NO se acuerde jamás de ellos, pues ya fueron juzgados, condenados, sentenciados y ejecutados en ÉL.
Hebreos 8:12 «Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.»
Dicho todo, y habiendo leído el magistral y profundo libro de HEBREOS, llegamos al capítulo 10 del mismo, y hallamos en él un serio PROBLEMA, pues la sangre (la vida) de animales irracionales carece de valor salvífico o redentor, de hecho, jamás salvó a nadie, ni aún uno. Su valor era representativo, simbólico y apuntador. Un animal NO puede sustituir a un hombre o mujer, ya que NO es un adecuado sustituto para la vida de una persona que es culpable delante de Dios.
El sistema levítico NO fue diseñado para quitar o expiar pecados, sino que fue una antesala, un anuncio y una preparación para la llegada de Cristo, y sobre todo para Su Muerte expiatoria; y es por eso que el Templo NO descansaba de tanta sangre animal.
Hebreos 10:4 «Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos NO puede quitar los pecados»
1ª Samuel 15:22 « Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.»
TODOS LOS SACRIFICIOS DE ANTIGUO TESTAMENTO ERAN INSUFICIENTES PARA EXPIAR, PERO SUFICIENTES PARA DIRIGIRNOS Y SEÑALARNOS AL PERFECTO SACRIFICIO.
Los pecados del Antiguo Testamento nunca fueron perdonados con la sangre de animales, sino que la base para el perdón estaba en algo y alguien aún por venir, aún a pesar que todos los rituales, las observancias de sacrificios y ofrendas apuntaban a ese único evento.
Desde las túnicas de pieles al caer nuestros padres en el Edén (Génesis 3:21), pasando por la ofrenda de Abel (Génesis 4:4), la de Isaac (Génesis 22), el cordero de la pascua (Éxodo 12), el sistema de sacrificio levítico (Levítico 1-7), los machos cabríos (Levítico 16) y la serpiente de bronce (Números 21), todo apuntaba, señalaba y se dirigía a un evento donde un Perfecto Mediador podía satisfacer y apaciguar a un Dios ofendido, a la vez que salvar al hombre perdido y condenado.
Si hay un conjunto de versículos que por su tremenda importancia, su profundidad y su valor cristocéntrico hay que tener en cuenta y destacar por encima, ese es sin duda los que hallamos en el capítulo 3 de Romanos, donde además hallamos la respuesta al problema de Hebreos 10:4, y donde se aborda la doctrina de la expiación:
Romanos 3:23-26 «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por Su Gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación (como Propiciatorio) por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su Paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo Su Justicia, a fin de que ÉL sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.»
En este conjunto de versículo, denominado por los reformadores como el «acrópolis de la fe cristiana», vemos a un Dios Santo, pero que a su vez NO castiga los pecados como ÉL debía, que pasó los pecados pasados por alto, que aguardó y contuvo Su Juicio durante cientos y miles de años, exponiéndose a que todos pensaran que es un Dios Injusto, tolerante, permisivo, arbitrario e indiferente con el pecado como falsos los dioses de las naciones idólatras y paganas, que miente a SU propia Palabra, ya que ÉL ha asegurado que el alma que pecare, morirá (Ezequiel 18:4 y 20), que sin derramamiento de sangre, NO hay remisión de pecado, NO hay perdón (Hebreos 9:22), y que la paga o el salario del Pecado es la Muerte (Romanos 6:23).
Vemos un Dios Misericordioso, Compasivo, Bondadoso, Paciente, lleno de Amor, pero NO un Dios airado con el pecado, ni un Dios Justo que condena de una manera total y visible, de una manera visible y justa todo el pecado, a pesar de que ÉL dijo que lo haría.
Hay que tener en cuenta que Dios hubiera sido Justo, si tan pronto que Adán y Eva hubieran pecado, ÉL los hubiera destruido bajo su Ira, o que NO hubiera establecido un camino de salvación, tal y como hizo a los ángeles caídos (2ª Pedro 2:4), pero en Su Bondad, Amor y Paciencia contuvo ese juicio (Hechos 17:30, Salmo 78:38-39), que se fue acumulando pecado tras pecado, hasta el cumplimiento perfecto del Tiempo, hasta el Gólgota.
NO se pagaba la Pena por el Pecado; y algunos fieles hombres de Dios (pecadores como nosotros), eran perdonados (o mejor dicho, NO eran castigados como merecían); es decir, había una especie de «Perdón Temporal» pero NO había base legal para ese perdón; ya que los continuos sacrificios de animales, como acabamos de ver, NO quitaban el pecado. NO había sacrificio bajo el Antiguo Testamento que tratara realmente con el pecado.
Los hombres podían acusar a Dios de ser injusto (de NO juzgar el pecado como merece, como estipula Su Ley), pero NO sólo eso, Satanás (el Acusador) podía acusarle a ÉL igualmente de ser injusto:
“Advertiste seriamente a Adán que si te desobedecía moriría, y pasan más de 900 años y NO lo haces, aún está vivo”
“¿Noé? Él debe morir ahogado en el diluvio con los demás, es pecador como todos”
“¿Abraham? Dudó de tu palabra respecto a su hijo prometido, NO tuvo fe, además mintió. Debe morir, tú has dicho que ningún pecador quedará impune y sin castigar”
¿Moisés? Asesinó a un egipcio, se fugó, y ¿tú vas a tratar con él? Debe morir, tu Ley así lo dice en el Salmo 7:11”
¿David? Dices de él que tiene un corazón puro, y resulta que comete adulterio y planea un homicidio para encubrirlo todo. Según lo que está escrito, debe morir ”
¿Tu Pueblo Israel? Mira en el desierto a quien adoraban, te fue infiel constantemente, se hacían dioses falsos. Deben morir”.
¿TE PUEDES DAR CUENTA DE LA SEVERIDAD Y GRAVEDAD DE ESTE PROBLEMA?
LA JUSTICIA DE DIOS ESTABA SIENDO CUESTIONADA, ESTABA EN ENTREDICHO.
Durante todo el Antiguo Testamento los pecados NO eran quitados, sino solo eran cubiertos por la sangre de los continuos sacrificios animales, pero ÉL NO quedaba satisfecho con ellos, al contrario, el hecho de repetirlos cada día, cada año indicaba que la Obra NO era completa, que era ineficaz e inservible; y que por tanto necesitaba un SACRIFICIO ÚNICO Y PERFECTO.
Pero inmediatamente después de leer en Hebreos 10:4 la ineficacia redentora de estos sacrificios, el autor nos dice lo siguiente, aplicando el Salmo 40:6-8:
Hebreos 10:5-7 «Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda NO quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado NO te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer Tu Voluntad, como en el rollo del libro está escrito de Mí»
El Hijo Eterno de Dios asume una plena y verdadera humanidad para poder llevar y cargar sobre Sí, todos los pecados de la humanidad; y es por eso que se encarnó, se humanizó para ofrecerse a Sí Mismo como el sacrificio final (Hebreos 2:14)
EL HOMBRE PECÓ CONTRA DIOS, POR ESO EL HOMBRE DEBE MORIR Y NO LOS ANIMALES, DE AHÍ QUE DIOS ASUMIERA LA NATURALEZA HUMANA.
Dios pasó por alto todos estos pecados que eran «cubiertos» , y retuvo Su Ira hasta la llegada de Aquel a quien Juan «El Bautista» identificó, señaló y apuntó con su dedo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29)
DIOS, desde al pecado de Adán hasta adelante, por todo el Antiguo Testamento, miraba y aguardaba al futuro esperando hacia la Manifestación de su Cordero perfecto y sin mancha, CRISTO, el cual vendría NO a pasar por alto los pecados, NO a cubrirlos por un tiempo, sino a quitarlos de en medio, de una vez y para siempre.
Zacarías 3:9 « Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.»
DIOS contuvo y aguardó Su Juicio por el Pecado durante mucho tiempo.
¿POR QUÉ?
Porque vendría Alguien, un Sustituto, quien pagaría enteramente por los pecados, siendo juzgado por el JUEZ del Cielo y de la Tierra, siendo considerado, condenado y tratado como culpable y que sería sentenciado y ejecutado a muerte por este DIOS JUSTO.
EL SUSTITUTO RECIBIÓ EL CASTIGO TOTAL POR EL PECADO, PARA QUE EL PECADOR PUEDA RECIBIR EL PERDÓN TOTAL DE DIOS
En el Gólgota, en aquella Cruz, Dios hizo una demostración, una exhibición y un gran despliegue público y visible en el epicentro religioso mundial por entonces, ante el mundo y las potestades, ante las personas y ante los ángeles, que ÉL es Justo y Recto, y que juzga, condena y aplasta todo el pecado.
“¿Dónde están los que dudaban de MI Justicia? Mirar esa colina a las afueras de Jerusalén, mirar bien en esa Cruz; ¿Sabes quién es? Es Mi Hijo, Mi Amado, ÉL es Perfecto y Santo, y ÉL está pagando y cargando toda la injusticia del hombre, y estoy derramando mi Ira, Mi Furia y Mi Juicio que desde Adán estaba pendiente»
El Dios que antes de la Cruz “pasaba por alto” los pecados, que retenía y aguardaba SU Juicio para castigarlos y juzgarlos y que perdonaba a impíos sin juzgarles como realmente merecían, a expensas de que todos pensaran que NO era un Dios Justo y que NO hacía Justicia; ese DIOS hizo un espectáculo y una exhibición pública ante los hombres y los ángeles clavando en una Cruz a SU propio Hijo, aplastándolo para que nadie jamás dude ni un ápice de SU Justicia, ni tampoco de SU Amor.
Todo cuanto la Justicia de Dios demandaba y exigía, el Juez lo ha suplido, porque fue Dios mismo quien estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo.
Los pecados fueron tratados de una vez por todas en la Cruz. Es allí, en la cruz que fueron provistos los medios para que todos los pecados del Antiguo Pacto, los que ÉL había perdonó a Abraham, Isaac, Jacob y todos los creyentes del Antiguo Testamento, pudieran ser de este modo «pasados por alto», ya que estaban incluidos en el Calvario, sobrepuestos en Cristo.
Año tras año, Yom Kippur tras Yom Kippur, sumo sacerdote tras sumo sacerdote, sangre de un macho cabrío tras otro rociando la tapa del Arca, el Propiciatorio hasta que por fin, un día, siglos más tarde, el telón se abre nuevamente y el Hijo de Dios está en medio de él, subido y clavado en una cruz Dios, satisfaciendo, ahora sí todas las demandas de Su Justicia de una vez y para siempre, para demostrar Su Justicia, Su Santidad y Su Amor de una forma excelsa, suprema e inimaginable.
ÉL ES LA PROPICIACIÓN LOS PECADOS PASADOS, PRESENTES Y FUTUROS
Por eso el Apóstol Pablo veía en la Cruz la gloriosa manifestación de la Sabiduría y el Poder de Dios en 1ª Corintios 1:23-24.
Dios NO podía estar satisfecho con nosotros ni podía extendernos la Mano para reconciliarnos con ÉL hasta que el sacrificio de Su Hijo pagara por completo la deuda, y liquidara o cancelara la cuenta pendiente. Ahora Dios puede perdonar el pecado, porque ha castigado el pecado en Su Hijo
El castigo de la cruz era terriblemente cruel y duro, era espantoso para alguien que ante el criterio de los hombres pudiera merecerlo (según el criterio de Dios, todos merecemos tal sentencia), pero si encima eres el único de toda la historia del mundo que NO lo mereces, la situación es totalmente diferente.
EL PERDÓN DE DIOS REQUERÍA UN PAGO LEGAL Y JUDICIAL, Y ÉSTE FUE CRISTO CRUCIFICADO BAJO LA IRA DE DIOS
- La observancia de las leyes patriarcales o mosaicas eran insuficientes, aún los continuos sacrificios animales.
- Hacer buenas obras es insuficiente, NO se trata de contrarrestar débitos con créditos.
- La transferencia de justicia de Dios directamente a nosotros, sin la Cruz era imposible, pues la deuda por los pecados quedaba sin pagar.
- Sólo el calvario tiene la respuesta satisfactoria para el hombre. Allí el Dios al que habíamos afrentado dejó Su Gloria para salvar a todos nosotros, quienes nos revelamos precisamente en contra de esa Gloria
¿POR QUÉ MURIÓ REALMENTE JESÚS?
La Justicia de Dios exigía y demandaba que se pagase el precio por nuestros pecados; y Dios previó, ya en la eternidad pasada, el Plan para ello sin que tuviera que condenar a toda una humanidad bajo su Ira. Envía a Su Hijo, Dios mismo, quien NO tiene pecado, para que ÉL, siendo igualmente hombre, pague el precio al morir en la cruz por todos y cada uno de ellos, de nosotros, de una forma sustitutiva. ÉL llevó la carga, la culpa por los pecados de todos nosotros.
EL PECADO NECESITA FORZOSA E INDUDABLEMENTE LA MUERTE, Y JESÚS MURIÓ
A Cristo, quien le afligía sólo ver el pecado, quien se entristecía al percibir sus devastadores efectos, se le atribuye, se le imputan, transfieren y trasladan nuestros pecados, iniquidades y rebeliones de una manera real, y no simbólica como el macho cabrío. Todo lo que Él, como Dios Santo, más aborrecía y detestaba, fue vertido enteramente sobre ÉL hasta hacerse maldición y pecado. ÉL se hizo enteramente responsable por nuestro castigo.
Isaías 53:4-7 «Ciertamente llevó ÉL nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas ÉL herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre ÉL, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en ÉL el pecado de todos nosotros. Angustiado ÉL, y afligido, NO abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y NO abrió su boca.»
Dios Padre ajustició a Dios Hijo, considerándolo a ÉL como culpable, y es por eso que no sólo le dio la espalda o le abandonó como se abandonaba al macho cabrío Azazel, sino que lo aplastó, lo machacó, lo desquebrajó, lo trituró y lo ejecutó con toda Su Ira, Su Furia. ÉL NO nos reconcilió debido a Su Santidad, o por Su enseñanza, ÉL nos reconcilió debido a Su Muerte, ÉL puso Su preciosa Vida.
Isaías 53:10 «Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto Su Vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la Voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
Fue el Padre Eterno quien le hizo pecado, quien le imputó toda la culpa de la humanidad al atribuirle al Hijo los pecados, y fue El Padre quien lo castigó severamente.
¿Dónde quedó reivindicada y exhibida la Justicia de Dios? ¿Dónde Dios demostró magistralmente Su Amor?
LA RESPUESTA ES, EN LA CRUZ.
Allí una hubo una plena satisfacción sobre 4 necesidades para nosotros:
- Merecemos morir como castigo por nuestros pecados, y en la CRUZ hubo un SACRIFICIO Perfecto para quitar el pecado una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo, de quien tiene un valor eterno, Dios mismo (Hebreos 9:26)
- Merecemos recibir la plena Ira de Dios vertida y derramada sobre todos nosotros, y en la CRUZ vemos una PROPICIACIÓN, donde mediante este sacrificio único y perfecto, Dios es apaciguado, calmado y aplacado de Su Furia consumidora (Romanos 3:25-26, 1ª Juan 2:2 y 4:10)
- Nuestros pecados nos aleja y separa de la presencia de un Dios Santo, establecen una pared indivisoria y un abismo, pero en la CRUZ vemos una RECONCILIACIÓN, donde el Santo, el único Mediador, quien NO conoció pecado, fue hecho pecado, para que nosotros fuéramos la Justicia de Dios en ÉL (2ª Corintios 5:18-21), removiendo de este modo toda causa de enemistad
- Estábamos en esclavitud al pecado, al reino de Satanás, y con una sentencia de muerte espiritual, pero en la CRUZ hallamos REDENCIÓN y rescate a alto precio de sangre, la misma vida de Dios (Marcos 10:45, Colosenses 1:13, 1ª Juan 5:19 y Romanos 6:11-1)
En la Cruz se dio una propiciación para con Dios, una reconciliación para con el hombre y una redención en cuanto el pecado
En definitiva, en la CRUZ se dio una sustitución PENAL, ya que Cristo efectivamente pagó una pena, una condena por los pecados, que era la muerte, la separación de Dios; igualmente una sustitución VICARIA, es decir, sustitutiva, ya que tomó y ocupó el lugar de otro, actuando como sustituto-representante.
Estando allí subido y clavado en la cruz, ÉL lanza o pronuncia 7 cortas pero muy profundas frases, las cuales han sido muy leídas, analizadas y estudiadas hasta el día de hoy, pero donde sobre todo, y por encima de las otras, destaca y sobresale la penúltima de ellas. Se trata de un grito de victoria para nosotros, y las palabras más importantes y trascendentales de todas las que ÉL dijo en la tierra:
Cuando Cristo entregó y encomendó Su Espíritu, cerró los ojos, inclinó su cabeza, expiró y murió, realmente ÉL murió, pero lo hizo obteniendo una victoria eterna para todos los que crean en ÉL, en Su Obra y en Su Nombre. Y esos mismos que hoy creen en ÉL, un día estarán de pie frente al Trono de Dios, y serán recibidos por Aquel que primeramente se sacrificó a lo sumo por ellos.
Si en el mobiliario del Tempo NO había sillas, si el Sumo Sacerdote NO podía sentarse ni descansar tras ofrecer continuos sacrificios, en Cristo es bien diferente, pues ÉL hizo el sacrificio único y perfecto, y entonces se sentó a la Diestra de Dios (Hebreos 10:12)
Nunca olvides que fue vilipendiado, insultado, ridiculizado, despreciado, aborrecido, azotado y condenado por el hombre, sin saber que ÉL se entregaba precisamente por ellos; a la vez que fue abandonado, rechazado, separado y ejecutado por Dios Padre, quien lo trató y consideró pecador para declararte inocente a ti y a mí.
¿Hay algo más grande y más maravilloso que saber que Dios tomó tus pecados y los míos, los puso en Su Hijo, los castigo en ÉL con todas las consecuencias, haciéndole sufrir todo lo que sufrió, sólo para que tú y yo pudiéramos ser perdonados y reconciliados con ÉL?