En este estudio donde la Obra de Dios, la Provisión de Dios es aplicable al creyente, bien se pudiera dividir en 2, pero se ha optado, debido a su estrecha unión y vinculación, darlos juntos, la Justificación por fe, y la Regeneración o el Nuevo Nacimiento de lo alto.
Mediante la JUSTIFCACIÓN, Dios, en base a la Obra Propiciatoria de Cristo que ha satisfecho Su Justicia, nos exime de nuestra responsabilidad, nuestra culpa, mucho más aún, nos declara justos, al sernos imputada, otorgada y atribuida, por fe, la Justicia de Cristo, ya que la fe nos une de una forma real a Aquel quien vivió obediente cumpliendo la Ley (aspecto positivo y activo), y cumplió la sentencia de la ley, la separación de Dios, la muerte (aspecto negativo y pasivo).
Ver estudio sobre la Justificación: https://detalmanera.com/como-se-justifica-una-persona-delante-de-dios/
Dios nos declara justos, ya que la sentencia legal se ha cumplido perfectamente a nuestro favor, y en nuestro lugar.
DIOS, POR FE EN ÉL, NOS «ABONA A NUESTRA CUENTA», LA PERFECTA JUSTICIA DE CRISTO, YA QUE ÉL LLEVÓ NUESTRA INJUSTICIA EN SÍ MISMO.
Mientras que en la JUSTIFICACIÓN, se trata de un cambio de posición judicial y de condición legal ante Dios, la REGENERACIÓN, alude más bien a un cambio de condición espiritual y moral, donde Dios cambia la naturaleza esclava y pecaminosa de la persona, tornándola en una nueva naturaleza, la cual es guiada por el Espíritu de Dios.
Si la JUSTIFICACIÓN es importante porque somos culpables delante de Dios, el Juez Justo, la REGENERACIÓN, igualmente lo es, puesto que somos pecadores por naturaleza, y nos hemos corrompido.
Cristo, nuestro representante, nuestro sustituto, paga la deuda, sufre el castigo divino en sustitución nuestra, resucita y asciende al Padre, pero antes de eso nos asegura que no sólo estará con nosotros todos los días hasta el fin del tiempo, sino que NO nos deja aquí huérfanos ni desamparados.
Juan 16:7-15 » Pero YO os digo la verdad: Os conviene que YO me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando ÉL venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto NO creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y NO me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora NO las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, ÉL os guiará a toda la verdad; porque NO hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. ÉL me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.»
Jesús, nuestro Consuelo, 40 días más tarde, envía a la Tercera Persona de la Deidad, al Espíritu Santo, al Consolador, no solo para revelar la Gloria del Hijo, de Jesús, sino además para convencer al mundo de Pecado, Juicio y Justicia, es decir, convencer al mundo entero, a los pecadores hombres de la necesidad urgente y vital de JESÚS, el Salvador del Mundo.
La pérdida física de la 2ª persona de la deidad, sería más que compensada con la Gloriosa Venida de la 3ª persona de la deidad.
ÉL NOS ENVÍO A UNO IGUAL A ÉL PARA ESTAR JUNTO A NOSOTROS, PARA ESTAR EN NOSOTROS, PARA SER NUESTRO CONFORTADOR, NUESTRO CONSEJERO Y NUESTRO ABOGADO AQUÍ; EL PARAKLETOS.
Si la Obra de Satanás, el «dios de este siglo», es cegar el entendimiento de los incrédulos para que NO les resplandezca la luz del Evangelio, manteniéndolos en esa constante ceguera espiritual, mayormente a los incrédulos que rechazan, precisamente, y de manera inversa, el Espíritu Santo da y arroja luz a esos ciegos.
Su Obra es CONVENCER en griego «elenco» (descubrir, refutar, persuadir para despertar la conciencia del individuo respecto al pecado y a la necesidad del perdón, asegurando las terribles consecuencias de persistir en el rechazo y la obstinada incredulidad a Jesús)
¿DE QUÉ NOS CONVENCE EL ESPÍRITU SANTO?
- PECADO: Pone al descubierto la culpa, la condición y, sobre todo, la necesidad de perdón, del Salvador.
- JUSTICIA: Jesús es el Justo Hijo de Dios, entregado a morir por nosotros, levantado para nosotros, para nuestra justificación y ascendido como Señor para mediar e interceder.
- JUICIO: Satanás ha sido juzgado, derrotado, humillado y exhibido en la Cruz ante un mundo que aguarda un venidero juicio donde Dios derramara Su ira frente a las naciones y los incrédulos.
En Adán nacemos y somos pecadores por naturaleza (y por ello es que pecamos), y la única solución a ello es creer en el Hijo de Dios, en Cristo; ya que al hacerlo, ÉL es nuestra Justicia, siendo justificados en ÉL (Romanos 3:24 y 4:25), pero si NO nos arrepentimos y NO creemos en ÉL permanecemos es nuestra condición pecaminosa, seguimos alienados respecto al Creador, y participaremos, junto a Satanás, en el eterno castigo destinado para él (Mateo 25:41)
EL ESPÍRITU SANTO UTILIZA ESTAS VERDADES PARA REDARGÜIR AL MUNDO, E ILUMINAR A LOS HOMBRES.
El Parakleto, el Abogado que desciendo del Cielo, va a desenmascarar al mundo y le va a demostrar y exponer su error, y es curioso, que los que se hicieron jueces serán culpados, que el inculpado en la causa, Cristo, es justificado y todo el sistema que se oponga a la verdad de Dios, será irremediablemente condenado.
La Obra de convencimiento, que puede ser rechazada por el hombre, NO puede ser iniciada por él en forma alguna, pues el Espíritu Santo es quien despierta esa noción, a través de la Palabra en el hombre caído, quien como el gobernador de Judea Félix, puede rechazarla, oponerse a ella y resistirla.
Hechos 24:24-25 «Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.»
Félix, su esposa y el mejor predicador de la Gracia de Dios de todos los tiempos (Apóstol Pablo) en un palacio, la Palabra, al semilla incorruptible para vida, el Mensaje de Salvación predicado; Dios, en su Gracia, tendiendo la mano a este impío gobernante en esa cita divina que ÉL mismo planeó, pero Félix la pospuso, la rechazó, a pesar de que el Espíritu Santo estaba convenciéndolo y persuadiéndolo de pecado.
Se espantó al escuchar a Pablo hablar del Juicio Venidero, y de la Justicia que es solamente a través de Cristo e imputada a nosotros mediante la Fe.
Partiendo de esta premisa general en cuanto a la Obra de la tercera Persona de la Trina Deidad (Convencer de pecado, justicia y juicio), se nos plantean varias cuestiones, difíciles de abordar por un lado, y siempre siendo humildes y respetuosos con aquellos que puedan discrepar.
- ¿Qué es antes en el plano secuencial-cronológico, la justificación o la regeneración?
- ¿Qué rol o papel juega el Espíritu Santo en cuanto al arrepentimiento y la fe de una persona?
- ¿Estos son dones otorgados por Dios, o precisamente Dios los demanda y exige a todos y cada uno?
- ¿Hay responsabilidad en el hombre o no?
- ¿Puede rechazarse la Gracia?
- ¿Hay una Gracia previa, un impulso del E.S. o una impartición de vida antes de poder responder?
- ¿Esa Obra general del E.S de convence y redargüir es suficiente para el hombre, o necesita mucho más?
- ¿Cuál es el orden de la salvación (Ordo Salutis)?
ANTES DE ABORDAR LA CUESTIÓN DEL TEMA EN SÍ, VAMOS A TRATAR DE DAR RESPUESTA A ESTAS PREGUNTAS QUE TANTA DIVISIÓN Y DAÑO HAN HECHO EN LA IGLESIA.
El hombre, al pecar ante Dios, perdió la vida verdadera (la vida espiritual), que no era otra que la plena comunión y la relación con Dios, quien precisamente es la Vida, la única fuente de ella, así como la impartición de la misma, con lo cual le es necesario «nacer de nuevo» (Regeneración) mediante una Divina Obra, la cual es aceptada por la fe.
1ª Juan 5:11-12 «Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que NO tiene al Hijo de Dios NO tiene la vida.»
Sin este cambio completo y radical, de índole espiritual (Nuevo Nacimiento), NO sólo no se puede entrar al Reino de Dios, es que aún no se percibe, NO se puede ver, pues el hombre natural NO lo discierne, NO lo percibe.
La regeneración es la más más importante, urgente y profunda necesidad de todos los hombres, ya que es imposible vivir agradando a Dios sin antes un cambio radical una transformación personal y un 2º nacimiento
¿CUÁL ES EL AGENTE EN LA REGENERACIÓN?
El Espíritu Santo es el Agente activo de ella, siendo una obra total y entera de Dios (Monergismo), donde el hombre NO coopera ni colabora, pero sí se prepara para ella mediante el Arrepentimiento y la fe, con lo cual el hombre es el agente receptor de ella, y por tanto, responsable ante Dios (y será culpable si rechaza al Hijo; ver Juan 3:18-21)
Juan 3:6 «Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.»
Tito 3:5 «(…) nos salvó, NO por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por Su Misericordia, por el lavamiento de la Regeneración y por la Renovación en el Espíritu Santo»
TODO PROCEDE DE LA GRACIA DE DIOS, PROLONGADA HACIA NOSOTROS, Y TODO SE VITALIZA EN NOSOTROS, QUIEN NO SOMOS PASIVOS ANTE TAL OBRA.
L. Berkhof, en su Teología sistemática afirma lo siguiente: «La Regeneración es una obra creadora de Dios, por lo que exige que el hombre sea puramente pasivo, ya que NO hay lugar para la cooperación humana», y creemos que es una verdad a medias, pues aunque es enteramente obra de Dios y nuestra aceptación al Mensaje de Dios y nuestro recibimiento a la Palabra NO es cooperación a ello, tampoco es en absoluto una total obra pasiva del hombre, pues precisamente se le demanda y exige una respuesta, una decisión, lo cual le hace tremendamente responsable.
Si nos vamos al Evangelio de Juan podemos observar que hay una Palabra clave que se repite a lo largo del evangelio hasta 98 veces y es CREER ( en el original griego «Pisteuein»).
El Evangelio de Juan es un constante y continuo llamado a Creer, y sería ilógico y absurdo pensar que Dios demanda y exige de nosotros algo como la Fe haciendo tanto énfasis en ello, si fuera totalmente imposible para todos nosotros, y solamente posible para un grupo selecto y muy reducido.
Juan 1:11-13 «A lo suyo (al Mundo) vino, y los suyos (nación de Israel) NO le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;los cuales NO son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.»
NO es suficiente el nacimiento físico de una persona para entrar al Reino de Dios, sino el Nacimiento Espiritual, que es Obra de Dios, obra del Espíritu Santo (Juan 6:63)
Juan 3:36 «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo NO verá la vida, sino que la Ira de Dios está sobre él.»
Juan 5:24-25 «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y NO vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.»
Juan 6:35 «Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a Mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.»
Juan 7:37-38 » Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.»
Juan 11:25-27 «Le dijo Jesús: Yo Soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá.Y todo aquel que vive y cree en Mí, NO morirá eternamente. ¿Crees esto?Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.»
Juan 12:46 «Yo (Jesús), la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí NO permanezca en tinieblas.»
De hecho, y para más énfasis, el propósito de todo el Evangelio, de todo cuanto Juan escribe lo hallamos al final de su Evangelio:
Juan 20:31 «Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.»
Hoy muchos lo explican de la manera opuesta, «(…) para que tengáis vida, y así podáis creer»
NO recibimos vida eterna para así poder creer en Jesús, sino que es justo a la inversa, es decir, creemos en Jesús PARA recibir vida eterna.
¿Cuándo enseña que una persona recibe al Consolador, al Espíritu de Verdad, al Vivificador?
Gálatas 3:2 “Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu (viene al preciso momento de ser salvos, ser justificado y regenerado) por las obras de la ley, o por el oír con fe?“.
NO me queda otra que reconocer Su Oferta de Gracia Universal, y de reconocer que el hombre puede (y debe) responder a las constantes, continuas e incesantes invitaciones de parte de Dios, quien como dice Pablo en 2ª Corintios 5, ruega al hombrea que se reconcilie con Dios.
1ª Juan 5:1 «Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por ÉL»
1ª Juan 5:13 «Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.»
El Apóstol Pablo, al igual que Juan, lo tenía claro.
Romanos 10:8-10 «Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la Palabra (SEMILLA), en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres (FE) en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.»
HAY UNA CONDICIÓN, Y ES LA FE, Y ESTA FE VIENE, NACE Y SE DESARROLLA POR RECIBIR LA SEMILLA PARA VIDA ETERNA, LA PALABRA ETERNA E INCORRUPTIBLE DE DIOS.
Las exhortaciones universales a arrepentirse y creer sólo tienen sentido si es cierto que podemos aceptar o rechazar la salvación, sino es absurdo e ilógico, a la vez que cruel.
LA SALVACIÓN SIEMPRE ES DE DIOS
El Espíritu Santo, quien opera en todas y cada una de las etapas de la Salvación del pecador, NO regenera con anterioridad y en secreto, para escuchar la Palabra y recibirla; sino que más bien, opera conjuntamente con la Palabra, la cual es la semilla (la simiente) que germina para Vida Eterna.
GRACIA PREVENIENTE, PERSUASORIA E ILUMINADORA
La Gracia de activación (Gracia preveniente, auxiliadora, capacitante o impulsora) es necesaria para la fe, pero NO la regeneración de gracia.
La Gracia Preveniente es iluminadora, convincente, conciliadora, invitadora y capacitadora, la cual actúa de modo colaborativo con la voluntad humana, quien recibe o rechaza la Palabra de Dios, el Menaje y la Oferta de Salvación en Cristo.
Siendo la Obra entera de Dios, cabe al hombre solamente NO resistir a Su gracia (es decir, aceptarla y recibirla), cediendo a las convicciones del Espíritu Santo, para que los méritos de Cristo sea llevada a cabo, aplicada y vivificada en la vida del hombre, por medio de la Regeneración.
La Gracia Preveniente hace emerger y brotar la convicción del pecado, de bancarrota espiritual, de extrema y urgente necesidad, pero también la de un Salvador Redentor; tratándose de una Gracia persuasiva e iluminadora para ir con FE a Aquel que vivió, murió y resucitó por nosotros, ya que antes de que un hombre pecador pueda pensar correctamente en Dios e ir a ÉL, debe haber una Obra de iluminación realizada dentro de él por parte de Dios; y tal obra es ejercitada por el Espíritu Santo mediante la Palabra de Dios, una Palabra que puede ser anulada, resistida, o por el contrario, puede ser recibida y aceptada.
LA PALABRA DE DIOS TIENE PODER TRANSFORMADOR PARA UNA VIDA NUEVA
Juan 6:63 «El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que YO os he hablado son espíritu y son vida».
Lucas 8:11 «Esta es, pues, la parábola (en alusión a la parábola del sembrador, la cual explicaremos más adelante): La semilla es la Palabra de Dios.»
2ª Timoteo 3:15 «(…)y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.»
1ª Pedro 1:23 » (…) Siendo renacidos, NO de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.»
Pedro es sumamente claro al afirmar que el Nuevo Nacimiento (renacidos) proviene de una semilla, la cual es incorruptible como es la Palabra Eterna del Dios Eterno; es decir, NO podemos nacer de nuevo, y por consiguiente ser salvos, fuera de la Palabra de Dios.
Es la Palabra de Dios el instrumento usado por el Espíritu Santo como base de convicción, persuasión, iluminación y capacitación; siendo solamente posible abrir el corazón del pecador cuando se escucha en forma activa la predicación del Evangelio (recordar que Lidia estaba adorando a Dios y oyendo el mensaje, y Dios le abrió el corazón, ver Hechos 16:14)
«Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.»
NO vemos en Lidia una actitud totalmente pasiva, y SÍ vemos una Obra enteramente de Dios, mientras Lidia adora y oye atentamente la Palabra, la cual estaba siendo predicada.
Juan 5:24 «Ciertamente les aseguro que el que (1º) oye mi palabra y (2º) cree al que me envió (3º) tiene vida eterna y NO será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.»
La Palabra de Dios penetra hasta lo más profundo del corazón, convirtiendo al individuo, al hombre caído en un hijo de Dios, ya que acepta, recibe con fe tal Palabra, tal semilla, de manera que produce vida en él.
SOMOS NACIDOS DE NUEVO, NO PARA CREER LA PALABRA, SINO POR CREER EN ELLA, LA PALABRA ANUNCIADA POR EL EVANGELIO, LA CUAL SÓLO ES EFICAZ PARA AQUELLOS QUIENES LA CREEN.
Ver estudia Detalmanera al respecto: https://detalmanera.com/ix-ahora-te-toca-a-ti/
Creer en Cristo para salvación NO es el resultado ni una consecuencia de una previa regeneración, sino más bien es el «requisito» para que suceda; es decir, la fe es una condición “sine qua non” para la regeneración o nuevo nacimiento.
Sin llegar al extremo de que el hombre es totalmente pasivo en su salvación, afirmamos con rotundidad que hay una Gracia de Dios (NO consideramos que ésta sea irresistible, ver Hechos 7:51 o Mateo 23:37) que convence, llama, ilumina, impulsa y capacita, y que precede la conversión y torna el arrepentimiento y la fe posibles.
LA GRACIA DE DIOS SIEMPRE PRECEDE A CUALQUIER ACCIÓN HUMANA
¿CUÁL ES EL PROBLEMA Y EL ERROR DE INICIO, DE BASE?
Algunos han llevado tan al límite el término bíblico de «muerte espiritual», donde ven literalmente cadáveres andando, que niegan un mínimo de libre albedrío en el hombre caído, afirmando que ni siquiera es capaz de responder a los continuos y continuos ofrecimientos de Dios, salvo que Dios antes lo regenere (le de vida), por una acción soberana, secreta, ajena de voluntad humana y con una clara acepción de personas.
La Depravidad del hombre caído NO es sinónimo de ser inhabilitado o de ser totalmente imposibilitado para recibir o rechazar la Palabra de Dios.
Ver estudio Detalmanera sobre Efesios 2:1-10 https://detalmanera.com/la-salvacion-por-gracia-efesios/
Pablo, al despedirse de la Iglesia de Éfeso en Mileto, lo vuelve a dejar bien claro:
Hechos 20:18b-21 «(…) Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.»
O incluso en el areópago de Atenas en Hechos 17:30 , afirmando que Dios manda (ordena, exige) a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan.
El hombre en su condición natural y pecaminosa está espiritualmente muerto (que NO físicamente, o ¿Es que Adán tras caer y esconderse de Dios, no escuchó y respondió a Su Voz, a Su llamada?), está dañado, caído, enemistado con Dios, influenciado por el Pecado en todas las áreas de su ser, afectado en su totalidad por él, hasta el punto de ser un hijo del diablo y de ira, PERO tiene capacidad de darse cuenta de sus pecados y devolverse a Dios (es más, se le exige y demanda ello, tiene la responsabilidad de ello), tal como nos enseñó Jesús en la Parábola del Hijo Pródigo de Lucas 15 (una Parábola del arrepentimiento) donde el padre le dice lo siguiente a su hijo: «porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse» (Lucas 15:24)
¿CUÁL ES EL PROBLEMA DEL HOMBRE NATURAL Y CAÍDO?
El problema del hombre NO es incapacidad, ni imposibilidad sino falta de voluntad y deseo, pues la mente natural está en enemistad con Dios, somos pecadores rebeldes : «el malo por la altivez de su rostro NO busca a Dios» (Salmo 10:4); de la misma manera que Cristo reprendió a los rabinos judíos, a los fariseos “y NO queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:40); esto sería una acusación injusta impuesta a aquellos que no podían venir, a menos que Dios lo causara previamente.
Hay, por supuesto, muchos versículos, muchos, que describen el corazón malvado y depravado del hombre, pero ninguno que afirme que un hombre NO puede creer en el evangelio, a menos que él sea uno de los elegidos y que su fe provenga de un acto Soberano de Dios.
NO hay versículo alguno, desde Génesis hasta Apocalipsis, donde se enseñe que el hombre pecador es incapaz de arrepentirse de sus pecados sin primero ser regenerado y volverse a Dios para creer en el Evangelio de la salvación de su alma, pero si hallamos cientos y cientos de invitaciones al pecador, al hombre caído, al muerto espiritual.
Llegamos a la conclusión afirmando que la fe en Cristo por medio del Evangelio expuesto y/o predicado, precede la regeneración, pero NO por ello desechamos la idea y el concepto bíblico de una Gracia Pre-regeneradora donde el Espíritu Santo, abre el corazón, ilumina, trae convicción de pecado, redarguye y persuade; y lo hace a través de la Palabra de Dios, el instrumento usado por el Espíritu como base de convicción, persuasión y capacitación; siendo solamente posible abrir el corazón del pecador y capacitarlo para que este escoja y elija libremente cuando se escucha, cuando se oye el Evangelio, Poder de Dios para Salvación a todo aquel que cree.
LA FE VIENE, NACE Y PROCEDE POR EL OÍR LA PALABRA DE DIOS CON AGRADO, AL RECIBIRLA, PUES ELLA ES LA SEMILLA A VIDA ETERNA
Efesios 1:13 «En él también vosotros, habiendo (1º) OÍDO la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo (2º) CREÍDO en él, fuisteis (3º) SELLADOS con el Espíritu Santo de la promesa.»
La Palabra de Dios es el instrumento, el medio utilizado por el Espíritu Santo como base para la convicción, la persuasión y la habilitación, pero esta Gracia de Dios NO es eficaz, automática, obligatoria o irresistible, pues se puede resistir (Hechos 7:51)
CRISTO, NUESTRO CONSUELO, ES LA LUZ VERDADERA QUE ALUMBRA A TODO HOMBRE Y EL ESPÍRITU SANTO, NUESTRO CONSOLADOR, ES AQUEL QUE NOS ILUMINA Y CONVENCE PARA IR A LA LUZ.
La gracia pre-regeneradora, por lo tanto, implica la obra de “atraer” (Juan 6:44), “abrir el corazón” (Hechos 16:14) o traer “convicción de pecado” (Juan 16:8-11), mientras se oye, se escucha o se recuerda el Mensaje de Salvación.
¿ES LA FE UNA OBRA HUMANA?
Pablo hace una clara distinción entre una obra y la fe, entre obrar y creer, y llega a la conclusión que NO es una obra meritoria, pues de hecho, la fe, en sí misma reconoce nuestra impotencia, para llevarnos a Su Omnipotencia.
Siempre se ha ilustrado que la fe es como aquella sucia y endeble mano de un indigente en la calle que pide y que la alarga para obtener unas simples monedas de alguien que, generosamente, ofrece dárselas.
Romanos 4:4-5 «Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que NO obra, sino CREE (Pablo distingue entre obrar y creer como cosas que NO son lo mismo) en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.»
Todo esto es tan difícil, pero a la vez, tan fácil, que Jesús lo dice, y luego lo explica e interpreta en la Su Palabra.
PARÁBOLA DEL SEMBRADOR.
En el Ministerio público de Jesús ya hay 2 grupos bien diferenciados y totalmente opuestos en torno a ÉL, por un lado, Sus Discípulos, aquellos que han aceptado el llamado (Ver el llamado y la invitación general de Mateo 11:28), y por otro lado tenemos a los fariseos, quienes no sólo rechazaron tal oferta y llamado, a pesar de lo que vieron, sino que fueron a más incuso en su ceguera e incredulidad, ya que vieron el poder visible, tangible y palpable de Dios, y en su orgullo,incredulidad y falta de fe, hicieron ver que fue obra de satanás.
Les ha dicho y demostrado que ÉL es Dios, el Cristo, ya que han comprobado Su Poder y Autoridad sobre la enfermedad (Mateo 8:5-13), sobre la Naturaleza (Mateo 8:23-27), sobre los demonios (mateo 8:28-34) y sobre el pecado (Mateo 9:1-8), pero ellos han llegado al punto más denigrante y bajo, al atribuir todo eso a la obra y al poder de Satanás.
Mateo 9:33-34 «Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.»
Aún así, en el capítulo 11 de Mateo, les dice que ÉL es el Mejor y verdadero Descanso y Reposo para el alma, el perfecto «Sabath», y hace una nueva Oferta universal para todos.
Mateo 11:28-29 «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas»
Es en este contexto de continuo rechazo e incredulidad (a pesar de las credenciales mesiánicas de Jesús) donde ÉL habla de la Blasfemia contra el espíritu Santo en Mateo 12, y donde ya empieza a hablar por medio de Parábolas.
Si la incredulidad produce ceguera y endurecimiento, la fe produce vida eterna En Cristo.
Mateo 13:3-9 «Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.»
JESÚS INTERPRETA LA PROPIA PARÁBOLA
Lucas 8:9-15 «Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios.Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.»
- El SEMBRADOR es, indirectamente, quien predica, y sobre todo, El Señor.
- la SEMILLA es la Palabra inspirada y exhalada de Dios, Eterna Viva, Eficaz.
- el TERRENO donde cae es el corazón del creyente; donde o no penetra por rechazarla desde el inicio, o puede ser recibida levemente, pero sin fe, tan sólo una mera aceptación o convencimiento, así como ser recibida, ser creída pero sin seguir creyendo en ella ya que es ahogada por el mundo y sus deleites y placeres, aunque también puede ser recibida, creída, aceptada.
La diferencia del fruto que produjo la misma semilla arrojada por el mismo sembrador estuvo en el trato y en la disposición del oyente, del corazón del oyente, del receptor respecto a la Palabra, pero aún en esa acción del receptor, mientras él la recibe, y a la par de ello, Dios la labra, la remueve con el arado y la convicción y permite que esa semilla, ese grano dé fruto.
Santiago 1:18 «ÉL, de Su Voluntad, nos hizo nacer POR la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”.
Santiago 1:21 «Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.»
En la parábola vemos desde personas endurecidas, totalmente insensibles, emocionales pasajeros, pasando por los preocupados y afanados por el mundo y las circunstancias que los apartan y alejan, hasta los que tienen deseo de oír y obedecer, de conocer y hacer la Voluntad de Dios, quienes luchan contra los 3 enemigos de la Palabra: Satanás (Marcos 4:15), Mundo (Marcos 4:17) y nuestra carne (Marcos 4:19); pero queda claro que todos oyen la Palabra, y tienen condición para creerla, para recibirla con gozo por algún tiempo, o para rechazarla en pos del materialismo mundanal.
LA CONVERSIÓN FRUCTÍFERA DEPENDE DE LA REACCIÓN A LA PALABRA DE DIOS, AL MENSAJE DE LA OFERTA DE DIOS AL PECADOR.
Ver el Mensaje de Dios para el pecador: https://detalmanera.com/plan-salvacion-evangelio/
Proverbios 4:20-22 «Hijo mío, está atento a Mis Palabras; inclina tu oído a mis razones. NO se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.»
Charles Spurgeon, el «príncipe de los predicadores», referente a esta parábola decía que «si oyes la Palabra y te niegas a recibirla, hasta ese punto endureces tu corazón; y si continuas haciéndolo, perderás gradualmente la total capacidad de comprenderla, con lo cual muchos NO son conscientes de la solemne responsabilidad de oír el Evangelio y del terrible peligro de ensordecer nuestros oídos y endurecer nuestros corazones. La responsabilidad de los predicadores es predicar con total fidelidad, pero nosotros somos igualmente responsables de oír lo que se predica, pues oír la Palabra y NO recibirla es el peor estado en el que alguien pueda jamás hallarse»
EL CORAZÓN DURO E INCRÉDULO NO PERMITE LA ENTRADA A LA SEMILLA DE DIOS, PERO RECIBIRLA CON FE Y SUMISIÓN HACE QUE GERMINE Y DE FRUTO.
Pedro, lleno del Espíritu Santo, predica el sermón mas poderoso y eficaz de la historia de la Iglesia, precisamente el primer sermón, la mañana del día de Pentecostés.
Hechos 2:37-42 «Al oír esto (predicación de Pedro), se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados (como expresión externa y visible de una fe genuina e interna); y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.»
NO todos recibieron la Palabra, pero 3.000 personas recibieron la Palabra predicada, y fueron añadidos a la Iglesia.
Como CONCLUSIÓN a este tema, tenemos claro que hay establecida una base para la satisfacción de la Justicia y la Ira de Dios, y ésta es la PROPICIACIÓN, lograda en la Cruz, a favor de TODOS (1ª Juan 2:2), de la cual emana (una vez ya satisfechas tales exigencias divinas) una Gracia a disposición de TODOS, y recibida únicamente por el ARREPENTIMIENTO de la persona, el cual implica un giro de 180º en su anterior y egoísta vida para darse la vuelta a Dios tras apartarse del pecado, un Dios, que por FE, (esta fe nace, brota y emerge de la Palabra de Dios) hace que creamos en Quién es Él y en Qué ha hecho ÉL por nosotros y para Su Gloria, para así acudir confiadamente a ÉL.
La fe, por tanto, es la rendición total plena al poder transformador de Dios; es la renuncia a todos los intentos humanos de auto-justificación, es la confianza absoluta en que la salvación se encuentra única y exclusivamente en Cristo.
A través de esa preparación (que NO cooperación) del hombre en arrepentimiento y fe, éste es Nacido de Nuevo, es Regenerado, se produce ne nosotros la REGENERACIÓN, y a partir de aquí ya entramos en el Reino de Dios, recibimos la Vida Eterna, y somos salvos, teniendo a Dios Espíritu Santo morando en nosotros, quien nos marca y sella como propiedad exclusiva hasta el Día de la Redención y nos une e injerta a Cristo mismo, haciéndonos uno con ÉL y en ÉL. Hemos sido librados de la esclavitud de la pena del pecado (ya Cristo la pagó en nuestro lugar), y en nuestro nuevo corazón de carne, recibimos el impulso, el deseo y la disposición para obedecer a Dios y seguir la guía y la dirección del Espíritu Santo.
En definitiva somos una nueva creación, una nueva criatura según Dios, somos hijos de Dios, adoptados en Su Familia espiritual para hacerla conforme a la imagen perfecta del Hijo Amado, Jesús.
Desde ahora odiaremos y detestaremos el pecado, y practicaremos obras justas de santidad las cuales glorifican a nuestro padre que está en los cielos.
ORDO SALUTIS (ORDEN EN CUANTO A LA SALVACIÓN)
- 1.- Gracia capacitante y auxiliadora de Dios en la Palabra predicada, así como en la Obra del Espíritu a través de ella, de la Palabra, en el corazón del receptor, quien la oye, la escucha, la recibe y retiene (puede rechazarla y rehusarla)
- 2.- Arrepentimiento y fe genuinas.
- 3.- Unión con Cristo, Justificación, Regeneración, Conversión y Adopción.