¿Es justo que por la desobediencia de uno, Todos muramos?
¿Qué relación hay entre Adán y Cristo?
¿Qué implicó y significó para Dios la Caída y desobediencia del hombre?
En los anteriores estudios estuvimos considerando el Evangelio de Cristo, y éste crucificado como el Único Plan de Salvación, pre ordenado y decretado ya desde la Eternidad Pasada antes de la fundación del Mundo.
Asimismo vimos que SU Perfecto Plan Redentor fue únicamente debido a la Gracia de DIOS (y Nunca mérito nuestro alguno),y que lo hizo en base a Quién es EL, y NO en base a quiénes somos nosotros.
Todo lo hizo con un fin:
¡Que SU Nombre sea exaltado en Gloria!.
En Génesis 3:15 (la 1ª alusión directa del Evangelio en las Escrituras) vemos que Dios empieza a desplegar todo SU arsenal para llevar a cabo la Redención y Restauración del hombre; el mismo que acaba de desobecerle, traicionarle, insubordinarse, transgredirle y atentar gravemente contra EL.
Es un mensaje de esperanza para nosotros; ¡¡Dios va a intervenir!!
Dicho de otro modo; Dios, como parte de infinito conocimiento y en SU Libertad permisiva , toleró la caída del hombre (lo cual NO le exime a éste de su total responsabilidad) y la aparente «victoria de Satanás y del mal» porque aún en esa situación adversa, Dios sería eterna y sumamente glorificado y exaltado al entregar a SU Hijo Eterno a morir a una Cruz para convertir a menospreciables pecadores merecedores de la muerte, en amados y reconciliados hijos de Dios por una Eternidad.
Al igual que en la Creación, el propósito máximo de Dios en la Redención es que Sus atributos gloriosos sean exhibidos y celebrados para alabanza de la Gloria de SU Gracia.
*Ahora imagina por un momento que el Presidente de los EEUU le declara la guerra a Rusia.
¿Crees que la decisión de una persona como el Presidente, el cual representa a la nación entera no la sufrirían sus conciudadanos, aún los que estén totalmente en contra de dicha decisión?
Te aseguro que sí.
En Génesis 3 pasó algo mucho más grave.
En Génesis 3 Todos pecamos, todos nos desviamos y todos tenemos una sentencia como consecuencia de ello: LA MUERTE. (física, espiritual y eterna).
Fue una acción representativa, pues Adán representaba y era la cabeza de la humanidad entera, ante lo cual, todos caímos con él, y en él.
Y desde entonces, Todos nosotros nosotros nos hemos unido a esa alta traición.
Negar esto negar la Palabra de Dios, es negar la historia de la humanidad e incluso es negar nuestras palabras, acciones y pensamientos.
El Apóstol Juan lo dice así en 1ª Juan 1:8
«Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros».
Todos heredamos esa naturaleza gravemente dañada, la cual nos hace propensos a pecar; es decir, nos convertimos por naturaleza en Pecadores, y por eso es que pecamos.
A modo de una fácil ilustración, podríamos decir que es como si el cromosoma del Pecado (y con él, irremediablemente la muerte) se transmitiera genéticamente de padres a hijos sucesivamente; creando una terrible pandemia mundial, en la cual absolutamente todos estamos infectados.
«He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.
Salmo 51:5
Tengo 2 hijos pequeños, y te aseguro que no los enseño a mentir, ser avaricioso o llorar cuando no consigue lo que quieren.
Es algo inherente a su naturaleza adámica y caída heredada desde Génesis 3; y yo como padre debo ayudarles y educarles a restringir ese mal que nace de un corazón alejado de Dios.
*Una sola decisión de una persona, un sólo pecado y una sola acción acarreó el mayor de los males, que no es otro que..,.
ESTAR DESTITUIDOS Y SEPARADOS DE LA GLORIA DE DIOS.
(Ver Romanos 3:23)
El hombre ante la tentación sólo tenía una alternativa: Obedecer a Dios y a SU Palabra, o ceder ante aquel que les hizo dudar de EL («Conque Dios os ha dicho…)
NO existió término medio para el hombre en ese precioso jardín, donde él tenía toda autoridad, pero falló.
Y la humanidad entera fracasó en su objetivo primordial que era la de Glorificar a Dios.
Esta es la Obra de Adán, la Obra del hombre.
Tu obra.
PERO NO LA DE DIOS.
Dios le dió un giro de 180º a la situación.
EL ya tenía la solución, (el antídoto de esta pandemia) aún antes de la caída, y era otra cabeza representativa de la Nueva Raza: CRISTO.
Si bien la caída fue un gran y terrible mal, hizo posible que Dios produjera bienes aún mayores para nosotros, donde EL se glorifica.
SU Obra en Cristo, no sólo compensa nuestra trágica caída, sino que la supera con creces, es decir SU Bien superó nuestro mal.
Me explico:
Debido a una creación caída y bajo condenación es que el Amado y eterno Hijo de Dios ha entrado a ella, tomando forma humana como la tuya y la mía (pero sin esa «infección» del pecado que todos padecemos).
Debido a nuestra culpa, a la condición inherente nuestra, EL tuvo que vivir una vida perfecta e íntegra en sujeción y obediencia a SU Padre; es decir, EL tuvo que vivir la vida que nosotros NO pudimos ni podremos jamás.
Pero NO solo eso, sino que además, para rescatarnos y declaranos Justos, EL tuvo que sufrir el terrible castigo que nosotros merecíamos y merecemos, que es la Muerte, venciéndola y destronándola al tercer día.
Es por esa Caída de la cual tú eres culpable, que EL intercede por Sus Hijos que han puesto la fe en EL ante la presencia de Su Padre.
¿Crees aún que la Caída del hombre no ha glorificado al Dios que planeó tu salvación?
Y si bien una sola desobediencia de un solo hombre acarreó condenación, una obediencia perfecta de otro hombre nos concede vida, justificación y salvación (mediante la Fe en EL)
«Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados».
1ª Corintios 15:22
Y esa victoria exhibida públicamente en la Cruz del Calvario donde yacía el Hijo de Dios, tuvo una épica y trascendental batalla unos pocos años atrás.
Jesús es bautizado en el Jordán, es ungido del Espítu Santo para SU Obra y Ministerio, e inmediatamente sabemos por Mateo, Marcos y Lucas que fue al desierto para ser tentado.
De hecho Marcos 1:12 dice que el Espíritu Santo le impulsó hasta el desierto para tener lugar ese cara a cara contra el príncipe de este mundo, el tentador.
Allí se produjo un duelo mano a mano entre la descendencia de la mujer y la serpiente antigua (recordar Génesis 3:15).
Un anticipo de la lucha final entre Cristo y el gran dragón.
Y resulta curioso que Lucas entre el Baustimo de Jesús, y la narración de dicha tentación nos introduce la Genealogía de Jesús (Mateo nos lo narra justo al comienzo de su Evangelio, donde aparentemente parece tener más sentido).
Pero la Palabra de Dios es perfecta, y lejos de ser curioso, y observando la genealogía que arranca desde EL y retrocede hasta el pasado, vemos que termina mostrándonos que Jesús es Hijo de Adán e Hijo de Dios (Lucas 3:38).
¿Qué significa?
Jesús tenía que ganar la batalla por tí y por mí exactamente de la misma manera que la perdió Adán (y como consecuencia todos).
Aunque ahora el escenario de la batalla es totalmente opuesto; ya no es un precioso jardín con todas las necesidades bien cubiertas, sino que es un cálido y hostil desierto, donde EL estaría sólo y con necesidades.
Y es en ese campo, en ese escenario en que aparece nuestro Segundo y Mejor Adán, nuestra nueva Cabeza representativa a reclamar el trono que perdió el primer Adán, para de esta manera, poder darle al hombre el reinado que un día perdió
El Desenlace de la tragedia de Génesis 3 se halla en la victoria de Lucas 4.
Lo que Adán perdió desobedeciendo y dudando la Palabra de Dios, el Postrer Adán, siendo tambien hombre, recuperó y venció; y lo hizo con la Palabra de Dios; por tí y por mí.
El mal trágico que teníamos en el primer hombre Adán), nos pone de relieve la sobreabundante Gracia del segundo hombre (Jesús).
Y es ahora que podemos decir como el Apóstol Pablo en Romanos 5:18-19:
«Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos».
Y al igual que la condenación de Adán arrastró a la Humanidad entera, la victoria de Cristo ofrece Salvación y reconciliación igualmente a la Humanidad entera; siendo EL exaltado y glorificado.